Resuelto el misterio del gran caimán de Abilene de finales de 1950

Propietario adolescente dice que el animal podría estar viviendo en el zoológico de Abilene

Mike Roark

17 de enero 2011

Jim Freeman quería limpiar su conciencia, y contó su participación en el misterio del gran caimán de la década de 1950.

Freeman vive en el sureste de Texas, pero en ese tiempo su familia vivía en Marshall Street, en Abilene.

La historia de fondo es que el amigo de Freeman, Lowel «Porky» Mosley, fue a vivir con los Freeman en 1958, o tal vez fue 1959. Mosley vivía en la Florida, y sus padres se mudaron al extranjero. No quería salir del país, por lo que vino a Abilene para quedarse con su amigo.

Cuando hizo su viaje desde la Florida hasta el oeste de Texas, Mosley trajo un cocodrilo de 18 pulgadas.

«Lo llamábamos Ally Gator», dijo Freeman por teléfono el viernes desde su casa en Sargent. «Nosotros lo manteníamos en un arnés sujetado a la línea de ropa y jugábamos con él en el patio trasero. Un día llegamos a casa, y el arnés estaba vacío».

Freeman y Mosley estaban listos para buscar a su mascota, pero la madre de Freeman no quería saber nada de eso.

«Mi madre no nos permitió buscar a Ally o incluso hablar de él», explicó Freeman. «Ella nos hizo jurar que guardaríamos el secreto».

Freeman dijo que su madre nunca quiso admitir que su hijo poseía ilegalmente un reptil.

Un año más tarde, un caimán apareció a un par de cuadras en el sótano de una casa.

Freeman quería correr y ver a su viejo amigo, pero de nuevo, su madre se lo prohibió.

El caimán fue dado al zoológico de Abilene con cierta fanfarria, y muchas personas se preguntaban cómo es que se había encontrado un caimán en un barrio en Abilene, dijo Freeman.

«Hubo una historia sobre él en el Reporter-News«, dijo Freeman. «Mamá la cortó y la tengo en alguna parte».

Hace un par de años, Freeman llevó a su nieta a Abilene para visitar a familiares y amigos, y terminaron en el zoológico.

Allí, en el estanque de los cocodrilos, Freeman vio un caimán grande y viejo que parecía tener una lágrima en su ojo.

«Me pregunté si este podría ser Ally», dijo Freeman. «Le pregunté a una voluntaria el tiempo en que el caimán había estado en el zoológico, y ella me dijo que «˜por más tiempo que los 40 años que he trabajado aquí»™».

El director del zoológico de Abilene, Bill Gersonde, dijo que no hay registros de la edad de los animales del zoológico. El más reciente caimán en el zoológico actual, que fue construido a mediados de la década de los 1960, se recibió en 1966.

Según el sitio web del Smithsonian National Zoo, los caimanes viven cerca de 50 en la naturaleza.

Por lo tanto, ¿fue Ally Gator el caimán que vio Freeman en el zoológico?

«Si yo fuera un hombre de apuestas, yo diría que lo era», respondió.

Parece que tanto Freeman como Ally han tenido una buena vida después de que se perdieron la pista el uno al otro.

Y por el momento, es aquí donde termina la historia de Freeman y Ally, pero por lo menos el misterio por fin ha sido resuelto.

http://www.reporternews.com/news/2011/jan/17/abilenes-great-gator-mystery-of-the-late-1950s/

El misterio de las centellas (347)

Cuando yo era muy joven, tal vez de cuatro o cinco años, vi algo que nadie me ha creído en todos estos años. Nuestra familia estaba en el porche trasero en un día caluroso de verano, cuando se acercaba una tormenta de rayos.

A medida que la tormenta se acercaba, mis padres me encargaron (a mis hermanos y hermanas) en la casa. Yo no tenía miedo de las tormentas eléctricas ni de los rayos. Fui a la ventana de la cocina para ver el cielo Cuando un estruendo me indicó que había caído un rayo -muy cerca. Todavía estaba en la ventana y vi lo que describiría como «una bola de chispas» que viajaba en la parte superior de una valla de tela metálica, a unos 5 pies de distancia de nuestra casa.

No puedo decir el tamaño con precisión ya que tenía un núcleo de aspecto más denso que el resto de la bola, pero yo diría que era del tamaño de un durazno, o incluso una naranja. Era brillante y de color blanquecino con azul «eléctrico» e incluso un poco amarillo, -no parecía sólida- sólo brillante.

Después de esa experiencia, tuve terror a los truenos y los rayos por unos 10 años.

Más tarde, me enteré de que nuestro vecino de enfrente vio el rayo que formó la centella. Llegó a un transformador al final de la cerca de alambre y fue cuando se formó la centella y viajó hasta la parte superior de la cerca, más allá de mí y fuera de mí vista… toda la experiencia duró probablemente unos 10 segundos, 10 segundos que nunca olvidaré.

Jean Ennis

Boston, MA USA