LA PSICOFOTOGRAFÃA[1]
Si la historia de la psicofotografía se parece al de la moderna ufología no es simple coincidencia, es la naturaleza humana.
Las primeras fotografías de «espíritus» muy probablemente fueron el resultado de accidentes. Por aquella época se requería que el objeto a fotografiar permaneciera quieto durante largos periodos de tiempo. Las viejas cámaras fotográficas exigían generalmente que el sujeto fotografiado permaneciera absolutamente quieto por períodos de hasta un minuto, todo ese tiempo, el obturador de la cámara permanecía abierto. Si en este tiempo alguien (el fotógrafo, su ayudante o cualquier otra persona presente) se movía o se atravesaba frente a la cámara, podría aparecer como una forma vaporosa. Sir David Brewster se dio cuenta de este efecto cuando tomó la foto de un muchacho que había estado sentando en un escalón cerca de un umbral y que se había parado antes de que terminara la exposición. Consecuentemente, la imagen sentada era transparente en la foto. Brewster escribió: «El valor y aplicación de este hecho no se me presentó al principio, pero después de que hubiera ideado el estereoscopio lenticular consideré que tales fotos transparentes se podrían utilizar para varios propósitos de entretenimiento».
En el capítulo XIV Applications of the Stereoscope to Purposes of Amusement de su libro sobre fotografías tridimensionales de 1856, The Stereoscope, Its History, Theory, and Construction[2] Brewster sugirió:
«Con el propósito de diversión, el fotógrafo puede llevarnos incluso a los reinos de lo sobrenatural. Su arte, como mencioné en otra parte, le permite dar un aspecto espiritual a una o más de sus figuras, y exhibirlas como «aire fino» en medio de las realidades sólidas de la fotografía estereoscópica. Durante una fiesta amenizada con chismes y comentarios, aparece una figura femenina en medio de los concurrentes con todas las cualidades de lo sobrenatural. Su forma es transparente, se puede ver el contorno vago pero bien delineado de cada objeto o persona atrás de ella… Para producir tal escena, los personajes que componen el grupo deben tener sus retratos casi terminados en la cámara fotográfica binocular, en la actitud que se supone deben tomar, y con la expresión que se espera asuman, si la visión fuera verdadera. Cuando la escena ha posado el tiempo apropiado, la figura femenina se colocará conveniente y rápidamente en el lugar asignado, y después de estar parada algunos segundos en la actitud apropiada, se retira rápidamente. Si esta operación se ha realizado bien, todos los objetos inmediatamente detrás de la figura femenina, se verán a través de ella, y ella tendrá el aspecto de un personaje etéreo, diferente de las otras figuras en la foto».
La primera firma en vender imágenes tridimensionales, la London Stereoscopic Company, publicó vistas, intituladas «The Ghost in the Stereoscope». Producidas a finales de los 1850s, a menudo llevaban un reconocimiento impreso por la contribución de Brewster. Estas estéreo fotografías se vendieron comercialmente en América en los 1860s y 1870s.
En 1860 un fotógrafo americano llamado W. Campbell que vivía en la ciudad de Jersey, New Jersey, tomó una fotografía de prueba de una silla vacía, mientras no había nadie más en el estudio, la placa revelada mostró la imagen de un muchacho pequeño. Campbell nunca pudo producir más fotografías de esta naturaleza.
WILLIAM H. MUMLER
La primera fotografía de «espíritus» se ha acreditado a William H. Mumler[3], un grabador que trabajaba para la Bigelow Bros. y Kennard, en la calle de Washington, uno de los mejores joyeros de Boston. En sus ratos libres se dedicaba a la fotografía. Cierto día, mientras revelaba algunos autorretratos, observó que una de las placas reveladas mostraba la imagen de una mujer joven que estaba parada al lado de él. Al examinar la foto, reconoció la figura como la de una prima que había muerto 12 años antes. Mumler recordó más tarde que mientras posaba para la fotografía, había experimentado una sensación extraña de temblor en su brazo derecho dejándole una sensación de agotamiento. La foto fue tomada en 1862.
La dueña de la joyería, la señora Helen F. Stuart, que había creado una colección de joyas de luto, tuvo la idea de agregarles a estos camafeos una foto de estudio de los «espíritus» para que los deudos pudieran buscar otra forma de hacer contacto con sus seres queridos.
Mumler pronto fue abrumado por la demanda de fotografías de espíritus y comenzó a tomar dos horas cada día de su trabajo regular. Pronto, creció su trabajo y dedicó por entero sus esfuerzos a la fotografía de espíritus.
Cobraba diez dólares por fotografía en un momento en que un retrato costaba en promedio sólo unos peniques. Las sesiones fotográficas de Mumler eran como cualquier otra, una persona se sentaba para ser fotografiado. La única diferencia era que se esperaba que su pariente o amigo, un espíritu «extra», apareciera, no en el estudio sino en el negativo y las impresiones.
La fotografía de espíritus tuvo gran éxito durante y después de la guerra civil cuando las familias buscaban una cierta forma de prueba tangible que sus seres queridos, perdidos durante la guerra, en cierta forma todavía continuaban su existencia.
Una de las pocas fotografías de Mumler que han llegado hasta nuestros días es la de Moses A. Dow con el espíritu de Mabel Warren. Dow (1810 «“ 1886) fundó la Waverley Magazine en Boston en 1850. La revista publicaba los trabajos de escritores aficionados y llegó a tener una circulación de 50,000 ejemplares, antes de la guerra civil. Continuó apareciendo hasta 1908. Dow publicaba los trabajos de colegialas y de otros escritores jóvenes; por un pago imprimía casi cualquier cosa que le fuera ofrecida. La táctica lo hizo rico, porque los amigos y los parientes de los autores se encargaban de distribuir o comprar todas las copias.
La historia la cuenta el propio Mumler en su folleto[4]. Mabel Warren era una joven protegida de Dow. Ella envió sus escritos en 1862, cuando ella, al parecer, acababa de salir de la secundaria. Él publicó su trabajo y la empleó como su ayudante, un puesto que ocupó hasta su muerte en julio de 1870.
Dow fue atraído al espiritismo por su ama de llaves, que le invitó a una sesión. Apenas una semana después de la muerte de Mabel, Dow sintió que su difunta ayudante se comunicaba con él. En las sesiones Dow recibió misteriosos mensajes escritos en pizarras o en tinta sobre papel. En la última sesión, el espíritu de Mabel le dijo que fuera al estudio de Mumler en donde ella, prometió, aparecería con una guirnalda de lirios en su cabeza. Dow explica, «La fotografía era pequeña, pero con la ayuda de un microscopio fue amplificada al tamaño natural de la cara humana, y en esa cara yo vi la perfecta fotografía de mi amiga. Estaba sorprendido y encantado y escribí al señor Mumler para decirle que estaba perfectamente satisfecho, y le di mi nombre verdadero».
El caso más sonado de Mumler se refiere a la fotografía del presidente[5]. El mismo nos lo cuenta en su libro. Mary Todd y Abraham Lincoln creían en la comunicación con los espíritus y mantenían sesiones espiritistas en la Casa Blanca y en las casas de los médiums locales. Un anécdota se refiere a la asistencia del presidente y de la primera dama en un seance de Nettie Coburn Maynard una amiga de Georgetown. Durante la sesión, levitó un magnífico piano que pesaba casi una tonelada, según se informa, mientras que Lincoln y otros tres hombres se sentaban sobre él para sujetarlo.
Después de la muerte de su hijo Willie Lincoln, en 1862, Mary Todd frecuentó médiums y clarividentes para entrar en contacto con el muchacho y con su hermano Eddie Lincoln, que murió en 1850 en la edad de tres años. En octubre de ese año, Mary escribió a su hermana «Willie vive. Él viene a mi dormitorio todas las noches y me sonríe. El pequeño Eddie está a veces con él, y ha venido dos veces con nuestro hermano, Alex.»
Después del asesinato de Lincoln, en abril de 1865, Mary procuró permanecer en contacto con su marido con lecturas y seances privadas. Mary también visitó el estudio de William Mumler, en Boston en donde se obtuvo una foto suya al lado del fantasma de Lincoln.
Escribe Mumler que la señora Todd llegó a su establecimiento vestida de negro y cubría su cara con un velo. Dijo que se llamaba «señora Tydall», pidió ser fotografiada. En palabras de Mumler: «Le pedí que se sentara. Entré a mi cuarto oscuro y cubrí una placa. Cuando salí la encontré todavía sentada con un velo sobre su cara. El velo del crepe era tan grueso que era imposible distinguir una sola característica de su cara. Le pregunté si quería ser fotografiada con su velo. Ella contestó, «˜cuando este listo, me lo quitaré»™. Dije que estaba listo, así que ella se quitó el velo y se tomó la foto». Fue entonces cuando Mumler vio que la impresión tomada era la de Mary Todd Lincoln -por detrás de ella estaba parada la imagen sonriente de Abraham Lincoln. No sabemos si eso fue lo que realmente ocurrió o si Mumler embelleció la historia.
Mumler también relata que en 1863, un tal doctor Child, de Filadelfia, le solicitó le permitiera investigar sus métodos para tratar de encontrar una solución racional al misterio. Mumler permitió que Child supervisara todas sus operaciones en el cuarto oscuro y le permitió examinar todos sus aparatos. Child tomó la precaución de marcar cada placa con un diamante antes de que fuera utilizada pero en cada una apareció la imagen de un espíritu.
Pero desde principios de ese año, 1863, las dudas sobre las fotografías de espíritus de Mumler fueron apareciendo. Charles M. Plumb, un espiritista de New York, rechazó cualquiera de las imágenes de espíritus producidas por William Mumler. En una carta publicada en el Herald of Progress escribió[6]:
«No ha habido hasta ahora una exposición satisfactoria de los métodos empleados por el señor Mumler para producir estas fotos, ni hemos visto ninguna imitación enteramente exitosa hecha por otros artistas.
«Sin embargo, hemos visto por lo menos una fotografía del señor Mumler en la cual la supuesta forma espiritual es sin lugar a dudas una copia de la fotografía de una persona viva, y esa foto estaba en las manos de señora Stuart[7]…
«No los acusamos específicamente de fraude, aunque la evidencia es fuerte en algunos casos, pero advertiríamos al público contra la inversión de más dinero o credulidad en esa dirección. No merecen ni confianza ni patrocinio hasta que ellos despejen su último expediente y permitan el más completo escrutinio. Si hay la más leve evasiva de una investigación más rigurosa, todos los espiritistas se deberían alejar del estudio fotográfico de la señora Stuart y aconsejar a sus amigos hacer lo mismo.
C.M.P».
Un mes después el mismo periódico publicó otra carta. Esta vez venía firmada por otro espiritista, el señor James Thompson, de Davenport, Iowa. La carta había sido escrita el 22 de marzo y decía[8]:
«Sr. Editor:
«Los hechos han sido, son ahora, y deben continuar siendo el fundamento del gran evangelio del espiritismo. Una vez más la separación de los hechos de la ficción, ha sido, es hoy, y debe también continuar siendo la única manera de establecer, sobre una base eterna de verdad, el último triunfo de la realidad de la intercomunicación entre la vida interna y externa…
«Con este fin, y para este objeto único, tengo que presentar algunos hechos, que muestran la ficción inequívoca en las afirmaciones del señor Mumler sobre la fotografía de espíritus, en por lo menos un caso, el cuál probaré, y en otros que he oído (si tan sólo estas personas pudieran atestiguar; pero es una buena opción guardar silencio, como el hombre que entra una tienda de subastas y que es engañado en su compra; él se tragará la pérdida para que no piensen que es un tonto; incluso en este caso nada podría inducir a los testigos para que en un momento tuvieran sus nombres conectados con todo el asunto).
«Pero vallamos a los hechos. Siendo investigador de los fenómenos espirituales casi desde el primer rap, y convencido de su verdad desde muy temprano en mi carrera, por supuesto estuve satisfecho en la nueva fase de la fotografía de espíritus, y esperaba que se pudiera probar. Yo por lo tanto solicité a un amigo mío muy íntimo, cuando fue al Este, que intentara conseguir una foto. Este caballero tiene varios amigos en Boston, y a su llegada hace aproximadamente cuatro semanas, les mencionó sus propósitos. Estuvo de acuerdo en visitar las instalaciones de la señora Stuart, pero no pudo acompañarlos, ya que estaba ocupado ese día… Al mirar varios especimenes de espíritus, descubrieron que uno era una copia de una fotografía de la esposa de un caballero conocido, que fue a fotografiarse a ese sitio el verano pasado. El vestido, la manta, y una peculiar cabeza cubierta, allí no había ninguna confusión, la foto había salido tan mal que a la señora nunca le gustó, y había hecho solamente una o dos copias para llevar.
«No dijeron nada de todo el esto a mi amigo, pero lo acompañaron al día siguiente a la galería, en donde él también reconoció la semejanza con su cuñada. Él entonces preguntó al señor Mumler si ésa era la foto de un espíritu, y ese caballero le aseguró que si lo era.
«Mi amigo no dijo nada, pero no siendo un espiritista, y sin importar cuántos de esa clase son embaucados, por diversión, y sintiendo que él tenía algo bueno para mí, ordenó dos copias de la foto, y regresó. Una se la dio a la señora como su foto espiritual, la otra la recibí hace algunos días, y también fue reconocida aquí por los padres, las hermanas, y todos los amigos que conocen a la señora en Boston.
«Tales son los hechos simples en la historia de esta fotografía de espíritus. He oído hablar de otras, pero no tengo ninguna prueba. Cada quien puede sacar sus propias conclusiones»…
El estudio de Mumler comenzó a ser frecuentado por los ricos e influyentes. Aunque eran muchas las fotos que produjo en las que no se podía distinguir nada, la mayor parte de sus clientes creían adivinar el rostro de alguno de sus parientes muertos.
Mumler era bastante listo y había aprendido la lección: ya no utilizaría fotografías de personas aún con vida. De esa forma logró engañar a dos de los principales fotógrafos de Estados Unidos: James W. Black de Boston y Jeremiah Gurney de Nueva York. Black, era conocido por ser el inventor del baño de ácido nítrico (una mejora importante en el proceso fotográfico).
Según el folleto de Mumler de 1875, Black desafió a Mumler para tomar su fotografía de espíritu, permitiendo que él examinara el proceso entero. Si una forma espiritual fuera producida, Black pagaría a Mumler cincuenta dólares. Mumler aceptó el desafío. En la sesión en el estudio de Mumler, Black examinó cuidadosamente su cámara fotográfica, la placa, el cucharón y el baño e incluso echó un ojo a la placa a partir del momento que comenzó su preparación, hasta que fue sensibilizada y colocada en la diapositiva oscura. Después de que su retrato fuera tomado, Black lo quitó de la cámara fotográfica y lo llevó al cuarto oscuro donde, mientras era revelado, vio la figura de un hombre que se inclinaba sobre su hombro. Él no tenía ninguna explicación para su aparición. Mumler escribió que cuando el espíritu de un hombre apareció al lado de la figura de Black en el negativo, «El Sr. B., mirando con los ojos saltados exclamó: «Â¡Mi dios! ¿Es esto posible?».
Gurney, un famoso fotógrafo de Broadway, fue llamado para investigar a Mumler por el Sun de Nueva York, declaró más adelante que él había presenciado cómo Mumler preparaba y tomaba su retrato pero no descubrió ningún engaño; «En el revelado del negativo yo mismo apliqué los productos químicos, y sobre el negativo había una forma vaga.»
Pero no todos los fotógrafos profesionales estaban de acuerdo. Particularmente, según lo indicado por este editorial en el American Journal of Photography, «Â¡Cuán maravilloso es el progreso reciente de nuestro arte! Ahora de la misma forma que hacemos el proceso de tener nuestra foto, cuando se presenta la fotografía terminada, ¡mirad! ¡Al lado de nuestra encantadora imagen está el espíritu acompañante, un bebé, o un abuelo, o un desconocido! «¦ las fotografías espiritistas muestran, que los espíritus visten de la manera terrenal, se sientan en sillas, y se sientan para ser fotografiados y sonríen, lo que se supone es un gesto peculiar de los mortales».
En 1869 Mumler salió de Boston y se mudó a Nueva York en donde abrió un estudio nuevo. Pero las cosas no le fueron tan bien. Fue acusado de fraude, ratería, y la obtención de dinero bajo pretensiones falsas al vender fotografías que él aseguraba incluían imágenes de fantasmas o de espíritus. El caso, una audiencia preliminar para William H. Mumler, duró siete días. Del lado de Mumler, los testigos incluían a un antiguo juez, Johnn Edmonds del Tribunal Supremo de Nueva York. que era también espiritista. Edmonds quién había ido a ver Mumler convencido que era un fraude y salió convencido que podía producir realmente las fotografías psíquicas.
Mumler se defendió asegurando que él utilizaba métodos ordinarios para obtener las fotografías y que muchos individuos habían examinado sus métodos. Su discusión central era que muchos de sus clientes habían reconocido su ser querido en sus fotos. La fiscalía respondió que las formas de espíritus eran tan vagas que los clientes de Mumler vieron lo que creyeron o deseaban ver.
La defensa de Mumler confiaba en probar la existencia de los espíritus Mumler declaró: «Los seres inteligentes que han pasado a una vida más alta están conmigo, para sostenerme y para asistirme en la luchar contra la ignorancia, el fanatismo y la ceguera de la raza humana en estas sus condiciones terrenales.»
Entre los testigos de la oposición estaba P. T. Barnum. Barnum se ofreció voluntariamente a atestiguar contra él, dijo que los fotógrafos de espíritus se aprovechaban de los que tenían el juicio nublado por la pena de haber perdido un ser querido. Contrató los servicios del fotógrafo de Nueva York Abraham Bogardus, quien explicó cómo los mismos efectos se podían obtener con trucos del cuarto oscuro. Para demostrarlo preparó una imagen falsificada. En ella, la imagen del espíritu de Abraham Lincoln puede verse flotando detrás del hombro derecho de Barnum. Barnum deseaba demostrar que las fotografías de espíritus se podían fabricar fácilmente por cualquier fotógrafo competente.
En el juicio Barnum apunto la diferencia entre sus propios «embustes» y los de los fotógrafos de espíritus. Dijo que a pesar de su reputación de engañar al público, «nunca he estado en ningún negocio de embustes en donde no di el valor de lo cobrado».
Luego de terminar el juicio Barnum compró algunas de las fotografías de Mumler para exhibirlas en su museo como especimenes del embaucamiento.
La audiencia atrajo la atención a nivel nacional, incluyendo una portada (y la caricatura de la última página) del Harper Weekly.
Como ninguno de los dos lados pudo probar su caso, al final, el juez decidió renuente eliminar los cargos contra Mumler, citando una carencia de evidencia. Según The New York Daily Tribune, el juez explicó «sin embargo que él creía que el truco y el engaño habían sido practicados (por Mumler), como lo sentó en su capacidad de magistrado, estaba obligado a decidir… la fiscalía había fallado en probar su caso».
Así ambos bandos pudieron declarar victoria. La fiscalía había expuesto a Mumler, revelando que el mismo «fantasma» había aparecido en ciertas fotografías tomadas en Boston y Nueva York. un «espíritu» que resultó ser un bostoniano vivo.
Mumler regresó a la fotografía de espíritus y presumía un poco en un folleto que publicó en 1875. Pero su enfrentamiento con la ley le cobró peaje, a su reputación y sus finanzas. Mumler nunca se recuperó del coste de su defensa, $ 3000, una gran suma por esos días. Aunque Mumler no fue encontrado culpable cuando volvió a Boston, no pudo trabajar con éxito otra vez. Poco antes de su muerte, en 1884, destruyó todos sus negativos.
Mumler fue el primer investigador conocido que estudió esta técnica fotográfica, la cual se conocía en esa época con el nombre de «Fotografía espiritual», pero que luego tomó otros nombres, tales como: Fotografía fluídica, fotografía psíquica, psicofotografía, efluviografía, o simplemente fotografías paranormales. Barthes usa el término eidolon (una imagen insustancial, espectro, fantasma).
[1] Este trabajo fue publicado originalmente en Matemágica (Suplemento No. 5), México, Marzo 1985. Se ha actualizado para su publicación en este blog.[2] Brewster David, The Stereoscope – Its History, Theory, and Construction, John Murray, Albemarle Street, London, 1856.
[3] Dobran John, The Spirits of Mumler, Northlight – The Journal of the Photographic Historical Society of America, Vol. 5 No. 2 Summer 1978.
Dobran John, The Spirits of Mumler, Northlight – The Journal of the Photographic Historical Society of America, Vol. 5 No. 3 Fall 1979.
[4] Mumler H. William, The Personal Experiences of William H. Mumler in Spirit Photography. Written by Himself, Colby & Rich, Boston, 1875, páginas 31 a 40.
[5] Mumler and Mary Todd, artículo en Internet, http://www.geocities.com/Area51/Shadowlands/5318/lincoln.htm
[6] Plumb M. Charles, «Spirit Photographs». A Word of Caution, Herald of Progress, New York, April 11, 1863.
[7] Se refiere a la antigua jefa de Mumler.
[8] Thompson James, Another Spirit-Photograph Recognized, Herald of Progress, New York, May 9, 1863.
Un pensamiento en “La historia de la psicofotografía (Primera parte)”