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Sexo, satanismo y comer cebollas

Sexo, satanismo y comer cebollas

9 de marzo de 2024

Dr. Robin Carlile

BOOK (6)Perttu Häkkinen and Vesa Iitti. Lightbringers of the North: Secrets of the Occult Tradition of Finland. Inner Traditions, 2022.

En mi opinión, a esta agradable lectura se le ha dado un título equivocado. Yo sugeriría “Asamblea alborotada”, porque lo que sigue es precisamente eso: una mezcla de biografías breves, en su mayoría del siglo XX, de algunos de los personajes más notorios de Finlandia involucrados de una forma u otra en el ocultismo.

En un extremo, estos personajes pueden describirse como excéntricos, cuando no locos de remate. En el otro extremo se encuentran algunos individuos profundos en busca de lo trascendental, y en el medio un puñado de traviesos estafadores. En esta última categoría, la figura que viene inmediatamente a la mente es Ior Bock, vástago de una familia adinerada que comenzó su vida de adulto joven matando accidentalmente a tiros a su hermano Eric durante unos bulliciosos juegos de interior, por lo que fue condenado a una corta pena de prisión.

Más tarde, Bock practicó un ritual consistente en tumbarse de espaldas, con las piernas dobladas sobre la cabeza y el pene en la boca, “para poder beber su propio semen”. Todos los años pasaba el invierno en Goa, donde contaba historias sobre su familia. En esencia, afirmaba que su familia había huido de la Atlántida hace eones y que las ruinas de un templo de aquella época se encontraban en Lemminkäinen, en Finlandia. Tan impresionados quedaron algunos de sus compatriotas que empezaron a excavar el lugar sugerido por él, recibiendo incluso el respaldo financiero de un banco local. Todo eran tonterías, por supuesto, pero atrajeron el interés nacional hasta que la Junta Nacional Finlandesa de Antigüedades declaró que el “templo” era una formación natural.

Más serio es el caso de Pekka Ervast, la “Luz del Norte”, que en 1906 abrió la primera filial finlandesa de la Sociedad Teosófica. Fue una especie de visionario que en 1929 abogó por la abolición de los Estados nación y el establecimiento de una moneda común. El principio subyacente a su pensamiento era su creencia en la hermandad de la humanidad. En el terreno de lo oculto, recibió mensajes del mítico semidiós Väinäöinen, y también promovió la masonería, en particular la Masonería Le Droit Humain (abierta a ambos sexos).

Por muy impresionante que sea Pekka Ervast, sin duda, parece insulso en comparación con algunos de los demás personajes del libro. Entre ellos destacan los satanistas. Si el satanismo como religión parece defectuoso en el sentido, como otros han señalado, de que sólo puede existir por referencia al judeocristianismo, sus participantes parecen aceptarlo como una forma de materialismo embriagador del que disfrutar plenamente. Mientras que la vocación de algunos fundamentalistas religiosos parece ser la de condenar hipócritamente los placeres carnales del hombre y de la mujer, los satanistas de Finlandia hicieron caso omiso de todo eso y se limitaron a pasarlo bien.

Un buen ejemplo de ello es Pekka Siitoin, “el arzobispo de Lucifer”, que alcanzó notoriedad nacional en parte gracias a sus obras escritas en la década de 1970. Su libro Magia Negra, aconsejaba que Satanás, “odia el amor y quiere que sea sustituido por lujurias corporales y ‘orgías animales…’”. Siitoin no omitió en sus escritos dar instrucciones precisas sobre cómo llevar a cabo una orgía a través de tres rituales. En el primero, cuatro hombres y cuatro mujeres se desnudan y colocan sus ropas en el suelo en forma de pirámide, después se colocan uno frente al otro mirándose los genitales durante ocho minutos. A continuación, los hombres prueban a las mujeres con los dedos de la mano izquierda. Los hombres que no se excitan necesitan más práctica en forma de “orgías o sexo en grupo”, “Comer cebollas también debería ayudar”.

Otro ritual incluye la proclamación: “Oh gran Satanás, aquí está mi humilde regalo para ti. Que mi verga sea como una roca y fría como el hielo”. En todo esto parece haber poco de búsqueda de lo trascendental y, desde luego, nada de retiro espiritual del mundo. Más bien al contrario, Siitoin estaba muy implicado en política, aunque la forma que adoptó fue una vergüenza nacional ya que defendía una forma de neonazismo, que era difícil de tomar en serio ya que a veces llevaba un uniforme nazi e incluso lucía un bigote hitleriano.

No se trata de equiparar el satanismo con la extrema derecha. El izquierdista Alias Reima Saarinem afirmaba que había estado con la Facción del Ejército Rojo y que él y su novia coreana habían sido tiradores de puntería de la OLP en Oriente Próximo. Saarinem era un mago/adepto de las artes negras familiarizado con la Magia Negra de Siitoin, así como con la doctrina de Thelema de Crowley. Saarinem sostenía que “nuestra principal búsqueda de ocio es, por supuesto, el cuerpo femenino… el hecho de que haya una cabeza encima del cuerpo femenino es una cuestión secundaria”. Por desagradablemente misógino que esto pueda parecer, quizás la reverencia por el sexo era un desarrollo saludable en una sociedad que había sido oprimida en el pasado por la misantropía contenida en el puritanismo del norte de Europa.

Sin embargo, los autores muestran que las cosas en Finlandia parecen haber cerrado el círculo. En 1172, una bula papal había condenado a los finlandeses por ser “dos veces hijos del infierno” por blasfemar y despreciar el cristianismo. Cuando la Iglesia Católica anunció en 2012 la consagración de Finlandia a la Virgen María, la Sociedad de Ciencias Espirituales de Turku respondió anunciando una ceremonia simultánea en todo el país, “para consagrar Finlandia a Satanás”. Por supuesto, es imposible evaluar el alcance de la devoción a Satanás en la sociedad finlandesa actual, pero al menos en un aspecto los satanistas han demostrado ser importantes. Como señalan los autores, los satanistas finlandeses han influido en varias bandas de heavy metal en el país con el mayor número de bandas de este tipo per cápita del mundo.

Estos son sólo algunos de los personajes de esta impresionante relación de la historia ocultista reciente de Finlandia, y el lector se encontrará sin duda no sólo entretenido, sino también iluminado.

https://pelicanist.blogspot.com/2024/03/perttu-hakkinen-and-vesa.html

Entrando en Matrix

Entrando en Matrix

Por Dennis Stamey

imageMatrix no era nuestra película favorita ni tampoco lo eran las tres secuelas que vinieron después (bueno, la tercera entrega tenía unos gráficos impresionantes). En nuestra opinión, era una fuerte dosis de cultura pop mezclada con escenas de acción artificiosas. Pero esa es nuestra opinión y no es muy compartida. Entretenida, eso sí. Aunque la película se estrenó hace unos 25 años, no la habíamos visto hasta hace poco (no somos cinéfilos, como se puede deducir). Cuando buscábamos en Netflix, mi hijo mayor sugirió verla mientras buscábamos en Netflix. Dimos nuestro consentimiento después de haber visto casi todo lo demás.

Desde el principio, me sorprendió ver que se presentaban tres personajes “hombres de negro” (MIB). Se trataba de agentes de Matrix o mundo simulado, programas de inteligencia artificial que se supone que mantienen el orden dentro del sistema acabando con los simulacros humanos, aquellos cuya conciencia se inmiscuye en esta realidad virtual, ya sea para consultar al Oráculo o simplemente para sembrar el caos, junto con cualquier programa rebelde que ya no sirva para nada. Todo un concepto.

En nuestro primer artículo para The Trickster (véase “Los Hombres de Negro: ¿Reales, una ilusión, o ambas cosas?”, 11 de agosto de 2023) describimos cómo los personajes de los MIB, como el Agente Smith y sus dos compinches, han aparecido en el cine desde principios de los años cincuenta, casi como si rondaran el umbral de nuestra conciencia. En 1953, Albert K. Bender, un ufólogo de Bridgeport, Connecticut, recibió la visita de tres desconocidos vestidos con trajes negros en su habitación, lo que le convirtió en la primera persona que tuvo un encuentro. Su historia no se contaría hasta 1956, cuando Gray Barker, escritor y editor especializado en ovnis y amigo de Bender, publicó el libro They Knew Too Much About Flying Saucers (Sabían demasiado sobre platillos volantes). En 1962, Bender publicó su autobiografía Flying Saucers and the Three Men. Estos hombres misteriosos han sido vistos no sólo por testigos e investigadores de ovnis, sino incluso por celebridades como el actor Dan Akroyd y el novelista Philip K. Dick.

Malcolm X, el difunto líder de los musulmanes negros, relató en su autobiografía la visita de un “hombre de negro” parafísico. Por aquel entonces cumplía condena en prisión y la entidad se materializó en su celda: “Mientras estaba tumbado en la cama, de repente me di cuenta de que había un hombre sentado a mi lado en mi silla. Llevaba un traje oscuro, recuerdo. Podía verle tan claramente como veo a cualquier persona a la que miro. No era negro ni blanco. Era moreno claro, de aspecto asiático, y tenía el pelo negro y grasiento. Le miré directamente a la cara. No me asusté. Sabía que no estaba soñando. No podía moverme, no hablaba, y él tampoco. No podía situarlo racialmente, aparte de que sabía que no era europeo. No tenía ni idea de quién era. Simplemente se sentó allí. Luego, tan repentinamente como había venido, se había ido”.

¿Quiénes son los MIB? ¿Están, como los agentes de Matrix, programados para acosar, silenciar o incluso acabar con cualquiera que se pase de la raya, al menos en el campo de la investigación ovni? En realidad no, la mayoría de sus tácticas no implican terror. Muchos de ellos parecen limitarse a preguntar por ahí, lo cual no es intimidación. Dos ufólogos que conocíamos se han reunido con estos personajes y sus experiencias son aterradoras, pero no sufrieron ningún daño. Uno incluso se benefició de ello.

Allen H. Greenfield, un destacado escritor e investigador paranormal, nos contó una vez que en diciembre de 1968 estaba visitando Brown Mountain, cerca de Morganton, Carolina del Norte, donde a veces se ven luces misteriosas por la noche bailando a lo largo de la cima. El 26 de diciembre, “un hombre de negro” se presentó en la puerta de su motel preguntando a Greenfield qué hacía en la zona. “No tengo ni idea de cómo esta ‘persona’ sabía de mi visita y dónde me alojaba”, declaró Greenfield.

A principios de la década de 1980, uno de los amigos de Greenfield, a quien llamaremos Tom, afirma que había estado escribiendo una columna para un periódico local y de vez en cuando comentaba sus experiencias con ovnis de la década de 1960. Un día, Tom recibió una llamada telefónica en la que una voz mejorada electrónicamente le decía: “Tómatelo a broma, pero todas las personas que conoces pueden ser destruidas y todo lo que posees puede ser quitado”. Tom acababa de mudarse y había cambiado su número de teléfono, que no figuraba en la guía. Preguntó quién llamaba y la voz respondió: “Agentes de la nación del tercer ojo”. La persona que llamaba colgó rápidamente.

Suponiendo que se trataba de una broma, Tom fue al fregadero a lavar los platos, pero enseguida sintió que alguien le observaba por detrás. Se giró pero no vio a nadie. Cuando se volvió hacia el fregadero, vio una cara sonriente pegada a la ventana. El visitante se marchó antes de que Tom pudiera reaccionar, corriendo colina abajo y saltando a un sedán oscuro.

Pero ese no fue el final de la historia. Tom volvió a casa del trabajo unos días más tarde y encontró un candelabro de la repisa de la chimenea en medio del suelo, como si lo hubiera colocado allí deliberadamente. También se dio cuenta de que su teléfono estaba cubierto de “tratados bíblicos”. Durante unos días después de ese susto, Tom oía fuertes golpes en la puerta de su casa sobre las tres de la madrugada. Cada vez que preguntaba quién era, una voz respondía “Policía de Atlanta”. El único problema era que Tom vivía en la zona no incorporada de DeKalb, que estaba en la jurisdicción policial del condado de DeKalb.

El difunto George Fawcett alegó que había sido advertido de que cesara sus investigaciones sobre ovnis por hombres vestidos de negro en la década de 1960, mientras hablaba en Chicago (nos referimos a Anomaly #22 de Brent Rayne). Al regresar a Carolina del Norte, descubrió que esos hombres se habían presentado en la universidad de su hija acosándola. Inexplicablemente sabían que estaba en Chicago y también donde su hija iba a la universidad fuera del estado.

Años más tarde, dio una conferencia en Columbia, Carolina del Sur. Tras su presentación, un desconocido le dijo que deseaba hablar en privado. El desconocido medía aproximadamente 1.70 m, pesaba unos 80 kg y tenía la cara redondeada. Parecía “árabe”. El hombre le dijo su nombre, que Fawcett no pudo recordar más tarde, e incluso le mostró una tarjeta de identificación que tenía cuatro letras.

Fawcett siguió al hombre hasta el exterior, donde estaba estacionado el coche negro, que parecía nuevo. El desconocido le dijo que su socio se había suicidado esa misma semana. A continuación le hizo una serie de preguntas psicológicas. La prueba duró unos 20 minutos. El hombre le dijo a Fawcett que había superado la prueba e intentó que firmara un papel. Fawcett se negó y el hombre pareció enfadarse. Incluso se ofreció a pagar a Fawcett una gran suma y sacó un gran fajo que parecía ser de unos 10,000 dólares en efectivo. El MIB le dijo a Fawcett que podía llevarle a conocer a los seres ovni si quería. “Te haré un hombre rico”, le dijo el desconocido. Fawcett consideró que era una oferta tentadora, sobre todo teniendo en cuenta que en aquel momento estaba semiempleado, pero aun así la rechazó. El desconocido le dio 200 dólares y le dijo que se llevara a su familia a comer. Al principio, Fawcett se negó, pero el desconocido insistió. Fawcett dijo que más tarde utilizó ese dinero para llevar a su hijo de 10 años, aficionado a la Guerra Civil, a Virginia en una visita a un lugar histórico.

A título personal, conocimos a George Fawcett en una conferencia que dio en una universidad local a finales de la década de 1970 y nos pareció afable y muy inteligente. Después de la presentación le dijimos que no creíamos en la teoría extraterrestre y él respondió cortésmente que el funcionamiento de una inteligencia extraterrestre avanzada parecería mágico. Pero como diría el cómico Kevin Hart: “Eso es demasiada magia… demasiada magia”.

Entonces, ¿quiénes son los MIB? ¿Agentes del gobierno? Pero, ¿cómo podrían los hombres G de carne y hueso saber, por ejemplo, dónde está alguien sin que esa persona se lo diga a nadie? ¿Son psíquicos? Allen Greenfield nos dijo una vez: “Según mi experiencia, la magia, la ufología y la criptozoología (entre otras manifestaciones) no son más que “caras” diferentes de la muy maleable materia subyacente de la realidad”. Y añadió: “La creación de un ser mágico temporal puede describirse como tulpas, de las que al menos algunos casos de MIB son manifestaciones”.

¿Qué son las tulpas? En una palabra, son formas mentales. En el budismo, las tulpas son los cuerpos corpóreos que un buda, o ser iluminado, crea para poder ayudar a otros a alcanzar el nirvana. Los occidentales, especialmente los teósofos, han reinterpretado la idea en el sentido de que son manifestaciones temporales producidas por arte de magia. Sin embargo, Alexandra David-Neel, la famosa viajera por el mundo, confirmó la versión occidental en su libro Magic and Mystery in Tibet (Magia y misterio en el Tíbet), publicado en 1929, al afirmar que fue capaz de crear una de estas figuras fantasmales mediante una intensa concentración psíquica. David-Neel había estado viviendo en el monasterio de Kumbum, en China, llevando una estricta vida de monje y traduciendo libros sagrados tibetanos.

En su libro La Octava Torre, John A. Keel postula que los fenómenos misteriosos tienen su origen en el “superespectro”, que forma parte de nuestro universo pero está situado en una frecuencia electromagnética distinta e imperceptible para nuestros sentidos. Así, los ovnis, gnomos, elfos, duendes, hadas, fantasmas, vampiros, hombres lobo, Bigfoot, demonios como las pesadillas y los súcubos, y los fenómenos poltergeist, son de naturaleza electromagnética y están manipulados por algo que tiene motivos poco deseables. El propio “superespectro” podría estar vivo (ah, el Trickster del que siempre hablamos, que en nuestra teoría son todos los miedos, angustias, deseos y aspiraciones acumulados de la humanidad reduplicados en el mundo real), o quizá algo lo esté controlando. El superespectro, o su manipulador, es el jugador de una partida de ajedrez, por así decirlo, en la que los seres humanos son piezas de un tablero de ajedrez y el planeta Tierra es el tablero en el que se juega esta extraña partida cósmica. Este juego ha estado ocurriendo desde el principio de la humanidad y probablemente continuará hasta que la raza humana muera.

Hasta hace poco aceptábamos esta creencia. Las tulpas o imágenes del “superespectro” son manifestaciones efímeras. ¿Explicaría eso al hombre árabe con el que se encontró George Fawcett? ¿Cómo podría un tulpa sacar miles de dólares en efectivo y entregar un par de cientos a alguien, dinero lo bastante real como para gastarlo? Por cierto, los billetes que Fawcett se embolsó nunca desaparecieron. Y si el MIB acosaba a Tom, el amigo de Greenfield, ¿de dónde salieron los folletos de la Biblia? Obviamente, estamos tratando con algo mucho más complejo que formas de pensamiento. Tal vez estemos tratando con simulaciones de la realidad. Recuerda lo que el Oráculo le dijo a Neo en Matrix: Reloaded, que “ángeles, demonios, vampiros, hombres lobo, alienígenas” son programas maliciosos que, en lugar de volver la computadora central porque se han quedado obsoletos, se quedan para molestar al mundo virtual.

Esta idea ya la tratamos años atrás en nuestro libro Phantom Snipers, Slashers, and Animal Rippers. “Nos preocupa más que la realidad se vea alterada físicamente”, escribimos en relación con las historias de asaltantes fantasma a lo largo de la historia, “balas y cuchillos e incluso piedras que pueden herir o matar, creados de la nada o locos fantasmales creados a partir de este mismo vacío, ya sean francotiradores, químicos locos, atacantes armados o ladrones escurridizos…”

Es concebible que haya dos aspectos del mismo fenómeno, uno que implique tulpas, a falta de una palabra mejor, manifestaciones elaboradas a partir de energía electromagnética (EM) (o el chi descrito por los antiguos chinos), como creía Keel, y realidad fabricada o simulada SR), realidad sólida. Cuando mencionamos la “realidad simulada”, no nos referimos a la realidad como un programa informático como en la franquicia Matrix o la teoría de la simulación. Hablamos de una realidad hiperrealista pero falsa, creada quizá a partir de la conciencia colectiva dominante. Como me explicó una vez un devoto de la Nueva Era, la conciencia está en todo y todo está en la conciencia. Es omnipresente. Sin ella, nada existiría.

Keel se dio cuenta, durante sus investigaciones sobre las rarezas ocurridas en 1966-67 en los alrededores de Point Pleasant, Virginia Occidental (ovnis, el hombre polilla y el MIB), de que cada vez que se le ocurría una idea sobre el misterio, o una teoría sobre lo que estaba ocurriendo, el fenómeno se amoldaba a esa teoría o incluso se esforzaba por negarla. Keel también se dio cuenta de que no tenía que escribir esa teoría ni contársela a otra persona, sino simplemente pensar en ella.

Fawcett estaba luchando financieramente y un extraño hombre árabe le dio dinero Tom podría haber estado luchando con cuestiones religiosas y algo arrojó literatura bíblica en su casa cuando él estaba ausente. La SR, moldeada a partir de la conciencia pura igual que un orbe o un fantasma luminoso se moldea a partir de la energía EM, puede envolverse alrededor de los pensamientos de alguien. Las tulpas son de naturaleza externa y en su mayoría impersonales, ya que implican la manipulación del chi. Al mismo tiempo, los SR pueden ser internos (como el extraño “no europeo” que apareció en la celda de Malcolm X) o externos (el caballero moreno que se acercó a George Fawcett y le entregó dinero en efectivo), pero a veces reflejan una creencia o situación personal.

En nuestros artículos siguientes, nos proponemos examinar esta falsa realidad, esta SR, y cómo desempeña un papel predominante en la mayoría de los encuentros paranormales. Como Sherlock Holmes le diría a Watson: “The game is afoot”.

https://trickster49.wordpress.com/2024/04/22/autres-realites/

El misterio de las centellas (1470)

El misterio de las centellas (1470)

Rayo globular: qué es, cómo se produce y cómo diferenciarlo de la centella

26 de abril de 2024

Por Germán Portillo, Ambientólogo

rayo_globular_que_es_como_se_produce_y_como_diferenciarlo_de_la_centella_4908_origLos rayos globulares o rayos bola son fenómenos atmosféricos en forma de esferas luminosas. Son una forma poco común de descarga eléctrica que se produce durante tormentas eléctricas. A diferencia de los rayos convencionales, los cuales siguen una trayectoria lineal entre las nubes y la tierra o entre dos nubes, los rayos globulares adoptan una forma compacta y errática mientras se desplazan a través del aire. En este artículo de EcologíaVerde vamos a contarte qué es un rayo globular, cómo se produce y cómo diferenciarlo de la centella.

Qué es un rayo globular o rayo bola

Un rayo globular, también conocido como rayo bola o bola de fuego, es un fenómeno meteorológico que consiste en una descarga eléctrica atmosférica en forma de esfera luminosa. A diferencia de los rayos comunes, que se propagan de manera lineal entre la nube y la tierra o entre dos nubes, los rayos globulares tienen una forma más compacta y se desplazan de manera errática y a menudo lenta a través del aire.

Estas esferas luminosas pueden variar en tamaño, desde unos pocos centímetros hasta varios metros de diámetro, y su coloración puede ir desde el blanco brillante hasta el rojo o azul intenso, dependiendo de diversos factores como la composición atmosférica y la energía liberada durante la descarga.

Los rayos globulares suelen ocurrir durante tormentas eléctricas, aunque son mucho menos comunes que los rayos convencionales. Se forman cuando las cargas eléctricas en la atmósfera se separan y generan campos eléctricos intensos, lo que puede dar lugar a la formación de estas esferas de plasma altamente ionizado.

Aunque los rayos globulares son un fenómeno relativamente poco comprendido, también pueden representar un peligro potencial para quienes se encuentren cerca de su trayectoria. Aunque raramente causan daños graves, pueden producir quemaduras si entran en contacto directo con objetos, animales o personas, y su aparición repentina puede generar confusión y temor entre quienes los presencian.

que_es_un_rayo_globular_o_rayo_bola_4908_0_origCómo se produce un rayo globular

La formación de un rayo globular es un proceso complejo que aún no se comprende completamente, pero se cree que involucra varios factores atmosféricos y eléctricos. En general, los rayos globulares se forman durante tormentas eléctricas, cuando hay una acumulación significativa de cargas eléctricas en la atmósfera. Estas cargas pueden separarse y generar campos eléctricos intensos en ciertas regiones de la atmósfera.

Una teoría sugiere que los rayos globulares podrían formarse a partir de la ionización de partículas de polvo, vapor de agua o gases atmosféricos. Cuando las condiciones son propicias, estas partículas cargadas podrían agruparse y formar una esfera de plasma altamente ionizado, que es lo que vemos como un rayo globular.

Otra posibilidad es que los rayos globulares se formen a partir de la ionización de gases cerca del suelo. Durante una tormenta, las corrientes ascendentes pueden llevar consigo partículas cargadas, creando un gradiente de carga eléctrica en la atmósfera. Si este gradiente es lo suficientemente intenso, podría generar una descarga eléctrica en forma de esfera luminosa, es decir, un rayo globular.

Sin embargo, la investigación sobre la formación de los rayos globulares está en curso, y aún quedan muchas preguntas sin respuesta. La dificultad para estudiar estos fenómenos radica en su naturaleza impredecible y poco frecuente, lo que dificulta su observación y análisis en condiciones controladas.

como_se_produce_un_rayo_globular_4908_1_origHistoria y origen del rayo globular

Los rayos globulares están documentados desde hace mucho tiempo. La primera descripción conocida de un rayo en forma de bola aparece en textos chinos del siglo XII. El científico británico Francis Bacon también describió relámpagos en forma de bola en el cielo en el siglo XVII.

Durante los siglos XIX y XX se realizaron más observaciones de rayos esféricos. El científico ruso Alexander Gurvich propuso una teoría que describe el origen de las centellas en 1919. Gurvich propuso que los rayos esféricos se forman cuando un rayo ordinario libera grandes cantidades de energía al aire, creando una esfera de plasma.

Al carecer de una comprensión completa de los rayos esféricos, siguen siendo un misterio. Los científicos no saben cómo se formaron, qué son ni cuáles son sus características exactas. Aunque hay diversas teorías sobre el origen de los rayos esféricos, ninguna está aceptada ampliamente. Algunos de los factores que contribuyen a la formación del rayo esférico son los siguientes:

Origen: sabemos que no existe una teoría científicamente aceptada acerca de cómo se forman los rayos esféricos. Una teoría es que se forman cuando un rayo ordinario libera grandes cantidades de energía al aire, creando una bola de plasma. Otra teoría es que se los rayos globulares se forman en momentos que los rayos normales interactúan con algunos tipos de nubes o partículas en el aire.

Propiedades: los rayos bola pueden tener varias propiedades. Pueden ser de cualquier color, pero los más comunes son el blanco, el amarillo y el azul. Pueden aparecer solos o en grupos y pueden moverse lenta o rápidamente.

Naturaleza: algunos científicos consideran que se trata de esferas de plasma. Otros, en cambio, consideran que son esferas de materia condensada.

Efectos: entre los efectos vemos que pueden provocar explosiones, incendios y daños materiales. En ocasiones pueden llegar a provocar lesiones o incluso la muerte.

Diferencia entre rayo globular y centella

Aunque tanto los rayos globulares como las centellas son fenómenos atmosféricos relacionados con la electricidad, tienen diferencias significativas en cuanto a su naturaleza y formación.

Los rayos globulares, como mencionamos anteriormente, son descargas eléctricas en forma de esferas luminosas que pueden variar en tamaño y color. Se forman durante tormentas eléctricas cuando hay una acumulación de cargas eléctricas en la atmósfera. A diferencia de los rayos convencionales, que siguen una trayectoria lineal entre las nubes y la tierra o entre dos nubes, los rayos globulares tienen una forma más compacta y se desplazan de manera errática y a menudo lenta a través del aire. Estos fenómenos son relativamente raros y suelen ser objeto de estudio e investigación debido a su naturaleza intrigante y poco comprendida.

Las centellas, también conocidas como relámpagos o rayos, son descargas eléctricas de alta energía que se producen entre una nube y la superficie terrestre, o entre dos nubes. Son mucho más comunes que los rayos globulares y pueden presentar diversas formas y intensidades. Las centellas o los rayos pueden acompañarse de truenos, y suelen ser visibles como destellos luminosos en el cielo durante una tormenta eléctrica. A diferencia de los rayos globulares, las centellas siguen una trayectoria lineal y suelen ser más grandes y más intensas en comparación.

Ya conoces mejor qué son los rayos globulares o bola, por lo que ahora te animamos a descubrir el Relámpago del Catatumbo: qué es, dónde se ve y por qué se produce y el Fuego de San Telmo: definición y explicación.

https://www.ecologiaverde.com/rayo-globular-que-es-como-se-produce-y-como-diferenciarlo-de-la-centella-4908.html

¿Sombras de futuro?

¿Sombras de futuro?

10 de febrero de 2024

Lynn Picknett

book (1)Sam Knight. The Premonitions Bureau, Faber and Faber Ltd, 2022.

Este es uno de los animales literarios más raros: un libro sobre lo que podría llamarse vagamente lo paranormal que no sólo ha llegado al gran público, sino que ha recibido excelentes críticas de aquellos que normalmente serían unos completos cínicos reacios a ensuciarse los ojos con una obra así. Sam Knight, sin embargo, lo ha conseguido.

Para empezar, se trata de un libro inteligente, lleno de matices y meticulosamente investigado, que atrae inmediatamente por su estilo engañosamente directo. No en vano Sam Knight trabaja en The New Yorker. Conoce bien el arte de la comunicación. Lo sorprendente es que éste sea su primer libro.

Recibió una aclamación tan intransigente que al principio pensé que se trataba de una novela. Pero al hurgar en los expositores de W.H. Smith descubrí la verdad: se trata de una obra de no ficción innovadora, pero sobre un tema que a menudo se considera todo lo contrario.

(Obviamente, me encanta y lo recomiendo, pero un pequeño inconveniente es que él -y otros citados a lo largo del libro- utilizan el término “ocultismo” como intercambiable con “sobrenatural” o “paranormal”. No es así. Lo oculto se refiere a lo que los creyentes hacen en realidad: magia ritual, por ejemplo. Lo sobrenatural o paranormal es lo que sucede de todos modos, pero a menudo no puede explicarse. Ok, eso es discutible, pensarán algunos. Pero yo no).

El libro se ocupa en gran medida de lo ocurrido en los años 60, aunque algunos elementos se remontan a épocas más lejanas. Los primeros comentarios revelan que durante la Segunda Guerra Mundial se hicieron encuestas sobre la creencia en lo paranormal. Un profesor contestó: “No sé dónde empieza lo ‘sobrenatural’ y dónde acaba el ‘subconsciente’”, lo cual es un buen apuntalamiento para este libro.

En realidad, uno de los mayores puntos fuertes de Knight es que se limita a contar la historia de dos británicos, uno psiquiatra y el otro un famoso científico de la televisión, que colaboraron en la dirección de la Oficina de Premoniciones del título, en busca de datos que nos ayudaran a comprender el fenómeno de recibir información sobre acontecimientos venideros, casi siempre tragedias. Knight nunca cae en discusiones sobre el tema, a menos que se trate de los hombres en cuestión, ni en nada que se acerque a la palabrería de la Nueva Era. Se trata de una historia intensa y objetiva, pero llena de vida.

Los primeros capítulos se refieren a una de las peores catástrofes del Reino Unido en tiempos de paz. Y si se me permite, quiero compartir mi pequeña experiencia con aquellos que estuvieron relacionados con el suceso, porque es un poderoso recuerdo por derecho propio y sirve para subrayar su imponente horror.

Estaba en la universidad en Gales cuando, una mañana, poco antes de que las jóvenes nos dispusiéramos a salir de nuestra residencia para las clases del día, oí algo extraordinario. Y no quise volver a oír nada parecido. Era un ruido doble, un enorme estruendo creciente que golpeaba los tímpanos. Era a la vez el sonido de multitudes de estudiantes corriendo de cabeza por los pasillos, con sus pies golpeando como para subrayar la enormidad del acontecimiento, junto con el espantoso sonido de sus chillidos y aullidos de pánico, conmoción y dolor.

Era el 21 de octubre de 1966. El día que comenzó con la noticia de que un pueblo minero de los valles galeses, un diminuto lugar llamado Aberfan (pronunciado Abervan), había sufrido un corrimiento de tierras de lodo procedente de la mina de carbón. Se había precipitado ladera abajo y había sepultado la Pantglas Junior School, justo cuando los niños se estaban instalando para empezar el día. Muchos de mis compañeros tenían parientes allí. Algunos eran de Aberfan.

Y las noticias de Aberfan sólo iban a empeorar. Mucho, mucho peor. En total, 144 personas murieron bajo el diluvio negro: 28 adultos y 116 niños, algunos todavía con sus lápices de colores en las manos.

Pronto se supo que algunas personas habían tenido sueños o sensaciones extrañas sobre la tragedia antes del suceso. El más famoso fue el sueño de la pequeña Eryl Mai Jones, de 11 años, que le dijo a su madre -dos semanas antes del suceso- que no tenía miedo a la muerte. Su madre, Megan, le contestó: “¿Por qué hablas de morir siendo tan joven?”

Pero el día antes de la catástrofe, Eryl le dijo a Megan: “Mamá, déjame que te cuente mi sueño de anoche”. Megan le dijo amablemente que no tenía tiempo, pero Eryl insistió: “No, mamá, tienes que escucharme. Soñé que iba al colegio y allí no había colegio. Algo negro había caído sobre él”.

Al día siguiente, Eryl fue enterrada en la inmundicia negra de la escuela.

El psiquiatra John Barker, de 42 años, visitó la escena de la devastación y se sintió inmensamente conmovido por la agonía humana, pero también por la dignidad, que se mostraba. Se dio cuenta de que habría sido “inoportuno” y de mal gusto entrevistar a las familias allí mismo, pero volvería sobre el suceso muchas veces en sus estudios.

Barker, consultor senior en una institución psiquiátrica, estaba trabajando en un libro sobre si era posible estar literalmente muerto de miedo, persiguiendo ese y otros intereses más esotéricos -era miembro de la Sociedad para la Investigación Psíquica- con lo que él llamaba “un racionalismo consciente”.

La tragedia de Aberfan fascinó a Barker, porque descubrió que había muchas historias de pequeños sucesos insólitos que salvaban vidas y acababan con otras. Por primera vez en la historia, un niño se quedó dormido y su madre lo mandó corriendo a la escuela llorando, pero el diluvio lo aplastó. Semanas después del horror, una madre desconsolada encontró un dibujo de figuras masivas excavando en la ladera bajo las palabras “el final”, hecho por su hijo de ocho años, que también había muerto.

Así que, “dada la singular naturaleza del desastre y su total penetración en la conciencia nacional”, Barker decidió reunir todas las premoniciones del suceso de Aberfan que pudiera, e intentar comprender los datos. Así que escribió a Peter Fairley, redactor científico del *Evening Standard* londinense y más tarde famoso locutor, pidiéndole que difundiera la idea… y así nació una fascinante colaboración.

Fairley no era en absoluto un escéptico total. En 1966 había sufrido un episodio de ceguera de tres meses, que pensó que sería permanente. Un día se planteó la posibilidad de realizar una grabación sobre el tema, entonces candente, de la carrera espacial para invidentes. Entonces sonó su teléfono. Era un productor de radio que le pedía que grabara una larga entrevista sobre la carrera espacial para ciegos… Fairley dijo más tarde: “Puedes llamarlo coincidencia. Pero cuando ocurren unas cuantas cosas así, empiezas a preguntarte cosas”.

Y el asombro, o al menos la curiosidad, fue lo que impulsó a los dos hombres a formar la Oficina de Premoniciones, que pronto redujo el número de aspirantes a psíquicos a un pequeño grupo de los que daban “en el clavo”. En casi todos los casos, predijeron tragedias.

Hubo mucho que comprobar sobre Aberfan, que nunca olvidaron. Una tal Constance Milder había tenido una visión en su reunión espiritista el día anterior al desprendimiento de carbón. Se la contó inmediatamente a seis testigos: vio una vieja escuela, un minero galés y “una avalancha de carbón” precipitarse en un valle hacia un niño absolutamente aterrorizado. La Sra. Milder lo reconoció por una foto en las noticias. Había muerto.

Un hombre supo de repente que habría un desastre nacional el día 21. Cuando llegó el día, dijo: “Hoy es el día”. Dijo que la sensación era “tan fuerte como pensar que has olvidado el cumpleaños de tu mujer”.

Barker no era en absoluto un crédulo y reconocía que los datos recogidos a posteriori podían plantear problemas. Pero aceptaba la validez de los casos más extraordinarios y bien atestiguados, y se preguntaba si las premoniciones podrían ser una especie de síntoma de una “onda de choque telepática” inducida por la catástrofe que se avecinaba, considerando a los predictores como “reactores humanos de catástrofes”.

Tanto él como Fairley se preguntaron qué utilidad podría tener la información. Aunque los sueños y las visiones se hubieran hecho públicos en su momento, no había motivos para sospechar que se les hubiera creído o que se hubiera actuado en consecuencia. Y si se hubieran puesto en práctica -por ejemplo, si un avión que se preveía que se estrellaría un día determinado no hubiera podido volar ese día y, por lo tanto, no se hubiera estrellado-, ¿significaría eso que la premonición no era válida?

Hay una plétora de otros casos tratados, y un amplio elenco de personajes pintorescos y a menudo simpáticos: todos reales, todos imperfectos, pero todos parte de la increíble historia de Barker y Fairley.

Knight también nos adentra en el no siempre cercano mundo de la psiquiatría de los años sesenta -un viaje inquietante e incómodo- y en la vida personal de los dos investigadores, de modo que los conocemos y nos caen realmente bien. Pero mientras siguen trabajando con sus estrellas sobrenaturales, registrando meticulosamente sus premoniciones, sigue apareciendo algo preocupante: la propia muerte de Barker. Era un hombre relativamente joven. Pero murió, más o menos como se describe.

¿Qué podría haber hecho al respecto? Probablemente nada. Pero al menos había tomado nota de todas esas predicciones inquietantes y profundamente personales…

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