EL CHAPULÃN DE METEPEC
Jorge Sánchez es un periodista mexicano que en la década de los setenta fue colaborador y corresponsal de los principales grupos ufológicos franceses. En la actualidad se encuentra semirretirado del asunto de los ovnis. En septiembre de 1994, gracias a sus relaciones periodísticas con personal de Radio Televisión Mexiquense, Jorge se enteró de un posible aterrizaje en las cercanías de la ciudad de Toluca, en la noche del 15 al 16 septiembre (fecha de la conmemoración de la independencia mexicana).
El lunes 26, en compañía del también experto en ovnis Óscar García, acudimos a dicho lugar. Se trataba del pueblo de Metepec, situado a unos 10 minutos de la ciudad de Toluca, capital del estado de México. En ese lugar, a espaldas del conjunto habitacional Villas de San Agustín (en la esquina que forman las calles Galeana y Pedro Asensio), se encuentra un pequeño sembradío de maíz (milpa), propiedad de la señora Agustina Carrillo García, en donde ocurrieron los hechos que relataremos.
La noche en cuestión, según cuenta la señora Sara Cuevas Tornel (38 años), estaba ella en su casa, en compañía de su hermana Erika Cuevas Tornel (20 años), cuando repentinamente, observó en la penumbra de la noche «algo» que se movía en la milpa ubicada en la parte posterior de su casa. Rápidamente tomó su cámara de video, una handicam autofocus de Sony, y comenzó a grabar. En la misma grabación se puede escuchar el siguiente monólogo:
«¿Qué es eso?… Es horrible… Diosito, Diosito lindo. Que Dios me perdone, Erika. Lo vas a ver en mi video. ¡Qué feo! Es un enano, Erika. ¡Qué horrible animal! Erika. Te lo juro por mi madre… ya se va, Erika».
Lo que no entiendo es por qué si las dos estaban en el mismo lugar (o venían huyendo del ovni, según otra versión), sólo Sara es la que ve al humanoide y Erika no. Esto se deduce cuando Sara le indica a Erika que lo va a ver (al «extraterrestre») en el video. Si las dos estaban en el mismo sitio, las dos deberían haber visto al humanoide. Si no lo estaban, entonces Sara está mintiendo.
Por su parte, el ufólogo Luis Ramírez Reyes dio otra versión, producto de la entrevista que le hizo al doctor Eduardo Cuevas Tornel, hermano de la testigo principal, la cual fue publicada en el periódico Novedades del 1º de octubre de ese mismo año.
Según Ramírez (declaración que me hizo en el programa radial Frecuencia Desconocida, de mediados de octubre de 1994), el doctor Cuevas le dio una versión distinta a la de su hermana:
Salió de casa de sus padres como a las doce de la noche. El esposo de Sara estaba en el canal y Sara se hizo acompañar por su hermana Erika de 17 años… se asustaron porque un ovni las iba siguiendo… estaban angustiadas porque el ovni iba sobre ellas… llegaron al poblado, llegaron a su casa… se bajaron del automóvil…. Sara fue por su cámara de video… Suben a la azotea…. Cuando volvía la cámara hacia arriba para captar la nave, se desactivaba… De repente descubrió un «ser ahí…»
LA BLANCA NAVE Y SUS SIETE ENANOS
Se supone que Sara y su hermana estaban observando, y tratando de videograbar, una enorme nave blanca y brillante, como de unos ocho metros de diámetro, que estaba rodeada por otras siete más pequeñas, de 1 metro de diámetro. Se trataba, ni más ni menos, de «Blanca Nave y sus siete enanos». Cuando intentaba filmar el ovni y dirigía la cámara hacia las «naves», ésta se «desconectaba» y dejaba de funcionar. En ese momento vio al humanoide y lo filmó.
El video dura un total de 21 segundos. Sara afirma que el humanoide estaba a unos 30 metros de distancia, y entre ella y el «enano» se encontraba el ovni que parecía estar iluminado por una luz roja y estaba rodeado por siete naves más pequeñas. La «nave madre» tenía ventanas de forma circular y, de acuerdo con la primera versión de Sara, aterrizó en la milpa, aplastando las cañas de maíz y quemando la zona. Posteriormente dijo que los ovnis no aterrizaron y tan sólo se limitaron a subir y bajar sobre el terreno.
El «humanoide» tenía una altura de entre 1.20 y 1.30 metros, vestía un traje rojizo que le quedaba ostensiblemente grande; calzaba unas botas, que también le quedaban grandes, y sus manos parecían estar cubiertas por guantes. Su piel era de color grisáceo. De su cabeza sobresalían dos «antenitas» y sostenía en sus manos una especie de mazo.
Indudablemente, la descripción del humanoide coincide con una de las figuras o personajes de la televisión mexicana más conocidos: ¡El Chapulín Colorado! (¡No contaban con mi astucia!)
Se trata en ambos casos de un personaje de baja estatura, vestido de rojo, con sus antenitas de vinil y con su mazo (el famosísimo «chipote chillón»). Como vemos, el dibujo presentado por la revista Reporte OVNI recuerda mucho a este personaje de televisión.
En determinado momento el ser se dio cuenta de que estaba siendo vigilado y volteó hacia la ventana en donde estaba Sara y su hermana. Se les quedó viendo un momento y luego se dirigió a su nave. Desafortunadamente, este detalle no fue captado por la camarógrafa, pues recordemos que «misteriosamente» la videocámara se desconectaba al enfocar el OVNI. No seamos exigentes, una cosa es poder filmar a un tipo vestido con disfraz de extraterrestre y otra, mucho más difícil, es captar una nave «alienígena» en pleno vuelo, en el momento justo en que el extraterrestre entra en ella.
Algunos ufólogos afirmaron que el extraterrestre tenía forma de elefante, ya que la nariz le colgaba hasta el cuello. Para otros parecía más un «oso hormiguero con cuerpo de ser humano». Con toda seguridad, dentro de la nave extraterrestre también se encontraba la Pantera Rosa.
El lunes 19 de septiembre se presentó el video en el canal 7 de la Radio Televisión Mexiquense, en donde, curiosamente, trabajaba el esposo de Sara Cuevas. Se trata de uno de los camarógrafos del canal. El 30 de ese mes apareció el primer reporte en un periódico matutino de la Ciudad de México. El clímax llegó cuando el video se presentó, el 6 de octubre, en el noticiario «Al despertar» del canal 2 de Televisa (conducido por Guillermo Ortega Ruiz), junto con un análisis computarizado, hecho a petición de Jaime Maussán, por los miembros del Grupo Sol, una escuelita de computación.
Para Maussán, ésta era una de las pruebas más impresionantes de la visita de seres extraterrestres a la Tierra.
Gracias a un delineador electrónico, les indicó a los televidentes lo que tenían que ver en esa curiosa mancha luminosa -nótese la manipulación-, que más parecía una mancha de Rorschard que un ser extraterrestre. Se mostró, además, escenas de los destrozos de la milpa, de una flor de calabaza «extrañamente deshidratada» y de residuos negros «incombustibles». Todo lo anterior indudablemente para ese ufólogo, demostraba la presencia de naves cósmicas de las Pléyades. A partir de este punto todo hizo explosión. El video se presentó una y otra vez en diversos programas y noticieros, los periódicos y revistas enviaron a sus reporteros y en la radio se organizaron varios programas para discutir el caso.
¿OTROS TESTIGOS?
Cuando estuvimos en Metepec (una semana después de que el video apareció en el canal 7 de Toluca, pero dos semanas antes de que se conociera a nivel nacional por su transmisión en canal 2 de Televisa), nadie a excepción de Sara y su hermana, afirmaba haber visto nada. Después de que el caso se hizo famoso, todo el mundo quería ser entrevistado y aparecer en la televisión o en los periódicos, señalando hacia el lugar en donde, supuestamente, habían visto los platillos. Tal es el caso de Filiberto Rosario Nicolás, vigilante del conjunto habitacional Villas de San Agustín, quien afirmó haber visto los ovnis que «pasaron dos veces haciendo que se fuera la luz». Por su parte, Justiniano Mendoza, describe a los ovnis exactamente iguales al esquema aparecido en la televisión. En general, todas las versiones de los supuestos testigos son muy similares a lo que se les indujo a creer por medio de la televisión.
Entrevistamos a Baltasar Gutiérrez, hijo de Luis Noé Gutiérrez Carrillo, uno de los dueños del terreno. He aquí la trascripción de dicha entrevista:
Luis Ruiz Noguez.- ¿Cuál es tu nombre?
Baltasar Gutiérrez.- Baltasar Gutiérrez
LR.- ¿Qué ocurrió aquí?
BG.- La señora Sara escuchó un ruido en la noche y se asomó. Vio una nave grande y encima de ella había dos más. De la mayor salieron siete que se desplazaron a los lados, como si estuvieran jugando.
LR.- ¿A qué hora fue?
BG.- Entre las 8 y las 11 de la noche.
Óscar García.- ¿Era una luz o un objeto (sólido)?
BG.- Un objeto.
OG.- ¿Estaba aterrizado?
BG.- No, estaba volando.
LR.- ¿Llegó a aterrizar?
BG.- No.
OG.- Y si estaba volando, ¿cómo es que aplastó…?
BG.- (Sin dejar que termine la pregunta) Nada más dobló el maíz, no aplastó nada. Sólo lo acostó.
OG.- ¿Nada más las puntas, o lo dobló todo?
BG.- Nada más las puntas.
LR.- Es decir, todo esto que vemos ahora, ¿lo hizo la gente al entrar al terreno?
BG.- Sí.
LR.- ¿Qué ocurrió con la flor de calabaza?
BG.- A esa se le encogieron las hojas y se dividieron como en cinco partes y le salieron como granos.
LR.- ¿Cuándo se dio cuenta tu abuelita?
BG.- Hasta el lunes, como a las diez de la noche, después de ver el video en el canal 7 de Radio Televisión Mexiquense.
LR.- Es decir, ¿ella no lo sabía hasta que lo vio en la televisión?
BG.- Así es.
LR.- ¿La señora Sara no le avisó?
BG.- No.
OG.- ¿Quién avisó a canal 7?
BG.- La señora Sara porque su marido trabaja en la Radio Televisión Mexiquense. Ella filmó al enanito y llevó el video a la televisión y luego se lo dio a Jaime Maussán.
OG.- ¿Él cuándo vino?
BG.- El 24 de septiembre.
LR.- Me decían que Jaime encontró unos residuos como de carbón quemado. ¿De qué estamos hablando?
BG.- ¡Ah!, eso es carbón de un señor que nos lo trae y tiene un horno en donde fabrica cazuelas. Ese carbón lo usamos como abono para el maíz.
LR.- Jaime decía que eso no se quemaba.
BG.- Claro, ya no se quema porque está bien cocido.
LR.- ¿Eso se lo dijeron a Jaime?
BG.- Claro que sí.
LR.- Y a pesar de eso sigue afirmando que no se quema…
BG.- Sí, sigue diciendo eso.
LR.- Es decir, ¿no cree que sea carbón?
BG.- Al parecer no lo cree.
LR.- Regresando a la calabaza…
BG.- La calabaza se encogió, es decir la hoja. Normalmente mide unos treinta centímetros, y ahora tiene cinco.
OG.- ¿Se quemó, se chamuscó, se hizo chiquita?
BG.- Se encogió.
OG.- Pero, ¿quedó verde?
BG.- Sí.
LR.- A menos de medio metro hay otras flores de calabaza y esas están intactas…
BG.- No, a esas no les pasó nada.
LR.- ¿Por qué?
BG.- Tal vez porque estaban más retiradas. Nada más fue en la parte de aquí, en la orilla…
LR.- ¿Por qué colocaron estacas, cercaron esta parte del terreno?
BG.- Para cuidar la calabaza y que no la pisaran.
OG.- ¿Realmente sólo las puntas del maíz se doblaron y fue la gente la que aplastó todo…?
BG.- Sí, así fue. La gente aplastó todo el maíz.
OG.- El terreno afectado, ¿qué área cubría?
BG.- Unos quince metros.
OG.- ¿Qué forma tenía?
BG.- Dice la señora Sara que era perfectamente circular.
En ese momento llegó la señora Agustina Carrillo, dueña del predio, quien no dejó que usáramos la grabadora. No obstante, Óscar García la encendió y la metió en el maletín de las cámaras sin que ella se diera cuenta. He aquí el contenido de dicha conversación:
OG.- Señora, usted sabe que esto no estaba aplastado y que fue la gente la que lo hizo.
Agustina Carrillo.- Así es, ya lo dije; pero en un periódico me sacan diciendo cosas que yo no dije, por eso ya no quiero hablar nada. Dijeron una mentirotas que Dios no se las va a perdonar.
OG.- ¿Qué fue lo que dijeron de usted? (Óscar tratando de ser agradable)
AC.- Que yo había dicho que me vinieron a robar el 15 ó 16. Yo nunca he dicho tal cosa. Que me habían robado para vender mi maíz. Eso no es cierto porque ese día yo estaba durmiendo.
OG.- ¿Usted no dijo que se habían robado el maíz?
AC.- No, yo no dije nada de eso.
OG.- ¿Usted no dijo que vio entrar a personas que estaban aplastando el maíz?
AC.- Pues…, ¿qué no ve ahorita…? (con fastidio)
OG.- ¿Pero no estaba aplastado, verdad?
AC.- Yo ya quiero descansar… ya todo el mundo lo sabe… (alejándose del lugar)
OG.- No estaba aplastado, no estaba aplastado. (contestándose él mismo)
OTRA VERSIÓN
Efectivamente, el campo de maíz estaba totalmente destrozado, no por la supuesta presencia del ovni, sino por cientos de curiosos que se habían acercado a visitar el lugar del aterrizaje del «platillo». El presidente municipal de Metepec, en un intento de resarcir las pérdidas de esta familia, autorizó el cobro de un peso por persona. En los días más álgidos se llegó a cobrar hasta diez pesos por persona.
Fernando J. Téllez Pareja también estuvo en el lugar del aterrizaje. Según cuenta en uno de sus libros, uno de sus cuñados, Miguel Ãngel del Hierro Orozco, que vive en Metepec, fue quien le informó del caso inmediatamente después de que el video salió al aire en el canal 7 de Toluca.
La versión de este ufólogo es la siguiente: Sara, su hermana Erika y los dos hijos de la primera, venían del fraccionamiento Casablanca, en el mismo Metepec, la noche del 15 de septiembre, a las 19:00 horas. Al llegar a unas siete calles de su domicilio, Erika llamó la atención sobre un objeto que veía en el cielo. Sara dijo que se trataba de un avión, pero ante la insistencia de su hermana, detuvo el coche para verlo mejor.
Entonces todos pudieron observar una nave de color rojo «como las que se ven en la televisión». La impresión fue tal que rápidamente todos subieron al coche y se dirigieron a su domicilio. Al llegar ahí el ovni estaba «prácticamente arriba de su casa» -como escribe Téllez-, por lo que subieron a la azotea para verlo mejor. Llamaron a sus vecinos, «quienes quedaron sorprendidos» (Téllez dixit).
En ese lugar (la azotea), uno de los niños, Kevin (7 años), señaló hacia la milpa, en donde se encontraban siete platos que volaban a una velocidad increíble entrecruzándose entre sí. Según la trascripción de Téllez: «… fueron a caer donde había un montón de carbón que alguien había tirado».
Aquí cedemos la pluma a Téllez porque es importante leer su versión para poder hacer, posteriormente, un análisis general del caso.
Casi sin pensarlo salieron todos corriendo al terreno que está atrás de la casa para ver de cerca el lugar de donde habían salido los «platos». La primera en entrar a la milpa fue Erika Cuevas Tornel, (quien) vio, junto con su familia, los hoyos grandísimos, toda la milpa aplastada, iba ella adelante con la lámpara. (Sic)
De pronto su hermana Sara dijo: «algo se está moviendo». Erika se volteó, no vio, pero los demás observaron que la milpa se empezó a levantar como si algo hubiera abajo, por lo que todos salieron corriendo. Al estar a cierta distancia, Erika se quejó que le ardía el brazo izquierdo. Ella traía una chamarra gruesa, y su blusa; se levantó la manga y vio que tenía una quemada de unos ocho centímetros de largo en la parte externa del antebrazo izquierdo.
…Pero todavía faltaba más; el día 16 de septiembre en la noche, Sara y su familia subieron a la azotea de su casa con su cámara de video VHS. Sara tuvo la oportunidad de grabar en un cerro, otro o el mismo ovni del día anterior de color rojo que se mantenía a distancia. Los «platos», como dice Sara Cuevas, volaban tan rápido que era imposible esperar a prender la videocámara y grabarlos, por lo que optó por dejarla prendida y esperar los acontecimientos.
Se supone que fue nuevamente Kevin quien señaló que en la milpa había algo extraño: se trataba del famosísimo enano. La misma Sara dijo que se parecía a «uno de los enanos de Blanca Nieves, en particular, el que trae la ropa grande».
ANÃLISIS DE LA EVIDENCIA
Hasta donde sé nadie, ni el mismo Jaime ha mencionado que los avistamientos duraron dos noches, ni que fuera en la segunda noche, el 16 de septiembre, cuando se filmara al extraterrestre.
Hay varios puntos oscuros en esta versión: Después de observar un punto luminoso en el cielo y suponer que era una nave extraterrestre, y luego de dirigirse a su hogar «para verlo mejor», ¿por qué los ovnis iban a pararse exactamente encima de la casa de Sara? ¿Por qué no dieron aviso de este primer avistamiento? ¿Por qué nadie más vio la enorme nave y las naves pequeñas que se movían vertiginosamente sobre el sembradío, si aún no era tan tarde (19 horas)? Según Téllez, Sara llamó a sus vecinos, quienes «quedaron sorprendidos».
Sobre este último punto el doctor Jesús Galindo Trejo, físico y astrónomo del Instituto de Astronomía de la UNAM, que por coincidencia tiene unos parientes viviendo en el mismo conjunto habitacional, afirma que la historia de Sara se parece a la de «Pedro y el lobo». En diversas ocasiones Sara salía a la puerta de su casa a gritar que veía ovnis. Las primeras veces los vecinos le hicieron caso, salieron de sus hogares, pero al no ver nada volvieron a sus actividades. En la noche en cuestión Sara volvió a gritar que veía ovnis. Ahora nadie le hizo caso. Viendo que nadie salía, Sara comenzó a gritar: «Â¡nacos, nacos, todos ustedes son unos nacos!», refiriéndose obviamente a sus vecinos.
La personalidad de esta familia es peculiar. Al parecer los esposos reñían frecuentemente, llegando a enfrentarse a gritos y a golpes. No guardaban buenas relaciones con sus vecinos. Tan es así que muy poco tiempo después de los sucesos, dejaron la casa y se mudaron[1]. Los vecinos, por su parte, no creen ni una pizca lo del «enano extraterrestre» y están seguros que todo fue un invento de Sara.
A principios de julio de 1996 me invitaron a un programa de televisión en Radio y Televisión Mexiquense. Al hablar con los productores y el conductor del programa y decirles que según mi investigación el caso Metepec era un fraude montado por Sara y que su esposo, camarógrafo del canal, probablemente había intervenido, me miraron sorprendidos y asintieron. Efectivamente todo había sido un fraude. Quedamos en realizar un programa especial en donde hablaríamos del caso, desenmascarándolo.
Analicemos, punto por punto, cada uno de los detalles de este supuesto aterrizaje.
En primer lugar, veamos la planta de calabaza supuestamente deshidratada. Efectivamente encontramos una rama con hojas de calabaza deshidratas (no quemadas, como señaló Baltasar Gutiérrez) a punto de secarse. Sin embargo, otra rama de la misma planta estaba perfectamente sana. Al parecer alguien pisó la rama, originando que se comenzara a secar. Por otra parte, existen otras muchas calabazas que se encuentran perfectamente bien y floreciendo. Es decir, no es necesario recurrir a los Ovnis para explicar esta «deshidratación». La cuestión del encogimiento de la calabaza suena más al cuento de la Cenicienta y su carruaje mágico hecho con una calabaza. En realidad esa planta no se encogió, sólo se marchitaron las hojas que, al perder agua, disminuyeron de tamaño.
Lo de la sustancia negra e incombustible queda bien aclarado en la entrevista con Baltasar Gutiérrez: se trata de carbón vendido por un fabricante de cazuelas de barro, y que ellos utilizan como abono para la milpa. Sara, tal vez tratando de asimilar esta sustancia al fenómeno ovni, dice (en la versión de Téllez) que efectivamente era carbón, pero que en el lugar en donde estaba se estrellaron los ovnis más pequeños.
La segunda parte se puede leer aquí: https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/09/el-marcianito-de-metepec-final/
[1] Actualmente viven en Cancún, Quintana Roo.
Un pensamiento en “El marcianito de Metepec (Primera parte)”