EL AMANTE DE SATURNO
Hay dos versiones sobre la forma en que encontró a la venusina reencarnada en la Tierra. La primera establece que durante una conferencia del también contactado George van Tassel, Menger vio a una bella joven delgada y rubia. De inmediato supo que era ella. La segunda versión es la siguiente.
El conocido locutor de radio y televisión Long John Nebel presentó a Menger en varios de sus programas en la estación de televisión WOR-TV, de Nueva York. En uno de ellos, antes de entrar al escenario, Menger se detuvo en la puerta del estudio donde una multitud esperaba verlo de cerca. Entre la gente destacaba una bella mujer rubia a la que Howard identificó de inmediato como una muchacha del espacio. Su media naranja venusina, que había adoptado el nombre de Constance (Connie) Weber para poder vivir en la Tierra.
Sea como fuere, al entrar en contacto con ella, Menger se desbloqueo mentalmente y se enteró de algo asombroso: era ni más ni menos que un extraterrestre reencarnado en la Tierra, un profesor saturnino llamado Sol do Naro, y además, había contraído nupcias con una venusina llamada Marla Baxter.
Resultó que Connie, como le decían afectuosamente, era hermana de la primera joven del espacio, la de la roca:
… alta, esbelta, de largos y ondulados cabellos rubios, que le caían en cascada sobre los hombros.
Menger ya era casado y tenía hijos, por lo que se divorció de su mujer, dando la siguiente explicación:
En Venus nuestro amor fue intenso y avasallador; pero estaba escrito que no podríamos permanecer juntos, ya que yo sabía que tenía que regresar a la Tierra y llevar a buen termino una misión que estaba proyectada a partir de la fecha de mi nacimiento en aquel planeta.
Recuerdo claramente el día en que la dejé. Los dos tratábamos de hacernos los valientes. Marla bromeaba y trataba de reír musicalmente; pero apenas podía contener las lágrimas que se mezclaban con su risa.
Cuando me volví a mirarla por última vez, le hice una promesa: algún día, en algún lugar, la volvería a encontrar.
En el momento en que llegué a los umbrales de la Tierra, un niño de un año llamado Howard Menger acababa de morir. Su cuerpo fue llevado a toda prisa a una iglesia luterana a que lo bautizasen y rezasen sobre él las oraciones de rigor. Yo, Sol do Naro, observé, y entré en comunicación con el alma que salía del pequeño cadáver. Por mutuo acuerdo, y por mi propia y libre voluntad, entré en su cuerpo. Mientras sus parientes rezaban, el pequeño «resucitó» milagrosamente.
El romance fue muy corto. Se casaron en 1958 y tuvieron dos hijos: Eric y Heidi Menger Evans. Acerca de su vida privada es muy poco lo que se sabe, ya que ellos, tanto en sus conferencias como en sus libros, le daban más importancia a los mensajes espaciales que a las anécdotas personales. Uno de los libros escritos por Constance Weber fue My saturnian lover (Mi amante saturnino), publicado en 1958; ahí la esposa de Menger explicó su origen espacial y la forma en que se relacionó con este contactado, que era en realidad la reencarnación de un personaje importante de Saturno.
Se fueron a vivir a Florida y se alejaron de la ufología, hasta que en 1991 publicaron The High Bridge Incident….the story behind the story….after 35 years of silence. El libro es un conglomerado de From outer space to you y A song of Saturn. Sólo el capítulo final informa de las actividades de Menger después de su desaparición pública. En Florida fundaría otra compañía dedicada a la industria eléctrica, la Energy Systems Research, Inc.
La anterior es, indudablemente, la fuente de inspiración de la contactada mexicana María del Socorro «Marla». Aunque el aspecto físico de esta Marla nacional dista mucho del de la esposa «terrícola» de Menger, y aún más de la descripción de la hermosa venusina.
El motivo de haber encarnado en un niño de la Tierra era la misión de inculcar en la Humanidad la idea de fraternidad y amor. Esta misión la inició hasta 1957.
En el verano de ese año se retiró a la granja de New Jersey. Dicen que sus seguidores veían luces en el cielo. Siempre de noche y nunca cercanas. De esta forma se adelantó a las experiencias del contactado catalán José Luis Grifol. En ese lugar, los jueves por la tarde, Menger organizaba unas reuniones en donde hablaba de sus experiencias y se comentaban asuntos de tipo espiritual.
El pintor de brocha gorda que llegaría a ser conocido como el «Adamski de la Costa Este» contaba las historias más extraordinarias e inverosímiles, que recordaban un poco a los cuentos de hadas, por su gentileza y fantasía.
En una ocasión un poder extraño se hizo cargo de su coche y lo condujo hasta una cabina, en donde un músico de Saturno le transmitió su habilidad para tocar el piano. El extraterrestre le enseñó a componer la música del espacio. Fruto de este trabajo será el disco Music from another planet. Se trata de un raro LP con música interpretada en piano y acordeón. Menger hace la aclaración que en Venus los acordeones son más grandes y su sonido es un poco diferente. El lado uno contiene 3 pistas: Una narración de Menger; Marla (instrumental); y Theme From The Song From Saturn (instrumental). El lado dos tiene sólo una pista: The Song From Saturn (Music from another Planet).
Se le informó que en la Tierra había seres de Venus, Marte, Júpiter y Saturno y, por si esto no fuera ya bastante confuso, también le informaron que había personas espaciales buenas y malas. Y como las malas fingen ser buenas, ¿cómo podrían saber los pobres terrícolas en quién confiar?
Los mismos venusinos le dieron la papa espacial, plantada y cosechada en el lado oscuro de la Luna. Este tubérculo contenía cinco veces más proteínas que la variedad terrestre, según Menger.
Es la pieza más fina de deshidratación que se haya visto en la Tierra. No hay ninguna fábrica de deshidratación que pueda deshidratar con seguridad todo un espécimen.
En otra ocasión estuvo a punto de ser llevado a la cárcel, por escándalo y faltas a la moral, debido a que recorría las tiendas observando y comprobando la calidad de la ropa interior que compraba para sus amigas del espacio.
Howard hablaba de una mesa redonda de naturaleza mística que hacía las veces de televisor interplanetario.
LAS HISTORIAS MÃS ROCAMBOLESCAS Y ABSURDAS
Menger dijo haber viajado a la Luna. Sus descripciones y fotografías de los vehículos espaciales son similares a las de Adamski. Mostró diversas fotografías no sólo de los platillos voladores, sino de la Luna en la que se pueden ver las bases interplanetarias.
También llegó a obtener imágenes de los tripulantes, siempre a contraluz, pues de otra manera no le permitían sacar las fotos. Hay fotos de los extraterrestres delante de sus naves y del mismo Menger presenciando los aterrizajes (utilizando el disparador automático de la cámara). Una de esas tomas muestra a una supuesta mujer del espacio con un cisne brillante en el cinturón. La mujer espacial se presentó ante Menger para advertirle de que un poderoso grupo de la Tierra estaba aplicando terapias cerebrales avanzadas sobre determinados políticos para favorecer los propósitos de Satanás.
La gente del espacio lo visita a todas horas del día y de la noche. Unas veces físicamente y otras comunicándose vía telepática. En ocasiones se quedaban a cenar. Los mensajes que le dejaban eran del siguiente estilo:
El hombre me miró con expresión triste.
Amigo, esta Tierra es el campo de batalla de Armagedon y la batalla se libra por las mentes y las almas de los seres humanos. La plegaria, los pensamientos positivos y la cautela son vuestro mejor aislamiento.
Sus amigos espaciales le enseñaron a construir el motor que utilizan sus naves:
En una nave. Una nave que no se parece a nada de lo que hayas podido ni soñar. Será difícil, y probablemente imposible, que llegues a comprender su fuerza motriz. Es una fuerza electromagnética, no muy diferente de la que mantiene en sus órbitas, a los planetas, soles e incluso galaxias enteras. Esta fuerza es una ley natural, que nos ha sido dada por nuestro infinito Creador para que la usemos con buenos fines.
Probablemente su motor extraterrestre nunca funcionó por el simple hecho de que sus maestros venusinos cometieron un error: la fuerza que mantiene en sus órbitas a los planetas no es de tipo electromagnético sino gravitacional. Pecata minuta.
Uno de los hombres del espacio comentó que la Tierra era el campo de batalla de Armagedón y que aquí existe un poderoso grupo que posee un inconmensurable conocimiento tecnológico y, lo que es más grave, un hábil manejo del control mental. Afirmó que ese grupo no sólo utiliza gente de la Tierra sino también de Marte (no se podía esperar menos de los belicosos marcianitos verdes).
Pero varias veces sería captado infraganti en sus mentiras. Una vez, por ejemplo, Menger llevó a uno de sus seguidores dentro de un gran edificio para hablar con una mujer espacial. Un destello de luz cayó sobre la cara de la «extraterrestre». El seguidor pudo notar que la cara era idéntica a la de la joven rubia, que era una de las colaboradoras más cercanas de Menger.
Ni su propio padre creyó sus historias y afirmaba que su hijo, o estaba mintiendo o era víctima de ilusiones. Dijo que la historia del bebé resucitado nunca había ocurrido.
Acosado y vilipendiado aún por sus familiares, tuvo que cerrar su pequeño negocio de rótulos y huir a otro estado (Florida), en compañía de su familia.
Todas sus andanzas las dejó para la posteridad en su libro From Outer Space to You (1959), editado por Gray Barker. Como complemento se vendía el disco en donde se ofrecía música compuesta por gente del espacio.
Lo que pocos de sus seguidores y ufólogos saben es que, al verse descubierto el fraude, Menger se retractó en un programa de Long John Nebel a principios de los sesenta. Dijo que tal vez todo había sido el resultado de experiencias psíquicas inexplicables, y que algunas de sus afirmaciones sólo debían considerarse en sentido metafórico. Es más, escribió a su editor Gray Barker solicitándole que su libro fuera subtitulado como «hecho-ficción».
MENGER VUELVE A LAS ANDADAS
No obstante, en 1967 Menger y su esposa reaparecieron en el Congreso Científico (sic) de Ufólogos en New York. El excontactado comenzó hablando del supuesto experimento realizado por la CIA en su persona y sus propias dudas sobre el fenómeno ovni. Se le notaba vago y vacilante. Como su público estaba ávido de noticias sensacionalistas, continuó refiriendo que estaba construyendo un platillo volador de acuerdo a los planos que le habían dado sus amigos de las estrellas. Puesto en este camino, y sintiéndose más seguro frente a un público de fanáticos de los ovnis, compuesto por más de dos mil personas, Menger volvió a relatar una de sus famosas experiencias.
Dijo que en el año de 1956 se encontraba en High Bridge, Nueva Jersey, cuando vio que del cielo descendía una bola de fuego que, según se acercaba a él, iba disminuyendo su velocidad. A pesar de haber vivido experiencias similares, Howard se sintió asustado. Cuando la nave se posó en el suelo, se abrió una compuerta que dejó salir una pequeña plataforma sobre la que descendieron dos hombres vestidos con trajes espaciales relucientes. Ambos seres se hicieron a un lado para dar paso a otro extraterrestre de apariencia notable: alto, de aproximadamente un metro noventa de estatura, esbelto y con el cabello rubio rozándole los hombros. El hombre se acercó y dijo que traía un mensaje de paz, amor y comprensión. Luego se retiró.
Con mensajes tan trascendentes como éste, no veo por qué existen todavía los molestos escépticos.
REFERENCIAS
Commander X, The ultimate deception, Abelard Productions, Inc., New York, 1990.
Evans Hilary, Platillos volantes. ¿De dónde proceden?, capítulo OVNIs diabólicos, Editorial Debate S.A., Madrid, 1986, págs. 66-67.
Green Beckley Timothy, Do ets walk the Earth?, en UFO Universe, New York, primavera de 1989, págs. 28-31, 60 y 62.
Menger Howard, From outer space, Piramid Book, Inglaterra, 1959.
Michael John, Los platillos volantes y los dioses, Javier Vergara Editor, Buenos Aires, 1977.
Park Allison, El «contacto» que se casó con una mujer del espacio», en Contactos Extraterrestres, No. 22, México, 28 de septiembre de 1977, págs. 32-35 y 49.
Stemman Roy, Visitantes extraterrestres, Editorial Noguer, S.A., Barcelona, 1976.
Tansley David, Mensajeros de la luz, EDAF, Madrid, 1979, págs. 239-244.
Páginas en Internet de Menger:
http://www.howardmenger.com/_wsn/page2.html
http://www.howardmenger.com/_wsn/page3.html
http://www.algonet.se/~hermesat/bridge.htm
Howard Menger en la época en la que era una superestrella de la ufología.
Menger tuvo un encuentro con los extraterrestres en la primavera de 1956. Colocó su cámara en automático y se fotografió teniendo como fondo un platillo volador.
El platillo comienza a descender y parece que va a aterrizar Detrás de unos arbustos.
Finalmente el aparato hace contacto con el suelo y se posa frente a unos árboles. Menger demuestra que es mejor cuenta cuentos que pintor o fotógrafo.
Ampliación de la nave que aterrizó en High Bridge en 1956.
Menger tuvo la suerte de fotografiar a la venusina. Esta es una de las fotos en donde aparece frente a una nave de claro aspecto adamskiano.
La misma foto sin recortar.
Otra de las fotos de la venusina. El destello en la parte media de su cuerpo se debe a un «cisne brillante» que utiliza como cinturón (¿?)
Howard tuvo la oportunidad de viajar en platillo volador. Dibujo del propio Menger.
Los venusinos lo llevaron al lado oscuro de la Luna, en donde tienen bases con cúpulas semiesféricas.
Menger
Marla
Howard Menger (Sol Do Naro) y Constance Weber (Marla).
Menger y Connie en 2000.
Long John Nebel
Howard Menger a finales de los ochenta.
Prototipo del motor extraterrestre.
El motor nunca funcionó, pero le daría las bases para fundar su compañía de aparatos eléctricos.
Los venusinos le dieron los planos para construir este motor.
Ni utilizando la psicoquinésis se pudo mover el aparato.
El proyecto más ambicioso era construir un platillo volador. Aquí, la maqueta con todo y venusinos.
Menger logró, incluso, filmar a los platillos voladores. Las imágenes son igual de borrosas que las fotografías.
Ampliación de uno de los fotogramas de la película de Menger. El contactado afirmó que envió copia de todo su material al ejército de los Estados Unidos.
Gray Barker fue el editor de varios contactados. También se le debe algunas de las leyendas sobre los hombres de negro.
Pintura del propio Menger que recrea su encuentro de 1956 en High Bridge.
Los años felices de los Menger en High Bridge, New Jersey.
Al lado otra foto de la pareja. En esta ocasión no captó venusinos, sino fantasmas.
Dios mío, y todavía hay quienes creen en esas cosas
como los testimonios desde Saturno y Venus.
Y mismo tengo compañeros de trabajo (gente muy
buena y caridosa, por supuesto) que hacen parte
de aquella hermandad La Rama. No está claro para
mí si son partidarios de Adamski o no, pero eso es
lo que se me parece.
Saludos.
Eduardo Mustafa, de Brasil.