En la búsqueda del sombrero aluminio perfecto, algunas cosas que aprender sobre control de la comunidad y de la mente.
Por Bettie Rinehart, escritora del Latimes.com
Por dos semanas he estado pensando en el papel de aluminio. El problema es que mis pensamientos se deben haber centrado en la hoja de lata porque, como ve, es la que presumiblemente proporciona el mejor protector contra el control mental de los extraterrestres. Por lo menos eso es lo que he leído en Internet.
Ésta no es simplemente una cuestión de investigación. Este fin de semana, tengo que escribir y filmar la Retro UFO Space Convention en el Integratron en el desierto de Mojave. Charlaré con los abducidos, beberé en la sabiduría de los expertos invitados sobre extraterrestres y escucharé cierta poesía sobre los ovnis.
Pero era «la competencia de sombreros de papel de estaño» lo que me golpeó como una gigatonelada de bolas del espacio. Aunque incluso no sabía cuál era el premio, deseé ganar.
Los sombreros de hoja de aluminio dieron un frentazo a la cultura popular en la película de suspenso «Signs» del 2002, cuando, en quizás la escena más divertida de la película, Joaquin Phoenix se puso el sombrero de aluminio para mantener sus pensamientos protegidos contra extraterrestres no visibles. Pero en mi investigación en la Web encontré que el coterie de aluminio tiene dos usos. Anecdóticamente hablando, la hoja de estaño proporciona la sensación de protección contra la invasión de pensamientos tanto de extraterrestres y, curiosamente, de la CIA. Otros afirman que las hojas metálicas finas son realmente una «antena» para la comunicación con el otro mundo.
He elegido el estilo de mi sombrero con una intensidad que borda en la obsesión. Sabía que no era asunto de vagar y coger en el desierto una envoltura de un Kiss de Hershey o como los estilos que he visto en la Web, incluyendo el «Kutcher» (una molesta gorra de camionero), o la Fez (bastante agradable con su borla colgante, pero demasiado fácil).
Para mí, sería Katherine Hepburn en «¿The Alien Queen?»Uma Thurman en «Even Martian Ladies Get the Blues?». No, sería un sombrero chino más exótico con un papel de aluminio enorme, chillón y papel rosado. Quizá algún ajuste, también. Un pequeño chino de los de Audrey Hepburn en «My Fair Alien«.
Me dirigí a Office Depot por hojas de aluminio, cinta, papel coloreado y goma. ¡Cuatro horas más tarde, ¡voila!
Mi sombrero resultó ser encantador bonito, poco del estilo entusiasta paranoico cultivado. Cualquier extraterrestre distraído que intentara sondear mis pensamientos tendría una gran sorpresa. Tendría que penetrar a través de ese monstruoso adorno en mi cabeza. Buena suerte, invasor del espacio. Buena suerte.
Dicen que al desierto no le importa si usted vive o muere. Al desierto tampoco no le importa la moda. Está muy, muy caliente. Y después de media hora de mi llegada, estaba sudando y olía mal. He dejado mi sombrero en el coche, comprimido por la resilencia del pegamento y la hoja de aluminio.
Los fuertes destellos del sol de un puñado de coronillas plateadas. No hay mucha competencia. O quizá, como yo, la gente esta justo esperando el momento crucial. La competición esta programada después de un almuerzo muy terrícola de hamburguesas, hotdogs, frijoles y pie de manzana.
Después de que terminé algunas entrevistas selectas con los miembros de la comunidad ovni que aprendían, como delgados extraterrestres arturianos, la manera de pegar la cola de pato de ángeles divinos y extraterrestres, y astrología universal, corrí al coche, tomé mi precioso sombrero y llegue la mesa de los jueces en una nube del polvo, apenas en tiempo.
Después de que todas mis esperanzas descansaban en mi sombrero de aluminio, el veredicto resultó ser un asunto muy informal, determinado por palmadas, chiflidos y gritos. Ni el primero, ni el segundo lugar fueron para mí, solo el tercero. El premio: un baño de sonidos en el Integratron. ¡Con valor $40!
Luego, Frank Bollinger, co-creador del «Brain Tuner», que asegura «para la ansiedad y la trans-craneal-electro-simulación», me pregunta, «¿Es sólo un sombrero, o tiene otro propósito?»
No importa que sintiera que había puesto más capacidad intelectual en mi sombrero que los otros ganadores, quienes construyeron los suyos en cuestión de minutos antes de la competencia. Quizá, en mi esfuerzo hacia la grandeza sartorial extraterrestre, había sido envuelta por mi propio diseño. Recordé las palabras del Dr. Louis Turi, experto en extraterrestres, autor de Moon Power Starguide 2006: «Usted tiene que hacer negocio con la super-conciencia del tiempo y del espacio. Esté preparada».
Con esa pieza de consejo del mundo real en y sobre mi cabeza, el año próximo seré todo negocio.
Más que un reformador de la Ciencia, Charles Hoy Fort fue un escritor visionario, en el sentido peyorativo, que abrió las puertas al mundo de lo insólito y lo extraordinario. Fort era un hombre de aspecto bonachón, grueso, de poco pelo, que usaba anteojos con montura de hierro, cuello muy corto y bigotes espesos y negros[1]. No es tarea fácil intentar una biografía de este personaje inconformista, iconoclasta, atrevido, incongruente e incluso absurdo, que reunió en sus libros un amasijo de datos más o menos extravagantes. El mismo Fort escribió:
«Escribir que soy un hombre de edad indefinible, bajo, regordete, con bigotes de morsa y gafas de montura metálica, rostro bonachón y mirada perdida en el infinito, no conduce en nuestro estado intermediario, absolutamente a nada. Decir que nací en Albany, estado de Nueva York, el 9 de agosto de 1874, que mis padres poseían una pequeña tienda de comestibles y ultramarinos en la que trabajé durante varios años, que ejercí simultáneamente el periodismo y la taxidermia, y que lo abandoné todo para dedicarme a coleccionar hechos extraños arrojados del seno de la ciencia por unas mentes encallecidas, es reunir una serie de datos positivistas que pueden ser aplicados a cualquiera; ya que cualquier persona es continua con todos sus semejantes, y todos los datos correspondientes a un ser determinado son hechos de una historia común a toda la humanidad, puesto que en nuestra cuasi-existencia cualquier persona puede ser baja, regordeta, con bigotes de morsa y gafas de montura metálica, tener rostro bonachón y mirada perdida en el infinito, cualquier persona puede haber nacido en Albany en 1874 y descender de los propietarios de una tienda de ultramarinos».
Su biógrafo Damon Knight lo describe de esta manera: «Tenía la corpulencia de una morsa… era un hombre muy pacífico y sedentario. Vivía apaciblemente con su esposa, y casi nunca salía ni recibía visitas… pasaba las mañanas trabajando en su casa, y las tardes en la biblioteca».
El fundador de la dinastía Fort fue Peter Van Vranken Fort, de extracción holandesa. En los escritos de Fort se menciona a una tía abuela que bien pudo ser hermana de Peter. Charles Fort recuerda un viaje a un hotel de Saratoga donde vivía esa tía abuela a la que le gustaba jugar a las cartas.
Su abuelo Peter se casó dos veces, pero se desconoce el nombre de su primera esposa. Estos abuelos tuvieron dos hijos, Lil y Will. La primera se casó con John Delehanty, también de Albany, «bajo circunstancias muy románticas en la iglesia Madeleine, en París. Una niña resultó de esta unión, Ethel. La unión terminó infeliz, Lil sacudió su sombrero sobre el molino de viento, y más adelante se divorció de su marido», escribió el propio Charles Fort. Se sabe que este John Delehanty llegaría a ser fiscal del estado.
Por su parte Will Fort se casó con Ana Baillie, de Albany, con quien tuvo una niña a la que pusieron por nombre Marian Fort.
Luego de enviudar Peter Fort casó con Catherine Farell, de Brooklyn, con quien engendró a Frank Fort y a Charles Nicholas Fort[2], el padre de nuestro personaje.
Frank se casó con Margaret Downey o Dowling -o algo similar- de Baltimore. «Dos niños resultaron de esta unión, Mortimer y Pauline. La familia vivió en Nueva York, en la West End Avenue, durante cuarenta y cinco años[3]«.
El padre de Charles Fort era el más joven de los hijos de Peter, pero cuando este último murió, al parecer a principios de 1896, Charles Nicholas, dirigía la tienda de comestibles y ultramarinos.
Charles Nicolás Fort, como su padre, también se casó dos veces. La madre de Charles Hoy Fort se llamaba Agnes Hoy. La segunda se llamaba Blanche Whitney.
Charles Nicholas, engendró con su primera esposa a Charles Hoy, a Clarence N. Fort, y a Raymond V. Fort, en ese orden, comenzando con nuestro Charles, quien nacería el 9 de agosto de 1874[4].
MUCHAS PARTES.
Charles Fort escribió un libro autobiográfico que nunca se publicó. El manuscrito[5] tiene por lo menos 261 páginas de las cuales la mayoría están perdidas. Sólo quedan 76. La última página todavía existente, es un fragmento de la número 261. No se sabe cuantas páginas seguían. Lo que queda de este manuscrito de Fort comienza en la página 12. Las que la precedían están ahora perdidas. Los fragmentos que quedan cubren el periodo de 1880 a 1891, cuando Fort tenía de 6 a 17 años de edad. El estilo es todavía más difícil de leer de lo que nos tiene acostumbrados Fort. Hay que considerar que fue escrito a la edad de 24-25 años.
Charles Fort comenzó a escribir su autobiografía en 1899, luego de una visita, que generó muchos conflictos, a su hermano Raymond hacia 1892, cuando la mayor parte de sus familiares aún estaban vivos. Este manuscrito, titulado Many Parts[6], fue su primer trabajo de gran envergadura pues ya había escrito relatos humorísticos cortos y algunas contribuciones para los periódicos. Fort rescribió Many Parts más de una vez.
Mucho después Fort menciona la época en que escribió su autobiografía: «De sept. de 1899 hasta sept. de 1904, el metafísico ha interferido y cubierto la espalda al escritor. Mi libro Many Parts fue simplemente el trabajo de un inmaduro metafísico, psicólogo, sociólogo, etc. Tratando de expresarse en una historia. También el individualismo, o el estilismo, no solo interfirió y me hizo no fácilmente legible, pero me dio la satisfacción o elación que apoyó desarrollos subsecuentes».
En efecto, Many Parts es difícil de leer no sólo por el extraño estilo de Fort (que luego puliría en sus libros más conocidos), sino porque describe a los personajes refiriéndose a ellos de una manera poco común. Él mismo se presenta como «nosotros»; «Ellos» es el término aplicado invariablemente al padre del escritor, Charles N. Fort (aunque al final del libro lo mezcla con «Nick»); la «madrastra» es Blanche Whitney; el «otro niño» es Raymond Fort; el «niño pequeño», Clarence Fort; el «abuelo», Peter van Vracken; el «otro abuelo», John Hoy; su tío materno John S. Hoy es «Nick»; «Martha» es su madre, Agnes Fort; hay una «tía abuela» de Saratoga a la que le gustaba jugar a las cartas; e incluso el primer periódico que le publico sus trabajos, el Argus de Albany, es mencionado como el «Demócrata». Nadie es presentado con su verdadero nombre y la lectura del manuscrito, que ofrece obstáculos a cada momento, se hace insoportable.
Su madre, Agnes, murió poco después del nacimiento de Clarence, cuando éste tenía un año y medio, mientras Charles Fort acababa de cumplir los 6, en 1880. En el manuscrito sólo hay una mención a «Martha». Pero a la «madrastra» se le menciona frecuentemente, principalmente por su trágica perdida de la visión.
Los caracteres, disfrazados con nombres falsos muestran a un Fort que no se preocupaba mucho por los elementos de una biografía verdadera, insistiendo en recordar su niñez y juventud en su propio estilo literario. No interesa la verdad ni los hechos, sólo el ego y la vanidad. Este sería su estilo característico utilizado en sus libros. Algunos fragmentos del capítulo 1:
«Estábamos a una milla de la familia: la bruja y el hombre loco y las dos viejas criadas. Preguntándonos lo que debíamos hacer para ser conocidos…
«Nos permitían jugar en la calle muy poco. Pasábamos mucho tiempo en el piso superior, que estaba lleno de columpios y un balancín para nosotros. …íbamos al parque cada tarde soleada…
«Un viejo nido. Subimos por él. Pusimos el viejo nido en nuestro bolsillo; los pájaros lo habían construido; alguna vez los pájaros habían vivido en él. Pero deseábamos un nido con huevos; pensábamos que en el campo había nidos en casi todos los árboles. Entonces corríamos de árbol en árbol, buscando nidos con huevos. Salpicándonos de lodo; sin ver el fango en nuestra excitación. Entonces alguien vino por nosotros, y nos condujo de nuevo al hotel, donde nuestro abuelo, aunque de clase, nos reprendió, ya que temía que nunca seríamos buenos hombres de negocios. Deseábamos ser buenos hombres de negocios; en nuestro medio teníamos la creencia de que los doctores, abogados[7], y otros estaban en una escala más baja de los que vendían comestibles, exceptuando los que lo hacían al mayoreo, por supuesto. Esperábamos ser un socio algún día, como «Ellos»[8] lo habían sido, o, incluso mejor, viajar para la compañía. Pero en todo alrededor había destellos y susurros de algo que parecía maravilloso y más significativo para nosotros. Oíamos y nos sentíamos en esa primera huerta y en nuestro recuerdo de la huerta. Cada paisaje de un lago o pradera nos decía cosas extrañas. No debimos haber expresado la herejía, pero sentimos que había un nivel más elevado de vida que el de un distribuidor de tiendas de comestibles. Aunque no sabíamos absolutamente cuál era, había algo que deseábamos en las cosas que no tienen nada que ver con las ciudades y bueno, los hombres de negocios».
Many Parts fue prologado y editado por Tiffany Ellsworth Thayer para su publicación. Nadie sabe qué ocurrió con el manuscrito y sólo se supo de él hasta que el escritor de ciencia-ficción Damon Knight publicó su trabajo sobre Fort[9]. Luego volvió a extraviarse y no fue sino hasta 1989 que un seguidor de Fort, Mr. X, lo encontró en la George Arents Research Library en la Universidad de Syracuse en Syracuse, Nueva York, dentro de los archivos de Damon Knight. Como se ha dicho sólo quedan 76 páginas de una obra de más de 261, dividida en 15 capítulos. Fragmentos del capítulo 4:
«Alguien descubrió que nuestra vista era pobre. Se explicó que habíamos dañado nuestros ojos con demasiada lectura. Esto no era verdad, pero entonces parecía más encomiable dañar ojos o perder una pierna en un accidente que nacer con defectos. Así que nos enviaron a que nos examinaran los ojos. Unos lentes como faros de automóvil en nuestros ojos; miramos las letras grandes y pequeñas asombrosamente negras y claras. Éramos un muchacho vestido con lentes y desdeñado por sí mismo. De los muchachos que conocíamos, los que usaban lentes parecían generalmente débiles y no de la clase de la cual estábamos hechos. Nos dijimos que usaríamos los lentes solamente para mirar. Pero cuando salimos, sabíamos que los lentes habían venido a quedarse. Nosotros habíamos vivido en una niebla y no lo habíamos sabido. Estábamos en un mundo diferente; los árboles no eran lo falto de definición como los habíamos pensado; cada hoja era nítida y contorneada; los objetos a la distancia eran más pequeños, porque se distorsionaban, pero de nuevo eran más claros, limpios; todo era tan diferente como una fotografía de un burdo bosquejo…
«Sobre coleccionar. Compramos alas de pájaros a un muchacho que vivía en el campo pero que venía a la escuela cada día. Encontrar un viejo almacén en donde, por muy poco, podíamos comprar estrellas de mar, erizos de mar, conchas, y frijoles de mar con manchas negras, grandes, grises unas y marrones otras. Relatos de tierras lejanas; relatos de tormentas, o palmeras en playas coralinas, profundidades marinas y tierras extrañas; todo lo contaba el sonido de las conchas y el olor de la sal de estas cosas del mar…
«Pasando mucho de tiempo en la lectura, dando vueltas por la tarde para ver a nuestros parientes, porque nos gustaba leer, y porque tenían libros. Nuestro abuelo era un hombre de poca educación, pero tenía, en alguna parte, además de todo lo que le hizo ser un «buen hombre de negocios», un interés por los libros. Tenía su biblioteca al lado del comedor, con libros tales como los trabajos de Carlyle y de Ruskin. Estos libros eran brillantes y se veían como nuevos. En el almacén, tenía dos oficinas privadas; una, donde atendía sus propios asuntos, porque poseía muchas casas, y prestaba dinero, usureramente, como lo supimos cuando fuimos más grandes; y arriba su oficina realmente privada, donde, con sus amigos, inventó y bebió bebidas extrañas en grandes cantidades. Aquí estaban los libros que leyó; biografías e historias, pero los libros de viajes en número más grande; por lo menos media docena que se ocupaban de la exploración del Ãrtico; diccionarios, pinturas de valor en las paredes. Una tarde nos enviaron con él; estaba leyendo un libro voluminoso, una bebida rosada a su lado, una bebida amarilla en el otro. Nos preguntó lo que sabíamos sobre la aurora boreal. Y estábamos impacientes por decirle, pero él tuvo que salir[10]…»
Aquel niño nacido en Albany, Nueva York, fue un niño inquieto que coleccionaba timbres postales, minerales, pájaros e insectos. Cursó sólo hasta la secundaria y durante algún tiempo fue periodista y embalsamador de pájaros y mariposas.
«Repasamos nuestra geografía, y deseamos tener una piedra u hoja o cualquier cosa de países extranjeros, hasta que encontramos que coleccionar estampillas era lo que deseábamos. Enviamos a Nueva York por mil, estampillas clasificadas. Vino un paquete abultado; las caras de reyes cayeron al piso en una lluvia de colores. Estábamos en Francia con las estampillas francesas; Napoleón, la Bastilla, la Revolución en el aire sobre nosotros. Estábamos en medio de castillos y de escenas de batalla en Alemania e Inglaterra. Aquí estaba una estampilla que realmente había estado en la inmensidad de la India, tropical, bárbara. Una estampilla que expresaba las maravillas de los largos viajes en el misterio y romance de Australia. La vida tenía más y más significados…
Según las memorias del propio Fort, él y sus hermanos eran más que traviesos: insoportables.
«Siempre acusándonos el uno al otro. Diciendo cada pequeña cosa, satisfechos de ver que castigaban al otro, lo que nos hacía sentirnos virtuosos. Haríamos el trabajo de detective para coger al «˜otro niño»™ cuando se robaba el pastel, de modo que pudiéramos acusarlo. Y los otros, también nos atrapaban en nuestras travesuras, y gritaríamos juntos, «˜!Te vamos a acusar!»™ Y nos chantajeábamos el uno al otro. Diciendo, «˜si no me das tu caramelo, diré lo que hiciste el otro día»™. Teníamos cuadernos con los cargos escritos en ellos. Cada uno tendría a veces una lista larga de ofensas; pero las travesuras se podían cancelar; si el otro niño decía que habíamos jugado con Biff Allen[11], podíamos decir que él había desenterrado las plantas en el patio.
«»™Te voy a acusar»™, diría el «˜otro niño»™; y miraríamos nuestro cuaderno para ver lo que podía decir…»
Años más tarde un incidente con un pastel haría que Charles Fort abandonara la casa paterna. Una versión de esta historia la contó su viuda Annie Filling al escritor Theodore Dreiser en septiembre de 1933:
«Charles era un niño salvaje, a él no se le podía decir lo que tenía que hacer, él hacía lo que quería… Ellos tenían una madrastra, y vivían en una casa hermosa en Albany… Una noche Charlie llegó a casa a las 10, y encontró que estaba cerrada. La casa tenía una gran puerta con cristales rojos, y él tomó una piedra y rompió cada pedacito del cristal. Le hicieron dormir en el sótano con los criados, y al día siguiente, cuando subió, no lo dejaron desayunar con la familia durante una semana. Prohibieron a los criados pasarle cualquier cosa, pero al otro día, cuando llegó el pastel, él hizo un gancho de una placa, y la madrastra intentó alejarlo de él. Charlie tomó el pastel y lo lanzó a su madrastra. Entonces hubo una pelea. Charlie fue con su abuelo, y su padre tuvo que pagar su manutención hasta que se hizo adulto, y entonces Charlie se fue al extranjero. Así fue cómo se fue lejos».
No sabemos a qué edad ocurrió esta partida, pero en una carta de Fort escrita en 1915 afirma que vendió algunas notas a un periódico de Nueva York «cuando tenía 17 en Albany», y a los 18 (1892) contribuyó «a la edición del World de Brooklyn», y a los 19 (1893) se convirtió en «redactor» de un periódico nuevo, The Independent de Woodhaven, publicado en o cerca de Jamaica Long Island. En ese sentido Tiffany Thayer reflexiona al respecto:
«Ahora bien, las contribuciones al periódico de N.Y. e incluso a la edición del World de Brooklyn se pudieron haber hecho por correo, pero para editar un periódico en Long Island -incluso un semanario- Fort debió haber vivido en la vecindad.
«La copia del artículo más temprano que tenemos es del Journal de Nueva York, del 27 de abril de 1897, pero unos anteriores seguramente se han perdido, porque Fort estaba muy involucrado en ese tiempo, y se ha sabido que vivió en la ciudad de Nueva York por más de un año. Él recibió correspondencia en la 170 East 32nd Street, fechada en julio 21 de 1896. Es una postal, en donde se lee: «˜Fort: estamos en la avenida Columbus número 32 «“ Cor 75th quédate ahí- Christopher»™.
«No tengo idea de quien era Christopher solamente sospecho que era un pariente o un amigo de Albany».
En el clip que se anexa se pueden ver diversas fotos de Charles Fort, «La Foca del Bronx», en su juventud y hacia el final de su vida.
Vemos una de las típicas tiendas de ultramarinos de finales del siglo XIX, como la de los padres de Fort.
También podemos encontrar diversos grabados e ilustraciones de «lluvias insólitas», como las que aparecen en el libro de Olaus Magnus, Historia de Gentibus Septentrionalibus (1555), en donde se muestran diversas lluvias de peces. O el grabado sobre madera de Expositio Canonis Misse (1496), del Obispo Odo de Cambrai, que muestra la escena bíblica de la caída de maná.
Varias otras ilustraciones se ocupan de este tema (Éxodo 16.4-36), pero también de la lluvia de piedras que cayó sobre los amonitas, cuyo relato lo podemos encontrar en el Libro de Josué. O la invasión de ranas mencionada entre las plagas de Egipto.
Entre las lluvias de objetos insólitos está la clásica lluvia de fuego mencionada en la Biblia.
Hay, también dos grabados de 1557 que muestra una lluvia de cruces ocurrida, supuestamente, en 1503, y otra de lingotes de hierro caidos sobre una aldea de Basilea, Suiza.
Continuara…
[1]Theodore Dreiser lo comparó con Oliver Hardy. Louis Pauwels y Jacques Bergier decían que tenía los mismos bigotes que Gurdjieff.
[2] O Charles Nelson Fort, como mencionan otros biógrafos.
[4] Otros, como Tiffany Thayer, apuntan que el nacimiento fue el 6 de agosto, pero como hemos visto, el mismo Fort menciona el 9 como fecha de su nacimiento. El error de Thayer proviene de una entrevista que le hizo a Raymond Fort, hermano de Charles. Quien menciona ese dato.
[6] Probablemente el título proviene de la obra de ShakespeareAs You Like It (acto 2, escena 7, línea 142): «And one man in his time plays many parts, his acts being seven ages»; Pero, curiosamente, también podríamos mencionar los «muchos fragmentos» que quedan de este manuscrito de Fort, las «muchas piezas» de literatura científica que Fort utilizó en sus escritos y las «muchas partes» que dio a luz este género literario.
[7] Parece que había una pugna entre las familias Fort y Hoy en definir quién estaba arriba en la escala social: los abogados o los vendedores de ultramarinos. Este podría ser el origen del desprecio de Charles Fort por la Ciencia y la Cultura.
[8]«En el margen superior, enfrente de «˜Ellos»™, que representaba a su padre, Fort ha escrito «˜C.N.»™ tres veces».Nota de Thayer
[9]KnightDamon, Charles Fort: Prophet of the Unexplained,Doubleday & Co., Garden City, New York. 1970.
[10] Una nota de Thayer al pie del manuscrito dice: «En los márgenes de este MS, Fort ha hecho algunas anotaciones a lápiz en una fecha mucho más reciente, para identificar sobre todo los personajes. En la mención antedicha de su abuelo él ha escrito dos veces «P.V.» en el margen. Observe también los principios del interés de Fort en el Ãrtico y la aurora.
[11] Este Biff Allen (seguramente un nombre ficticio) era un chico adolescente que gustaba de relacionarse con tipos mayores de mala reputación.
No se sabe la fecha exacta de su nacimiento. Algunos creen que William Ockham (Guillermo de Occam) nació en una localidad de Surrey llamada Ockham, al Sur de Londres, en 1280, pero otros opinan que fue en 1290 o en 1295, y otros más dan la fecha de 1300.
Guillermo de Occam.
Es poco lo que se conoce de su infancia. Muy joven viajó a Londres e ingresó a la Orden Franciscana. Estudió lógica y fue ordenado subdiácono en 1306. Hacia 1307 se trasladó a Oxford a estudiar teología, muy probablemente con Duns Scoto (Juan Escoto, 1266-1308). De 1315 a 1319 daría clases en Oxford y en París. Es precisamente en Francia, y luego en Alemania, en donde transcurriría la vida intelectual de De Occam.
En la Edad Media el texto oficial de Teología era la obra de Pedro Lombardo (1095-1160), Sentencias. Guillermo fue un encarnado crítico de esta obra y eso le impidió obtener el título de Teología en Oxford. Salió de la Universidad como «Inceptor» (principiante o bachiller) y continuaría sus estudios en conventos de Francia. El rector de Oxford, Jhon Lutterrell le acusó ante el Papa Juan XXII de haber cometido «56 errores», pero durante años, y gracias a su retiro a Francia, Occam continuaría sin ningún sobresalto.
Juan Escoto.
En 1323 Lutterrell, al no obtener respuesta, viaja a Aviñón para hablar con el Papa. Un año después Juan XXII ordena que Occam se traslade a Aviñón. Allí se le abrió un proceso para juzgar sus obras, mismo que duró varios años. La sentencia se dicta luego de tres años de deliberaciones, pero no satisface a Lutterrell, quien pide mayor dureza.
Durante el proceso, pero independiente de él, va tomando fuerza una nueva corriente dentro de la orden de los franciscanos: la llamada corriente «espiritual». Estos franciscanos decían que, ya que Jesús y sus apóstoles no habían tenido propiedades, los religiosos tampoco deberían tenerlas y tenían que vivir en la pobreza. Entre los líderes de este movimiento estaban el propio General de la Orden, Miguel de Cesena, y fray Bonagracia. Guillermo de Occam rápidamente se adhirió a esta corriente.
Juan XXII.
No es difícil comprender que esta tesis fuese declarada herética, pues afectaba los intereses de la Iglesia. Es entonces que en 1326, el Papa manda detener a Cesena, Bonagracia y a Occam. Los tres escaparían el 26 de mayo de 1328 para dirigirse a Alemania, en donde les daría asilo Luis IV de Baviera, quien ya había sido excomulgado en 1324.
Fue este hecho, y no sus críticas a Lombardo, lo que haría que el Papa lo excomulgara el 5 junio de 1328. Misma suerte correrían sus compañeros, pero Cesena, además, es destituido de su cargo, aunque tenía en su poder el sello de la Orden Franciscana. En 1329 Occam pasa a residir en el convento franciscano de Munich, ciudad-corte del emperador. Aprovecha su estancia en Munich para criticar las bulas del Papa sobre la pobreza. Escribe Ocho cuestiones sobre la autoridad del SumoPontífice y Compendio de los errores del Papa Juan XXII. Para Occam, Juan XXII es un antiPapa y, además, hereje.
También defendía que la Iglesia debería tener una función meramente espiritual, y por lo tanto el emperador tenía primacía temporal sobre el Papa. Sostenía que debería haber una separación entre el poder Papal y el temporal, y que la fe y la razón también deberían disociarse. Siguiendo las enseñanzas de Escoto, se opuso a Tomás de Aquino (que pretendía explicar la existencia de Dios mediante razonamientos filosóficos). Para Occam no podía haber una teología racional, ya que la existencia de Dios y otros dogmas religiosos, como la inmortalidad del alma, no pueden ser demostrados por medio de la razón, ya que se basan exclusivamente en la fe.
Luis IV de Baviera.
Juan XXII muere en 1334, pero Occam no se reconcilia con el sucesor, Benedicto XII. Continúa escribiendo sobre Lógica y Filosofía, pero principalmente sobre Política y Teología. También sus compañeros mueren y él queda como vicario de la orden franciscana sediciosa. Finalmente muere Luis de Baviera en 1347, quien había sido destituido un año antes. Cansado y sin apoyo, en 1348 entrega el sello de la Orden Franciscana y pide una reconciliación al Papa Clemente VI, quien lo perdona a condición de que firme una serie de retractaciones, se ignora si las llegó a firmar ya que a partir de ahí se pierde su rastro. Algunos piensan que murió en la epidemia de peste negra de 1349, pero para otros el Venerabilis Inceptor (Venerable Bachiller) o Doctor Invincibilis (Doctor Invencible) murió el 10 de abril de 1350 en la ciudad de Munich.
PENSAMIENTO POLÃTICO
Occam pensaba que todo el poder, político y religioso, proviene de Dios. A los hombres sólo les queda elegir a sus gobernantes (políticos y religiosos). El Papa, al ser elegido por un grupo de hombres (los cardenales) y al ser él mismo un hombre, puede equivocarse. Un cristiano está sometido al Papado, pero no al Papa. De igual forma, ni el Papa debe estar sometido a los reyes, ni estos al Papa ya que sus poderes provienen de Dios y son independientes.
Tomás de Aquino.
El Papa, al ser el sucesor de San Pedro, es la cabeza de la iglesia y príncipe de todos los obispos y su autoridad sólo alcanza las cuestiones religiosas y no a las civiles. Los reyes, a su vez, no tienen jurisdicción religiosa y su autoridad es sólo civil. La Iglesia y el Estado son independientes, aunque puede haber coordinación y colaboración debido a su común origen divino, con el fin de buscar un bien para la comunidad.
PENSAMIENTO FILOSÓFICO
Guillermo de Occam fundó el Nominalismo y también fue el responsable del Voluntarismo. El primero sostiene que todos los conceptos universales no son más que palabras, y al ser producto de la mente, son subjetivos. No hay ninguna realidad que responda al calificativo de universal. El segundo se refiere a la Voluntad omnipotente de Dios, es decir, odiar a Dios podría ser un acto bueno, siempre y cuando él mismo lo prescribiera (Deus potest praecipere quod voluntas creata odiat eum (…). Odire Deum potest esse actus rectum in via, puta si praecipiatur a Deo: ergo et in patria!). No hay un Bien y Mal naturales. Estos son sólo así porque Dios lo ha querido (ha sido su voluntad) y no a la inversa. Esto lleva a la negación de la existencia de Dios, ya que al poder hacer algo absurdo, él mismo sería un absurdo
Benedicto XII.
Según Occam, existen dos tipos de verdad:
a) Racional o Filosófica. El hombre capta esta verdad mediante la razón y la evidencia de los razonamientos.
b) Teológica. El hombre capta esta verdad mediante la fe, que se rige por la voluntad.
PENSAMIENTO CIENTÃFICO
Para Occam la Naturaleza siempre escoge el camino más simple. Este era un pensamiento común entre varios escritores medievales, como Durand de Saint-Pourcain, un dominico filósofo y teólogo fallecido en 1332, y también se encuentra enunciada en la obra de Duns Scoto.
Clemente VI.
Pero De Occam decía que la simplicidad no era un atributo de lo real pero sí debía serlo de las teorías sobre lo real. Para él la mejor teoría era aquella que puede explicar lo mismo con menos elementos o recursos. En particular cuestionó la teoría del ímpetu diciendo que afirmar «un cuerpo se mueve debido a que adquiere un ímpetu» era más complicado que decir sencillamente «un cuerpo se mueve», ya que la expresión «adquiere un ímpetu» no decía nada y por tanto no agregaba nada nuevo (flatus vocis = palabra vacía).
Sean Connery como Guillermo de Baskerville.
El concepto de asociar sencillez con verdad no era nuevo en el siglo XIV. De hecho se encuentra ya en la Física de Aristóteles, pero Occam lo utiliza, por ejemplo, para reinterpretar las ideas de causalidad del filósofo estagirita, afirmando que no se puede justificar una causa universal por simple acumulación de casos individuales.
LA FAMOSA NAVAJA
Esta búsqueda de la simplicidad y la sencillez es lo que llevó a Occam a afilar su navaja. La Navaja de Occam, el también llamado Principio de parsimonia (en el sentido de moderación) o de economía, es una de las herramientas más potentes y eficaces de la ciencia moderna. Implica que en el conjunto de teorías ofrecidas para explicar un hecho hemos de preferir, en general, la más simple. La forma más conocida dice: «Entia non sunt multiplicanda praeter neccesittatem» (No multiplicar los entes más allá de lo necesario). Pero de esa forma nunca la escribió Occam. En su obra encontramos la idea enunciada de diversas maeras, por ejemplo, cuando en los comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo, afirma: «Nunquam ponenda est pluralitas sine necesítate» (No debe suponerse una pluralidad sin motivo), o «Pluralitas non est ponenda sine necesítate» (No hay que suponer una pluralidad sin ser necesario). También en la expresión «Frustra fit per plura quod potest fieri per pauciora» (Es vano hacer con mucho lo que puede hacerse con menos); «Non sunt ponenda plura ubi sufficiunt pauciora», o bien «Quando propositio verificatur pro rebus, si duae res sufficiunt ad eius veritatem, superfluum est ponere tertiam», lo que quiere decir que cuando una afirmación puede ser verdadera por dos razones, y estas son suficientes, es superfluo suponer una tercera.
Una redacción más moderna dice que: «Las descripciones deben mantenerse lo más simples posibles hasta el momento en que se demuestre que resultan inadecuadas».
EL NOMBRE DE LA ROSA
Varios autores han señalado la influencia que tuvo Occam en la novela de Umberto Eco. En efecto, el mismo Eco informa en su Postille a Il nomme della rosa, que pensó originalmente en William de Ockham para el personaje que finalmente se llamaría William de Baskerville. Su origen franciscano y sus conocimientos de la filosofía natural lo hacían el candidato ideal para resolver los crímenes del monasterio. De hecho la trama ocurre en 1327, justo cuando De Occam estaba encarcelado en Aviñón.
Humberto Eco.
En toda la novela hay referencias al franciscano, como en el primer día (Vísperas), Baskerville le dice a Adso que «no conviene multiplicar las explicaciones y las causas mientras no haya estricta necesidad»; o cuando menciona ser amigo Guillermo de Occam.
SU OBRA
La obra de Occam es bastante extensa, y cubre varios campos del conocimiento, como Filosofía, Lógica, Naturaleza y Teología. Están, por ejemplo, sus estudios sobre la obra de Aristóteles: (In librum praedicamentorum;In duos libros Perihermeneias;In duos libros Elenchorum;Expositio super octo libros Physicorum).
Las críticas a los libros de Lombardo (Ordinatio sobre el libro primero de las Sentencias y Reportatio sobre los tres libros restantes).
También se ocupó de Porfirio en Expositio in artis logicae proemium et expositio in librum Porphyrii de praedicabilibus.
Hay que considerar también De Sacramento altaris;Scriptum in librum primum Sententiarum y Tractatus de praedestinatione et praescientia Dei.
Compendium logicae; Logicae tractatus minor y Tractatus logicae junto a Elementarium logicae;Summa totius logicae y Logica maior son sus obras más destacadas.
Finalmente hay libros dedicados a la Física: Quaestiones in octo libros physicorum;Quodlibetos y Quaestio Prima Principalis Prologi. Y sus escritos en los que se debate el problema de la potestad Papal y civil y se critica los errores y herejías de los Papas Juan XXII y Benedicto XII, como Tractatus de successivis.
REFERENCIAS
De Andres T., El nominalismo de Guil1ermo de Ockham como filosofía del lenguaje, Madrid, 1969.
Newman, J. R. The world of mathematics, Simon & Shuster, Nueva York, 1956.
Rábade S. Romeo, Guillermo de Ockham y la filosofía del siglo XlV, Madrid, 1966.
Shapiro H.,Motion, time and place according to William of Ockham, Nueva York, 1957
Trueba Atienza Carmen, «Lógica filosófica medieval: San Anselmo y Guillermo de Occam»,Analogía, 11(1): 151-166, ene-jul, 1997.
PEREGRINOS DICEN QUE LLORA UNA ESTATUA DE LA VIRGEN MARIA
Ramas congeladas de un árbol también atraen a creyentes
PASTO, Colombia – Peregrinos colombianos han estado peregrinando a una iglesia para ver una estatua de la Virgen Maria que parece llorar.
La escultura, llamada «La Virgen del Rosario», está en una iglesia a 330 millas al sudoeste de Bogotá, Colombia.
Los residentes y los visitantes han estado viniendo a ver la escultura desde la noche del domingo, para tomar fotos y rezar.
Las autoridades de la iglesia no han hecho ninguna observación respecto a la estatua.
En un incidente separado, residentes de un pueblo pequeño al sudoeste de Colombia han sido sorprendidos por un fenómeno extraño visible en un árbol.
A pesar del clima cálido, algunas ramas en el árbol parecían estar congeladas.
Los residentes comenzaron a poner velas debajo del árbol para pedir bendiciones. Otros han bebido el agua que se derretía de las ramas con la esperanza de que posea energías curativas.