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Recorte de periódico del día

Recorte de periódico del día

11 de diciembre de 2024

Undine

maco lightVía Newspapers.com

Se me ocurrió que, por alguna omisión inexplicable, este blog no ha cubierto demasiadas “luces fantasma” inexplicables. Espero que esta historia del “Raleigh News Observer” del 17 de diciembre de 2006 ayude a compensar esa deficiencia.

La misteriosa luz de Maco, también llamada el fantasma de la estación de Maco, es uno de los fenómenos sobrenaturales más conocidos y duraderos de Carolina del Norte. Se remonta a un accidente de tren fatal en 1867 en una pequeña estación rural llamada entonces Farmer’s Turnout, a 14 millas al oeste de Wilmington en la línea que unía Wilmington, Florence, Carolina del Sur, y Augusta, Georgia. El conductor Joe Baldwin, que viajaba en el último vagón de un tren que quemaba leña, descubrió que su vagón se había desacoplado. Murió agitando una linterna desde la parte trasera de ese vagón en un intento fallido de hacer señales y detener un segundo tren que venía por detrás. Un testigo vio la linterna de Baldwin volar lejos del accidente de tren, aterrizar y enderezarse en el pantano adyacente, y seguir ardiendo.

Poco después y durante más de un siglo, una luz parpadeante ha aparecido regularmente a lo largo de las vías del tren en las inmediaciones de la colisión de 1867. La leyenda atribuye esta luz al fantasma de Joe Baldwin, que fue decapitado en el accidente; se dice que el fantasma está buscando su cabeza. Desde 1873 hasta después de un terremoto en 1886, los trabajadores del ferrocarril informaron de un par de luces Maco que aparecían juntas. A lo largo de los años, la luz Maco ha sido lo suficientemente brillante como para engañar a muchos trabajadores del ferrocarril y hacer que detuvieran sus trenes. Para remediar los intentos del fantasma de frustrar los horarios, los señaleros de Maco utilizaron dos luces, una roja y otra verde.

Mientras el tren del presidente Grover Cleveland cargaba madera y agua en Maco en 1889, el presidente vio las dos luces de señal, preguntó por ellas y obtuvo la historia completa del viejo Joe Baldwin.

En la primavera de 1964, la Asociación de Playas del Sureste de Carolina del Norte se puso en contacto con el parapsicólogo y cazador de fantasmas Hans Holzer para que fuera a Maco e investigara la misteriosa luz. Después de su visita, Holzer dio una aparente certificación del conductor fantasma, citando la consistencia de sus apariciones recurrentes. Desde que se quitaron las vías del tren alrededor de 1980, los avistamientos de la luz de Maco han “disminuido en gran medida, si no desaparecido por completo”, según el historiador del Museo de Cape Fear, Harry Warren. En su época, la luz de Maco ha sido objeto de muchas vigilias oscuras en la estación de Maco, donde entre unas pocas y docenas de personas se reunían con frecuencia por la noche.

También ha sido objeto de numerosos artículos periodísticos y de al menos una balada narrativa, “La luz de Maco”, que resume la historia:

Encontraron el cuerpo de Joe,

¡Encontraron la cabeza de Joe!

Los enterraron a ambos,

¡Pero no está muerto!

En una noche lúgubre en un pantano lúgubre,

¡Puedes ver su linterna brillar!

https://strangeco.blogspot.com/2024/12/newspaper-clipping-of-day_11.html

Mitologías camperas

Mitologías camperas

24 de noviembre de 2024

Por Guillermo David

imageImagen: Archivo

Los griegos llamaron daimones al genio que puebla las potencias anímicas y da vida a la fantasía de los hombres; la versión cristiana los transformó en demonios. Vastas e innumerables han sido sus formas a lo largo de los siglos; la circunstancia argentina no desconoce esas creaciones.

Deidades familiares, la Chacona, el Zupay, la Luz Mala o el Curupira; la Telesita, el Kakuy, el Ivunche o Kai-kai Vilú, han inficionado los terrores de las generaciones desde épocas prehispánicas. Sus orígenes se pierden en la religiosidad indígena; si a veces aparecen recompuestas y mestizadas con fuentes orales hijas de la conquista y colonización, otras reconocen directamente su carácter alógeno, inmigratorio. Aunque algunas de esas entidades sobrenaturales se desdibujan y otras ganan en presencia, todas sus versiones se actualizan con cada nueva oleada civilizatoria sin que cese su pertinaz misterio.

Si las pasiones amonedan ficciones, los terrores acuñan ensueños ominosos que traman el vínculo entre la naturaleza, lo sagrado, y el mundo humano. El miedo es la mayor pasión compartida por la humanidad y ha suscitado imaginaciones -pesadillas siniestras, relatos previsores y leyendas protectoras- que organizan el mundo. Pero en la era de la tecnología las entidades que rigen el cosmos se han vuelto cada vez más abstractas, desangeladas. No obstante, la deriva que va de las teogonías hasta las ciencias no alcanza a desarticular la soberanía del mito sino que más bien lo brinda bajo nuevas formas. Pues si la vivencia del paisaje y sus misterios acoge ese numen que nos habitaba bajo la forma de monstruos a conjurar con rezos y ensalmos pero también con la creación de seres fantásticos que es preciso domar, ocurre lo mismo con las tribulaciones propinadas por la jungla urbana o los desiertos digitales. Figuras más o menos antropomorfas o ángeles y otras entidades sobrenaturales que rigen la naturaleza conforman un ámbito sacro que ha recibido el nombre de religión, mitología, superstición o simple fantasía, y alimenta las literaturas -y algunas de sus ramas, como la psicología- sin que su presencia se agoste. Presuntamente barridas por la modernidad, sin embargo resisten en el alma de los pueblos; los seres sobrenaturales que los milenios crearon -mitad humanos, mitad naturaleza, unidos en un todo sagrado- permanecen siendo parte de la cultura popular, que los blinda ante cualquier exorcismo racional.

El choque entre culturas ha producido articulaciones de todo tipo; la más dramática, naturalmente, es la guerra. Pero para que haya guerra la condición es la construcción del otro como un otro inasimilable, un ente tan distinto que provoca repulsas y conduce o justifica la muerte -la suya, y, acaso, la propia- en el conflicto. Todo lo que se contrapone a esa imaginación especular confiere identidad al grupo del que emana; se es lo otro de aquel otro al que se diseñó como contrario por ser diferente. Para arribar a esa instancia se le asignan a ese otro características que transgreden el límite moral de la propia cultura: la atribución de canibalismo e incesto han sido los estigmas máximos esgrimidos, infaltables a la hora de construir un enemigo de rigor. Junto al ejercicio de sexualidades consideradas aberrantes y la adjudicación de un vínculo con los muertos de carácter esotérico que los vuelve presencias vivientes, suele imaginarse al otro bajo la forma de entes humanos monstruonizados, con atributos físicos y costumbres atroces, o seres con aptitudes mágicas que los vuelven un peligro que debe ser exorcizado. Olvidado el origen histórico de esas ficciones, quedan repicando como un eco en las culturas, transmigrando y transfigurándose en el espacio y el tiempo.

Pero no solo los enemigos padecen el intento de domeñar su alteridad; los propios misterios de la naturaleza y del mundo de la vida social son motivo de relatos que atraviesan las épocas desafiando la razón humana. El ánimo desacralizador ha hecho que se buscase -en forma no del todo convincente- un vínculo directo entre los seres sobrenaturales y la trama de eventos y cosas que llamamos realidad. Así como el dragón es sin por qué, aquellas imaginaciones que admiten ciertas claves interpretativas poseen un plus que los vuelve no del todo comprensibles o al menos justificables.

Se ha dicho que la leyenda del Kakuy es la ficcionalización de la prohibición del incesto y el Pombero apenas disimula embarazos inexplicables, así como el Duende con su caricia de hierro es una simple invención de las madres para que los niños no vagabundeen a la hora de la siesta. Todo ello resulta bastante obvio, pero su carácter etiológico no explica sus rasgos más notorios, sobre todo el hecho de su personificación, a menudo absurda, tan acabada, singular y persistente. Ese misterio podría ceñirse al Lobizón, la Luz Mala, el Curupí o Chren-Chren; los siglos apenas le han agregado atributos y simplificado o ampliado las peripecias de sus leyendas, pero siguen atosigando a sus atemorizados narradores y eventuales lectores. Cabezas voladoras, muertos vivientes, humanoides con un solo pie invertido, entre otros prodigios, reproducen su enigma en cada nueva metamorfosis.

La antropología ha hablado de Tótem para referir al animal sagrado que es emblema de un grupo humano; la psicología de Tabú, indagando en las relaciones de parentesco, sus reglas, prohibiciones y transgresiones a castigar. Por su parte el folclore se ha resignado a consignar las variaciones sobre leyendas populares que reclaman claves interpretativas y ficcionales surgidas de aquel cruce. De esta deriva surge una trama textual que no cesa. Para poner dos nombres en el extremo del arco temporal de un siglo y de nuestro país: Ricardo Rojas y Adolfo Colombres. En tanto que el primero marcaba un hito con su Encuesta de 1921, mediante la cual recogió el imaginario popular de una época, al último le cabe el mérito de haber actualizado, en las últimas décadas, los saberes en torno de nuestras mitologías populares más insistentes.

La leyenda más pertinaz en la zona rural de la provincia de Buenos Aires es la Luz Mala, que es narrada en voz baja y aire grave una y otra vez en los fogones y en los ranchos, no sin temor reverencial y advertencias de todo tipo. He visto gauchos adustos temblar ante la narración escueta de una luz esférica que flota a escasa altura y se desplaza por las noches, llegando a perseguir al curioso. La rápida explicación a que se acude menta un alma en pena: el espíritu de un muerto que no recibió cristiana sepultura cuyo peligro solo puede neutralizarse mordiendo la vaina del cuchillo y propinándole una oración. Aunque algunos paisanos racionalistas la adjudican a la emanación de gases de los cuerpos de animales en descomposición que emiten una fosforescencia similar a los fuegos fatuos que el romanticismo alemán se encargó de propalar. Otros la vinculan al fenómeno meteorológico de las centellas: bolas de fuego que las tormentas eléctricas hacen circular lentamente por los alambrados, que este pasmado cronista vio en más de una ocasión en el campo.

Probablemente mixturada con fuentes europeas, la Luz Mala reconoce el antecedente del Anchimallen mapuche. Según la creencia, son frías llamas iridiscentes suspendidas en el aire que acarrean malos augurios, por lo general la muerte de alguien. Algunos relatan que su presencia es anticipada por el llanto de niños, cuya forma asumen; esos trasgos siniestros se meten entre las patas de los caballos y tienen el poder de dejar atontada a la persona que los ve, incluso llega a producir ceguera o tartamudez. Sin embargo, hay un modo de domeñar su poderío alimentándolos con leche y miel, por lo cual se tornan guardianes de los rebaños acechados por depredadores. Pero si se manifiestan como llamas de color rojizo, la muerte de alguien importante es inminente. En ese caso se adjudica su influencia infausta al dominio de un Kalku, un brujo maligno, que le dio vida al Anchimallen con los huesos de un niño que emite un llanto lastimero mientras es vuelto a la vida con sangre humana. En ese caso, solo una potente machi es capaz de revertir el suceso. Dado su poderío, algunas personas codiciosas los atraen con comida para volverlos sus aliados.

El alma en pena también puede manifestarse bajo la forma de un aparecido, el muerto que vuelve a la querencia a reclamar sosiego. Algunas veces se trata de un bebé muerto que los paisanos encuentran en los caminos y al levantarlo les ataca la yugular. Otra de sus formas terroríficas es la Chacona, una mujer fantasmal que, amortajada, monta por las noches en la grupa del caballo de los jinetes distraídos y les succiona la sangre hasta matarlos sin que lo adviertan. Gracias a ese berretín sangriento huestes de gauchos fantasmales pueblan la llanura vagando sin rumbo en busca de sus almas. Estos relatos anclados en el alma popular amalgaman en el temor compartido la pasión ominosa que trama nuestro vínculo con los muertos, una comunidad de dobles corpóreos que replica la vivencia fundamental de nuestro tránsito fugaz por en el mundo.

Si lo que sustancia las naciones es la fe de los ciudadanos que coinciden en adscribir a una identidad basada en entidades más o menos abstractas -llámense, por caso, la Patria, la República o la Revolución-, suficientes para conducirlos al sacrificio y, en menor medida, a la felicidad colectiva, cabe reflexionar sobre los modos de reconocerse parte de un mismo cuerpo social. Además de estar basada en memorias históricas más o menos compartidas, signadas por tragedias y venturas, esa creencia en la nación que los constituye convive -y acaso se funda- en los múltiples cultos locales o regionales que le dan sustento. Habitados por relatos, sucedidos, fábulas, cuentos, leyendas y mitos anudados a seres sobrenaturales, son parte de la trama vital de las identidades colectivas que resiste los cambios de época y hace que sigamos imaginándonos parte del alma de un país con sueños y pesadillas comunes.

https://www.pagina12.com.ar/785085-mitologias-camperas

La historia de Utsurobune, ¿realmente han aparecido los ovnis en Japón?

La historia de Utsurobune, ¿realmente han aparecido los ovnis en Japón?

10 de diciembre de 2024

Sysilia Tanhati

desain-tanpa-judul4jpg-20241209101124Dominio público

En 1803, un barco redondo llegó a la costa de Japón y de él emergió una hermosa mujer. ¿Fue un ovni?

Nationalgeographic.co.id — En 1803, un barco redondo quedó varado en una playa de Japón y de allí surgió una hermosa mujer. Llevaba ropa extraña y llevaba una caja.

La mujer no pudo comunicarse con los residentes locales. Y el barco estaba marcado con una escritura misteriosa. ¿Era el barco un ovni? ¿Y esa hermosa mujer era una extraterrestre?

La historia sobre Utsurobune, o “vasijas huecas”, en la provincia de Hitachi se encuentran en muchos registros del período Edo (1603–1868). Tanaka Kazuo, profesor emérito de la Universidad de Gifu, ha estudiado el tema durante años.

¿Qué le llevó a investigar este extraño episodio? ¿Y qué pasó realmente? ¿Es cierto que los ovnis trajeron a esta extraña mujer a Japón?

Como un “platillo volador”

Tanaka dijo que comenzó a investigar el barco después del mortal ataque con sarín en el metro. El ataque fue lanzado por la secta Aum Shinrikyo en 1995.

“Hubo mucha cobertura sobre la profecía del fundador de Aum, Asahara Shoko, y su afirmación de que podía levitar en el aire. Sin embargo, los miembros de alto rango de la secta formaban parte de la élite científica. Comencé a dar conferencias sobre fenómenos paranormales desde un punto de vista científico, lo que significó que recolectara todo tipo de materiales para enseñar. Por ejemplo, sobre los ovnis en Estados Unidos y el folclore japonés. Mientras lo hacía, descubrí la leyenda de utsurobune”.

Tanaka añadió: “Mucho antes de la historia de los ovnis estadounidenses, había aviones que parecían platillos voladores descritos en documentos japoneses del período Edo. Esta documentación es interesante para mí”.

Los ovnis se convirtieron en una sensación moderna después de que los medios informaron que el empresario estadounidense Kenneth Arnold fue testigo de un “platillo volador” el 24 de junio de 1947. Siguió una avalancha de historias similares en todo el mundo. Lo más famoso es que se cree que un ovni se estrelló contra el suelo cerca de Roswell, Nuevo México, en julio de 1947.

“Sin embargo, al final no se encontraron naufragios ni cuerpos extraterrestres”, dijo Tanaka.

“Sólo hay testimonios ambiguos de testigos. Como ocurre con todas las demás historias de ovnis de todo el mundo, la historia de los ovnis es un misterio sin evidencia sustancial. Sin embargo, la leyenda de utsurobune tiene una serie de documentos que examinar en busca de pistas. Entonces, para los investigadores, esta leyenda es un misterio que tiene sustancia”.

Informe de un ninja

Existían tradiciones orales similares sobre “vasijas huecas” en todo Japón durante el período Edo. La investigación de Tanaka se centró en varios documentos que describen el incidente de 1803 en Hitachi. En el documento hay una ilustración de una bella mujer y un extraño barco.

Una de las fuentes más famosas es Toen Shosetsu (Relatos de Toen). Toen Shosetsu es una colección de 1825 que narra rumores fantásticos, escrita por el círculo literario Toenkai.

Otra obra es Ume no chiri (Polvo de ciruela) de Nagahashi Matajir? de 1844. Así como colecciones como Oshuku zakki (Notas de Oshuku), Hirokata zuihitsu (Ensayos de Hirokata) y Hyoryuki-shu (Notas de un hombre varado).

Todas las obras recogen historias sobre barcos extranjeros varados en Japón y marineros japoneses que desembarcaron en el extranjero.

Al principio, Tanaka teorizó que el incidente era un relato exagerado de un barco ballenero ruso hundido. Pero no pudo encontrar ninguna mención de tal desastre en los registros oficiales. En cambio, descubrió material nuevo y comenzó a absorto en más investigaciones de antecedentes.

Hasta la fecha, ha encontrado 11 documentos relacionados con la leyenda de Hitachi utsurobune. Se cree que el documento más interesante data de 1803. “Se dice que ese mismo año el barco llegó a la costa”, dijo Tanaka.

Uno de ellos es Mito bunsho (Documento Mito) perteneciente a un coleccionista de Mito, prefectura de Ibaraki. Tanaka notó que la ropa de las mujeres en las ilustraciones de la obra se parecía a las estatuas del bodhisattva del templo Shofukuji en Kamisu. También en Ibaraki. El templo Shofukuji está dedicado a la cría de gusanos de seda.

Una leyenda atribuye el inicio del cultivo de la seda (sericultura) en la zona. La princesa Konjiki (o “princesa dorada”) está pintada en el santuario. En una versión de la historia, la princesa Konjiki aparece en una playa después de viajar desde la India en un barco con forma de capullo.

Le devolvió el favor a una pareja local que intentó cuidarlo hasta que recuperó la salud. La princesa les dio el secreto del cultivo de gusanos de seda cuando ella misma se convirtió en gusano de seda después de su muerte.

Entre los diversos documentos, sólo las ilustraciones de los documentos de Mito se parecían mucho a las de la Princesa Konjiki. Se difundieron los primeros rumores sobre un “barco hueco” que desembarcó en una playa llamada Kashimanada. Tanaka piensa que en ese momento, la gente de Shofukuji pudo haber decidido utilizar los rumores como promoción para el templo.

Otra fuente aún más importante es el Banke bunsho (Documento Banke) propiedad de Kawakami Jin’ichi. Es heredero de la tradición Koka ninjutsu (arte ninja), investigador de ninjutsu y artista marcial. Este documento lleva el nombre de la familia Banke, o Ban, del ninja Koka.

Otros documentos dicen que el barco aterrizó en lugares como Harayadori o Haratonohama. Pero no hay evidencia de que tales lugares existan. Pero Banke bunsho registra la ubicación como Hitachihara Sharihama. La ubicación aparece en un mapa creado por el renombrado cartógrafo Ino Tadataka. Hitachihara Sharihama ahora se conoce como Hasaki Sharihama en Kamisu.

Tanaka comentó que otros documentos muestran menciones inconsistentes de la ubicación. Sin embargo, el documento Banke bunsho menciona el nombre real del lugar. Dijo que Kawakami sospechaba que un miembro de Banke podría haber recopilado información mientras trabajaba para el jefe del área de Owari.

“Si ese fuera el caso, no habría registrado ninguna mentira. Entonces podemos decir que el documento es muy confiable”.

Esperando nuevas revelaciones

El experto en folclore Yanagita Kunio dijo una vez que todas las leyendas de utsurobune son ficción sin fundamento.

“Pero en el caso del utsurobune de Hitachi, hay una clara diferencia con otras historias en todo el país”, dijo Tanaka. “Primero se dice que el incidente ocurrió en 1803. Luego, curiosamente, hay fotografías especiales de la nave que lo muestran como un platillo volante. Creo que podría estar basado en algo que realmente sucedió”.

Sin embargo, Japón en ese momento estaba en gran medida cerrado. Entonces si hubiera un naufragio extranjero o hubieran llegado extranjeros al país, sería un acontecimiento importante. Y los funcionarios del gobierno investigarán y dejarán públicos los documentos.

La afluencia de marineros británicos a Otsuhama en 1824 fue una de las causas de un decreto para expulsar los barcos extranjeros al año siguiente. Por lo tanto, es posible que haya testimonios de testigos presenciales sobre algo que sucedió hace poco tiempo en Kashimanada. Es posible que esto esté relacionado con la leyenda anterior de Utsurobune.

Así como las descripciones de la ropa de las mujeres variaban según el documento, también lo hacían las descripciones de la forma y el tamaño de los barcos. Por ejemplo, los Registros de Náufragos dicen que el barco medía unos 3.3 metros de alto y 5.4 metros de ancho. Kapa está hecha de palo de rosa y hierro con ventanas de vidrio y cristal.

“No estoy seguro de si los Registros de Náufragos son un documento oficial. Hay dos volúmenes en total y, aparte del utsurobune, todos son incidentes que realmente sucedieron. “Esto sugiere que el autor al menos cree que el utsurobune en realidad apareció en la playa”, dijo Tanaka.

Hay muchos misterios asociados con el “barco hueco”, como el significado de las inscripciones escritas en él. Tanaka dijo que una teoría es que las vasijas se parecen a las letras pseudorromanas que a veces se ven en los bordes de las impresiones ukiyo-e.

“Entonces, tal vez sea solo decoración. Aunque no es imposible que encontremos evidencia de que se trata de escritura extraterrestre”. Después de decir esto, se rió. “Es probable que se produzcan más descubrimientos de materiales actualmente desconocidos relacionados con utsurobune y nuevas revelaciones”.

Esta leyenda es muy interesante porque permite que surjan muchas teorías diferentes. Tener una historia como ésta en Japón (140 años antes de los avistamientos de ovnis en Estados Unidos) puede estimular la imaginación. Esta leyenda nos recuerda lo profunda e interesante que es la cultura japonesa

https://nationalgeographic.grid.id/read/134191590/kisah-utsurobune-apakah-ufo-benar-benar-pernah-muncul-di-jepang?page=all

Más información en: https://marcianitosverdes.haaan.com/2019/05/una-extraterrestre-en-el-siglo-19-no/

El misterio de las centellas (1501)

El misterio de las centellas (1501)

El misterio de los rayos globulares que obsesionó a Tesla y que ahora volverá a estar en boca de todos gracias a STALKER 2

  • Son bolas de luz que pueden llegar a medir metros de diámetro y desaparecen en segundos
  • Llevan milenios siendo un enigma para la ciencia, pero estamos más cerca de comprenderlos

15 de noviembre de 2024

Rubén Márquez

imageA estas alturas de la película ya quedan pocos fenómenos inexplicables para la ciencia. Por un lado están los descartados, los que damos por falsos pese a que sigan acumulando vídeos pseudocientíficos en YouTube hablándote del misterio más misterioso. Por el otro, cosas que parecen de ciencia ficción pero la comunidad de expertos sigue estudiando mientras intentan saber más sobre ellos. Los rayos globulares pertenecen a ese segundo grupo.

Nombres admite muchos otros. En Japón, por ejemplo, los conocen como hidotama, y entre los pilotos de la Segunda Guerra Mundial se les catalogó como Foo Fighters. Sumad ahí relámpagos esféricos, rayos en bola, centella o, tal y como se les conoce en STALKER, donde tienen un papel mucho más fantástico, pulsos de anomalía. Pero más allá de su nombre, aquí lo interesante es el papel de Nikola Tesla y la ciencia moderna en intentar descubrir qué narices son. Esto es lo que sabemos.

El fenómeno atmosférico más inexplicable

Convertido en uno de los fenómenos más extraños de la naturaleza documentados por el hombre, los rayos globulares están lejos de ser entre los más famosos. Que sean particularmente esquivos y haya muy pocas pruebas sólidas de su existencia tiene parte de la culpa. Que sólo se produzca uno por cada diez mil rayos convencionales tampoco ayuda.

Detrás de este peculiar efecto eléctrico de la naturaleza están unas bolas de luz, más ovaladas que esféricas, que pueden llegar a alcanzar desde pocos centímetros hasta varios metros de diámetro. Moviéndose de forma errática a escasos metros del suelo, el fenómeno suele durar apenas unos segundos para luego desaparecer como por arte de magia. Como veis, ayudan poco a que existan pruebas gráficas de su existencia.

imageLo que sí podemos certificar es que, a través de la historia, la idea de sorprendentes bolas de luz sin explicación llevan persiguiéndonos casi desde la Edad Media. Fue a raíz del estudio de la electricidad y el esfuerzo en comprender los distintos fenómenos de la meteorología cuando, a partir del siglo XVIII, los rayos globulares empezaron a estudiarse con más interés.

Pero si casi nadie los ha visto, ¿por qué los damos por válidos? Bueno, que estén documentados desde hace siglos sin duda ayuda. Pero que Nikola Tesla se obsesionase con ellos en busca de darles una explicación sin duda supuso un generoso empujón. Se desconoce si llegó a ver alguno, pero sí que le apasionaba la idea e intentó replicar el efecto en laboratorio. Hubo que esperar hasta el año 2000 para descubrir la verdad sobre ellos.

Qué son realmente los rayos globulares

Convertidos en grandes protagonistas de la narrativa de STALKER como una manifestación que representa cómo La Zona va más allá de toda lógica por culpa de los experimentos que allí se produjeron, es comprensible que los rayos globulares hayan abrazado en cierto sentido el misticismo. Que los pilotos de la Segunda Guerra Mundial los confundiesen con OVNIs mientras paseaban por las alas de sus aviones, en realidad, ha sido en gran parte lo que ha mantenido vivo el relato y ha hecho que la ciencia se interese cada vez más por darles una explicación.

La situación cambió drásticamente cuando, en un experimento realizado en el año 2007, al vaporizar silicatos como los existentes en el suelo, o en las nubes de ceniza que podrían haber atravesado esos citados aviones, el equipo consiguió reproducir brevemente un rayo globular. Era la pista que necesitaban para seguir trabajando en esa interacción.

12 años después, aprovechando una cámara espectroscópica, un equipo de científicos de China logró grabar la formación y rápida desaparición de un rayo globular con éxito durante un instante. En apenas dos segundos captaron cómo se formó una esfera de cinco metros de diámetro tras caer un rayo en el suelo.

Fue el primer registro de calidad que se ha realizado del fenómeno, y también la prueba de que, al impactar el rayo y crear la bola de luz, se vieron implicados elementos como el hierro, el calcio y, por descontado, el silicio. Si bien es cierto que todavía falta mucho para comprender los rayos globulares, la interacción entre el silicio y las descargas eléctricas se ha convertido en la mejor pista que tenemos para llegar a hacerlo algún día.

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