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Las mareas rojas y luminiscentes

MAREA ROJA

Por siglos nadie pudo explicarla satisfactoriamente. Los antiguos griegos la atribuían a la furia de Neptuno. En la Edad media se hablaba de una «purgación» de los lechos marinos. Algunos naturalistas estimaban que era el resultado de influencias lunares. Otros hablaban de silenciosas erupciones volcánicas, y no faltó el químico despistado que tratara de resolver el enigma con base en confusas explicaciones sobre sustancias químicas venenosas producidas bajo el efecto del fuego central en las entrañas del planeta.

La marea roja es un raro fenómeno que da un tinte sanguinolento a las aguas, en las que comienzan a flotar incontables peces muertos, que luego las olas arrojan a la playa. Del mar emanan vapores invisibles que causan escozor en los ojos y la nariz. Al inhalarlos, arde la garganta, la respiración se vuelve difícil, se sufre accesos de tos y, en ocasiones, la piel comienza a irritarse.

También conocida como Hemotalasia (de las palabras de origen griego hemos, hematos, sangre; y thalasos, mar), debido a que las aguas adoptan un tinte rojizo. En México se le conoce como Agua amarga o Agují. Ese mismo nombre se utiliza en Cuba, además de Tingui. En Perú es el Aguaje; Huirihue o Virigüe en Chile; El Turbio, en Venezuela; Purga do mar, en España (Galicia); Eau Rouges, en Francia; l»™acqua rossa, en Italia; red tides o red waters, en Inglaterra; Akashisho, en Japón»¦

Es el resultado de la multiplicación desorbitada de minúsculos habitantes de las aguas. Se trata, principalmente, de microalgas y otros microorganismos del fitoplancton, entre los que podemos mencionar a los dinoflagelados. En 1957 se descubrió que uno de los causantes era el Gymnodium brevis, que mide apenas de dos a tres milésimas de milímetro, pero que es capaz de reproducirse en cantidades prodigiosas, a tal grado que puede llegar a hacer espesa el agua: como si fuera sangre.

Es un dinoflagelado que posee finísimos apéndices, los cuales le sirven como órganos de locomoción. No es un animal ya que contiene elementos clorofílicos como los de las plantas. Tampoco es un vegetal, puesto que tiene una movilidad típica de los miembros del reino animal. Es más bien un organismo de transición entre lo vegetal y lo animal; aunque algunos científicos prefieren considerarlo como un alga microscópica.

Uno de sus pigmentos clorofílicos, la xantofila, ocasiona la peculiar coloración de las aguas. La xantofila es la que en otoño da a las hojas de los árboles, de las altas latitudes, sus característicos colores anaranjados, amarillos y rojizos. En el caso de los dinoflagelados, cuando su concentración en el agua es muy elevada, le imparten un tono pardo, amarillento, rojizo y aún rojo intenso.

Normalmente el número de estos diminutos organismos en un litro de agua marina es muy pequeño; del orden de unas docenas, o si acaso centenares de ejemplares por litro. Hasta mil se considera una concentración baja, que no implica ningún riesgo para los demás organismos. Pero cuando alcanza cifras del orden de 100,000 o más; la situación se torna peligrosa. Al llegar a cuarto de millón por litro, el agua adquiere el color típico de los mares de sangre y comienza la mortandad de peces y otros animales. Mueren de asfixia porque los dinoflagelados, con su intensa actividad biológica, consumen grandes cantidades de oxígeno y empobrecen las aguas. Mueren también envenenados ya que los dinoflagelados producen ciertas toxinas que afectan al sistema nervioso y desquician la actividad de músculos y membranas.

A ese aumento exagerado en la población de estos microorganismos se le conoce como florecimiento, floraciones algales o «bloom». Ocurre principalmente en la superficie del agua, y su espesor va de pocos centímetros hasta unos 100 metros. Por lo común, el fenómeno abarca extensiones reducidas, de unas cuantas hectáreas, o a lo sumo, de unos kilómetros cuadrados.

Existen otros microorganismos, como las algas unicelulares o coloniales, las diatomeas, protozoos ciliados e incluso algunas larvas de invertebrados que imparten otras tonalidades al agua. Los colores pueden ser: amarillo, anaranjado, azul, café, marrón, pardo, rosa, verde. Esas tonalidades se deben a los distintos pigmentos que poseen esos organismos.

En el caso de aguas dulces son las algas azules o cianofíceas, las verdes o clorofíceas y las flageladas, como las euglenas y también las diatomeas las que producen diferentes coloraciones. Para que estos microorganismos se puedan desarrollar es necesario que no exista mucha corriente. Son entonces los lagos, lagunas y charcas permanentes los hogares de estos microorganismos.

En Argentina la diatomea Asterionella japonica produce una coloración marrón, llamada «yodo», que es utilizada como bronceador. No todas las floraciones son peligrosas para el ser humano, pero algunas pueden llegar a ser letales.

La marea roja aparece con frecuencia en varias partes del mundo y la mortandad ha llamado la atención en la costa del sureste de la India, suroeste de África, sur de California, Florida, Perú, sureste de Asia, Indonesia, Polinesia y Japón.

HEMOTALASIA EN EL MAR ROJO

El naturalista inglés Charles Darwin tuvo oportunidad de ver en dos ocasiones este fenómeno. La primera en 1835 en Concepción al Norte de Chile, y meses más tarde al Sur de Valparaíso. En su diario de viaje (1839) escribió que el agua «rebullía de pequeños organismos, que se movían en todas direcciones y a menudo estallaban…». Estos microorganismos fueron identificados como Mesodinium rubrum.

Pero tal vez la primera descripción de una marea roja se encuentre en la Biblia. En Éxodo 7:20 a 7:21 se dice:

«Y todo el agua que estaba en el Nilo se convirtió en sangre. Y los peces que estaban el Nilo murieron, y el Nilo se tornó contaminado, tal que los egipcios no podían beber el agua del Nilo».

Según algunos autores, el Mar Rojo recibió ese nombre por que las hemotalasias son muy frecuentes en sus aguas.

Es hasta la primera mitad del siglo XX cuando se comienza a estudiar la hemotalasia. Myrtle Elizabeth Johnson y Harry Snook escribieron el primer libro sobre los animales de las costas en 1927 y en él hacen una breve referencia a las mareas rojas, que en esos días se les llamaba «aguas rojas»:

«Cuando aparece una gran cantidad de ciertos dinoflagelados a menudo vemos parches de «agua roja» en el día y exhibiciones luminosas que las acompañan durante la noche. Muchos animales marinos son capaces de producir luz pero estos protozoarios son la causa de la fosforescencia difusa vista frecuentemente en los rompeolas durante el verano y a comienzos de otoño. Esta luminiscencia es con frecuencia espectacular y hermosa cuando se le ve en una noche oscura. Los peces en el agua brillan con una luz azul verde cuando nadan en los alrededores, y la estela de un barco se convierte en un largo rastro de luz tenue. La resaca se ilumina brillantemente y si uno camina sobre la arena mojada, repentinamente aparecen y desaparecen puntos chispeantes de luz a varios pies a la redonda. Sacudiendo un poco de agua en una botella, se pueden producir repentinos destellos brillantes, porque los animales brillan de manera intensa momentáneamente cuando son agitados en vez de emitir una luz continua. Mientras que muchas especies de dinoflagelados son luminosas cuando son estimuladas, los más importantes en esta costa son Gonyaulax polyedra Stein y Prorocentrum micans Ehrenberg. Los dinoflagelados se llaman así porque generalmente están provistos de dos flagelos, o diminutos «látigos», que usan en su locomoción. Algunas clases de dinoflagelados producen una coloración verde amarillenta en el agua que, como agua roja, por la noche emite luz cuando se le molesta. Las consecuencias de brotes extensos de agua roja son el decaimiento de un inconcebible número de cuerpos microscópicos arrojados sobre la playa, causando olores muy ofensivos y envenenando el agua lo suficiente como para matar a animales como pepinos de mar, cangrejos, e incluso peces, con el resultado que sus cuerpos cubren las playas e incrementa la peste».

Ahora se sabe que las floraciones se deben a diversos factores, como la temperatura, salinidad, pH, luminosidad, corrientes oceánicas e, incluso, la contaminación debida al ser humano. En la literatura científica se le conoce como Florecimientos Algales Nocivos (FAN).

Aparentemente, esas mismas toxinas arrastradas por el viento causan las bien conocidas reacciones de irritación nasal y farínguea, accesos espasmódicos de tos, erupciones cutáneas y dificultades respiratorias que bien conocen quienes han estado en las proximidades de un área severamente afectada por la marea roja. Las sustancias despedidas por los dinoflagelados también parecen actuar químicamente sobre ciertos metales.

Por lo común el fenómeno abarca extensiones reducidas, de unas cantas hectáreas o a lo sumo de unos kilómetros cuadrados. Estos episodios aislados son los que por lo general se presentan en las costas del Golfo de México, particularmente en las proximidades de la Florida y en la península de Yucatán, Tabasco y Veracruz.

BIOLUMINISCENCIA

Pero existe una particularidad aún más extraordinaria de las hemotalasias: pueden emitir luz.

El enigma de los «Mares de fuego» presentó un misterio para los pescadores y marinos durante siglos. Es un resplandor que se ve en la estela de las embarcaciones cuando navegan por aguas tropicales. Ya desde el tiempo de los griegos se conocían espeluznantes relatos sobre regiones en las que las aguas chisporroteaban y llameaban amenazando con reducir a cenizas la madera del casco de la embarcación.

El supuesto fuego no es producto de la combustión de ningún material sino la luminiscencia debida a la presencia de una gran cantidad de dinoflagelados que emiten luz cuando son molestados.

Estos organismos, que deben su nombre a que se impulsan moviendo una larga y delgada cola en forma de látigo o flagelo, miden sólo unas cinco centésimas de milímetro. Se les puede encontrar en muchos lugares de los mares tropicales. Son organismos unicelulares que se desarrollan en las bahías cerradas y en las estaciones favorables logran proporcionar una coloración al agua misma y producen suficiente luz para dar al agua un aspecto realmente fantasmal, como si se encendiera.

Diversos ufólogos apuntaban a la posible existencia de bases submarinas de ovnis. Morris Karl Jessup, Harold T. Wilkins, Antonio Ribera e incluso Charles Hoy Fort hablaban de misteriosas ruedas luminosas que se habían visto flotando en el mar. Está el caso del buque de guerra británico Vulture, que el 15 de mayo de 1879 cuando navegaba por el golfo Pérsico, cuya tripulación observó unas «enormes ruedas giratorias» que emitían pulsaciones luminosas. El capitán escribió en el libro de bitácora:

«Estas ondas luminosas iban desde la superficie hasta gran profundidad bajo el agua».

Los marinos vieron por lo menos dos de estas ruedas luminosas, una hacia el Este que giraba en una dirección, y otra hacia el Oeste, que lo hacia en dirección contraria. El Vulture pasó sobre una de estas ruedas. Poco antes del anochecer la tripulación había observado zonas recubiertas con una sustancia flotante descrita como «fresa de aspecto oleoso».

Fort menciona que en el mes de mayo de 1880 la tripulación del buque de vapor inglés Patna, nuevamente en el golfo Pérsico, vio otra enorme rueda luminosa giratoria, cuyos radios parecían rozar el barco y medían unos 200 a 300 metros.

En 1960, el 8 de enero, otro buque británico, el Corinthio, que había partido de Londres con destino a Wellington, encontró una misteriosa sustancia flotando sobre el mar. Su color era como el de la miel y su consistencia viscosa. Era como una seda que se rompía en trozos al ser tocada por la hélice. La sustancia cubría todo el horizonte alrededor de la embarcación. El suceso ocurrió a unas 880 millas de la isla Pitcairn.

Y no eran exageraciones ni cuentos de marinos. En efecto, los dinoflagelados pertenecen al phylum llamado Pyrrophyta, que significa «planta de fuego» y coloquialmente se les conoce como «linternas vivientes» del mar. Estos microorganismos emiten luz en la oscuridad.

En América hay cinco bahías famosas por sus «fuegos»: tres en Puerto Rico, una en Jamaica y una en las Bahamas. Una de las más espectaculares es la de Bahía Oyster, cerca de Falmouth, en la costa norte de Jamaica; otra está al Sur de Puerto Rico, en Bahía Fosforescente, cercana al puertecillo pesquero de La Parguera. Las dos bahías están habitadas por los dinoflagelados Pyrodinium bahamense, que en español podría traducirse como «fuego giratorio de las Bahamas». Su concentración es inmensa: unos 185,000 en cada litro de agua.

Los dinoflagelados de esta especie tienen como peculiaridad el que solamente emiten luz de noche. No importa cuánto se agite el agua durante el día, en las horas diurnas no emitirán luz. Pero por la noche basta la más leve excitación para que produzcan sus característicos destellos. Mediante algunos experimentos se comprobó que el Pyrodinium bahamense sólo se «enciende» durante las horas correspondientes a la noche, aunque se le mantenga en la oscuridad total todo el tiempo. Con esto queda demostrado que los dinoflagelados tienen una especie de reloj biológico que les indica cuándo es de día y cuando de noche.

El investigador mexicano Javier Corro escribía hace algunos años:

«La Bahía Fosforescente de Puerto Rico funciona como una trampa natural que retiene a los dinoflagelados y favorece su multiplicación. Es bastante pequeña «“mide unos 800 metros en su parte más ancha- y su estrecha boca permite sólo una reducida comunicación con el mar. Esta rodeada de espesos manglares que aportan a las aguas de la bahía una gran masa de nutrientes, formando un verdadero caldo de cultivo en el cual prosperan los microorganismos.

«Además, el clima de la región es relativamente seco. Los vientos cargados de humedad que llegan desde el Noreste son atajados por una alta barrera montañosa antes de llegar a la zona de La Parguera, y en la bahía caen sólo unos 750 milímetros de lluvia al año contra 2,500 en las montañas próximas. Con tan escasa lluvia hay poco aporte de agua dulce a la bahía, lo que hace que las condiciones físicas y químicas del agua se mantengan casi constantes a lo largo de todo el año. Estas condiciones estables hacen que la concentración de dinoflagelados permanezca también casi sin variación.

«Desafortunadamente, las bahías de fuego corren el peligro de convertirse sólo en recuerdo. La de Nassau, en las Bahamas, perdió su brillo cuando su boca fue ensanchada artificialmente para permitir el paso de embarcaciones mayores. Al mejorar la comunicación con el mar, el lugar dejó de ser estanque natural para los dinoflagelados y el fenómeno nunca volvió a ocurrir. De las tres en Puerto Rico, dos ya han sido seriamente afectadas por la contaminación del agua y otros factores negativos que provocaron mortandad masiva de los microorganismos luminiscentes, y ya sólo conservan una parte de su luminosidad. La única que puede considerarse relativamente a salvo es la Bahía Fosforescente. Pero los científicos le dan poca vida. Temen que pronto corra la misma suerte de las demás».

Existen varias especies con esta propiedad bioluminiscente, pero el género contiene muchas especies bioluminescentes tales como G. Catenata, G. Digitale, G. Hyalina, G. polygramma, G. sphaeroidea, y G. spinifera. Unos pocos dinoflagelados en un frasco con de agua de mar pueden funcionar como una linterna. Esta fosforescencia se llama bioluminiscencia, que es luz producida en un organismo por medio de una reacción química. Los dinoflagelados son las únicas algas conocidas que tienen esta excentricidad especial.

En las costas del Pacífico el culpable es el Gonyaulax polyhedra, un dinoflagelado luminoso, que tiende a agruparse en círculos de algunas centenas de metros de diámetro, y que bien podría explicar algunos avistamientos de OSNIS fosforescentes.

La luz es de un color azul verde, cayendo en el espectro de luz entre las longitudes de onda de 474 y 476. En el Gonyaulax los destellos son rojos de entre 630 y 690.

El mecanismo de emisión de luz comprende dos etapas, una física y la otra química

La primera parte es puramente física. La membrana vacuolar se hiperpolariza manteniendo un voltaje más negativo con respecto a su entorno. Luego ese potencial expulsa los iones de hidrógeno de unas bolsillas externas de la membrana vacuolar, en las que se encuentra una enzima llamada luciferaza. Esta acción reduce el pH. En estas condiciones ácidas, la luciferina se suelta de su proteína y se activa. La luciferaza cataliza la oxidación de la luciferina, dando por resultado una luz y un producto intermedio llamado oxyluciferina. Se debe proporcionar energía en la forma de ATP para regenerar la luciferina.

La bioluminiscencia de los dinoflagelados se produce en la noche. Es un fenómeno cíclico, un reloj biológico perteneciente a los llamados ritmos circadianos. Ese reloj se puede alterar artificialmente. Se puede «entrenar» a los dinoflagelados para que emitan su luz a diferentes horas del día.

Se piensa que ese ritmo circadiano es una adaptación evolutiva que permite a los dinoflagelados anticipar la salida del Sol y migrar en una columna de agua para subir a la superficie tan pronto como la luz esté disponible para comenzar a la fotosíntesis.

Pero los dinoflagelados no siempre brillan. La bioluminiscencia de los dinoflagelados se puede producir por tres causas:

Estimulación mecánica. Fuerzas de corte o cisalladura, tales como las causadas por el movimiento del agua, de la estela de un barco, de un pez nadando o de una ola que se rompe, deforman la membrana de la célula de los dinoflagelados, lo que produce un destello corto de aproximadamente 1/100 un segundo de fotones 10^8.

Estímulo químico. La reducción del pH de su medio externo agregando ácido puede hacer que algunos dinoflagelados brillen intensa y continuamente.

Estímulo de la temperatura. Algunas especies de dinoflagelados, tal como G. polyhedra, pueden brillar intensamente si baja la temperatura.

El brillo lo utilizan como una especie de alarma sobre la posible presencia de predadores potenciales. Al encenderse, los dinoflagelados señalan la posición de su supuesto atacante. Los microorganismos se ponen en movimiento; la luz puede asustar al depredador y los más pequeños, incluso, pueden quedar tostados.

Los dinoflagelados luminosos han dado lugar a varios reportes sobre sus características, el más antiguo que conozco es este reporte aparecido en una revista mexicana de 1836:

«El autor de la relación de un Viaje a Siam y a la Conchinchina (Mr. Finlayson) explica así la causa de este magnífico y singular espectáculo que presentan los mares de la India, durante la noche: «˜En muchos golfos, y singularmente en la rada de la Isla del Príncipe de Gales, los cuerpos que producen esta fosforescencia se encuentran en tanta abundancia, que se puede distinguir fácilmente un navío a la distancia de algunas leguas. La luz que resulta no es menos viva que la de un hacha, y parece saltar del seno de las olas surcadas por el timón, o batidas por los remos. Durante el día hemos notado que las olas eran de un color verduzco, semejante al de la capa vegetal que se ve comúnmente en la superficie de los estanques o ciénagas; y habiendo recogido una gran cantidad de esta agua, nos aseguramos de que el color que la distingue de día, y la claridad fosfórica con que brilla de noche, eran debidos a la presencia de la misma sustancia. Las causas de este fenómeno luminoso, varían en diversos puntos del Océano. Sabemos que el pez de mar cuando está muerto, comunica a la olas una claridad del mismo género, y nos hemos certificado de ello arrojando a la mar un pez que matamos. Se distribuye este hecho al desove, así como a la putrefacción de las materias animales. En la experiencia que hemos practicado, observamos que la claridad de que se trata, provenía del movimiento impreso a un montón inmenso de moléculas viscosas, del grueso de una cabeza de alfiler. Tomada el agua n el hueco de la mano, se les veía moverse con una extrema rapidez, por espacio de uno o dos segundos, y cuando volvían a entrar en su estado de inercia, no daban ya ninguna luz»™»[1].

En el 2005 se logró captar esa luminosidad desde el espacio exterior mediante fotografías con satélites artificiales.

La marea roja y la marea fosforescente han generado muchos mitos. Mitos que comenzamos a desentrañar en este nuevo milenio.

REFERENCIAS

Anónimo, La marea roja: efecto natural del ecosistema marino, Información Científica y Tecnológica, Vol. I, No. 5, págs. 5-8, México, septiembre 15 de 1979.

Corro Javier, Fosforescencia de la mar, Información Científica y Tecnológica, Vol. 6, No. 97, pág. 53, México, octubre de 1984.

McElroy D. William & Saliger H. Howard, Biological «luminescence», Scientific American, Vol. 207, No. 6, págs. 76-89, diciembre de 1962.

Morales Juan José, Mitos y leyendas del mar, Editorial Posada, Colección OMNIA, México, 1984.

Shimizu Y., Dinoflagelate toxins, en Paul J. Schever (editor), Marine Natural products: Chemical and Biological Perspectives, Vol I., págs. 1-42, Academic Press, New York, 1978.

Página en Internet, http://www.mbari.org/staff/conn/botany/dinos/alimon/biolumin.htm

Gymnodium brevis

Gonyaulax polyhedra

Gonyaulax polyhedra

Gonyaulax polyhedra

Gonyaulax polyhedra

Gonyaulax polyhedra de día

Gonyaulax polyhedra de noche

Gonyaulax polyhedra de día

Gonyaulax polyhedra de noche

Marea roja

Marea roja en Corea del Sur

Marea roja en La Joya, California

Marea roja en Hong Kong

«Laguna de sangre» en Valle de Santiago

Dibujos de «círculos de fuego» vistos por los marinos del siglo XIX

Ondularía

Marea fosforescente en playas brasileñas

Marea fosforescente vista desde el espacio


[1] El Mosaico Mexicano, Tomo I, No. 6, México, 15 de diciembre de 1836.

El país de las 7 luminarias (Final)

EL «ENIGMA» DE LAS VERDURAS GIGANTES

Valle de Santiago, a cuatro horas del Distrito federal, en el Estado de Guanajuato, se hizo famoso en todo el mundo por sus verduras gigantes. A mediados de los setenta un sencillo campesino, José Carmen García Martínez logró cosechar acelgas, nabos, lechugas y otras verduras, de enormes dimensiones, en un tamaño realmente gigantesco.

Este extraño suceso puso a Valle de Santiago en la mira de muchos personajes públicos relacionados o interesados en los fenómenos insólitos. Las televisoras de diversos países se dieron cita en la milpa de Don Carmen. Así la hija de Jack Palance transmitió uno de los reportajes de ¡Aunque usted no lo crea! (Ripley). Lo mismo hizo Virginia Sendel Lemetre para el programa México Mágico de Televisa. También llegó la señora Carmen Romano de López Portillo, quien llevó al mago Uri Geller para que éste detectara las «extrañas» emanaciones del lugar.

Valle de Santiago no ha dejado de ser noticia e imán para los ufólogos. Entre sus visitantes se pueden contar Don Pedro Ferriz Santacruz, Salvador Freixedo, Juan José Benítez, Jiménez del Oso, Sixto Paz y otros.

José Carmen García logró obtener cosechas de acelgas del tamaño de una persona (de 1.50 a 1.85 metros), coliflores (repollos) de 43 kilogramos, cebollas de proporciones similares a las de la cabeza de un niño, rábanos de 20 kilos, coles que apenas podían cargarse entre cuatro personas, nabos y lechugas de enormes dimensiones»¦

Los fenómenos, no obstante ser realmente sorprendentes, no hubieran pasado de ser una curiosidad botánica, de no ser por la aparición de Oscar Arredondo Ramírez. Este singular personaje, delegado de turismo de Valle de Santiago, es un fotógrafo profesional que tiene su estudio y local de trabajo, Fotografía México, en la calle de Juárez, casi en la plaza central de Valle de Santiago. El estudio de fotografía de Arredondo es una auténtica galería de lo insólito. Todas las paredes y vitrinas están tapizadas de fotografías fantásticas. Ahí se mezclan, marco con marco, las fotos de los ufólogos con las de monstruos antediluvianos, verduras gigantes, rostros de Cristo y ovnis.

LAS VERDURAS GIGANTES

Arredondo aconsejó a José Carmen para que dijera que la «fórmula secreta» provenía de las enseñanzas de seres extraterrestres que le visitaron tiempo atrás. Según Arredondo el método para «fabricar» esas verduras se basaba en procesos astrológicos dictados por seres extraterrestres. Las verduras crecen de ese tamaño porque, mediante la astrología, se escoge el día y hora más adecuados para sembrar la semilla. El lugar de siembra se determina mediante un péndulo. A cada semilla se le saca una especie de carta astral para poder determinar las mejores condiciones para su siembra. De esa manera tenemos que una acelga podría ser de signo Aries, mientras que un nabo sería Acuario o una cebolla podría ser Piscis. ¿Ridículo? ¡Sí! Y sin embargo mucha gente creyó esas tonterías.

¿Cuáles eran las intenciones de Arredondo? Además de aportar una «prueba» de la realidad del fenómeno OVNI (tema que es una obsesión para el fotógrafo), podría atraer la atención de las autoridades hacia su ciudad (y su persona), y crear un polo de desarrollo agrícola para generar una mayor derrama económica en la zona. Por esa razón, Oscar logró establecer contacto con personajes tan importantes como el mismo Secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos, el Ingeniero Francisco Merino Rábago, con quien se reunieron el 20 de septiembre de 1977 en las oficinas de la propia Secretaría. En ese lugar Oscar planteó lo siguiente:

«Imagínese Valle de Santiago con los cráteres de las Luminarias infestados de verduras y frutas gigantes; creo que el problema del hambre sería menor. Pero si digo cómo hacer verduras gigantes, el rico se volverá más rico».

En dicha reunión Oscar y Carmen García ofrecieron entregar la fórmula a cambio de que se cumplieran dos condiciones: La creación de un parque nacional en la ciudad de Valle de Santiago y la construcción en el sitio de una escuela de agricultura, precisamente en el interior del cráter llamado La Joya de las Flores.

Arredondo propuso llevar a cabo un experimento entre los técnicos de la Secretaría y los campesinos vallenses[1]. Ambos sembrarían diversas hortalizas en un terreno neutral de Tangasneque, cerca de Tampico, Tamaulipas. El experimento se hizo en 1977. Se dividió el campo en dos parcelas iguales, de aproximadamente 20 hectáreas cada uno. Unos, los ingenieros agrónomos sembraron las hortalizas utilizando técnicas convencionales y usando abonos, de acuerdo con los métodos aprendidos en la Universidad de Chapingo. Los otros, los campesinos, «pared con pared» (según las propias palabras de Arredondo), utilizaron sus propios procedimientos, «según su secreto saber y entender». Ambos grupos se vigilaban mutuamente.

En abril de 1978 llegó el momento de la cosecha. Los campesinos obtuvieron 5 a 8 toneladas por hectárea; mientras que los agrónomos rebasaron fácilmente las 100 (107 para ser exactos).

Al saber los resultados Merino corrió al fotógrafo y no quiso saber más de él.

Pero Oscar cuenta la historia de manera diferente. Para él quienes resultaron vencedores fueron ellos, mientras que los derrotados fueron los ingenieros. Pero si eso hubiese sido verdad dudo mucho que Merino Rábago hubiera dejado ir la oportunidad de convertirse en el salvador de la patria (y tal vez del mundo), al mostrar urbi et orbi las bondades de un nuevo método de cosecha que eliminaría de raíz los problemas de alimentación de la Tierra. El Secretario de Agricultura se olvidó del asunto porque, además de obtener una cosecha infinitamente más pobre, los frutos que se conseguían por el método astrológico-rabdomante-extraterrestre eran casi pura agua. En efecto, el gran volumen se conseguía por la gran acumulación de agua en los tubérculos, de tal manera que una enorme col de 45 kilogramos tenía el mismo valor nutritivo que una col normal. Alguien que se alimentara de esas verduras moriría de hambre (aunque no de sed).

VERDURAS GIGANTES EN OTRAS PARTES DEL MUNDO

¿Cuál era el argumento de Arredondo para explicar el rechazo del gobierno mexicano a sus métodos? Según él todo se debía a la envidia de «unos cuantos mediocres ingenierillos» mezquinos y celosos. Y ese argumento tan pueril lo siguen creyendo los seguidores de los temas ocultos, como Benítez, quien escribió al respecto:

«Sinceramente, de no haberlo visto con mis propios ojos, difícilmente lo hubiera aceptado».

La realidad es que Benítez nunca vio las verduras gigantes más que en fotografías. A su llegada, en 1989, ya se habían dejado de cosechar.

Las fotografías que vende Oscar en su negocio, como subvenir, muestran verduras gigantes y más. Hay algunas fotos en las que se pueden ver claveles de tamaño descomunal. Pero recordemos que Oscar es fotógrafo. Las fotografías de los claveles, entre otras, son un truco fotográfico. Estas fotos muestran un racimo de claveles que dan la apariencia de ser una única flor gigante, al compararla con una flor original. Varias de sus otras fotografías de hortalizas gigantes también han sido trucadas.

Por otra parte, las verduras pueden crecer hasta dimensiones asombrosas sin la ayuda de la astrología. Eso no es nada extraordinario ni de «otro mundo». En diversos lugares del planeta se encuentran ejemplos similares. En Jerusalén, por ejemplo, se dan limones de 8 kilogramos. En Estados Unidos se obtienen coles de 38 kilos, y en Inglaterra se llevan a cabo concursos de hortalizas gigantes. En el poblado de Spalding, en Lincolnshire, se han logrado calabazas de 209 kilogramos, rábanos de 5.5 kilos, coles de 53 kilos y remolachas de 18 kilos. En Yorkshire se otorgan premios de hasta mil libras esterlinas en estos concursos. Los ejemplares que se han llevado el dinero han sido unas cebollas de 7 kilos y calabazas de 187 kilogramos.

Sin ir tan lejos, en nuestro propio país hay otro lugar en donde se cultivan ejemplares similares. En el rancho Ojo de Agua, en el municipio mexiquense de Chapa de Mota, a 113 kilómetros del D.F., las calabazas llegan a tener el tamaño de una sandía, las coles pesan entre 5 y 10 kilos, las acelgas son de más de un metro de largo y las cebollas son de dos kilos.

Este rancho es administrado por la Asociación Eubiótica Vida Sana de México A. C. y fue fundado por Bergit Flore Grass, una química alemana de 53 años. En el cultivo de estas hortalizas no se usan formulas secretas ni fertilizantes mágicos, sólo composta (un triturado de desechos orgánicos, principalmente sobras de comida), para enriquecer la tierra, y abundante agua.

EL CHAC: EL NESSIE MEXICANO

Y es precisamente el agua la que da origen a otro de los supuestos misterios de Valle de Santiago. Se trata de otra leyenda que ha hecho correr Oscar Arredondo: la existencia en el cráter lago La Alberca de un monstruo antediluviano parecido al del Loch Ness.

Según Arredondo La Alberca no tiene fondo. Dice que está habitada por un poderoso animal de seis metros de longitud y cabeza similar a la de un becerro. Se trata, según la descripción, de un plesiosauro. El fotógrafo afirma que durante siglos las leyendas sobre el monstruo han pasado de padres a hijos. Yo he entrevistado a varios ancianos de la localidad y nadie hace referencia al monstruo.

El que sí se creyó lo del monstruo fue el Jinete de Troya: Benítez. Pero no sólo eso, también se creyó que en aquel lugar los aztecas celebraban sacrificios rituales de doncellas para aplacar la ira de Chac[2]. El ufólogo español se lo creyó todo y, junto con el doctor Jiménez del Oso grabó una de esas ceremonias. La película puede ser efectiva para el público español promedio, que no sabe que el lugar no fue habitado por los aztecas, y que desconoce que nunca se celebraron sacrificios humanos en esos volcanes. El público de Benítez y Del Oso fue engañado deliberadamente, pues se hizo vestir ropajes indígenas a algunos actores circunstanciales para que representaran ceremonias apócrifas. Benítez escribió en sus libros:

«Y hasta tal punto es así que cada mes de septiembre, desde hace siglos o milenios, los hombres y mujeres de la región ascienden en sagrada peregrinación hasta lo alto de la boca del cráter, ofrendando al monstruo los primeros frutos de la tierra y suplicando su protección y benevolencia».

Pero ¿verdaderamente existe un animal prehistórico en el cráter La Alberca? El cráter tiene un diámetro de tan solo 700 metros, y no es tan profundo, por lo que su volumen de agua es relativamente pequeño. Este no es problema para los creadores de mitos. Según ellos los animales se escabullen a través de ciertos pasadizos que conectan a todos los volcanes de la región. De acuerdo con lo que menciona el ufólogo español:

«Entre 15 y 20 metros se perciben unas fuertes corrientes «“de Oeste a Este- que ponen de manifiesto la existencia de uno o varios canales subterráneos que pudieran poner en comunicación la laguna de Chan con el resto de los volcanes».

Según él, se han hecho experiencias de arrojar troncos en el lago de Rincón de Parangueo, y al poco se les ha visto emerger en la superficie de La Alberca. Esto explicaría porqué no se ha podido atrapar al monstruo, puesto que el misterioso animal se desplaza de uno a otro cráter.

La verdad es otra. No existe comunicación entre los cráteres. Las aguas de Rincón de Parangueo son alcalinas, mientras que las de La Alberca son sulfurosas. Si hubiera una interconexión entre los cráteres, ambos embalses de agua tendrían las mismas propiedades químicas.

Las aguas de Rincón de Parangueo son tan saladas que los cuerpos flotan fácilmente. Sería difícil que un tronco se hundiera para luego reaparecer en otro cráter.

Además, un animal de 6 metros de largo, no podría vivir en esas aguas, ya que no existen otras especies para sustentarlo[3]. Mucho menos podría vivir toda una familia, necesaria para perpetuar la especie desde tiempos prehistóricos.

Por otra parte. Supongamos que la familia de Chac estuviera compuesta por veinte ejemplares. Pongamos, además, que poseen una gran capacidad torácica y que sólo necesitan salir a la superficie cada dos horas, para respirar. Esto nos da un total de 240 salidas al día. Yo me he pasado varios días, con sus noches, de guardia en el cráter y nunca tuve la suerte de ver al animal. Igual destino han tenido los habitantes de Valle de Santiago. Los reportes de Chac son escasos y en todos están relacionados Arredondo y sus amigos.

EL «MAR MUERTO» DEL BAJÍO MEXICANO

Hemos dicho que las aguas de Rincón de Parangueo son en extremo alcalinas. En 1976 se realizó el primer análisis conocido de esta agua. Los resultados se muestran en este reporte:

Secretaría de Recursos Hidráulicos. Unidades de Riego para el Desarrollo Rural.

Fecha de muestreo: 2 de junio de 1976.

Sitio del muestreo: Rincón de Parangueo, Valle de Santiago, Guanajuato.

Ing Albino Hernández

No. Lab.

627

pH

9.3

Conductividad eléctrica en micromhos/cm

15,000

Ca++ meq/litro

16.59

Mg++ meq/litro

3.16

Na+ meq/litro

126.50

K+ meq/litro

1.28

Suma de cationes meq/litro

147.53

CO3= meq/litro

26.20

HCO3 meq/litro

42.80

Cloruros p.p.m.

2,878.54

SO4= meq/litro

2.00

Suma de aniones meq/litro

152.20

Salinidad efectiva meq/litro

81.00

Salinidad potencial meq/litro

82.20

Relación de adsorción de Sodio RAS

40.00

Na2CO3 residual meq/litro

49.25

Porciento de Sodio posible PSP

156.17

 

Conductividad eléctrica:

Fuera de clasificación

Celaya, Gto. 16 de junio 1976

 

TLQ. Ma. Guadalupe Almanza Núñez

Encargado de Laboratorio

Un plesiosauro no podría vivir en este medio. Tal vez en La Alberca. Oscar mandó hacer «un retrato hablado del Chac» (una pintura), en donde se ve un monstruo muy semejante al de Loch Ness, nadando en el cráter de La Alberca.

La Alberca es un sitio ideal para practicar la natación y el buceo. Pero las cosas están cambiando, el cráter se está secando. En medio del lago comienzan a aparecer pequeños islotes. La profundidad actual es de poco menos de 25 metros. Al secarse, morirá la Alberca, y con ella también morirá el mito del Chac.

AZTLÁN ERA UNA ANTIGUA BASE DE EXTRATERRESTRES

Otro más de los mitos diseminados por Arredondo es que el Cerro de Culiacán, en el Estado de Guanajuato, es una base extraterrestre.

«Los ancianos de esta localidad «“informa Arredondo-, han transmitido relatos orales que señalan que el Cerro de Culiacán era un volcán que al apagarse quedó tan hueco como un cono de papel invertido, en donde vivía gente y, además, contenía un gran lago.

«La boca de este volcán, adentro del cerro, conduce a una enorme ciudad habitada aproximadamente 16 kilómetros de profundidad. Esas construcciones son tan grandes que desembocan al mar abierto.

«Por dentro tiene forma de una esfera, mas quiero aclarar que si cualquier científico interesado entrase, sólo llegaría al centro del cerro donde se encuentra la pirámide que se señala en el mapa.

«Extraños acontecimientos que suceden en las faldas del cerro, en donde se ven, se oyen fenómenos inexplicables y se dice que hasta se ha visto gente que aparece y desaparece rápidamente».

Según Arredondo las tradiciones decían que de ahí provenían la sabiduría, salía el sol y la gente recibía iluminación de los dioses o cósmica. Todo esto es una extraña mezcla de una mala lectura de la obra de Paul Kirchoff, uno de los primeros investigadores de las culturas precolombinas. Arredondo afirma que el Cerro de Culiacán es el mismísimo Chicomostoc, y que la laguna de Yuriria, al lado del cerro, era la mítica Aztlán. Pero dejemos que sea el mismo Oscar quien nos cuente su versión.

«En el libro de Historia Tolteca-Chichimeca, de Paul Kirchoff, se analiza un códice náhuatl, cuyo original está en Francia, que relata las migraciones chichimecas de Chicomostoc. La portada de dicho libro presenta la reproducción de un antiguo grabado en donde claramente se aprecian las «7 cuevas» y las siete razas que las habitan en Mesoamérica, en donde un día fue sede de las siete culturas, de las siete razas, era la llamada montaña de los siete misterios y se afirma que era la mítica torre de Babel. Al centro de la misma se puede ver a un par de ancianos con un fuego al centro, que según la leyenda representaba a la tierra y la sabiduría, pero a la cual sólo podían entrar los iniciados».

Esta gráfica es muy similar, según Oscar, a un mapa plasmado en una piedra encontrada en el Cerro de Culiacán, en cuyo hallazgo se mezcla lo casual y lo místico, ya que asegura Arredondo, un campesino[4] caminaba por las laderas del cerro, cuando se le apareció un ser, que le informó sobre el mundo paralelo que existe dentro del volcán.

«Dijo ser sobreviviente de las siete esplendorosas razas que en un pasado remoto dieron conocimiento al mundo y se siguieron manifestando después a través de diversos actos.

«En dicha roca existe una serie de líneas y curvas que comparándolas con el dibujo del libro citado se puede apreciar con claridad la semejanza existente, incluso se pueden ver hasta los guías que semejan los pies que conducían a la entrada de Chicomostoc».

Entre los que han estudiado el mapa para entrar a la base extraterrestre se encuentra Salvador Freixedo, quien no tuvo éxito. Corrió con mejor suerte Sixto Paz, quien visitó el lugar en 1994 y dijo haber descubierto la entrada al cerro en donde se dice existe una supercivilización.

La verdad es que el mencionado mapa nada tiene que ver con los códices antiguos, ni con los extraterrestres. Se trata de una piedra grabada con una navaja por el mismo Uriel, quien afirma ser un híbrido entre los humanos y los extraterrestres. A este respecto se han tejido varias otras leyendas. Algunos periodistas allegados a Oscar afirmaban que los ovnis bajaban todos los días a las 2:30 a.m. en un lugar cercano a Valle de Santiago. El sitio era muy particular ya que estaba habitado por niños híbridos. Estos reporteros aseguraban que mantenían contacto con dichos niños. Al pedirles que nos llevaran al lugar, cambiaron su versión. Ahora los ovnis bajaban entre las 12:00 y las 2:00[5]; ellos nunca los habían visto, pero «la gente decía»; tampoco conocían a los niños híbridos, y mucho menos nos podían acompañar al lugar.

En cuanto a los ovnis, una de las pocas «pruebas» presentadas es una fotografía, obviamente trucada, sacada por el mismo Oscar Arredondo, en donde se puede ver un grupo de patos dentro de La Alberca, y a su derecha un plato volador dibujado sobre el papel fotográfico. Esas son las portentosas naves intergalácticas que penetran el cerro de Culiacán, hacia el interior de la tierra hueca. Pruebas tan «contundentes» nos hacen recordar aquella frase que decía que la hipótesis de la tierra hueca había nacido en una cabeza hueca.

REFERENCIAS

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Andrade Martínez Jorge, ¿Encuentros cercanos del tercer tipo en Valle?, El Sol de Salamanca, domingo 24 de julio de 1994.

Andrade Martínez Jorge, El señor cura Francisco Bombella Ayala revisó en forma minuciosa la figura del ropero. Sacerdotes se reunirán, El Sol de Irapuato, jueves 1 de octubre de 1992.

Andrade Martínez Jorge, Para Oscar Arredondo propietario del ropero es un misterio; su casa abierta al público, El Sol de Salamanca, miércoles 30 de septiembre de 1992.

Andrade Martínez Jorge, Viejo ropero hacer creer a la población católica que es un milagro; otros piensan que es charlatanería, El Sol De Salamanca, miércoles 30 de septiembre de 1992.

Anónimo, ¡Extraterrestres en Guanajuato!, ¡Cuestión Policíaca!, No 106, México, 3 al 9 de noviembre de 1992, páginas 2-3 y 30.

Anónimo, ¡Fotografían a un extraterrestre!, ¡Cuestión Policíaca!, No. 104, México, 20 al 26 de octubre de 1992, páginas 2-3.

Anónimo, ¿Predijo «La Joyita» el terremoto de Japón?, El Sol de Salamanca, miércoles 18 de enero de 1995.

Anónimo, Afirman que vive una supercivilización, El Centro, Valle de Santiago, miércoles 6 de julio de 1994.

Anónimo, Analiza el clero el rostro divino, El Sol de Irapuato, jueves 1 de octubre de 1992.

Anónimo, Aparece la imagen de Jesucristo, Día Siete, Valle de Santiago, lunes 12 de octubre de 1992.

Anónimo, Asegura a una investigadora haber hablado con un extraterrestre, ¡Cuestión Policíaca!, No. 109, México, 24 al 30 de noviembre de 1992, páginas 2-3.

Anónimo, Aún agonizando La Alberca ofrece una belleza que estaba oculta bajo el agua, El Centro, Valle de Santiago, miércoles 6 de julio de 1994.

Anónimo, El rostro de Jesús se apareció en un ropero, El Sol de Salamanca, miércoles 30 de septiembre de 1992.

Anónimo, Opinan investigadores sobre el extraterrestre, ¡Cuestión Policíaca!, No. 110, México, 1 al 7 de diciembre de 1992, página 26.

Anónimo, Se sumergió en la laguna y desapareció el extraterrestre, ¡Cuestión Policíaca!, No. 107, México, 10 al 16 de noviembre de 1992, paginas 2-3.

Benítez Juan José, El valle de las luminarias, Espacio Tiempo, España, abril de 1991, páginas 52-59.

Benítez Juan José, Mis enigmas favoritos, Plaza & Janes, Barcelona, 1993.

Kirchoff Paul, Historia Tolteca Chichimeca, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, 1974.

Pulido Arroyo Jesús y Aguilar Marcial, «La Tierra se está saliendo de su eje», me dijo el extraterrestre, ¡Cuestión Policíaca!, No. 110, México, 1 al 7 de diciembre de 1992, páginas 24-26.

Sendel Lemetre Virginia, México Mágico, Editorial Diana, México, 1990.

Jack Palance.

Verduras gigantes en valle de Santiago.

Concursos de verduras gigantes.

Fotografías trucadas de verduras gigantes que aparecieron en un calendario canadiense entre de 1909 y 1923.

Chicomostoc.

Don Pedro Ferriz y Oscar Arredondo.

Un OVNI dentro del volcán La Alberca.

Otro ovni en La Alberca. Esta vez se trata de un reflejo de la lente (lensflare).

Uno de los testigos que afirma haber visto que un diminuto extraterrestre alzó una vaca con sus manos, «para verle las ubres».

Las fotografías del extraterrestre de Valle de Santiago. En la última se supone que la leve sombra que aparece en medio del lago es el extraterrestre en el momento de introducirse al agua.

Fotografías de control con uno de los niños que trabajan en el cráter.


[1] En otra versión, el mismo Arredondo dice que fue el propio Secretario de Agricultura quien les pidió hacer el experimento. Ellos aceptaron el desafío siempre y cuando la zona en donde se cultivara fuera cerrada herméticamente a las miradas curiosas. Oscar acostumbra ir cambiando sus versiones. Al pasar el tiempo, se le olvidan sus mentiras y las reinventa sobre la marcha.

[2] Nombre con el que fue bautizado por Arredondo. Recientemente se le ha cambiado el nombre a Chan.

[3] Sólo hay pequeños charales que serían una botana muy escasa para tamaño dinosaurio.

[4] Se trata de Uriel, un contactado, gran amigo de Oscar.

[5] En cuestión de pseudociencias siempre es mejor ser ambiguo.

El país de las 7 luminarias (2)

UN ET BAÑÁNDOSE EN LA ALBERCA

Oscar Arredondo es un fotógrafo profesional que tiene su local, Fotografía México, en la calle de Juárez, Valle de Santiago. En noviembre de 1992, cuando regresamos a Valle de Santiago para entrevistarlo debido a la, en ese entonces, reciente aparición de un rostro de Cristo en un espejo, y que más adelante detallamos, coincidimos con un periodista de un diario amarillista que recién había publicado la fotografía de un supuesto ser extraterrestre en el cráter de La Alberca.

Según Arredondo se les había anunciado la aparición de luces sobre el cráter, por lo que, de inmediato, él y dos de sus ayudantes de la fotografía, se dirigieron al lugar. Al llegar todo estaba quieto y a oscuras. De pronto, uno de sus ayudantes, el que tenía la cámara, exclamó asustado:

«Â¡Hay hijo de la chingada! ¡Hay hijo de la chingada!»

Al mismo tiempo que accionaba por dos ocasiones la cámara. Arredondo no vio nada, pero su compañero le describió al ser que posteriormente aparecería en las fotografías.

Esa fue la versión que nos dio Arredondo, pero es totalmente diferente a la del semanario que publicó la fotografía. Según ellos, Arredondo mismo tomó las fotografías: una de frente y otra de espaldas, y una tercera «donde aún se observa la figura del extraterrestre cuando se sumergía en el agua».

Lo cierto es que existen dos fotografías, ambas de frente. En ellas se observa un hombre vestido con un traje enterizo, tipo mameluco, de color aluminio. El personaje porta un instrumento conformado por varillas de forma triangular. La cara y las manos están impregnadas de polvo de aluminio, para semejar el tono metálico. Complementan el atuendo una peluca «aluminizada» y unos colmillos de vampiro del mismo tipo (y marca) de los que compran los niños en el mercado el día de muertos.

Tiempo después acompañamos al equipo de producción del programa de TV Azteca, En busca de lo desconocido, para entrevistar a Oscar. En esta ocasión, junto con Juan Chía, conductor del programa, pedimos a Oscar que nos narrara en el sitio su aventura. Conocíamos de antemano su versión. Sabíamos cuantos estaban, en dónde estaban, hacia dónde miraban, qué movimientos hicieron, y cuál fue la actitud del extraterrestre. Cuando cronometramos todo el asunto, Arredondo tuvo que ir modificando sobre la marcha su versión. Nada se ajustaba a lo que me había dicho meses antes.

Conclusión: otro más de los fraudes de Arredondo para llamar la atención y atraer incautos y turistas.

Pero, se preguntarán nuestros lectores, ¿y la foto del ET echándose un clavado a La Alberca? Bueno, esa es producto de la prensa amarillista que tomó otra foto de Arredondo, tomada desde el lado contrario de La Alberca y la hizo pasar por el chapuzón del ET.

La historia se relata de una manera más detallada en mi libro Cien fotografías de extraterrestres, y la misma la publicaremos en Marcianitos Verdes, en este serial dedicado a Valle de Santiago.

EL CRISTO DEL ROPERO

El lunes 28 de septiembre de 1992 una sensacional noticia cimbró a los vallenses: en casa del fotógrafo Oscar Arredondo se había aparecido el rostro de Cristo sobre el espejo de un ropero. Pronto diversos medios de comunicación, como El Sol de Salamanca, Día Siete y El Sol de Irapuato se dieron cita en el estudio de Arredondo.

La santa faz se había «aparecido» sobre el espejo de un viejo ropero, donde el propietario guarda algunas pertenencias. El mueble fue comprado 25 años atrás y nunca mostró ningún signo del portento.

Cuatro días antes de extenderse la noticia, Oscar descubrió lo que al parecer era un rostro. De acuerdo con un periodista guanajuatense:

«Al verlo bien, tras vencer su extrañeza, se encontró con la sorpresa de que los rasgos coincidían con los de Jesús de Nazaret»¦ se ve la silueta de un hombre de pelo largo, nariz recta, labios delgados, con barba y bigote, mirada de misticismo, mirada llena de compasión y rictus de dolor, que nos hacen evocar la imagen de Cristo».

Según Arredondo se trataba del rostro de Cristo, tal como quedó plasmado en el velo de la Verónica, cuando caminaba hacia el Calvario. Por eso sólo se ve el lado izquierdo, pues la cruz impidió que Verónica enjugara el lado derecho.

El mismo lunes en que apareció la noticia, por la tarde hubo algunas personas que acudieron a presenciar la imagen. Arredondo cubrió el ropero con un lienzo y permitió verlo a los visitantes, pero de lejos, «que es desde donde mejor se aprecia», declaró.

Entre los visitantes estuvo el señor cura Francisco Bombella Ayala, de la iglesia ubicada enfrente del estudio fotográfico. Fue el mismo Bombella quien descubrió otra silueta ubicada al lado derecho del «Divino rostro», que se asemeja a la Virgen de Guadalupe, y otra que representa un ángel. Claro que, como es normal, el sacerdote se guardó de hablar de milagros y dejó que esto se decidiera con el tiempo.

Cuando estuvimos con Oscar, éste nos contó una versión diferente del suceso. En este caso el descubridor del rostro fue uno de sus ayudantes en la fotografía y él, Oscar, no le creyó hasta que lo vio personalmente.

Lo anterior nos hizo sospechar de una nueva jugarreta del fotógrafo, por lo que le pedimos nos dejara analizar de cerca el ropero. Luego de mucho presionar, nos permitió acercarnos. Al tener a unos centímetros de nosotros la imagen, nos dimos cuenta que había sido fabricada («dibujada») al tallar sobre un espejo lleno de polvo y de grasa. El mismo Arredondo confirmaba esta hipótesis al arriesgarse a vender posters del rostro, en los que se lee la leyenda:

«Polvo, viento, tiempo»

Polvo que se había acumulado sobre el espejo, a través del tiempo, y que fue trabajado por manos humanas.

Las otras imágenes vistas por el sacerdote se tratan de manchas tipo Rorschars, como las figuras que forman las nubes, y que el cerebro interpreta según su conveniencia. Simples pareidolias.

EL CERRO DE CULIACÁN Y CHICOMOSTOC

A pocos kilómetros de Valle de Santiago se encuentra un cerro que presenta diversas cicatrices en su superficie. Se trata del Culiacán. Según Arredondo el cerro es un volcán que, al apagarse, quedó hueco, como si fuera un cono de papel invertido. En su interior también había un lago, y por debajo de él, a 16 kilómetros, se encuentra una ciudad intraterrestre. En palabras de Arredondo:

«La boca de ese volcán, dentro del cerro, conduce a una enorme ciudad habitada. La ciudad está aproximadamente a 16 kilómetros de profundidad. La ciudad posee construcciones tan grandes que desembocan al mar abierto».

Uriel, uno de los «amigos» de Arredondo afirma que, en ciertas ocasiones, el cerro se abre y por esa abertura salen o entran platillos voladores. Pero, incluso, no son necesarias las naves. También ha visto aparecer y desaparecer humanoides.

Yo estuve explorando el cerro durante dos días y por más que lo intenté nuca logré acceder al interior del mismo. Mejor suerte la tuvo el contactado peruano Sixto Paz quien afirmó haber descubierto la entrada.

Arredondo elaboró una mitología más complicada. Después de leer Historia Tolteca y Chichimeca, de Paul Kirchoff, supuso que el códice estudiado por el arqueólogo, referente a Chicomostoc, Aztlán o el lugar de las 7 cuevas de donde partieron las tribus nahuas, que fundarían Tenochtitlán, se refiere al Cerro de Culiacán.

Uno de los dibujos del códice muestra un par de ancianos con una hoguera entre ellos. La gráfica representa a la Tierra y a la sabiduría (según Arredondo). Un motivo parecido fue encontrado por Arredondo y sus amigos, grabado en una piedra, en las inmediaciones del Culiacán. Un campesino caminaba por las laderas del cerro cuando se le apareció un ser que dijo ser «sobreviviente de una de las siete razas que en el pasado remoto dieron conocimiento al mundo». El ser vivía en el interior del cerro. El intraterrestre guió al campesino hasta donde estaba la piedra grabada.

La piedra muestra, entre otras cosas, un mapa con la entrada al cerro: a Chicomostoc. El cerro, como ya se dijo, es hueco y su interior tiene forma de esfera. En su centro hay una pirámide. Los intraterrestres tienen nombres que parecen nahuas: Ixclaccloc; Ixchalchihualt[1]; Quetzalcóatl (en persona). Son originarios de «un planeta ubicado en los anillos de Saturno».

Pero hay más. La Torre de Babel, la Torre de los Siete Misterios, el Arca de Noé y el Cerro de Culiacán son una y la misma cosa para Arredondo.

«Esto nos pone a la cabeza y a la vanguardia de las posibilidades del mundo futuro, porque aquí estamos nada menos que en la capital mundial de la antigüedad misma. Esto nos debe hacer y sentir muy orgullosos».

¿Delirio de grandeza? Juzgue el lector.

EL CASO DE LAS VERDURAS GIGANTES

El asunto que más fama le ha dado a Valle de Santiago es el de las verduras gigantes.

José Carmen García es el nombre del campesino que comenzó a cosechar enormes hortalizas en el municipio de Valle de Santiago. Una de sus parcelas se encontraba en La Hoya de Flores, famosa por lo fértil de sus tierras[2]. Ahí, Carmen García comenzó a experimentar con diversos fertilizantes y sistemas de riego, hasta obtener los enormes ejemplares que le hicieron famoso.

Todo hubiera quedado en el éxito de un agricultor guanajuatense, de no ser por la aparición de Oscar Arredondo que, muy pronto se involucró e influyó a García. Hasta 1977 José Carmen sólo decía que tenía un método propio para hacer crecer sus cosechas. Esto mismo se lo dijo al entonces director de la revista Contactos Extraterrestres, Héctor Chavarría. Pero luego todo cambio. Comenzó a hablar de extraterrestres, de formulas mágicas en las que se mezclaba la astrología con la rabdomancia y los extraterrestres. Era clara la influencia de Arredondo.

El empuje y los oficios de Arredondo lograron que la noticia fuera conocida en diversas partes del mundo. Incluso los productores de Believe it or not! de Ripley, mostraron las maravillosas legumbres gigantes. Esto hizo que las autoridades de la Secretaría de Agricultura se mostraran interesadas. Francisco Merino Rábago, el entonces Ministro de Agricultura recibió a los campesinos en sus oficinas.

Arredondo y García solicitaban, a cambio de la formula, que se creara un Parque Nacional en la zona de Valle de Santiago; y que en el interior del cráter de La Joya de las Flores se construyera una escuela de agricultura.

Aunque el primer punto no dependía de la Secretaría de Agricultura, no era un problema insalvable. Merino aceptaría las peticiones de los campesinos, siempre y cuando demostraran, en condiciones controladas, que podían producir legumbres gigantes comestibles. Para tal efecto organizó una competencia entre los técnicos agrónomos y los campesinos. El lugar escogido fue el campo experimental de Tangasneque, Tamaulipas.

En abril de 1978 comenzó la competencia. Se sembraron dos parcelas de 20 hectáreas cada una. Los resultados fueron desalentadores. Después de consumir una gran cantidad de agua y fertilizantes, la producción por tonelada de verduras gigantes era muy similar a la producción normal de verduras. Pero la diferencia era en el valor nutritivo. Lo cosechado por García y Arredondo eran productos con un alto contenido de agua y fertilizantes.

Parece ser que la técnica de García consistía en utilizar fertilizantes y regar las cosechas al comienzo de la tarde o noche, de tal manera que las altas temperaturas de Valle de Santiago no evaporaran el agua. Las legumbres absorbían una mayor cantidad del vital líquido y crecían en enormes proporciones.

La historia la cuenta Arredondo de manera distinta. Para él, los que perdieron fueron los ingenieros agrónomos. Dice que los vallenses consiguieron cosechas de 107 toneladas por hectárea, mientras que los agrónomos sólo obtuvieron 5.

El hecho es que no obtuvieron ni la construcción de la escuela ni el Parque Nacional. Arredondo afirma que en todo ello estuvieron involucradas las grandes firmas trasnacionales. Pero si eso fuese así, seguro que esas firmas ya hubieran comercializado las legumbres gigantes desde hace muchos años. No lo han hecho porque esas legumbres no poseen valor alimenticio[3].

¿Para qué pueden servir este tipo de cultivos? Para ganar competencias de verduras gigantes. Este tipo de concursos son muy comunes en los Estados Unidos e Inglaterra. Las más frecuentes son las competencias de calabazas gigantes.

El Libro de los Records Mundiales Guinness menciona a Alan Smith, de Detling, Inglaterra, quien logró cosechar una manzana de 14.33 kilos.

En Cumnock, Inglaterra, Robert Holland cultivó una cebolla de 5.106 kilos. En el IX concurso de verduras gigantes de Inglaterra, Steven Rohn se llevó el premio de 5 mil libras por su gigantesco ajo. En Estados Unidos, Alan Lane consiguió una col de 38 kilos. Ann Gardener, de Ocala, Florida, también ha conseguido calabazas, pepinos y sandías enormes.

Bernard Lavery tiene decenas de premios y records mundiales. Ha cosechado calabazas de casi 400 kilos. Incluso ha escrito un libro How to grow giant vegetables, en donde explica la forma de obtener esos «monstruos». Algunos de sus consejos:

  • Poner tanta materia orgánica en el suelo como sea posible.
  • Pisar sobre tablones para no dañar las raíces.
  • Las guías se deben levantar, ayudándose de pequeñas estacas, para que no se quiebren.
  • Las hojas de la calabaza se deben sostener con redes para no apretar la tierra.
  • Utilice una buena cantidad de agua, pero no demasiada que pueda pudrir la planta.

Al parecer la «formula extraterrestre» para obtener verduras gigantes es ya muy conocida en todo el mundo.

Hasta aquí llegamos en el recuento de los «misterios» de Valle de Santiago. Quedan otros muchos mitos y leyendas de los que no hablaremos: como el de un enano extraterrestre que alzó una vaca para verle las ubres; o el de un testigo que murió de extraña enfermedad luego de observar un OVNI; o explosiones de ductos de PEMEX debidas al vandalismo de los extraterrestres.

Valle de Santiago es una ciudad que le debe mucho a Oscar Arredondo Ramírez. Su inagotable imaginación y afán de notoriedad han significado gran derrama monetaria sobre la ciudad, a través de los turistas que la visitan atraídos por sus «misterios». Desde aquí te damos las gracias por lo divertido que ha sido dilucidar esos «misterios», y esperamos con ansia los que nos depares en el futuro.

Continuará…

BIBLIOGRAFÍA

Andrade Martínez Jorge, ¿Encuentros cercanos del tercer tipo en Valle?, El Sol de Salamanca, domingo 24 de julio de 1994, página 4.

Anónimo, ¿Predijo «La Joyita» el terremoto en Japón?, El Sol de Salamanca, miércoles 18 de enero de 1995.

Anónimo, Analiza el clero el rostro divino, El Sol de Irapuato, jueves 1 de octubre de 1992.

Anónimo, Durante los meses de marzo y abril se coloca Osa Mayor exactamente sobre los volcanes de las Siete Luminarias, El Centro, Martes 9 de abril de 1996.

Anónimo, El extraño y alucinante Valle de Santiago, hoja turística.

Anónimo, El mosaico mexicano, Tomo I, No. 6, México, 15 de diciembre de 1836.

Anónimo, El rostro de Jesús se apareció en un ropero, El Sol de Salamanca, miércoles 30 de septiembre de 1992.

Anónimo, Las aguas del cráter «La Joyita» se tornan rojas y presagian terremotos, El Centro, viernes 4 de noviembre de 1994.

Anónimo, México, espejo que refleja las estrellas, Actualidades, suplemento de El Centro, domingo 8 de mayo de 1988, página 12.

Anónimo, No falló el sismógrafo natural del cráter «La Joyita», ya tembló en la ciudad de México, El Centro, martes 13 de diciembre de 1994.

Anónimo, Valle de Santiago, región de Dioses, mitos y leyendas, Actualidades, suplemento de El Centro, domingo 8 de mayo de 1988, páginas 2-3.

Kirchoff Paul, Historia Tolteca Chichimeca, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, 1974.

Lara González Benjamín, En el lago de sangre, publicación del autor.

Ruiz Noguez Luis, Cien fotos de extraterrestres, Mina Editores, México, 1996.

Ruiz Noguez Luis, Cuando el agua se hizo sangre, Duda, Lo increíble es la verdad, Año XXI, No. 1121, México, 28 de abril de 1993, páginas 26-27.

Ruiz Noguez Luis, La laguna de sangre, Duda, Lo increíble es la verdad, Año XXI, No. 1120, México, 14 de abril de 1993, páginas 28-29.

Villa Roiz Carlos, Ya no serán siete las Siete Luminarias, Natura, No. 58, enero de 1982, páginas 16-21.

PÁGINAS EN INTERNET

http://www.fortunecity.com/roswell/daniken/62/invest.html

Una de las fotografías del supuesto extraterrestre de Valle de Santiago.

En la segunda foto podemos ver al ET con barba postiza, cabello platinado, dientes de vampiro, y arma láser construida con alambre.

Uno de los muchachos que trabajan en las lanchas de La Alberca, muestra la ubicación del ET. Esta foto, obtenida a pocos días de que se diera la noticia en la prensa, demuestra que las fotos del ET son muy anteriores: han desaparecido los puestos de comida y el talud se encuentra bastante deteriorado.

El «Cristo del ropero».

Francisco Bombella Ayala frente al ropero con la imagen de Cristo.

El cerro de Culiacán.

Una de las fracturas del cerro por las que, se dice, entran y salen los ovnis.

Códice de la Historia Tolteca y chichimeca en donde podemos apreciar Chicomostoc, el lugar de donde partieron los aztecas.

Sixto Paz.

Paul Kirchoff.

Piedra grabada que supuestamente los extraterrestres le dieron a un campesino en las inmediaciones del cerro Culiacán, y que muestra el plano de la ciudad en el interior del cerro.

Salvador Freixedo estudiando la piedra.

Oscar Arredondo Ramírez y el agricultor José Carmen García Martínez, en la época de las verduras gigantes.

Don Carmen García muestra forma en que siembra las semillas.

Varias fotografías de Carmen garcía con legumbres gigantes.

Francisco Merino Rábago.

Una de las enormes lechugas que se llegaron a cultivar en Valle de Santiago. En la foto podemos ver a Arredondo, sosteniendo la lechuga, Carmen García, a la derecha, y de playera negra, el Ingeniero Carlos Merino Rábago, hermano del entonces Secretario de Agricultura.

Varias fotografías de lechugas gigantes.

También había cebollas y rábanos gigantescos.

Óscar Arredondo sosteniendo una de las legumbres gigantes.

Las fotos de los claveles tienen truco. Arredondo tomaba un ramillete y lo fotografíaba haciéndolo pasar como una sola flor.

Valle de Santiago fue un sitio de peregrinación ufológica. Aquí vemos a Don Pedro Ferriz al lado de Oscar Arredondo.

Alan Smith.

Robert Holland.

Steven Rohn.

Alan Lane.

Ann Gardener.

Bernard Lavery.

Sixto Paz, Salvador Freixedo y Alejandro Chionetti, en la fotografía, también peregrinaron a Valle de Santiago.

En el negocio de Arredondo aparecía esta fotografía recortada. Decía que se trataba de OVNIs sobrevolando el centro de Valle de Santiago.


[1] Este es el nombre del intraterrestre o extraterrestre que entregó la piedra grabada. Era un hombre con «rasgos indígenas semejantes a los caballeros águila». Curiosamente el nombre se parece mucho a Ixtlacíhuatl, «La mujer dormida», uno de los volcanes que circundan al D. F. Yo me pregunto ¿porqué un caballero águila tendría el nombre de una mujer?

[2] En general toda la zona es muy fértil debido a las tierras formadas al término de la actividad volcánica.

[3] Alguien dijo que era como estar tomando agua en presentación de lechuga.

El país de las 7 luminarias (Primera parte)

EL PAÍS DE LAS SIETE LUMINARIAS

A cuatro horas del Distrito Federal, en el Estado de Guanajuato, se localiza una de las zonas más bellas y enigmáticas de la República Mexicana: Valle de Santiago.

Por su ubicación, las ciudades de Valle de Santiago y Yuriria pueden ser consideradas como el centro geográfico de México. Las ciudades se encuentran a 1,723 y 1,736 metros sobre el nivel del mar. Están rodeadas por una extensa zona de cráteres volcánicos, hoy convertidos en lagos. Su belleza natural es extraordinaria.

La zona cubre una extensión de 83,570 hectáreas. De ellas se cultivan 52,778 (33,590 son de temporal y las restantes de riego). Es por ello que se le considera «el granero de la República».

Valle de Santiago es una población típica que tiene una gran tradición histórica conocida por pocas personas. El rango de ciudad lo obtuvo el 28 de mayo de 1907. Anteriormente se llamaba Camémbaro, que en tarasco (purépecha) significa «Lugar del ajenjo y el estafiate».

A la llegada de los españoles ya estaba habitada por una mezcla de otomíes, chichimecas y tarascos. Su actual nombre le fue otorgado en 1607, cuando las autoridades de la colonia hicieron la división de terrenos de la antigua Sido, hoy Salamanca. Entre sus fundadores se encuentran Diego Tamayo, Pedro Rivera y Francisco Gómez.

En este lugar se han venido sucediendo una serie de hechos «insólitos» y «misteriosos» que han trascendido nuestras fronteras. Sucesos que han tenido como principal protagonista a un hombre: Oscar Arredondo Ramírez.

LAS SIETE LUMINARIAS

Según el investigador Fulgencio Vargas, geológicamente la zona abarca dieciséis cráteres, aunque las tradiciones y leyendas sólo hacen referencia a siete, los cuales fueron bautizados con el poético nombre de Luminarias.

En el interior de la mayoría de los cráteres se han formado preciosos lagos. Los habitantes de esta región llaman a los cráteres Hoyos, Hoyas o Joyas. Algunos de los nombres en lengua purépecha son: Tallacua, Membereca, Andaracua, Sicua, Sacalasschil, Liricua y Teremecua. Las Siete Luminarias de la tradición son:

El cráter La Alberca (Tallacua), de aguas sulfurosas y al que, se dice, no se le conoce fondo. Es muy frecuentado por buzos y existía un servicio de lanchas para hacer un paseo por sus aguas.

La Hoya de Cíntora (Andaracua), de agua salada a la que se le atribuyen propiedades curativas para enfermedades de la piel. Situado en el corazón de esta topografía fascinante. Posee infinidad de cuevas y en el interior de muchas de ellas hay pinturas rupestres enigmáticas y misteriosas. Hay huertos de árboles frutales como el naranjo, y abundante vegetación de ajenjo y estafiate. Se han encontrado vestigios arqueológicos. Actualmente se le usa como zona de cultivo.

La Hoya de Flores o Álvarez (Membereca), donde existen restos de un centro ceremonial prehispánico, cuevas con pinturas rupestres y manantiales que brotan de las rocas. Es el más grande de los cráteres. En su interior hay aguas termales y sus tierras fértiles han producido grandes cosechas. Las primeras verduras gigantes se dieron aquí.

Rincón de Parangueo (Liricua), de aguas alcalinas, al que se puede llegar escalando o a través de un túnel, de 500 metros de largo, escavado en la roca. En su interior hay un lago de aguas tranquilas. También se pueden encontrar infinidad de cavernas que apenas han sido exploradas. Hay petroglifos en algunas de ellas.

Sicua, Sacalassuchil y Teremecua son cráteres con poco interés turístico.

Visto desde las alturas, Valle de Santiago presenta un panorama que podría pertenecer a un paisaje lunar lleno de cráteres, de tal forma que cuando se sobrevuela la zona, resulta difícil resistir la tentación de evocar misterios espaciales. Tal vez la extraña poesía que emana este paisaje, sea la causa de que aquí florezcan tantas fantasías relacionadas con visitantes del espacio.

Existe la creencia de que los lagos están comunicados entre sí por ríos subterráneos. Esta afirmación se avaló por el simple hecho de que había ruidos que hasta hace poco se escuchaban debajo de la tierra y que hicieron pensar en que los volcanes apagados estaban entrando en una nueva etapa de actividad. Aunque algunos cráteres bien podrían estar intercomunicados. Lo más probable es que no existan esos vasos comunicantes. La diferencia entre la composición química del agua de cada una de las lagunas, podría implicar que no exista la comunicación anunciada.

LA OSA MAYOR

Durante años, la astroarqueóloga mexicana Guadalupe Rivera de Iturbe, ha divulgado una curiosa teoría. Siguiendo la sentencia ocultista de Hermes Trimegisto en la Tabla Esmeraldina («Lo de arriba es igual a lo de abajo»), Rivera concluye que la conformación geográfica de las Siete Luminarias corresponde a la de las Siete Cabrillas de la Osa Mayor.

De acuerdo con la señora Rivera, desde las alturas vemos un paisaje correspondiente al ámbito celeste. Como si fuera el espejo, la topografía de la Luminarias refleja las estrellas.

Rivera afirma que en todo el país se pueden observar espirales cósmicas, y que cada una de ellas corresponde a la advocación de un signo del zodiaco, y justamente Yuriria y Valle de Santiago son el centro de la espiral mayor que cubre todo el territorio mexicano.

Las investigaciones de la astroarquóloga llegan hasta Ignacio Ramírez (El Nigromante), el brillante poeta y pensador mexicano. Se supone que en una de las láminas de un libro de geografía escolar, escrito por Ramírez, se encuentra un mapa de los cráteres que establece su ubicación exacta por medio del trazo de ciertas líneas. Al observarlo con detenimiento, la señora Rivera descubrió que su conformación era muy parecida a la de la Osa Mayor.

Estudiando más a fondo el problema, llegó a la conclusión de que los siete cráteres de las luminarias corresponden a las Siete Cabrillas de aquella formación celeste. Es más, ella piensa que, de acuerdo con el sistema calendárico del México antiguo, cada 1,400 años las estrellas de la Osa Mayor se sitúan exactamente arriba de las Luminarias (¿?)

Para Rivera esto no es más que una de las manifestaciones del gran diseño concebido por los supremos arquitectos del universo, que llegaron a esta tierra a bordo de naves espaciales.

Esta completa falta de conocimientos astronómicos era de esperarse en una persona que afirma que el Calendario Azteca es un prototipo o plano de una nave espacial. En efecto, suponer que las estrellas que conforman la Osa Mayor siguen un movimiento tal que cada 1,400 años se sitúan en la vertical de unos cráteres situados a varios años luz, es un auténtico disparate.

Esa tontería cae por su propio peso cuando sabemos que, en Valle de Santiago hay dieciséis cráteres y no solo los siete que escogió hábilmente Rivera; o cuando superponemos una fotografía de las Siete Cabrillas sobre otra de las Siete Luminarias: no hay forma de empatarlas.

YURIRIA

La ciudad de Yuriria es el centro urbano más antiguo en el Estado de Guanajuato. Fue fundado, por parte de las tribus chichimecas, en el año 945 d.C.

Actualmente ofrece un carácter pintoresco y agradable por sus calles estrechas, casas bajas y un jardín principal amplio y lleno de árboles. Este armoniza con el convento y templo de San Pablo (1550), conjunto de estilo plateresco cuya fachada es la más ricamente ornamentada y mejor conservada del país. Cuenta, además, con dos templos del siglo XVI, el Expiatorio «“donde se venera a la Virgen del Buen Concejo- y el de la Preciosa Sangre de Cristo, en cuyo interior existe un Cristo de madera negra de la misma época.

A orillas de la ciudad domina el paisaje la laguna artificial de Yuriria, construida en 1548 por Fray Diego de Chávez, como primera obra monumental de riego que existió en la América Colonial.

El nombre original de la ciudad fue Yuririhuapúndaro, que significa, según la Secretaría de Turismo, «Lugar del lago de sangre», porque, «supuestamente el lago aledaño era utilizado como cementerio» (sic).

El nombre tarasco significa «donde está el lago de sangre» (Yuriri, sangre; apunda, laguna y ro, locativo). Pero el lago nunca fue un cementerio. Lo de sangre le viene porque, a veces, sus aguas, que generalmente tienen un color verdoso, adoptan un tono rojizo. Es, según los que la han visto, un color rojo escarlata, tan intenso que llega a parecerse al de la sangre.

Las primeras noticias de esta curiosidad las dieron los tarascos, que conquistaron el lugar por el año 1350 d.C.

En 1579, don Cristóbal de Vargas Valadés, Alcalde Mayor de la Villa de Celaya y Corregidor de Yuririhuapúndaro, escribió en sus Relaciones geográficas de la diócesis de Michoacán:

«El pueblo de Yuriripúndaro es de la corona real y corregimiento de el alcalde mayor de la Villa de Celaya: Está en la provincia de Michoacán y llámase Yuririapúndaro porque quiere decir en lengua tarasca Laguna de sangre, y púsose este nombre a este dicho pueblo porque tiene una laguna, entre las casas, de media legua en redondo, que el agua de ella es algo bermeja, semejante a sangre».

Casi un siglo más tarde (1644), el venerable padre Diego Basalenque, cronista de la orden agustiniana, escribió en su Historia de la provincia de San Nicolás Tolentino de Michoacán, lo siguiente:

«Este pueblo se llama Yuririapúndaro, que quiere decir Laguna de sangre, porque se fundó en sus principios alrededor de una laguna cuya redondez debe ser de una legua corta, y su agua no es sangre sino agua, que tiene un color turbado y no claro estando en la laguna, que sacada fuera más es de lo que en ella parece. Tiene una cosa admirable esta laguna: que no se le halla fondo en medio, y su agua nunca mengua ni crece, ni por fuera se ceba de otras aguas que le entran si no es la del Cielo. Ha habido años en que la laguna grande se ha secado totalmente, y ésta no mengua cosa. Su agua no es provechosa para cosa viviente de dentro. Dicen algunos que ahí echaban los cuerpos que se sacrificaban a sus dioses, de esto no hay escrito, sólo tradición. En cuanto a no menguar ni crecer, según filosofía, hemos de decir que está al peso de algunas muchas aguas y con muchas que no se menoscaban se está ella en aquel pozo y así en medio no se halla suelo, que es cosa que espanta; no se navega ni nadie se atreve a pasarla».

LAGUNA ALMONICA

Otro sacerdote de la orden de los agustinos, fray Matías de Escobar, escribe en su Crónica de la provincia agustiniana de Michoacán (1729):

«Muchos pensaron que el haber sido el suelo de este pueblo Palestra de Marte, en que se vertió tanta sangre cuanto fue necesaria para inundar el terruño, fue lo que granjeó el nombre de Yuririapúndaro, que es lo mismo que Laguna de sangre. Pero lo cierto es que lo que le da el referido nombre, es una laguna, que tendrá poco más de una legua en su circuito, inmediata a su población. Esta tiene el color rojo o sanguíneo. Es tradición haber sido esta laguna en la que arrojaban los cuerpos a los ídolos, y quizá por esta crueldad se tiñó de sangre el agua que hay si hay sangre, que pida al Cielo justicia contra una crueldad, en las aguas ha de haber sangre también, que clame y pida venganza.

«Bien pudiera llamar a las aguas sanguíneas de esta laguna almónica, porque así como en los cristales del río Almón lavaban los sálicos sacerdotes los cuchillos de las víctimas y con la sangre de ellas teñían las aguas, acá los sacerdotes de la idolatría de este pueblo lavaban sus pedernales en las aguas de esta laguna; y de esta sangre tomaba nombre el sitio.

«Río de infierno es el referido, como lo fue esta laguna, para los miserables sacrificios. Es profundísima, y tanto, que afirma nuestro Venerable Basalenque, no ha habido argonauta atrevido que halla querido transitar sus medios, y con razón, que para mí tengo es esta laguna antípoda del Mar Rojo, según el trópico opuesto, y grados de altura en que se halla, y puede ser esta laguna algún desahogo de aquel grande y profundo Mar.

«Así viene a ser el color y causa del color de la laguna de Yuriripúndaro: el suelo y terruño le hace el rojo color de que se viste, para engañar la vista. Nada viviente tiene o mantiene en sus senos. Estigio lago o Mar muerto puede decirse y denominarse, por esta infructífera propiedad. Era seno de los muertos y sacrificados cuerpos, y así no quiere consentir nada vivo en prueba de su propiedad antigua.

«Esta pues, como refiero, sangrienta laguna, le da el nombre a Yuririapúndaro. De esta sangre trae el origen su nombre.

«No se si la mayor hidalguía podrá dar más claro testimonio en su sangre de nuestro Yuririapúndaro»¦

«»¦ a los que frecuentan los baños de las aguas de esta laguna, les comunica a los pelos del mismo rojo que tienen en sí a las aguas, propiedades que se cuentan de las aguas del Reno, Xanto y Escarmandro».

El barroco fraile Escobar se equivoca en varios puntos. El lago, que no laguna, nunca fue centro ceremonial de sacrificios humanos; no está en las antípodas del Mar Rojo; y sí posee vida en sus entrañas.

El último cronista de la provincia agustiniana, fray Nicolás de Navarrete, en su Historia de la Provincia (1879), al hablar de la fundación del templo y convento de Yuriria dice con parquedad:

«En lugar cercano a la Joya (que así se llama el lago cráter) está el lago de sangre o lago Muerto que dio su nombre a Yuririapúndaro, desde su fundación tarasca».

Las tradiciones de un lago rojizo son, como vemos, muy antiguas. Sin embargo, aún en fechas recientes se han reportado insólitos cambios en la tonalidad de las aguas; cambios que se han tratado de relacionar con los movimientos sísmicos. ¿Será cierto que cuando el lago cambia de color anuncia un próximo terremoto?

EL LAGO DE SANGRE

Uno de los renglones económicamente más importantes para la vida de Yuriria era la recolección del mosco que se cría, y muy bien, dentro del lago. Cuando, en 1980, visité el lugar, tuve que usar una mascarilla para evitar respirar y tragar los mosquitos. La pesca de charales es otra de las actividades remunerativas dentro del lago.

Don Benjamín Lara González, cronista de la ciudad de Yuriria, nos contó que la primera vez que vio las aguas del lago teñidas de rojo fue en 1970. Uno de los pescadores que frecuentaban el lago le dijo:

«Mire usted doctor, la laguna se enferma cada y cuando. Cada vez que hay un terremoto o un temblor, o hace erupción algún volcán. Hasta lo que pasa bien lejos de aquí lo registra la laguna. Cualquier temblor o erupción volcánica, por lejos que esté. Entonces empieza a salir un color rojo del fondo y tiñe las aguas de la Joya.

«Ya cuando se va a aliviar, entonces todo el rojo se forma en una nata a las orillas de la laguna y en la superficie y entonces, todo el mosco y los charales se mueren. Nosotros no podemos pescar. Tenemos que esperar a que vuelva a aclararse el agua para que los peces vuelvan a la laguna desde estos hoyos que hacemos aquí y entre estas cañas viven mientras pueden reproducirse en grande ya dentro de la laguna».

Nuestro ya conocido Oscar Arredondo Ramírez extrajo agua y lodo del lago y lo intentó transplantar en las aguas de los cráteres. Sus trabajos sólo dieron resultado en un pequeño charco del cráter de Rincón de Parangueo. Su intensión resultaba obvia: crear un nuevo «enigma» y atraer a los turistas a su localidad.

En 1980 sugerí la existencia de dinoflagelados[1], como los que producen la marea roja, como posible explicación al color rojo del lago. A mi insistencia, don Benjamín Lara tomó una muestra del agua y la llevó al laboratorio de análisis clínicos y bacteriológicos del Químico Farmacobiólogo Luciano González García, de Valle de Santiago. González, después de centrifugar, decantar y preparar la muestra, pudo observar, a través del microscopio, unos diminutos seres flagelados de color rojo, de tan sólo unas micras de diámetro.

González no pudo identificar el microorganismo. Lara tomó otra muestra y, en compañía de don Arturo Ramírez Hernández, se dirigió a la Universidad de Guanajuato. Ahí depositaron las muestras en el Museo de Historia Natural Alfredo Duges. Lara y Ramírez aún continúan esperando los resultados del análisis.

ANIMALES DENTRO DE LOS CRÁTERES

El finado vulcanólogo Félix Sobota Knoll, «polaco por nacimiento y vallense por naturalización», como solía decir, estudió durante varios años el Volcán de Fuego de Colima (ubicado entre los estados de Jalisco y Colima). Luego emprendió un estudio de la zona volcánica de Valle de Santiago, Salamanca y Yuriria, y quedó asombrado por las características de estos volcanes.

En su país de origen había estudiado un pequeño lago cráter y había encontrado especies animales y vegetales que, por aislamiento milenario de otros medios geográficos similares, habían seguido su curso evolucionista propio, de tal forma que llegaron a constituirse en especies diferentes a las conocidas en Polonia.

Félix Sobota era un hombre que hablaba con dificultad el español, pero podía hacerse entender bien. Se le podría describir como robusto, vital, serio y apasionado. Pensaba que en los lagos cráteres de Valle de Santiago se podrían encontrar muchas especies desconocidas por la ciencia.

No estaba tan errado, pues al parecer nuestra suposición de una nueva especie de dinoflagelado, emparentados con los organismos que producen las mareas rojas, es cierta.

Las características que presentan las aguas rojas del lago de Yuriria y las de los cráteres de la Joya y Rincón de Parangueo son similares a las que se encuentran en las mareas rojas. Cuando los dinoflagelados se reproducen en grandes cantidades, tiñen las aguas de rojo, que es su color característico, al mismo tiempo que segregan una toxina que envenena las aguas y el medio ambiente. Los animales que se alimentan de estos microorganismos mueren envenenados. Es así como desaparecen los charales y moscos del lago.

Al parecer el culpable de que en algunos cráteres de Valle de Santiago se halla desarrollado el dinoflagelado es nuestro viejo conocido Oscar Arredondo. En una de nuestras visitas nos contó que en diversas ocasiones extrajo agua y lodo de Yuriria y la intentó transplantar a las aguas de los cráteres. Tuvo éxito en la Joya y Rincón de Parangueo. En su local de fotografía muestra varias fotografías de estos charcos de sangre. Sin embargo, las fotos están tomadas de tal manera que no existen puntos de referencia y cualquiera podría pensar que se trata de una gran extensión de agua salada (la laguna de sangre), sin embargo, el charco no tiene más de cinco metros de longitud.

No hay noticias de la existencia de dinoflagelados en lagos y lagunas. Su hábitat natural son los mares y océanos.

En cuanto a la relación del lago de sangre con la actividad sísmica es tan sólo un mito más. El 23 de abril de 1989 estuve en el sitio y sus aguas tenían el tono verdoso típico; el martes 25 de abril tembló en la ciudad de México. En otra de nuestras visitas (noviembre de 1992) uno de los charcos contaminados por Arredondo tenía el tono rojizo de la sangre, y sin embargo no se supo de ningún temblor de importancia. El «sismógrafo natural» había fallado.

Las verdaderas maravillas y enigmas de la naturaleza no necesitan embellecerse con fenómenos paranormales, rarezas criptozoológicas o apariciones ufológicas. La Naturaleza es insólita por sí misma.

EL PRIMO DE NESSIE

Otra de las leyendas que ha hecho correr Oscar Arredondo es la existencia en el cráter La Alberca de un monstruo antediluviano parecido al del Loch Ness.

Tallacua, nombre tarasco del cráter más conocido como La Alberca, tiene aguas sulfurosas. En un tiempo no muy lejano existieron plataformas para que los clavadistas hicieran gala de sus suertes, cual si fuera una «Quebrada acapulqueña» dentro del cráter. Hoy esos trampolines han quedado inservibles pues el lago se está desecando.

Según Arredondo la Alberca no tiene fondo, y de acuerdo con lo que menciona el ufólogo español Juan José Benítez «entre 15 y 20 metros se perciben una fuertes corrientes «“de oeste a este- que ponen de manifiesto la existencia de uno o varios canales subterráneos».

Según el español, se han hecho experiencias de arrojar troncos en el lago del Rincón de Parangueo y al poco se les ha visto emerger en la superficie de La Alberca. Esto explicaría, según él, porqué no se ha podido atrapar al monstruo del Tallacua, bautizado con el nombre de Chac, puesto que el misterioso animal se desplaza de uno a otro cráter.

La verdad es otra. No puede existir comunicación entre los cráteres puesto que muchos de ellos están completamente secos y no muestran fisuras en sus paredes. Tampoco hay comunicación entre Rincón de Parangueo y Tallacua, puesto que uno es un lago de aguas alcalinas, evidenciadas por las formaciones calcáreas producidas por la desecación; y el otro es un lago de aguas sulfurosas. Además, un animal de 6 metros de largo, como dicen Benítez y Arredondo, no podría vivir en esas aguas, mucho menos toda una familia necesaria para perpetuar la especie desde tiempos antediluvianos.

En los ochenta Oscar Arredondo presentaba en los escaparates de su tienda de fotografía, una instantánea del supuesto Chac. Vista con detenimiento, no había duda de que se trataba de un tronco tallado para dar la apariencia del cuello de un dinosaurio. Hice esta observación y tiempo después, la misteriosa fotografía del Chac ya no volvió a aparecer en la vitrina.

Arredondo me confió haber obtenido otra fotografía del Chac sobre la ladera del volcán, cuando éste salió a dar una caminata. Un documento como ese hubiera sido extraordinario, pero nunca quiso mostrármelo. No se si alguien lo vio. ¿Existió esa fotografía?

Recientemente en Internet se han publicado algunas fotografías del supuesto Chac.

Valle de Santiago a principios del siglo XX.

La Alberca.

Otra vista del cráter La Alberca. Detrás de los árboles sobre el cráter, comienza la ciudad de Valle de Santiago.

La Hoya de Cíntora.

Túnel para acceder al interior del cráter de Rincón de Parangueo.

El túnel tiene unos 500 metros de longitud.

Varias fotografías de Rincón de Parangueo.

En la boca de los volcanes se pueden ver las entradas a las diversas cuevas.

Una de las cuevas de Rincón de Parangueo.

A pesar de lo inaccesible, las cuevas muestran graffitis.

Uno de los charcos con aguas «sanguinolentas» dentro de los volcanes.

Escudo oficial de Valle de Santiago: El país de las siete luminarias.

Ignacio Ramírez «El Nigromante».

El mapa de Ignacio Ramírez.

La Osa Mayor.

Vista de las «Siete Luminarias» desde las alturas.

Portada del libro de Basalenque.

Varias fotografías de los «charcos de sangre» que se forman en los cráteres.

Oscar Arredondo mantenía en cubetas muestras del agua y lodo de Yuriria. Aquí una fotografía de un periódico local.

La laguna de Yuriria y al fondo el cerro de Culiacán.

El investigador Oscar García obtuvo esta foto de Arredondo Ramírez, justo en la puerta de su negocio de fotografía. Con el juego de luces y los ángeles, quería mostrar la eterna lucha entre «el bien y el mal».

Hablando de fraudes. JJ Benítez hizo creer a su público que en Valle de Santiago se realizan ceremonias «aztecas» para aplacar al monstruo Chac.

Benítez y Fernando Jiménez del Oso fueron otros de los ufólogos que visitaron el sitio. Aquí durante el rodaje de uno de sus programas.

En el estudio fotográfico de Arredondo se encuentra esta acuarela que muestra al supuesto Chac en medio del cráter de La Alberca.

Recientemente han aparecido en Internet algunas fotografías del supuesto Chac. Aquí una muestra de las mismas.

Esta es la fotografía original. Comparando las fotografías de la Alberca nos podemos dar cuenta del tamaño del cráter y del «dinosaurio». Se trata de un modelo pequeño, tal vez un juguete.

Una última imagen de Chan, en la que se puede apreciar incluso una de sus aletas.

Otra supuesta fotografía de Chac. Al paso del tiempo el lago se ha ido desecando. En 1980, la pequeña isla de la parte izquierda, por ejemplo, se podía ver a unos centímetros por debajo del agua. En este caso, si la foto no está trucada, la mancha podría ser otro islote.


[1] Ver mi artículo: La marea roja.

El ovni de la isla Trinidad (final)

CONCLUSIONES

Baraúna y sus amigos llegaron a la isla Trinidad el 8 de enero de 1958, invitados por otro miembro del Club, el dentista del Saldanha, teniente Ribeiro. En la isla escucharon los relatos de los diversos avistamientos de ovnis que se habían dado en el sitio los días previos a su llegada. Los miembros de Icarai, conociendo las habilidades de Baraúna para obtener fotos fraudulentas de ovnis, le han de haber propuesto hacer una broma, aprovechando un poco los datos de los avistamientos (efectos electromagnéticos, gaviotas, velocidades supersónicas»¦). ¿Por qué no utilizar en ese momento la foto de aquel Twin Bonanza que, a través de la bruma, parecía un ovni? El problema era que, en ese momento no tenía los negativos del avión y, además, por algún método de prestidigitación, tenía que hacer desaparecer el negativo de la Rolleiflex y sustituir las fotos con las del avión. Por eso tardó tanto con el rollo en sus manos. Trataba de encontrar el momento adecuado para la sustitución. Baraúna podía mejorar la foto y hacer que pareciera aún más a un platillo volador. El fotógrafo tendría la tarea de realizar las tomas y hacer el fotomontaje y los demás deberían encontrar el momento adecuado para hacer el barullo y presentar el asunto como un avistamiento auténtico. El momento adecuado se presentó al momento de partir de la isla. En ese punto todos los marinos estaban ocupados en sus actividades y algunos cuantos, tal vez, se encontraban en popa o en otra área alejada del frente del barco cuando Vieira, Ribeiro y Viegas comenzaron a gritar que veían un ovni. Baraúna fingió que tomaba las fotos. Todo ocurrió en alrededor de 1 minuto. Los marinos que estaban izando el barco, lógicamente no se podían mover de su puesto, pero los oficiales sí. Sin embargo, los oficiales estaban abajo, en sus cabinas, salas de máquinas, puestos de mando, etcétera, y no tuvieron el tiempo suficiente para subir y ver qué era aquel barullo. Finalmente, al estar todos, o la mayoría, en la borda, los miembros del Icarai relatarían su «odisea». Los marinos no vieron el objeto, pero sí el barullo y luego de ver revelado el rollo, como ocurre en muchos casos ovni, asegurarían que ellos también lo habían visto, e incluso lo identificaron en las fotos: algo que también era imposible, ya que en un cuadro de 55 mm el ovni se vería como una raya de 1.5 mm. Baraúna se bajó del Saldanha antes de tiempo para poder preparar las fotos. Además, las cortó y, supuestamente, las sometió a un baño de sales de plata para intensificar las imágenes (lo único que era necesario intensificar era el ovni, el paisaje se veía perfectamente). Dos días después entregaría unos negativos a la Marina que, seguramente, no eran los originales.

¿El motivo? ¿Dinero? Aunque no es la única razón si pudiera ser la más importante. Creo que originalmente se intentó hacer una broma, que luego no se pudo detener. ¿Intentar engañar a los militares no es nada inocente? Si se llegaran a enterar que todo era una broma podría tener serias consecuencias. Pero, al pasar el tiempo y ver que la Marina no adoptaba una actitud agresiva, decidieron sacar provecho monetario del asunto. Le ofrecieron la exclusividad a los ufólogos Fontes y Martins y al ver que el negocio se les escapaba, trataron por todos los medios de impedir la publicación de las fotografías. Luego le echarían la culpa a la Marina de esta operación de cover-up.

¿Ocurrieron las cosas como las relato? No lo se, pero creo que gran parte de la historia contada a mi manera se ajusta perfectamente a la realidad y, en última instancia podríamos decir «se non é vero, é ben trovato».

Después del avistamiento del 16 de enero la Marina decidió enviar equipo fotográfico, cámaras automáticas con telefoto, a la isla Trinidad. Se establecieron guardias de 4 horas y los marinos debían vigilar los cielos intentando observar, y captar algún nuevo avistamiento de ovnis. Nunca se volvió a fotografiar nada sobre la isla. Sin embargo se afirma que hubo otros dos avistamientos: el primero ocurrió el 7 de marzo, en el día, cuando un medico de la Marina, que no era uno de los guardias puestos ex profeso, trató de fotografiar un objeto en el cielo. El objeto era tan pequeño (tal vez una estrella) que no apareció nada en la película. El segundo fue el 5 de octubre. El centinela que lo vio, por cuatro minutos, se olvidó de alertar a la guarnición y de tomar la foto, por lo que no quedó registro del avistamiento.

A pesar de las declaraciones del presidente Kubitschek, y no obstante que este caso se presenta como un icono de la fenomenología ufológica, la verdad podría ser bien diferente a la que nos presentan los libros sobre ovnis. La Marina Brasileña concluyo sobre este caso que:

«La mayoría de los informes presentados son insuficientes, sobre todo debido a la falta de idoneidad (preparación) técnica de muchos de los observadores y a la breve duración de los fenómenos observados, de modo que ninguna conclusión puede alcanzarse en lo que respecta al avistamiento de objetos voladores no identificados.

«La más importante y valiosa prueba presentada, la fotográfica, de alguna manera pierde su calidad convincente debido a la imposibilidad de descartar totalmente un fotomontaje previo».

Pero el lector que nos haya seguido hasta este punto, seguramente estará de acuerdo con nosotros en aceptar y declarar que el OVNI de la isla Trinidad es falso.

APÉNDICE

A raíz de la publicación de este artículo en el sitio brasileño Ceticismo Aberto[1], en septiembre del 2003, se generaron dos frentes de controversia.

Por una parte en la lista de discusión ufológica de Brasil, BURN, un ufólogo carioca comenzó a atacarme diciendo que yo era un mentiroso, deshonesto, malicioso, estúpido e incompetente, que corrompía, manipulaba, inventaba y omitía. Como se ve, el señor me tiene aprecio y gran estima. Tal vez lo que le molestaba era que un extranjero haya tenido el atrevimiento de ocuparse de este caso ocurrido en Brasil. Este caso que él consideraba «su caso», pues decía que llevaba años investigándolo y que cuando publicara sus resultados, el tal Noguez vería lo que era bueno. De esa manera demostraría que yo estaba mintiendo. Han pasado casi tres años, desde esa discusión, pero muchos más desde que él dice que comenzó a investigar el caso de la isla Trinidad, y de esa «maravillosa y extraordinaria» investigación no se ven ni sus luces. Han quedado sólo los ataques ad hominem, pero no ha eliminado la sombra de fraude que cubre al caso de la Isla Trinidad. Mi oponente no ha aportado nada nuevo (ni lo aportará) y eso es lo que le revuelve las entrañas. Lo único que hizo fue señalar un error mío en el que había mezclado dos casos distintos, pero su discusión en la lista BRUN se limitó a insultarme y maldecirme sin aportar ideas o ceñirse al tema de discusión.

Por otra parte, en la lista de discusión americana UFOUpDates se comenzó a discutir sobre la cantidad de testigos del avistamiento: más de 300, según unos, 200, o 48. Como hemos visto, los testigos se pueden contar con una mano y todos ellos eran miembros del Club Icaria y amigos de Barauna. También se habló de si las fotos podrían ser una doble exposición o un fotomontaje. También hubo ataques ad hominem, pero a diferencia del ufólogo brasileño, se aportaron ideas.

Independiente a estos frentes, de manera particular un grupo de investigadores entre los que podemos mencionar a Vicente Juan Ballester Olmos, Manuel Borraz, Kentaro Mori y quien esto escribe, continuaron analizando el caso. Fueron Borraz y Mori quienes llegaron a los resultados más interesantes, los cuales se pueden leer en internet[2].

Ha habido otros intentos de los ufólogos por defender este bastión de la ufología mundial, pero sólo se sabrá la verdad cuando se analicen los negativo originales, actualmente en posesión de la viuda de Barauna.

La secuencia completa de las fotos ovni de la isla Trinidad, tomadas por Almiro Barauna.


[1] http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade00.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade01.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade02.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade03.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade04.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade05.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade06.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade07.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade08.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade09.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade10.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade11.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade12.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade13.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade14.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade15.htm#*%20Nota

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade16.htm

http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/noguez_trindade17.htm

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