La Nave de los Locos No. 37

LA NAVE DE LOS LOCOS No. 37

EDITORIAL

Nave37 Un buen día los sujetos que estábamos a cargo de La Nave de los Locos, un boletín sobre marcianos y otras cosas que dejó de existir el año 2006, nos dimos cuenta de que ya habían pasado 10 años no desde que el navío había dejado de volar, sino desde que el navío había salido del cascarón en un primer número de pocas páginas, diseño más horrendo que el que usted tiene ahora en sus manos y con artículos que todavía buscaban un rumbo más definitivo.

Pues eso. Resulta que en abril de 2000 La Nave de los Locos vio la luz. La historia la hemos contado cien mil veces. Una oficina del INP, un estudiante de periodismo, un abogado, muchas ganas y mucho tiempo. Ese mismo tiempo que luego se torna esquivo, ambiguo con uno. Ese tiempo que nos obligó a dejar de publicar esta revista. Pero las ganas, que también habían desaparecido un poco, a veces vuelven, como la ufología misma y sus oleadas díscolas, disparejas.

Y en un almuerzo como los muchos que se repitieron tras la muerte de este boletín fotocopiado (porque la revista puede desaparecer, pero las amistades forjadas a su sombra jamás), nos preguntamos sobre qué sería de la ufología actual. Como hace tiempo que los marcianetes, como con tanto afecto los llama nuestro querido amigo Patricio Abusleme, estaban reacios a mostrar sus avances tecnológicos, a bajar de sus naves a pedir agüita, a martillar sus platos volantes de metal ante la mirada del testigo solitario de turno, uno se preguntaba si ellos estarían bien o no. Quizás enfermaron, vaya uno a saber.

Entonces el navío se pregunta ¿qué cuernos sucede con la ufología hoy? ¿Está de vacaciones como nosotros, que en este tiempo no hicimos más que descansar, flojear, mirar el horizonte, reírnos de la vida y recibir el cheque que la CIA nos manda mensualmente por ser tan escépticos? ¿Sigue siendo necesario que existan los OVNIS para que nos divirtamos? En La Nave tenemos opiniones contrapuestas, pero igual estamos felices de volver, felices de escribir otra vez, felices de acostarnos tarde para que el maldito nuevo diseño termine de acomodarse a lo que queremos de él. Este boletín es de esas cosas que pueden irse, pero siempre esperamos que vuelva. Como esa novia que desaparece y que siempre está en la cabeza. En una de esas nos queda gustando estar otra vez acá y, quién sabe, nos da por aparecernos una vez al año, como los extraterrestres indecisos que nos visitan cada vez más o cada vez menos.

El editor

SUMARIO

3 Editorial
4 Sumario

DOSSIER

5 De regreso en Ovnilandia (Sergio Sánchez)

13 ¿Clásicos? Clásicos eran los de antes (Diego Zúñiga)

20 Adiós a todo aquello (John Rimmer)

22 Notas editoriales al final (John Rimmer)

24 Círculos conocidos y triángulos por conocer (Manuel Borraz)

28 La ufología en el 2020 (Jenny Randles)

31 «La ufología es una afición en extinción» (Sergio Sánchez)

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36 Una tarde con Luis Altamirano (Marcos González)

38 Cita atea en Argentina (Alejandro Borgo)

39 Una mirada a la «teoría reduccionista» (Claude Maugé)

57 Auge y caída de una tarotista futbolera (Marcos González)

63 «Te digo que nunca he visto un ovni» (Diego Zúñiga)

75 Argentina: Odisea del espacio psicoideo (Diego Viegas)

95 El terremoto de Chile y los OVNIS (Marcelo Moya)

102 OVNIS de Kumburgaz son ventanas (Andrés Duarte)

116 Las profecías de «Primer Plano» (Crystian Sánchez)

118 Viaje a Venus en un plato volador (Luis Ruiz Noguez)

160 ¿Cómo piensan los ufólogos chilenos? (Rigoberto Muñoz)

182 Libros: Los ovnis. ¡Vaya timo! (Sergio Sánchez)

184 Libros: Un extraterrestre en La Moneda (Diego Zúñiga)

186 Libros: Invasores (Sergio Sánchez)

188 Libros: Extraterrestres ante las cámaras (Diego Zúñiga)

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ISBN 978-0-557-59168-8

Copyright Licencia copyright estándar

Edición Primera Edición

Publicado agosto 7, 2010

Idioma Español Páginas 187

Encuadernado Tapa blanda pegado

Tinta interior Blanco y negro

Peso 0.34 kg

Dimensiones (cm) 14.8 ancho × 21.0 alto

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http://www.lulu.com/product/tapa-blanda/la-nave-de-los-locos-n%C2%B0-37/12107110

Fred Hoyle, el iconoclasta

FRED HOYLE, EL ICONOCLASTA[1]

Mario Méndez Acosta

FredHoyle El pasado agosto de 2001 falleció sir Fred Hoyle, astrónomo real de la reina de Inglaterra, nacido en Bingley, Gran Bretaña en 1915, quien indudablemente fue uno de los más grandes cosmólogos del siglo XX, creador, junto con Hermann Bondi y Thomas Gold, de la llamada teoría del estado estacionario del universo la cual, durante más de 35 años rivalizó con la teoría del Big Bang, o de la Gran Explosión, como una atractiva explicación científica del origen del cosmos. Se trata de una extensión, para la dimensión temporal, del llamado «principio de la mediocridad», mismo que postula que no vivimos en una galaxia privilegiada, ni en un sistema solar privilegiado, ni nuestro Sol es una estrella especial de algún tipo. Dicho principio asegura también que las mismas leyes de la física rigen en cualquier punto del cosmos y que nuestro lugar en éste nada tiene de notable. La teoría del estado estacionario agrega, además, que no vivimos en un momento privilegiado en el tiempo, pues no existen tales, por lo que nunca hubo un momento privilegiado en el que todo fue creado, sino que el universo es el mismo en todo lugar yen todo tiempo de su existencia, que desde luego es eterna. Lo anterior quiere decir que el cosmos es infinito y que siempre ha tenido y tendrá la misma apariencia.

HermannBondi Pero para cuando Hoyle -quien en plan de burla bautizó con el nombre de Big Bang a esa teoría-, propuso la del estado estacionario (después de haber visto la película The dead of the night), ya se sabía que el universo se expande; para justificar cómo podía ser que éste, infinito de acuerdo con el modelo estacionario, no se hubiera ya enrarecido al grado de que las estrellas no se pudieran ni siquiera ver unas a otras, Hoyle postuló un nuevo principio; el de la creación continua de la materia.

Es suficiente, así, con la creación anual de unos cuantos electrones y protones por pársec cúbico, para contar con materia nueva suficiente, capaz de lograr la formación de nuevas estrellas y para que el universo no se vuelva cada vez más tenue y menos denso. La tasa de creación de nueva materia requerida es tan baja que no se podría detectar con los instrumentos que poseemos.

ThomasGold Para Hoyle lo anterior resultaba tan arbitrario como suponer que toda la materia existente del universo se hubiera creado, toda junta, hace unos 15 mil millones de años, como lo supone la teoría del Big Bang. La discusión siguió sin decidirse durante casi tres decenios, hasta que en los años sesenta se descubrió la radiación de fondo del cosmos; un ruido electromagnético muy tenue procedente de todos los confines de la esfera celeste; se demostró que dicha radiación sólo podía ser el eco o vestigio de la gran explosión, e indicaba que en todo el universo se mantenía una temperatura ambiental de poco más de tres grados arriba del cero absoluto, residuo de las terribles temperaturas que sufrió el cosmos en los primeros momentos de su creación. Se determinó también que en el universo visible no hay suficientes estrellas tan viejas como para demostrar la existencia del cosmos desde un tiempo infinito en el pasado

Chandra1 Hoyle, reconocido ya por ser el descubridor de los mecanismos que permiten la formación de átomos más pesa dos que el hidrógeno y el helio, en el interior de las estrellas -indudablemente su máxima aportación a la astrofísica-, jamás aceptó la derrota de su teoría cosmológica favorita, lo que lo orilló a proponer y defender una serie de hipótesis pseudocientíficas que arruinaron su prestigio, al grado de no haber recibido el premio Nobel por sus descubrimientos sobre la evolución de las estrellas.

Fred Hoyle es una prueba viviente de cómo una mente brillante se puede echar a perder totalmente. Después de haber contribuido al conocimiento sobre el cosmos como pocas otras personas del siglo, su despecho ante la derrota de su teoría cosmológica predilecta lo llevó a convertirse en una especie de máquina superinteligente generadora de teorías irracionales -aunque también una serie excelente de novelas y relatos de ciencia ficción-o Hoyle afirmaba así que la vida en la Tierra había sido sembrada por una inteligencia superior, que no era Dios, sino algo distinto. Aseguraba además que el Universo es una entidad inteligente capaz de conocerse a sí misma. Propuso que todas las enfermedades virales, y todos los virus, incluyendo el del sida, han llegado desde el espacio.

Isaac Asimov Se declaró también antidarwinista, pero sin aceptar el creacionismo religioso. Afirmaba que esa inteligencia superior se hacía presente aquí para causar extinciones periódicamente (cada treinta o cuarenta millones de años), y propiciar la evolución de nuevas variedades de animales intelectualmente más capaces. Afirmó también que el arqueoápterix, famosa ave fósil que muestra la transición entre los dinosaurios y las aves modernas, es una falsificación, en todos los ejemplares que se han encontrado, en los cuales se distingue el plumaje impreso en la roca. Este fósil contradice su hipótesis sobre la inexistencia de estados de transición entre las especies al evolucionar unas de otras.

Junto con el físico indostano Chandra Wicramansinghe, propuso una compleja teoría en torno de la evolución de la vida en las colas de los cometas, y en las nubes de materia que rodean a las estrellas en formación. Aseguraba que hay ocultos en el mundo varios meteoritos del tipo de las «condritas carbonáceas» que contienen bacterias extra terrestres.

WillyLey Propuso también un gigantesco sistema para generar energía gratis, que implicaba aprovechar el diferencial de temperatura que hay entre el agua del fondo del mar; que está casi a la temperatura de congelación, y la de la superficie, más cálida. No parecía importarle violar con ello la segunda ley de la termodinámica.

Desde luego, cada una de las afirmaciones de Hoyle ha sido refutada con detalle, pero él jamás se dio por aludido. En realidad, postular que la vida se originó en el espacio exterior; simplemente pospone la explicación del origen de la vida, y resulta mucho más complicado describir su origen en el vacío del espacio, en donde no hay las condiciones hospitalarias de nuestro planeta.

No hay evidencia alguna de que el Universo pueda tener algún tipo de conciencia o mente, lo cual implicaría algún tipo de intercambio de información modulada entre sus distintos componentes -que serían las galaxias-, como ocurre con las neuronas en el cerebro humano.

Por otro lado sí se ha podido detectar cómo evolucionaron y han mutado los virus de las diversas enfermedades que comparten nuestra estructura bioquímica, lo que demuestra un origen común.

GeorgeGamow La explicación que proporciona el neodarwinismo a la aparición de todo tipo de especies y adaptaciones al medio ambiente es satisfactoria, y no es necesario acudir a soluciones vitalistas o de origen extraterrestre. La irracionalidad de Hoyle en sus últimos años, como francotirador contra la ciencia establecida, contrasta con su brillantez como divulgador en los años cincuenta y sesenta’ cuando ganó el premio Kalinga a la divulgación científica, y rivalizó con Isaac Asimov, Willy Ley y George Gamow en la publicación de libros maravillosos sobre astronomía y cosmología, que, como Las Fronteras de la Astronomía, fueron calificados por los críticos como tan importantes como el Origen de las Especies de ese mismo Darwin del que después llegaría a convertirse en su mas severo detractor.

Referencias

The Intelligent Universe. Fred Hoyle. Ed. Ho1t Rinehart Winston, NY 1983.

The Frontiers of Astronomy. Fred Hoyle. Mentor Books, NY 1955.

The Origin of the Universe. John D. Barrow. Basic Books NY. 1994.


[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo No. 164, México, mayo junio de 2002, Págs. 94-95

Los mexicanos cada vez creen menos en ovnis

Los mexicanos cada vez creen menos en ovnis, según analista

El especialista afirma que la creencia en los ovnis está en decadencia.

Tampoco creen en las profecías de los brujos

Mario Méndez Acosta asegura que los mexicanos se encuentran cada vez más decepcionados por este fenómeno

Ciudad de México (20/JUL/2010).- Después de décadas de veneración y fiebre por los «avistamientos» de ovnis, en los últimos años los mexicanos se encuentran cada vez más decepcionados por este fenómeno, así como por los fracasos en las profecías de los brujos, dijo hoy el analista Mario Méndez Acosta.

El escritor y periodista explicó que en décadas anteriores se hicieron populares los horóscopos en radio, televisión y una gran cantidad de medios y sin embargo ahora son pocas las personas que están atentas a lo que dice su carta astral, principalmente porque sus pronósticos son intrascendentes.

«Esto ya dejó de ser una obsesión nacional y lo mismo ocurre con los ovnis, por los que había una fascinación en décadas anteriores», indicó Méndez, quien creó en la década de los ochenta la Sociedad Mexicana para la Investigación Escéptica (Somie) que durante muchos años desentrañó numerosos mitos.

El resto del artículo se puede leer en el siguiente enlace: http://www.informador.com.mx/primera/2010/219596/6/los-mexicanos-cada-vez-creen-menos-en-ovnis-segun-analista.htm