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El chupacabras (y 3)

DEPREDADORES

De acuerdo con los veterinarios que realizaron algunas necropsias a las cabras y borregos, se concluyó que las muertes se debieron al ataque de un animal feroz, posiblemente un jaguar o puma.

Por ejemplo, el señor Jesús Espinoza Ramírez, técnico de la SAGAR, dijo que los borregos del rancho San Antonio Los Sauces, en Chiapas, murieron debido al ataque de una jauría de perros. Rafael González, jefe de ese departamento, apoyó la explicación y añadió que ya se habían presentado por lo menos dos casos similares en los últimos quince meses, uno en el rancho La Chocona y otro en el municipio de Osumacinta.

El presidente de la Asociación de Ovicultores de Chiapas, Ernesto Sánchez Yannini, señaló que en los 20 años que le ha dedicado a la ganadería jamás había visto que murieran tantos animales en un ataque, aunque no descarta la idea de que una jauría haya sido la causante. Sánchez Yannini apuntó que cuando estos animales son atacados o acosados, no emiten ningún sonido, y por ello suelen ser robados con facilidad.

Esto explicaría el supuesto misterio adicional de que nadie escuche el balido de las cabras y ovejas al ser atacadas. En el caso de La Chocona se dijo que nadie había escuchado los ladridos de los perros, ni los balidos de las ovejas.

El velador del rancho, Víctor Manuel Samoaya, dijo haber visto a una persona como de medio metro de estatura totalmente albina y desnuda.

En el rancho La Remolacha, ubicado a 5 kilómetros de Los Mochis, Sinaloa, fueron encontrados degollados 14 borregos, y no 40 como dijeron algunos ufólogos. Manuel Rodríguez, dueño del rancho, declaró:

«No sé si es obra de extraterrestres o del diablo, lo cierto es que los animales amanecieron con el pescuezo perforado y la gente está aterrada.

«Dicen que fueron perros, yo tengo diez y éstos jamás habrían atacado a los borregos. Además la noche del ataque se oyó mucha ladrazón (sic) y aullidos, pero el caporal no vio a nadie».

Es decir, los perros guardianes sí hicieron su trabajo: ladraron avisando de la presencia de algo al acecho. Esto desmiente también el mito de que los perros se quedan mudos y no hacen escándalo.

Antonio Moreno, vecino de La Remolacha, dijo que se trata de un mutante «producto de experimentos gringos. Tal vez a un murciélago le inyectaron una sustancia pa»™que (sic) creciera y después mandarlo a la Luna; y no sólo es uno sino varios animales».

El médico veterinario Feliciano García Carrillo, jefe del Programa de Salud de la SAGAR, envió al también médico veterinario Sergio Reséndiz Torres, de Zamora, Michoacán, para que investigara la muerte de 8 borregos encontrados muertos en el poblado de Guáscuaro, municipio de Tingüindin, a 40 minutos de Zamora.

«Bueno «“comentó García Carrillo-, en los días pasados se nos informó de un ataque a ocho borregos. Y en la medida en que se nos enteró, acudió un médico veterinario especialista en sanidad animal y todavía encontró animales que estaban moribundos, recabó los datos del propietario. El señor tiene aproximadamente unos 33 borregos y le amanecieron 8 muertos y algunos heridos, que aparentemente fueron atacados por algún depredador como un perro o algo parecido».

Se trataba del hato del señor José Linares Sandoval. Reséndiz Torres encontró que la mordida se debía a un animal canino (coyote o perro) y aclaró:

«Los animales muertos tenían toda su sangre, con una herida a la altura de la yugular normalmente se desangran por sí solos y no encontramos rastros de que estuvieran chupados, no hay un animal que beba tal cantidad de sangre como la que tiene un borrego que es de seis a ocho litros, es muy difícil, tendría que ser un animal tan grande que todo el mundo lo vería y más si son varios borregos. Bueno, ¿a quien le cabe tal cantidad de sangre? No está chupando sangre, simplemente los atacó y los mordió, y el ataque fue severo, y el propietario no se dio cuenta, bueno no estuvo pendiente».

Además, se encontraron huellas «como de perros».

¿Qué paso con eso de que los animales aparecen totalmente desangrados, sin una «pizca» de sangre? Bueno, al parecer, también es un mito. De todos los reportes que conozco en los que han intervenido veterinarios o los mismos han hecho una autopsia, no hay uno solo en el que se afirme que los animales estaban secos, sin sangre. Sólo la pediatra poblana, que hizo un remedo de necroscopia, sin tener ni idea, fue la única que afirmó que el animal estaba seco de sangre.

El director del zoológico de Culiacán, el médico veterinario Humberto Iriarte, investigó la muerte de 24 animales en aquel estado. No encontró ningún indicio de extracción de sangre. Los animales fueron muertos por «un ataque de una jauría de perros ferales» (animales domésticos que regresaron a la vida silvestre).

«Los ataques de perros son muy comunes; la gente lo sabe. Pero como ellos mismos no tienen para comer, menos para darles a los perros, que no siendo rabiosos no soportan la hambruna. Los perros por su naturaleza atacan a animales que son muy nobles e inofensivos».

En tiempo de sequía, como el que ahora padecemos, los animales silvestres, hambrientos, bajan hasta las rancherías. Incluso hay perros, de los llamados callejeros, que se unen en jaurías y atacan o matan a los borregos, al igual que lo hacen los coyotes. Los mapaches también pueden atacar a las gallinas, por ejemplo.

En el informe del doctor Iriarte al gobierno del Estado se indica que:

1. Los ataques de los animales fueron realizados por perros ferales y no rabiosos, como manifestaron algunas autoridades.

2. Los cuerpos de los animales muertos tenían sangre (un murciélago sólo puede absorber 17 mililitros de sangre).

3. Los pobladores del municipio tuvieron mala disposición para atender a los animales moribundos y los dejaron fallecer.

4. Una semana antes, los animales del lugar habían sufrido otro ataque de perros que no fue denunciado a las autoridades.

5. Los pobladores atraviesan por una difícil crisis económica, además participan en peleas constantes por rencilla antiguas entre ellos mismos, situación que hace factible algún tipo de venganza.

María Elena Hoyos, directora del zoológico de Chapultepec también recordó que en 1985 el mismo zoológico sufrió un ataque de perros ferales, los cuales mataron aves y otros animales pequeños.. Se trataba de una manada de perros que sobrevivía con los desperdicios que arrojan los visitantes al bosque. Cuando, en septiembre y en los meses sucesivos el zoológico fue cerrado por remodelación, disminuyó la afluencia de visitantes. Los perros quedaron sin comer y no tuvieron más remedio que atacar a los animales encerrados en sus jaulas.

El subsecretario de Agricultura, Romárico Arroyo declaró que se trataba de simples coyotes o animales predadores que, debido a la sequía, buscan cualquier mecanismo para saciar su hambre.

El funcionario puntualizó que en todos los casos reportados, especialistas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (SAGDR) coinciden en que se trata de ataques de animales depredadores, como lobos y coyotes.

LA OPINIÓN DEL DOCTO RAMIRO RAMÍREZ NECOCHEA

El doctor Ramiro Ramírez Necochea, de quien ya hemos hablado más arriba, ha hecho diversas observaciones muy acertadas. Las reproducimos aquí íntegramente por su interés en este asunto. Según el doctor Ramírez gran parte de los casos se deben a animales depredadores salvajes.

«Esos animales están viviendo una tremenda urgencia de alimento. Tenemos dos años de intensa sequía y aunque no sé de qué forma se han podido alterar los ecosistemas, pienso que estos animales se están acercando a las poblaciones para alimentarse, y que desde la aparición del chupacabras, todo se lo cargan a éste.

«Yo realicé en Sonora, hace dos semanas, un análisis de una vaca, que la gente juraba había sido víctima del chupacabras. Sin embargo, el animal había muerto por una infección en los intestinos, causada por la poca disponibilidad de alimento. Además, presentaba marcadas huellas de navajazos en su piel y, contrario a lo que pudiera pensarse, había presencia de sangre».

Efectivamente los cambios radicales en el hábitat, como son el incremento de la temperatura y la prolongación de las sequías estacionales son los causantes e una migración de animales como pumas, tigrillos, perros, zorros, coyotes, etc., quienes en busca de alimentos se trasladan a las rancherías y atacan a los animales de corral. La sequía amenaza convertir el estiaje en un desastre para la agricultura y la ganadería.

Algunos ufólogos han planteado la siguiente cuestión: ¿Por qué antes, en época de sequía, no se daban este tipo de fenómenos? La respuesta es obvia: sí se daban, pero pocos le tomaban importancia y nadie lo achacaba a seres extraterrestres o al chupacabras, ya que estaban conscientes que se debían a procesos naturales. Hoy, el chupacabras se ha convertido en un producto de la confusión, del sensacionalismo con el que se pretende explotar la capacidad de asombro de los incautos. Todo se le achaca a este mítico ser.

Como dato adicional diremos que en 1973 el Fish and Wildlife Service de los Estados Unidos publicó un estudio en el que proporcionaba los promedios estadísticos anuales de pérdidas de vacas, borregos, cabras, cerdos, caballos, etc., debidas a ataques por predadores. Curiosamente hace un análisis comparativo con la situación en México. Según ese estudio, en ese entonces, anualmente México perdía en promedio un total de 30,000 cabezas de ganado. Es decir, 2,500 cabezas por mes. Si la tendencia es la misma para este año de 1996, la cantidad de muertes reportadas (supuestamente debidas al chupacabras, 1,138) no cubre ni la mitad de este dato. Lo anterior quiere decir o bien que los predadores habituales han desaparecido en su totalidad dejando el trabajo sucio al chupacabras (algo que lógicamente no es cierto), o ahora los predadores naturales del ganado se encargan de ocultar los restos de sus víctimas, mientras que el chupacabras las deja a la intemperie (lo que también es una tontería), o no existe el chupacabras y ha disminuido significativamente el número de carnívoros en nuestro territorio (lo que puede ser una penosa realidad de nuestro desmoronamiento ecológico).

Otros análisis en ese sentido, debidos al doctor Ramírez, nos muestran la verdad del mito. El doctor Ramírez hizo el cálculo de la sangre que debió haber ingerido el chupacabras. Tomando en cuenta l factor de 60 mililitros de sangre por cada kilo de peso de animal, llega a la cantidad de 81 litros de sangre tan sólo en un día.

«Para que el chupacabras pueda ingerir esa cantidad de sangre se debe suponer que se trata de un animal que pesa más de dos toneladas. Para que pueda desplazarse por los aires sus alas deberían medir 2 kilómetros, pero en eso estamos quizá equivocados, porque nadie lo ha visto, ¿no es así?

«Sin embargo, cabe otra posibilidad. Tal vez se trata de varios chupacabras, uno por cada Estado de la República. Eso quiere decir que estamos invadidos por un enjambre de ellos y yas e hubiera atrapado alguno, cosa que no ha sucedido.

«Por otro lado, si son muchos chupacabras, de aproximadamente 25 kilos de peso cada uno de ellos, necesitamos 80 animales de este tipo en todo el país para que puedan causar tantos ataques. Es increíble que nadie haya podido atrapar alguno».

Su lógica es contundente pero me temo que nada servirá para la mente del ufólogo promedio. Para ellos todo es raro, extraño y no tiene explicación racional.

En lo único en lo que no estoy de acuerdo con el doctor Ramírez es en que él supone que todo se debe a un plan maestro del gobierno para alejar al hombre de la calle de los problemas primordiales que aquejan nuestro país. Según Ramírez:

«Si esto está orquestado dentro del gobierno, es un genio de la propaganda quien lo está manejando».

Más bien creo que, en caso de que lo estén utilizando con fines de distracción, fue un regalo que les cayó del cielo (aunque no precisamente un regalo extraterrestre).

Continuará…

El clásico garadiábolo fue hecho pasar como un auténtico chupacabras. Se trata de una mantarraya modificada para dale un aspecto humanoide.

Restos de un gato momificado por el intenso calor y sequedad de Hermosillo. Otro supuesto chupacabras presentado por la prensa.

Cabeza de perro modificada para adquirir un aspecto «chupacabresco». Durante la psicosis mexicana por el chupacabras, los periódicos amarillistas, como la Prensa, publicaron este tipo de fotografías como pruebas de la existencia del chupacabras.

Otra momia de gato. Estas fotografías son de las más conocidas en internet. Tal vez nuestra negativa de enfrentarnos con la muerte haga que veamos algo extraordinario en una deformación natural.

Diferentes interpretaciones del chupacabras.

El chupacabras (2)

LA LLEGADA DEL CHUPACABRAS A MÉXICO

Después que los noticiarios amarillistas de Estados Unidos reportaron la aparición del Chupacabras en la Florida, haciendo más caso a la imaginación que a la realidad, en México, a falta de otras noticias, Jacobo Zabludovski transmite los primeros informes del «animal» (los casos de Florida). Ese sería el detonante de la oleada mexicana de Chupacabras. El periodista de 24 Horas conocía la proclividad de los mexicanos por la fascinación misteriosa de los mitos. Había apostado a ella y había ganado.

Pronto el Chupacabras ocupó mayores espacios en los medios de difusión y en las pláticas de café que los temas críticos, como el de las carteras vencidas.

La presencia de la extraña criatura se inicia en febrero, en Tijuana, donde comenzaron a aparecer borregos y cabras masacrados en el interior de sus corrales, como si sus cuerpos hubiesen sido cortados con un machete y con dos o tres pequeños agujeros en el cuello.

De los 32 estados que conforman la República Mexicana se han dado reportes en 19, atacando a humanos, vacas, borregos, perros, gatos, cerdos, gallinas, gua­jolotes y palomas. Baja California Norte, Coahuila, Chiapas, Chihuahua, Distrito Federal, Durango, Estado de México, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Puebla, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz. Hasta este momento, viernes 17 de mayo de 1996, he contabilizado un total de: 692 borregos, 168 gallinas, 104 cabras, 102 palomas, 36 guajolotes, 10 cerdos, 8 vacas, 8 gatos, 8 conejos y 2 perros. Es decir, 1138 animales, siendo las cabras sólo el 9% del total, mientras que los borregos cubren casi el 61%, por lo que el monstruo se debiera llamar Chupaborregos en lugar de Chupacabras

En México está sucediendo lo mismo que ocurrió originalmente en Puerto Rico. Como nadie sabe cómo es un Chupacabras, las descripciones de los testigos son contradictorias entre sí. Esto no ocurriría si se tratara de un ser real y no de lo que es: un mito. Algunas de las características reportadas son:

«‘ Altura: Se describe un ser de 40, 50 (rancho La Chocona) 60, 70, 100 (caso Teodora Ayala), 130, 150, 160 y 180 centímetros. Aunque estos datos pueden deberse a Chupacabras en sus diferentes estadios de desarrollo, dudo mucho que bebés chupacabritos (40, 50 y 60 centímetros de altura) anden por ahí haciendo de las suyas.

«‘ Cabeza: algunos dicen que es triangular, otros la vieron en forma de pera, y los demás redonda.

«‘ Cara: se dijo que tenía cara de canguro, pero otros testigos le vieron un pico largo y afilado (Teodora Ayala), lo que no coincide con el hocico corto pero puntiagudo, o con la trompa de 30 centímetros de largo que también se ha reportado.

«‘ Colmillos: la mayoría reporta dos, pero hay algunos testimonios de tres colmillos. Se les ha descrito como cortos, largos, filosos y tubulares.

«‘ Orejas: Aquí es donde hay más discrepancias. Hay informes de Chupacabras con pequeñas orejas alargadas y dispuestas hacia arriba, y otros en los que se dice que en lugar de orejas tiene dos hoyos.

– Ojos: algunos son redondos. Otros están más de acuerdo a los cánones ufológicos y muestran ojos rasgados con una tonalidad anaranjada y rojiza.

«‘ Patas: Las muestras de escayola que se obtuvieron en el caso Ayala muestran una ‘huella es parecida al talón de un ser humano, pero con tres dedos como garras de águila’ (sic). En otro caso se le vieron patas cortas en forma de rana. Las patas son pequeñas, por lo que camina encorvado, o grandes, lo que le permite dar grandes saltos.

«‘ Brazos: Posee extremidades superiores atrofiadas y pegadas al torso, cuya constitución semeja una membrana que se extiende entre sus costados, lo que le daría la apariencia de un murciélago. Sin embargo otros testigos dicen que esa es su apariencia (la del murciélago), pero sin alas. Hay otros que le han visto unas aletas en la espalda, es decir, los brazos no forman parte de la membrana alar.

«‘ Manos: Lo que pudieran ser las manos han sido calificadas como pequeñas garras.

«‘ Piel: La piel esta poblada de pelo corto, según unos, pero el velador del rancho La Chocona, Víctor Manuel Samoaya, dijo haber visto una «persona» como de medio metro de estatura totalmente albina y desnuda. Finalmente otros testigos dicen que su cuerpo está cubierto por mucho pelo largo.

«‘ Color: Albino, Gris o Negro. Para no errar se ha dicho que, como los camaleones, su piel cambia de color en tonalidades que van del negro y azul al rojo y violeta.

«‘ Vuelo: Emite un fuerte zumbido al volar y su vuelo es grácil y veloz. Lo que se contrapone con la declaración de un testigo «Su forma de volar es muy torpe».

Como vemos no existe una descripción común, es decir, los supuestos testigos están describiendo lo que su imaginación les dicta. Predecimos que, ahora que ya se han publicado varios dibujos del Chupacabras, las descripciones se van a asemejar más.

EL CASO DE TEODORA AYALA REYES

Teodora Ayala Reyes es un ama de casa de 21 años, madre de dos niños, que habita en la población de Alfonso G. Calderón, municipio de Sinaloa de Leyva, en el Estado del mismo nombre. El martes 30 de abril, según ella, tendría la experiencia más aterradora de toda su vida. La historia es bastante confusa y hay varias versiones de la misma. Trataremos de construir los hechos de acuerdo con el testimonio de Teodora y a los reportajes aparecidos en la prensa y en la televisión. Escuchemos a Teodora:

«Yo salí al patio de la casa cuando mi esposo llegó escuchando música. Al estar realizando una necesidad fisiológica, escuché primerament un aleteo y luego vi algo monstruoso que se me echaba encima. No quiero recordar, me da miedo».

Algunos periodistas dijeron que Teodora Ayala sintió una extraña presencia y al voltear vio algo negro que aleteaba, solamente le hizo algunos rasguños en el cuello sin que lograra observarlo en su totalidad, ya que estaba muy oscura la noche y en su afán por defenderse corrió a su casa sin que después pudiera encontrarse rastro alguno, huellas o pistas que indicaran por donde había huido.

Esta versión no concuerda en varios puntos con lo descrito por la misma testigo y que ha sido publicado en otros medios de comunicación. Por ejemplo, aquí se dice que Teodora no pudo apreciar las características de su atacante, y que éste no dejó rastro alguno, pero en otras declaraciones Teodora afirmó que el ser era «como de un metro de altura y tenía un pico largo y afilado, y en el suelo dejó «˜pintadas»™ (sic) sus patas. La forma de la huella es parecida al talón de un ser humano, pero con tres dedos como garras de águila» (sic).

En unas declaraciones Teodora sólo menciona el sonido del aleteo del animal, en otras afirma que el espantoso ser lanzaba terribles gruñidos.

Ella dice que escapó corriendo para refugiarse en su casa en donde se encontraban su marido e hijos (un niño de menos de un año y una niña de tres). Pero el periodista Sócrates A. Campos Lemus, escribe:

«… el Chupacabras se le acercó, haciendo un sonido violento, amenazador de bbuuuu. Como si la quisiera violar y ella, como buena soldadera mexicana, de aquellos tiempos heróicos, le gritó a su marido para que no saliera porque en ese momento el famoso chupacabras le atacaba y era preferible que la violara a ella que a su viejo».

Para prevenir un posible contagio de rabia los médicos le aplicaron durante tres meses unas vacunas.

Cundió el pánico en la población y ancianos, mujeres, y principalmente niños, se resguardaban desde temprana hora para evitar salir cuando las sombras de la noche comienzan a surgir y aparece el chupacabras. Esto provocó que se convocara a una reunión urgente en la casa del comisariado ejidal del poblado antes mencionado, el titular de la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Sinaloa de Leyva, capitán Juan Raciel Bravo, con el fin de formar equipos de voluntarios para salir en busca del chupacabras en un cerro llamado Tetemache, situado a dos kilómetros del lugar, donde presumiblemente se esconde el maligno ser.

Los hombres, armados con machetes, escopetas y pistolas, se unieron a la policía para resguardar sus comunidades, haciendo recorridos o guardias en las cercanías de los corrales, que fueron iluminados con focos para no perder de vista su único patrimonio: el ganado.

No obstante todos esos cuidados, un día después, el 1 de mayo, otras dos mujeres fueron atacadas por el extraño animal. Se trataba de la señora Juana Tizoc Montenegro, de 38 años de edad, y Elvira Meza, de 35.

Como todos los pobladores de Alfonso G. Calderón, Juana Tizoc traía para su defensa un garrote, pero sus nervios la traicionaron y se desmayó del susto cuando se sintió atacada por el chupacabras.

Elvira, por su parte, corrió hasta refugiarse en su casa, dejando atrás a su vecina, mientras gritaba y pedía ayuda a los vecinos.

Este caso tendría otras secuelas en diferentes partes de la República. En Culiacán, Sinaloa, por ejemplo, un campesino de nombre Efraín Arce Higuera sostuvo que «un animal grande que se lanzó a mi garganta me produjo estos rasguños en el cuello, la cara y los brazos». El reporte parecía copiado del caso de Teodora.

¿Qué estaba pasando? ¿Era verdad todo este asunto? Para responder a estas preguntas debemos recordar que ese poblado fue uno de los primeros en proporcionar reportes del chupacabras. Poco antes del 30 de abril se habían encontrado 40 borregos desangrados. Para el presidente de la Unión Ganadera Regional de Sinaloa, y secretario de finanzas del PRI estatal, Benjamín López, son perros los que desde hace años atacan y matan borregos «sólo por hacer la maldad». Y sobre el supuesto ataque sufrido por la señora Teodora Ayala, dijo:

«Se trata tan sólo de un chupetón que le dejó el Sancho[1]«.

En esta teoría Benjamín López concuerda con Sócrates Campos y con otro periodista que escribió:

«En lugar de agarrarla como al Tigre de Santa Julia[2], a Teodora Ayala estuvieron a punto de agarrarla con las «˜manos en la masa»™, y no precisamente el chupacabras sino su esposo, que aunque los dos son animales astados, uno es cabra y el otro buey».

Según esta versión, al regresar a su casa el marido de Teodora estuvo a punto de encontrarla con un supuesto amante. Ella se dio cuenta de su llegada ya que él venía escuchando música. De inmediato le dice que no se acerque porque la está atacando el chupacabras. Tiempo que aprovecha para arañarse la cara y el cuello para disimular un poco el chupetón[3] que le había dejado su amigo.

No sabemos si esto es cierto, ni lo avalamos, pero resulta mucho más creíble y convincente que el ataque de un supuesto ser o mascota extraterrestre, producto de experimentos genéticos o de un salto en la evolución.

Sin embargo un detalle adicional le da un giro a esta historia. Según Desiderio Aguilar, secretario de Protección Ciudadana del gobierno del Estado de Sinaloa, el testimonio de Teodora no es creíble porque está afectada de sus facultades mentales. Así lo comprueban los periodistas, como Arturo Cano, que han podido entrevistarla.

A partir del 30 de abril, cuando según ella fue atacada por el chupacabras, todas las tardes antes de que oscurezca, ella y una vecina, la señora Luz Arredondo, rezan La Magnífica y reúnen a los «plebes[4]» dentro de la casa, mientras que el esposo de Teodora revisa los alrededores en busca de algo más que el chupacabras.

OTROS ATAQUES A HUMANOS

El sábado 4 de mayo el jornalero José Ángel Pulido, de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, regresaba a su domicilio poco antes de la media noche. Pulido cuenta que de entre las sombras le salió al paso un enorme animal, de unos 80 centímetros de altura y de entre 30 a 35 kilogramos de peso, que se le paró en los hombros. El animal tenía plumaje cenizo y volaba a gran velocidad. El animal le dejó dos piquetes en el antebrazo y varios hematomas en diversas partes del cuerpo.

Pulido fue atendido por el doctor Mario Rivas Sauza, de la fiscalía adscrita a la Cruz Verde.

Concepción Flores nació en Chihuahua pero se mudó a Estación Vega, municipio de El Fuerte, en el Estado de Sinaloa. Madre de diez hijos que le han dado veinte nietos, doña Concepción cuenta a los periodistas:

«De niña conocí al nagual y también a los murciélagos vampiro, y lo que me atacó no era ninguno de los dos».

El 5 de mayo sufrió el ataque y desde entonces yace en un catre en su cuarto, durmiendo largas horas y, cuando despierta, grita y llora con desesperación.

Doña Concepción ya le puede contar a sus nietos que ha visto a dos de los seres míticos e imaginarios más famosos: el nagual y el chupacabras.

En la capital del estado, Los Mochis, el policía Filiberto N. (no se proporcionó el apellido), está encamado en el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social.

El mismo 5 de mayo, mientras hacía guardia en una caseta, otros policías se acercaron sigilosamente y, de pronto, sin que él se diera cuenta, le arrojaron un guajolote[5] que aleteó encima de él. Filiberto pensó que era atacado por el chupacabras, se desmayó y terminó en el hospital con un ataque de nervios.

«Â¡Sentía como tajadas en la cara y no podía quitármelo de encima!» dijo Benjamín Zamarripa Vázquez, la primera persona en Tamaulipas y la sexta en el país, si no contamos al policía Filiberto, que afirma haber sido atacado por el chupacabras.

El jueves 9 de mayo amanecieron muertas dos borregas en el ejido El Olmo del municipio de Victoria, Tamaulipas. «Ese día salí con otros cuatro amigos a buscar al animal en el monte pero no lo encontramos».

Poco antes de la media noche del viernes, Benjamín iba a su casa en bicicleta. De pronto casi fue atropellado por un jinete a caballo.

«Me enojé y decidí seguirlo, pero no pude darle alcance. Cuando iba a cerrar un falsete, sentí el chingadazo en la espalda y caí al suelo dando vueltas. Fue todo muy rápido, al momento en que rodaba, se me fue encima, me atacó en la cara. Pensé que me iba a chingar…»

«No era el jinete al que seguía. Era un animal que me golpeaba en la cara muy rápido como con alas. Yo sentía como tenazas que me abrían el rostro, yo sentía la sangre en el rostro. Mi perro, El Tigre, corrió todo amiedado(sic) y me dejó sólo.

«Todo fue muy rápido y lo que yo quería era zafarme porque sentí que me chingaba el cuello. No lo podía ver porque me aleteaba en la cara, me abría las heridas y me escurría la sangre.

«Cuando yo lo golpeaba sobre el cuerpo sentí que tenía la piel suave, de pelusa. Grité: «˜Â¡Auxilio, ayúdenme!, cuando lo tenía sobre mí.

Finalmente se logró zafar y animal se elevó para alejarse volando. Benjamín sacó su pistola calibre 22 e hizo cinco disparos, pero no pudo atinarle.

«No pude distinguirlo porque era de noche, pero estoy seguro que volaba y el color era oscuro pero sin ser totalmente negro. Sus alas eran grandes».

Según el jornalero de 32 años de edad, el animal era más grande que un guajolote. Al llegar a su casa lo primero que le dijo a su esposa, Guillermina Cervantes, fue:

«No me lo vas a creer pero me atacó el animal ese, el chupacabras. Se me doblan las corvas…»

Guillermina lavó las heridas, pero no sabemos si en su cabeza estaba el reciente relato de Teodora Ayala. Benjamín se da cuenta y cierra la discusión de esta forma:

«A nadie se lo deseo. Yo quería guardarme esto sólo para mí porque sabía que nadie me iba a creer. Muchos me han visitado en la casa, algunos me tiran de loco y otros creen en mí».

EL AMARILLISMO

La historia del chupacabras en México está salpicada de tintes amarillistas. Hay varios casos que huelen a fraude desde lejos. No obstante varios medios de información los han dado como buenos y muchos de los investigadores de los fenómenos «insólitos» los creen a pie juntillas.

Esta, por ejemplo, el caso protagonizado por Jesús Armando Pacheco Encinas, de Nacozari, Sonora, quien afirma que le disparó a un animal que se le atravesó en el camino. Le dio mucho miedo y se retiró a su casa. Al día siguiente regresó y encontró sólo parte del esqueleto del animal ya que los carroñeros se lo habían comido. No se encontró la cabeza ni las extremidades. Esa parte de la historia es de lo más evidente que se trata de una mentira. Difícilmente un necrófago da cuenta de su presa en tan poco tiempo. Tampoco se comprende por qué no aparecieron las extremidades y el cráneo, si son huesos que siempre quedan como mudo testigo de una vida que se agotó. Cuantas veces en lugares apartados hemos encontrado cornamentas de diversos animales.

El esqueleto terminó siendo exhibido en la comandancia de policía en donde lo tuvieron durante dos años. Fue ahí en donde el señor Santiago Hernández tomó las fotografías que se muestran como única prueba de la existencia de ese animal. No podemos dar un veredicto tajante pero parece que esos huesos están manipulados. Si alguien quiso hacer un fraude con estos huesos es fácil ver que no se arriesgó a ser descubierto al modificar el cráneo o las extremidades del animal. Por ello sólo presentó parte de la osamenta. Nadie podrá afirmar que eso es un chupacabras ni que es un amasijo de huesos alterados porque el especimen ya no existe y sólo quedan las fotos como «prueba».

Pero ojo, hay que observar que este esqueleto fue exhibido dos años antes de que se hablara el chupacabras. Aunque los periodistas de la televisión nos han tratado de hacer creer que es de un animal recién capturado, la verdad es otra.

El 8 de mayo un pescador vecino de la presa Abelardo L. Rodríguez, situada a 2 kilómetros de la ciudad de Hermosillo, Sonora, encontró otra osamenta, en estado de putrefacción, de un animal de unos 50 centímetros de altura por un metro de largo, con alas largas, hocico entre ratón y sapo y enormes colmillos. Pesaba aproximadamente 25 kilos. Se envió el animal para que fuera examinado por especialista de la UNAM, UAM, ITESM y SAGAR. Se trataba del esqueleto putrefacto de un carnívoro grande, un felino silvestre.

Se afirma que otros zootecnistas estudian los restos de un espécimen que fue encontrado en el Estado de Tamaulipas. Se trata de un presunto bebé chupacabras, de pocos días de nacido, con un ojo, dos orejas muy largas, al igual que la cola y la lengua. No sé si sea el mismo caso pero vi en la televisión otro supuesto chupacabras de largas orejas y cola, que se exhibía en la casa de su descubridor, mismo que cobraba la entrada. En realidad era una de esas mantarrayas modificadas y momificadas que se venden en diversos puertos de la República.

EL HIJO DEL CHUPACABRAS

Sergio Hermilio González es más que hábil un mañoso carnicero de El Carmen, municipio de Güemez, Tamaulipas. Cuenta Sergio que al estar destazando una vaca cebú se encontró con un feto con el cuerpo deformado. Tenía un solo ojo, sus orejas eran grandes y puntiagudas, la lengua era grande y delgada, no tenía orificios nasales, algunos pelos en la barbilla y en la parte de las cejas. La cola era larga, delgada y puntiaguda y el resto del cuerpo el de un bovino.

El carnicero aseguró que el feto tenía unos tres meses de gestación, tiempo que coincidía con el supuesto ataque del chupacabras a unas borregas de El Barretal, a un kilómetro de El Carmen. Por una curiosidad del destino Sergio había sido el encargado de abrir los cuerpos de las borregas. ¿Caprichos del destino? Tal vez no.

Como las fechas coincidían con el ataque el chupacabras se especuló que el feto fuera un producto de ese mítico ser y por ello se le dio el nombre de «El hijo del chupacabras».

El feto fue llevado por el doctor Alfonso Martínez Blanco a los laboratorios de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Autónoma de Tamaulipas para ser investigado.

El doctor Carlos Castro Medina, secretario de Salud de Tamaulipas fue el encargado de divulgar los resultados. Dijo que las deformaciones eran el resultado de la desnutrición de la madre.

«Es un producto bovino de ocho meses de gestación que no tiene ninguna relación con el supuesto ser conocido como el chupacabras».

El doctor Gerardo Flores Sánchez, jefe del departamento de Epidemiología de la Secretaría de Salud en Tamaulipas, explicó que hace tres semanas un campesino entregó el feto del bovino con malformaciones al carnicero Sergio Hermilio González y éste último trató de hacerlo pasar como el hijo del chupacabras inventando toda la historia.

LAS EXPLICACIONES

Efectivamente se han dado las explicaciones más descabelladas, entremezcladas con hipótesis racionales. Veamos algunas de ellas.

Se ha dicho que es una especie de murciélago gigante, otros lo describen como un ratón de grandes orejas, el hocico largo y colmillos muy afilados. Pero el profesor Rogelio Sosa Pérez, investigador del Centro de Ciencias de Sinaloa, descarta que el llamado chupacabras sea un murciélago gigante, ya que estos animales habitan Centroamérica y se alimentan de frutas.

El doctor Ramiro Ramírez Necochea, vicepresidente de la Federación Nacional de Médicos Veterinarios Zootecnistas de México, A.C., apoya esa conclusión y explica cuál fue, probablemente el origen de esta hipótesis.

«Existe un video realizado sobre la necropsia de un ataque de un chupacabras a una borrega. El análisis fue realizado por una pediatra poblana[6], que incluso ilustró su video con imágenes de murciélagos y de la película Jurasic Park, lo que inclina más a la gente hacia la magia».

Estos pseudocientíficos (la pediatra poblana) son a los que más acuden los ufólogos para que avalen sus ideas irracionales. Pero los investigadores de lo insólito no se dieron por vencidos y dijeron:

«Tal vez no se trate de un murciélago normal, pero puede ser el resultado de algún experimento de laboratorio, de la metamorfosis de un simple murciélago que tras haberse alimentado con aguas contaminadas, por las diversas sustancias químicas que arrojan a los drenajes que hayan aumentado su tamaño».

La anterior es una versión modificada del mito de los gigantescos lagartos y cocodrilos que, se supone, habitan las cloacas de la ciudad de Nueva York.

La hipótesis de las mutaciones no se limita a murciélagos. Se ha mencionado que posiblemente sea el producto de alguna mutación genética celular o el resultado de algún loco experimento científico que se escapó de un laboratorio de los Estados Unidos. «Probablemente es un pterodáctilo vuelto a la vida por manipulaciones como las que vimos en Jurasic Park» (sic).

Para otros se trata de una mascota de extraterrestres despistados que, por olvido o maldad, la abandonaron en la Tierra. Hay quien asegura que son los mismísimos extraterrestres que tripulan los ovnis. Y, tal vez, la más descabellada de todas las explicaciones: se trata del espíritu del alienígena muerto en Roswell que está penando porque no se le permitió morir en paz ya que fue objeto de una autopsia y sus restos se encuentran congelados en un hangar de la Base Aérea de Wright Patterson.

También se ha mencionado a los seguidores del satanismo. De hecho la Directora del Zoológico de Chapultepec, Maria Elena Hoyos, sugirió esta hipótesis ya que, dijo, se trataba de «una acción humana evidente».

Si bien no podemos descartar que algunos casos se deban a este tipo de rituales, no creemos que en todos hayan intervenido los satanistas. No obstante esto no implica que no sean otros humanos los que están realizando algunas de estas matanzas. Y en este caso podríamos mencionar a bromistas, ufólogos creadores de «evidencias» que apoyan la existencia de extraterrestres, tipos que matan a los animales por venganzas, revanchas o simple maldad o locura, etc.

Lo anterior no es descabellado ya que el mismo doctor David Berron, patólogo del Zoológico de Chapultepec dijo que «las heridas fácilmente podrían ser provocadas por cualquier objeto punzo cortante circular. En este caso picahielos». Es obvio que ningún chupacabras portaría picahielos. Por lo menos deberían traer la pistola láser reglamentaria de todo buen extraterrestre que se precie.

Algunos de los animales han sido atacados por gente que sabía algo de anatomía. Podrían ser desde carniceros hasta médicos veterinarios. Se ha llegado a esta conclusión ya que ciertos animales presentan un orificio que penetra los músculos y tejidos de los maxilares hasta llegar directamente al cerebelo, causando una muerte instantánea. Esto denota un cierto grado de conocimientos.

Los 18 borregos de Cuauhtlinchán, Estado de México fueron enviados a veterinarios de la Universidad Nacional Autónoma de México y a la Universidad de Chapingo, con heridas en el cuello de 7 centímetros de profundidad.

En otros casos se habla de heridas de 4 a 8 centímetros de diámetro en el cuello. Como por ejemplo las 4 ovejas y algunas gallinas que se encontraron en el rancho La Gloria, en Agua Prieta, Sonora.

Pero el que tal vez esté mejor encausado en la pista correcta es el doctor Fernando Gual, jefe de servicios veterinarios del mismo zoológico, quien dijo que «no hay un patrón similar». Efectivamente, no todos los animales han sido mutilados por seres humanos, los hay que han muerto por causas naturales o han sido atacados por animales predadores.

Como ejemplo de causas naturales tenemos el caso de la vaca preñada, de 600 kilos de peso, del rancho de Los Higareda, en Michoacán. Se dijo que fue atacada por el chupacabras. La delegada municipal, Josefina González Carabez, después de ordenar una investigación, dijo que el animal fue víctima de su torpeza por el estado de preñez: la vaca se había desbarrancado y había muerto por los golpes producidos por la caída.

Continuará…

Diferentes dibujos y representaciones del chupacabras. Originalmente no se tenía un patrón de la forma del chupacabras. Las descripciones eran completamente distintas entre sí. Poco a poco se fue conformando un retrato robot a raíz de las interpretaciones de los dibujantes. Esto habla más de un mito que de un ser real.

Varias fotografías de Teodora Ayala Reyes en las que muestra las marcas que le dejó el chupacabras en el cuello.

La señora Concepción Flores postrada en su cama luego de haber tenido un encuentro con el chupacabras.

Benjamín Zamarripa Vázquez se enfrentó al chupacabras y consiguió varios arañazos en la cara.

José Ángel Pulido mostrando los dos «piquetes» en el antebrazo como único recuerdo de su batalla con el chupacabras.

El «hijo del Chupacabras»: un feto de vaca de ocho meses .

Alejandro Agostinelli buscó en sus archivos y encontró esta canción del chupacabras. Agradecemos su colaboración.


[1] En México se les da este nombre a los amantes.

[2] El Tigre de Santa Julia fue un ratero de finales del siglo XIX y principios del XX, famoso por su habilidad de escabullirse de la policía. Se dice que sólo fue posible atraparlo gracias a una infección intestinal. Mientras atendía a las urgencias del cuerpo, por fin lo atrapó la policía.

[3] Cierto tipo de beso que se da en el cuello y que deja un moretón.

[4] Mote que se utiliza en Sinaloa para nombrar a los niños.

[5] Un pavo.

[6] Se trata de la doctora y ufóloga Soledad de la Peña, de Ocotlán, Puebla, quien luego de publicado este artículo, dijo que me iba a demandar por llamarla pseudocientífica. Maussán sigue mostrando el video de Peña como prueba del chupacabras. Trata de revivir el mito, tal vez con fines comerciales, apostando a la mala memoria del público. En el video Peña se pone unos guantes de látex blancos, trasquila uno de los borregos, y mete las manos entre la zalea y el cuerpo del animal, justo en un lugar en donde no hay sangre. Saca los guantes y muestra que están más o menos limpios. A mí me hubiera gustado que cortara una arteria o una vena y que hubiera metido los guantes. Lo demás es simple manipulación, con efectos especiales de Hollywood (Parque Jurásico).

El Chupacabras (Primera parte)

EL CHUPACABRAS O EL FRANKENSTEIN DE LOS MEDIOS[1]

Hace algunos días los editores de esta revista solicitaron mi opinión sobre el tema tan de moda y polémico del chupacabras. Escribir un artículo sobre un tema que no es de mi especialidad (aunque tampoco de la especialidad de nadie, hasta el momento), a muy poco tiempo de haberse desatado la «oleada» de avistamientos del chupacabras, y sin tener tiempo de analizar y reflexionar sobre el asunto, en definitiva no es mi forma de operar. En general no lo es de ningún escéptico o crítico del fenómeno ovni. En un principio me negué a dar mi opinión de forma tan precipitada. Además de las razones ya expuestas había otras: el tema no me parecía interesante (tan sólo una serpiente de verano, como se le conoce en el argot periodístico), y porque estaba enfrascado en otros proyectos ufológicos de mayor importancia. No obstante el tema se convirtió en un lugar común de toda conversación de sobremesa. Era la moda y la comidilla de todos los días. Periódicos, revistas, radio y televisión se ocuparon de difundir día y noche noticias sobre el fenómeno. El problema era que la mayoría de estas noticias eran de corte amarillista y en lugar de informar estaban creando una psicosis en la población mexicana. No podíamos quedarnos de brazos cruzados, necesitábamos proporcionar algo de cordura (si es que podíamos hallarla) a todo este galimatías.

CONJUNCIÓN DE MITOS

En la Edad Media todo buen europeo creía en brujas. De hecho aquellos que eran incrédulos corrían el riesgo de ser quemados en la hoguera por herejes. En el siglo pasado la literatura gótica diseminó el mito del vampiro. Mito que germinó en una época y en un público de escasa cultura. Con la llegada del cine la historia de los vampiros se vulgarizó y eso hizo que perdiera parte de su misticismo. La gente, por lo menos en México, dejó de creer en esas historias cuando veía El Santo o a Blue Demon luchar con unos vampiros ridículos y risibles. En otras partes del mundo se le perdió el miedo a los vampiros cuando se supo que existía una enfermedad, la protoporfiria, cuyos síntomas podían explicar el vampirismo. También se supo que el Drácula histórico, Vlad Tepes, aunque tenía un afán desmedido por los empalamientos, no poseía colmillos puntiagudos y mucho menos succionaba la sangre de sus víctimas.

Considero que en la actualidad sólo pocas personas siguen creyendo en la existencia de un conde de Transilvania que por las noches, ayudado de su capa, vuela hasta una joven doncella para succionarle la sangre a través de sus dos colmillos hiperdesarrollados. El problema es que el vampiro real, el animal, aunque está munido de esos colmillos, no los usa como popotes para chupar la sangre; su utilidad es producir una herida a través de la cual manará la sangre que posteriormente lamerán. Sólo algunas víboras, como la de cascabel, poseen colmillos huecos, pero estas tampoco los usan como popotes para chupar. Su función es inyectar el veneno con el cual paralizan a sus víctimas.

Si el mito de los vampiros es considerado actualmente sólo eso, podemos decir que se trata de un mito en decadencia. En el caso de los ovnis no ocurre lo mismo. En las décadas de los cincuentas, sesentas y setentas, el porcentaje de personas que creía en los ovnis, según algunas encuestas de la Gallup, era cercano al 20%. Hoy ha crecido gracias a la influencia de los medios de comunicación, y es muy probable que sea superior al 50%.

GÉNESIS

El origen de este nuevo mito no se encuentra como muchos han dicho en la pequeña isla de Puerto Rico. Hay que remontarnos al Estado de Colorado, más precisamente a Alamosa, en donde en 1967 apareció mutilado el famoso caballo que ha pasado a la litera­tura ufológica con el nombre de Snippy. Como de este caso nos ocuparemos en otro artículo, saltaremos hasta la década de los setentas. Durante esos años en varios estados de la Unión Americana se dieron diversos casos de animales mutilados, espe­cialmente reses, por supuestas entidades extraterrestres.

Desde los primeros reportes que se estudiaron científicamente se pudo encontrar una explicación racional a este fenómeno. Esta explicación nunca fue tomada en cuenta por los medios de comunicación, especialmente por las revistas ufológicas. Veamos algunos de los primeros estudios.

La señora Nancy H. Owen, antropóloga del Departamento de Antropología de la Universidad de Arkansas, en Fayetteville, recibió en 1978 una subvención de la Arkansas Endowment for the Humanities (AEH) para llevar a cabo la conducción de un estudio sobre las mutilaciones que se producían en Arkansas. Su estudio se limitó al condado de Benton. La AEH solicitó públicamente al gobernador de Arkansas la creación de una comisión investigadora, y el gobernador pidió que fuera personal de la Universidad de Arkansas quien hiciera el estudio. Algunos de sus descubrimientos fueron:

– Por lo menos en un caso, los análisis hechos por un toxicólogo funcionario del estado sobre una muestra de líquido pericardial (serosidad segregada por el pericardio), denuncia la presencia de mezcalina, una droga alucinógena extraída del peyotl o peyote, planta cactácea de origen mexicano. En la página 196 de su informe, Kenneth M. Rommel había señalado la presencia de hippies acampando en el sector concerniente a este caso.

– Se encontró que un policía falsificó los informes para hacer más enigmáticos los sucesos.

– Los veterinarios del estado jamás hicieron mención a lesiones de carácter quirúrgico en sus informes de autopsia. Sólo los ganaderos mencionaban esos «cortes quirúrgicos».

El Dr. James R. Stewart, sociólogo del Department of Social Behavior de la Universidad de Dakota del Sur, en Vermillion, hizo en 1975 un estudio sobre las mutilaciones de ganado producidas en ese estado en 1974. Lo actualizó en abril de 1980, para ser publicado en el informe de Kenneth Rommel. Stewart dijo que sólo dos veterinarios se habían involucrado en el estudio de las mutilaciones.

De entre los primeros estudios y necropsias practicadas a estos animales se encontró que las muertes habían sido debidas a coyotes (Canis latrans). El patólogo que hizo las autopsias informó que estos animales son capaces de hacer cortes lisos y netos como los que haría un cuchillo afilado. En otro caso el veterinario informó que la muerte fue debida a un zorro colorado (Vulpes fulva).

En el informe de la Universidad de Dakota del Sur, página 247, encontramos la carta de un director de laboratorio de ciencia animal dependiente de la universidad, que dice:

«En cada caso, pudimos establecer que las partes faltantes fueron llevadas por animales depredadores…

«Somos conscientes que en ningún caso pudimos demostrar que las partes faltantes hubieran sido quitadas por un ser humano…

«Es cierto que el animal depredador, cuando desgarra o quita una piel, deja los bordes muy similares a los que pudiera haber hecho un instrumento quirúrgico…

«En todos los casos pudimos establecer la evidencia que los animales depredadores tenían que ver en los restos faltantes de animales muertos de alguna causa natural…»

Rommel utilizó los informes de Owen y Stewart y publicó un reporte de 279 páginas. En él habla de los necrófagos, animales que se alimentan de carroña. En la página 34, por ejemplo, menciona el caso de un cuervo observado en Manitoba, Canadá, que despedazó un reptil al que le quitó el hígado «de una manera sumamente prolija, sin tocar lo demás. Sólo la piel estaba agujereada en la región del hígado. ¿Cómo hizo este cuervo un trabajo de cirugía con tanta precisión?, es un misterio».

Rommel llega a la conclusión de que todo tiene una causa natural, ya sean depredadores, actividad humana (sectas, hippies, bromistas, etc.), muertes de los animales por causas naturales y abusos de la publicidad en los medios de comunicación que crearon una histeria en el público.

En un artículo del ufólogo francés Jean Sider, traducido por los ufólogos argentinos José Luis Di Rosa y Graciela Iliev, encontramos más información al respecto. Veamos sólo tres ejemplos:

En 1983 se dio una serie de mutilaciones en caballos. Los animales eran siempre machos a los que se les había cortado el pene, con abundancia de sangre. Se trataba de actos cometidos por un maníaco sexual que había sido visto por varias personas corriendo tras un alazán cuchillo en mano.

Los científicos de la Universidad de Brookins afirmaron que los animales depredadores eran los únicos culpables de las mutilaciones.

El Colegio de Medicina Veterinaria de la Universidad de Colorado, en Fort Collins, realizó 19 autopsias entre julio de 1975 a enero de 1976. Nueve casos fueron atribuidos a la acción de un instrumento cortante y los diez restantes concernían a animales muertos por causas naturales.

De lo anterior podemos concluir que las tan famosas mutilaciones de animales que se dieron (y se siguen dando) en los Estados Unidos tienen una explicación natural.

Ahora bien, la relación con los ovnis y este fenómeno fue casi exclusivamente circunscrito al territorio de los Estados Unidos. Se conocen muy pocos casos en otros lugares del mundo, y sólo Puerto Rico, estado libre asociado, no presentó ningún caso de mutilación de animales. Pero esto pronto se remediaría. Los puertorriqueños no eran ciudadanos americanos de segunda y también ellos tenían el derecho a que sus animales fueran mutilados.

EL VAMPIRO DE MOCA

Y eso ocurrió por vez primera el 25 de febrero de 1975 en el pueblo de Moca. Fue el diario El Vocero quien difundió ampliamente los casos y bautiza al depredador con el nombre de «El vampiro de Moca». Surge entonces la creencia popular de que son «murciélagos vampiro» los causantes de las muertes de los animales. En todos los casos hay ciertos patrones:

– Las heridas parecen ser producidas por una especie de punzón o instrumento punzo cortante, que destruye a su paso los órganos vitales. En el caso de las aves tiene un diámetro de alrededor de 6.4 milímetros, y en el de las cabras de más de 25.4 milímetros.

«‘ La localización de la herida variaba, aunque en su mayoría era en el cuello o el pecho del animal.

«‘ Todos los casos ocurrieron por la noche, preferiblemente en horas de la madrugada.

Los miembros de la Comisión de Agricultura del Senado y la Comandancia de la Policía especularon que el causante fuera un ser humano desequilibrado o una secta satánica.

Sobre esta última hipótesis el mismo Allan Hynek escribió:

«La prensa ha especulado que los OVNIs son en alguna forma responsables de las mutilaciones de ganado que han estado sucediendo en algunas áreas de los Estados Unidos. No existe ningún informe documentado en el que la observación de un OVNI esté directamente conectada con una mutilación de ganado. Se ha investigado sobre el problema y a través de un informe gubernamental confidencial, se ha descubierto que un «culto satánico» es responsable de algunas de las mutilaciones. El informe debe permanecer confidencial, ya que no se han realizado arrestos en todos los casos y las fuentes de información deben ser protegidas. Debería hacerse notar que, a menudo, en reses que se dijo habían sido «mutiladas» se encontró, después de la autopsia, que habían muerto por causas naturales y fueron víctimas de otros animales depredadores».

El Vampiro de Moca no volvió a hacer de las suyas sino hasta casi veinte años después. En diciembre de 1994 se recibieron los primeros reportes desde el pueblo de Orocovis y Corozal, en el centro de la isla de Puerto Rico, y posteriormente en Canovanas (costa norte), Fajardo y Gurabo (este) y Naranjito (centro). También se le ha visto en Lajas y Bellavista en Ponce.

En esta ocasión los periodistas utilizaron un nombre con mayor penetración en la población: Chupacabras. Era la primera vez que se utilizaba tal apelativo. Y el éxito no se hizo esperar, pronto todos en la isla hablaban de ese «animal».

No obstante en los primeros reportes los testigos no se ponían de acuerdo en la descripción. Se hablaba de criaturas con estaturas que iban de 0.90 a 1.80 metros. Los brazos eran descritos como largas pinzas de cangrejo, o brazos pequeños con manos palmeadas de tres dedos. Algunos decían que la cabeza era redonda, pero otros afirmaban que era alargada, en forma de pera. De acuerdo con unos testigos las piernas del ser eran parecidas a las de los reptiles, pero otros afirmaban que se parecían más a las de las cabras. El Chupacabras tenía los ojos grandes y rojos, y una especie de escamas puntiagudas en su espalda que parecen membranas que cambian de color del azul al verde, rojo, púrpura, etc. Otros le habían visto el cuerpo completamente cubierto de pelo negro.

Tampoco había concordancia en la forma de moverse. Se decía que era capaz de correr muy rápidamente y trepar árboles y saltar más de 6 metros. Y por otro lado se afirmaba que tenía las patas atrofiadas; y era incapaz de caminar, mucho menos de correr, por lo que se desplazaba volando.

Luego, conforme fue pasando el tiempo y el pueblo de Puerto Rico fue conociendo más descripciones de Chupacabras, los periodistas publicaron algunos bocetos y estos fueron tomados como modelo para futuros testimonios. Una vez puestos de acuerdo, todas las descripciones a partir de ahí fueron las mismas. Esto mismo está ocurriendo en México, como se verá más adelante.

El sensacionalismo se apoderó de los medios de comunicación:

«‘ Se dijo que se habían capturado dos especimenes de Chupacabras, los días 6 y 7 de noviembre de 1995. Uno de ellos en el pueblo de San Lorenzo y el otro en el Parque Nacional El Yunque. Ambos estaban vivos y se supone que fueron llevados a los Estados Unidos por personal militar perfectamente entrenado.

«‘ Los periódicos de Puerto Rico lanzaron la teoría de que los Chupacabras eran extraterrestres que habían creado el virus del SIDA para destruir la raza humana y conquistar el planeta Tierra.

«‘ Se afirmó que se trataba de manipulaciones genéticas altamente sofisticadas.

¡ENIGMA!

Uno de los casos más sensacionales fue el del policía que el 1 de octubre de 1995 disparó sobre un Chupacabras que volaba sobre Campo Rico en Canovanas. Dos días después se vio, tal vez, el mismo ser cuando saltaba sobre una cerca fabricada con malla ciclónica. Los hechos ocurrieron a las 9:00 de la noche, y en la cerca y en un árbol cercano se encontraron rastros de sangre que fueron enviados a un laboratorio.

En los análisis se encontró que se trataba de sangre humana tipo A con Rh positivo. La sangre estaba contaminada con detritus o heces fecales que contenían bacterias E. Coli, gusanos y otros parásitos, además de células vegetales. Era más que probable que se tratara de los restos dejados por un isleño con una fuerte infección intestinal.

«‘ Las heridas dejadas en los animales eran pequeños hoyos de 6.4 a 12.8 milímetros de diámetro, que se presentaban a veces en pares o en formación triangular sobre los cuellos y mandíbulas de las víctimas. Parecían hechos con picahielo o con otra herramienta punzo cortante.

Las autoridades médicas tam­bién dieron su opinión. El Director de la División de Servicios Veterinarios del Departamento de Agricultura de Puerto Rico, el señor Héctor García declaró que:

«Pueden ser perros ya que las pequeñas punciones que se observan en los cuellos de las víctimas son similares a las producidas por la mordedura de los canes».

Otro veterinario, Ángel Luis Santana, de la Clínica Veterinaria Gardenville, en San Juan, informó que:

«Pueden ser seres humanos que pertenecen a sectas religio­sas. También podrían ser anima­les o hasta tipos que desean burlarse de la credibilidad de las per­sonas».

Las teorías que se barajaron iban desde el ataque de jaurías de perros salvajes, mandriles o animales exóticos introducidos ilegalmente a la isla, hasta ritos relacionados con la santería, un culto de origen africano que incluye el sacrificio de diversos animales hasta desangrarlos.

A este respecto hay que hacer notar que el área del Caribe es la cuna de diversas religiones, como la santería, el macumba, el vudú, el candomble, etc., todas ellas relacionadas con sacrificios de animales, principalmente cabras. No es difícil pensar que los primeros casos se pueden asimilar a este tipo de ritos y que posteriormente, debido a la psicosis generada por los medios de comunicación, cualquier supuesta «anomalía» entre los hatos (ataques de depredadores, muertes naturales, bromas macabras, revanchas y venganzas, etc.) se le achacara al chupacabras. ¿Chi lo sa?

El hecho es que hasta ese momento el fenómeno Chupacabras era únicamente local de Puerto Rico. Sin embargo eso no iba a durar mucho. A finales de 1995 el programa amarillista Inside Edition, de la televisión americana, realizó un reportaje sobre el Chupacabras. Los periodistas americanos se burlaron y trataron de ridiculizar la situación. No obstante poco después otros programas hicieron sus propia investigaciones: Hard Copy, Encounters, Ocurrió Así y Primer Impacto.

No era de extrañar que poco después de que los programas fueron transmitidos desde Florida se presentaran los primeros reportes del Chupacabras en la América continental, precisamente en Florida. Luego los reportes se extenderían en otros países del continente: Venezuela, Guatemala, Colombia, Honduras, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Estados Unidos, y finalmente México.

¿Qué tienen en común estos países? Todos ellos tienen costas en el Mar Caribe, en donde precisamente se encuentra localizada la isla de Puerto Rico. Todos ellos tienen un fuerte intercambio cultural, comercial y turístico con la isla. Y a todos estos países llega la señal de esos programas amarillistas. ¿Por qué no se han reportado Chupacabras en El Salvador o en Belice? Tal vez porque el primer país sólo tiene costas en el Pacífico y en el segundo existe la barrera del idioma.

Si bien no ha sido el ufólogo Jorge J. Martín quien ha inventado el mito del chupacabras, sí ha sido quien más lo ha difundido no sólo en Puerto Rico, sino en diversas partes del mundo. Martín es bien conocido por impulsar diversos fraudes ufológicos como el de Majestic 12, las fotografías trucadas de Amaury Ribera, el pájaro serpiente de Gurabo, las fotografías del extraterrestre momificado, etc.

¿ORIGEN ETIMOLÓGICO?

¿Existe un origen etimológico en la palabra chupacabras?

Algunos hacen remontar su origen a tiempos bíblicos. Hablan de que este animal ya fue descrito en el Apocalipsis de San Juan. En realidad en ese libro no se menciona nada sobre el asunto, como tampoco en el resto de la Biblia. Sin embargo, en el libro de Isaías (en la parte apocalíptica del mismo) se menciona a un monstruo femenino llamado Lilith[2], que en algunas versiones de la Biblia se ha traducido como Chotacabras (ojo, no es Chupacabras). En efecto Isaías describe el fin del viejo orden y la llegada de un mundo nuevo e ideal. En Isaías 34.11 se dice:

«Se adueñarán de ella (de la Tierra) el pelícano y el erizo, la lechuza (Lilith o el Chotacabras) y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento».

La palabra hebrea que se traduce aquí como lechuza es Lilith y es el nombre que se le daba al monstruo de la noche. Esta palabra también se traduce como fantasma que espanta de noche y chotacabras. Se deriva de Lilitu, nombre que se le daba en la mitología babilónica, que a su vez proviene de la palabra semítica para la «noche».

La oscuridad siempre ha asustado al hombre, quien en su imaginación la ha poblado de seres monstruosos y de ruidos extraños. El hombre moderno ha olvidado un poco todo este miedo por las sombras nocturnas debido al uso de la luz artificial. Aunque no todos olvidan sus viejos atavismos: ahí tenemos por ejemplo a los ufólogos que siguen encontrando monstruos en la noche.

Lilith, en la tradición rabínica, fue la primera esposa de Adán, mucho antes de que Eva fuera creada. Adán no pudo soportar a Lilith porque ésta era demasiado astuta (o tal vez ella no lo pudo soportar porque era demasiado aburrido), y ese fue el motivo de su separación. Ella se transformó en un demonio de la noche que, de acuerdo con ciertas leyendas, se alió con la serpiente para hacer pecar a Adán y Eva.

Isaías, capítulo 34, versículo 14, dice:

«Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo».

Chotacabras es el nombre común que se les da a diversas aves de la familia caprimúlgido, del orden caprimulgiformes. El chotacabras gris (Caprimulgus europaeus) mide unos 25 centímetros y presenta una coloración parda y manchada de gris que les permite camuflarse perfectamente en el terreno; tiene el pico muy corto, pero puede abrir mucho las fauces. Durante el día permanecen posadas en las ramas en la dirección de éstas; despliega su actividad durante la noche persiguiendo mariposas nocturnas; no construyen ninguna clase de nido, y depositan los huevos en el suelo. Se les encuentra en diversas partes de América, inclusive en Puerto Rico. La chotacabras parda (Caprimulgus rupicollis), algo mayor, presenta un collar rojizo en el cuello y es de distribución más meridional. Se caracteriza por presentar la abertura bucal muy ancha, ojos grandes, pies de reducido tamaño y cola larga. El plumaje es muy abundante, con coloraciones miméticas. En general son nocturnas y poseen gran maniobrabilidad cuando persigue a sus presas. El plumaje suave de las alas le permite un vuelo silencioso.

Una antigua leyenda indica que el chotacabras mamaba la leche de las cabras. Una versión del origen de esta leyenda dice que el chotacabras puede abrir la boca de manera tan amplia que podría mamar de las ubres de las vacas y las cabras. Otra, tal vez la más acertada, afirma que el nombre se debe a que el animal produce un sonido similar al de una cabra mamando. De hecho la palabra choto o chota se le da a la cría de la cabra mientras mama. Se trata de una voz onomatopéyica del sonido que producen estos animales al mamar.

Los periodistas puertorriqueños no se complicaron la vida con todas estas etimologías y simplemente cambiaron el «chota» por «chupa» y de ahí nació el Chupacabras.

Hay un detalle más. El pájaro serpiente de Gurabo[3], del que hablamos más arriba, fue otro de los fraudes que impulsó J. J. Martín. En sus revistas publicó una fotografía del animal. La fotografía representa ni más ni menos que una chotacabras gris y la descripción que de ella da la testigo que lo encontró también se ajusta a la de un chotacabras. El único detalle que no concuerda con la morfología de este animal son los dos «colmillos» tipo víbora de cascabel que, muy probablemente como se dijo, son un par de espolones de gallo incrustados en la boca del animal.

En México, en especial en el Sureste, también existen viejas tradiciones de animales mitológicos nocturnos que podríamos emparentar con la leyenda del Chotacabras. Está, por ejemplo, el Kakasbal que volaba por la noche alimentándose de los animales. El Uay Cen, que era el nagual de un brujo que tomaba la forma de un felino pequeño y se introducía por las noches en las casas para extraer la sangre de los que estaban durmiendo. Y el Huaychivo de las leyendas mayas.

Continuará…

Snippy es el primer caso conocido de una mutilación de animal relacionada con ovnis.

Las dueñas de la yegua muestran al alguacil los restos mutilados del animal.

Interpretación del dibujante de una revista de platos voladores del supuesto ataque a Snippy.

Diversas fotografías de ganado mutilado. Note que las partes arrancadas son principalmente las más suaves: los ojos, los belfos. Esto nos remite a los recientes ataques del chupacabras en Argentina achacados al ratón hocicudo.

Los Marcianitos Verdes mutilando una vaca.

Copia de un informe de Kenneth Rommel al FBI.

Respuesta del FBI a Kenneth Rommel.

El informe Rommel.

Perro atacado por el vampiro de Moca.

Jorge Martín entrevistando a un veterinario en un caso de mutilación de animales.

El pájaro serpiente de Gurabo y diversas fotografías de chotacabras. La identificación es completa, lo que demuestra el fraude ufológico.


[1] Artículos publicados originalmente en Contacto ovni números 21 (octubre de 1996, Pág. 4-9) y 22 (octubre de 1996, Págs. 4-9). Utilizo aquí la versión completa que fue editada para su publicación

[2] Pronto publicaremos una trabajo sobre este personaje tan interesante.

[3] También ya tenemos preparado un artículo sobre este caso.

El Yeti en Disney World

Disney World exhibe una fotografía de un hombre de la localidad que se supone es la mano del yeti

Por Tavia Green

The Eagle-Gazette

LANCASTER «“ El criptozoólogo Marc E.W. Miller y cuatro de sus colegas salieron de Ohio rumbo a Nepal y la frontera del Tíbet en febrero de 1986 para buscar evidencia del yeti -comúnmente conocido como el abominable hombre de las nieves o el Bigfoot.

Cuando Miller, nativo de Lancaster, partió a su gran aventura hace 22 años, nunca se imaginó que tendría en sus manos lo que se cree es el cuero cabelludo de un yeti, recibió probables muestras del pelo de un yeti y tomó una foto de lo qué se cree es una mano del yeti.

«Encontrar algo es inexplicable», dijo Miller. «Es como se siente cuando ganas. «¦ Es esa aventura y excitación».

Un criptozoólogo es un investigador que estudia las criaturas que no se han demostrado que existan.

La foto de Miller que maneja el caso de la mano del yeti se exhibe ahora para la gente de todo el mundo para que la vean mientras gozan de las emociones de la «Expedición Everest» en el Walt Disney World’s Animal Kingdom.

La montaña rusa de la Everest Expedtion para en el museo brevemente durante el paseo.

El paseo se abrió hace dos meses en Buena Vista, Fla., el parque temático de Disney ofrece una descripción real y emocionante de cómo son las montañas del Himalaya -incluyendo un encuentro realista con el yeti.

Pero encontrar la posible evidencia del yeti es sólo el resultado de una de las expediciones de Miller.

Miller, quien ha practicado como neuropsicólogo en Lancaster por más de 20 años, ha viajado por todo el mundo. Él ha explorado las sociedades primitivas en África, buscado animales raros en China y Egipto, soportado varios tipos de climas y de situaciones peligrosas y escribió dos libros acerca de sus aventuras.

Uno de sus hallazgos más estimados es una especie rara de elefante asiático en China.

«Estaba paralizado cuando lo vi», dijo.

Las fotos y los trofeos de todas sus aventuras cuelgan en las paredes de su oficina de neuropsicología.

Tener un artefacto de una de sus expediciones exhibido en público es algo absolutamente único, piensa Miller. Él planea ir un día a la Florida a ver la atracción del Yeti.

«Soy feliz que he vivido y que visto sociedades más primitiva», dijo Miller. «He tenido bastantes aventuras».

http://www.lancastereaglegazette.com/apps/pbcs.dll/article?AID=/20060625/NEWS01/606250302

Subastan al Yeti por eBay

Bueno, en realidad es un pelo de Yeti. O mejor, un pelo del cuero cabelludo o del pericráneo de un supuesto yeti. El pericráneo se guardaba en un lamasterio del Tibet y Sir Edmund Hillary lo obtuvo para ser analizado en occidente. Hasta donde sé el resultado fue que se trataba de un pelo de Yak. eBay no menciona esto a los postores. Pero el ganador, aunque no obtenga un Yeti completo, podrá decir: «algo es algo, dijo un calvo, cuando le salió un pelo». http://cgi.ebay.com/ws/eBayISAPI.dll?ViewItem&item=9533284617&rd=1&sspagename=STRK%3AMESE%3AIT&rd=1