¿Solos en el universo?

¿SOLOS EN EL UNIVERSO?[1]

Mario Méndez Acosta

FrankDrake Ha cobrado cada vez más fuerza, entre los científicos que estudian lo que ocurre en el cosmos, la inquietante convicción de que muy posiblemente la nuestra sea la única civilización tecnológicamente avanzada que existe, si no en todo el universo, sí por lo me­nos en nuestra gigantesca galaxia, la Vía lác­tea, con todo y sus cientos de miles de millones de estrellas.

La simple magnitud de este inimaginable número de astros ha propiciado que gran número de astrónomos, cosmólogos y exobiólogos -biólogos sobre el espacio exterior- considerasen como algo casi imposible el hecho de que nuestro sistema solar fuera el único en el que hubiese surgido vida inteligen­te, capaz de desarrollar una tecnología avan­zada y sistemas radiales de comunicación o aun viajes espaciales.

Algunos investigadores, como Frank Drake y Carl Sagan, llegaron a elaborar una fórmula matemática, con la que se puede calcular el nú­mero probable de civilizaciones tecnológicas que existirían en la Vía láctea. Tal fórmula iba eliminando, primeramente, las estrellas sin pla­netas; luego, aquellas con planetas con vida aún primitiva y finalmente aquellas con planetas in­habitables; luego, aquellas con vida inteligente que no hubieran desarrollado tecnología. A pe­sar de esta eliminación selectiva, el total rema­nente de presuntas civilizaciones que obtiene esta fórmula es relativamente elevado: alrede­dor de cien mil o más posibles civilizaciones avanzadas. Pero tal cálculo todavía depende de un factor básico adicional, que es la duración esperada de las civilizaciones tecnológicas que se llegasen a formar.

Sagan En efecto, consideremos por un momento nuestra propia civilización en la Tierra. No te­nemos aún más de un siglo de haber desarrolla­do la electrónica, y solamente unas tres décadas de haber logrado el viaje espacial, sin embar­go, en ese corto plazo nos hemos puesto ya en peligro de aniquilamos a nosotros mismos con una guerra nuclear. Aunque ese peligro ha sido conjurado por el momento, no podemos des­cartar que resurja en un futuro no muy remoto. No es imposible que ocasionemos una catás­trofe tal que si bien nos va, nos llevaría de nue­vo a la edad de piedra.

Ello quiere decir que si ocurre que las civi­lizaciones tecnológicas que evolucionen en la galaxia sólo cuentan con una vida promedio de unos pocos cientos de años, la fórmula de Drake llega a la conclusión de que en ningún momen­to de la larguísima historia de la Vía láctea ha existido más de una sola civilización avanzada, entre todos sus cientos de miles de millones de estrellas. Sencillamente, eso quiere decir que las civilizaciones no durarían lo suficiente como para que llegase a haber dos o tres de ellas sub­sistiendo al mismo tiempo.

JamesTrefil Los pesimistas, como el físico James Trefil y el astrónomo Robert Rood, sostienen otro argu­mento, planteado por primera vez por el físico italiano Enrico Fermi. Al ser interrogado si creía en la existencia de civilizaciones extraterrestres, respondió: «Y… ¿en dónde están?», refiriéndose al hecho de que su presencia sería inocultable ante los actuales medios de detección y obser­vación espacial a nuestro alcance. Si en la galaxia existen muchas civilizaciones tecnológicas avanzadas, entonces ¿dónde están?, ¿por qué no las detectamos? ¿Por qué no nos visitan?

Por supuesto, ninguno de los cosmólogos de importancia le concede ninguna validez o credibilidad a la hipótesis extraterrestre de los llamados ovnis, ya que todos coinciden en señalar que el día en que en verdad fuésemos visitados por una nave interestelar, todos nos daríamos cuenta, a causa del enorme tamaño, gasto de energía y emisión de energía degrada­da que requeriría cualquiera de esos artefactos. Su presencia no podría dejar de ser detecta­da, aun cuando apenas se fuera aproximan­do a nuestro sistema solar, ya que existe una vigilancia constante de los posibles objetos, como asteroides y cometas, que se internan en el mismo.

RobertRood Aseguran también algunos estudiosos que una civilización avanzada de varios miles de años de existencia no podría dejar de explorar el cosmos a través de las llamadas «máquinas de Von Neumann», enormes naves no tripula­das, dirigidas con inteligencia artificial avanza­da, capaces de, una vez descubierto un planeta habitable, construir ahí, réplicas de sí mismas que partirían, a su vez, a buscar más planetas en otros sistemas estelares, en los que repeti­rían el proceso, y así en adelante. Gracias al fenómeno de reacción en cadena que esto re­presenta, en tan sólo un millón de años se po­drían visitar todas las estrellas de la galaxia. Es claro que nunca ha recibido la Tierra ese tipo de visitantes, y jamás se han detectado señales de las que inevitablemente emitirían por toda la esfera celeste tales aparatos robot.

Ante tal falta de evidencia, la mayor parte de los cosmólogos concluyen que, en este mo­mento, casi seguramente estamos solos como seres inteligentes en nuestra vasta galaxia. Sin embargo, otros estudiosos del espacio no están de acuerdo. Para ellos, puede haber muchas ex­plicaciones sobre la ostensible ausencia de se­ñales y actividad de nuestros supuestos vecinos galácticos. Ello merece otro artículo.


[1] Ciencia y Desarrollo, Vol. 21, No. 123, Julio/agosto 1995, Pág. 104.

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