John Mack y el llanto de Nikita Khrushchev

Las recientes historias posteadas aquí sobre el ridículo en que han quedado dos de las máximas figuras en el campo de las abducciones, Leonard Sprinkle (caso Christy Dennis) y Raymond Fowler (caso Andreasson) me recordaron otro caso similar que me parece no es muy conocido en el mundillo plativolero. En esta ocasión el que quedó mal parado fue John Edward Mack y ni su Pulitzer le alcanzó para cubrirse.

Ya hace más de diez años que leí un artículo en el Time (abril 25 de 1994) escrito por el periodista James Willwerth, quien había hecho una investigación sobre la entonces naciente estrella de la abductología, el psiquiatra de Harvard, John E. Mack. El artículo se titulaba The Man from Outer Space, y no auguraba nada bueno proveniente de aquel psiquiatra.

Para comenzar, Willwerth descubrió que uno de las mejores testigos de Mack, Donna Bassett, era en realidad una investigadora y escritora de 37 años, que se había infiltrado en su «grupo de apoyo» (grupos al estilo de Alcohólicos Anónimos que son muy utilizados por los «expertos» en abducciones).

Bassett le contó a Willwerth que le había sido muy fácil engañar a Mack, con sólo leer un libro y algunos artículos sobre abducciones (¡proporcionados por el mismo Mack!). Ella pudo «recordar bajo hipnosis» una experiencia con una extraterrestre durante su niñez. La ET se llamaba Jane y curó a Donna Bassett de unas quemaduras hechas por un vecino.

Donna no era la única en su familia en haber tenido esas experiencias. Su bisabuela veía «gente pequeña», a la que llamaba los ángeles de dios. Bassett misma vio «bolas de luz» alrededor de su casa a la edad de cinco años.

Mack estaba entusiasmado con el caso de Donna. En una de las sesiones la mujer «recordó» haber sido llevada a bordo de un plato volador, durante la crisis de los misiles, para visitar al presidente John F. Kennedy y posteriormente al Primer Ministro Soviético Nikita Khrushchev. Los extraterrestres estaban preocupados por el futuro de la humanidad y trataban de salvar al mundo, a través de Donna.

La abducida contó una historia que ni el mismísimo Maussan se hubiera creído… mm… pensándolo bien, Jaime también se la hubiera tragado completita. Donna dijo que en su visita a Khrushchev lo encontró llorando. Se sentó en su regazo, lo abrazó, le acarició el cabello y le confortó diciendo: «La crisis se puede resolver. No te preocupes».

Según Willwerth, Mack estaba tan excitado que «se inclinó demasiado sobre la cama, y se cayó».

Antes de escribir su artículo, James Willwerth le contó a Mack sobre la verdad de Donna. «Mack se negó discutir su caso, aunque hizo alusión a que tenía dudas sobre su confiabilidad».

Uno de los expertos consultados por Willwerth, el psicólogo Richard Ofshe, de la Universidad de California, en Berkeley, declaró:

«Si esto fuera sólo un ejemplo de algún nuevo límite ridículo de cómo la sicología y la psiquiatría absurdas pueden estar en manos incorrectas, lo miraríamos, y pasaríamos a otra cosa. Solo que el uso de sus técnicas de asesoría está dañando substancialmente a mucha gente».

Mack respondió molesto:

«Es concebible que alguien pudiera embaucarme, por supuesto, pero yo he tenido mucha experiencia clínica. Y este artículo dice que soy gente perjudicial. ¿Dónde está la evidencia de eso?»

Bassett dijo que durante su investigación descubrió que, a pesar de las buenas intenciones de Mack, sus procedimientos eran dañinos: «Él utilizaba poca o nada de la metodología científica. Durante las sesiones de terapia con Mack, muchos pacientes practican a menudo el «overlay» (un término inventado por los pacientes de Mack para referirse al embellecimiento de sus historias).

«Ellos (los abducidos) le decían a John lo que quería escuchar».

Ella encontró que el trabajo de Mack estaba lleno de irregularidades científicas; carecía de un protocolo de investigación formal y de las formas de consentimiento, legalmente requeridas, que se aconseja a sujetos expuestos a riesgos potenciales. Mack mezclaba la investigación con las terapias a su conveniencia. Recibía apoyo para las investigaciones, pero además las cobraba como sesiones de terapia. Bassett descubrió que Mack mandó la cuenta a compañías de seguros de por lo menos algunos de los pacientes describiéndolas como sesiones de terapia. Con todo algunos miembros del grupo de ayuda se quejaron por la carencia de terapia que seguía a sus traumáticas sesiones de hipnosis. «Que no pueda hacer todo lo que cada persona necesita no significa que lo que estoy haciendo no es terapéutico», dijo Mack. «Ustedes son muchos, y también estoy haciendo investigación».

Bassett dijo que sentía que muchos de los pacientes buscaban atención. Aunque ella creía que el método de Mack era incorrecto.

Los estudios de Mack eran financiados en gran parte por una organización de investigación no lucrativa exenta de impuestos, que él mismo fundó en 1983, llamada Center for Psychology and Social Change. Con oficinas en Cambridge, Massachusetts, el Centro inició como un intento de estudiar la carrera de armas nucleares en términos psicológicos. Después que terminó la guerra fría, la organización comenzó a colectar dinero para académicos que quisieran combinar la sicología con asuntos tales como la ecología y los conflictos étnicos. El centro nada tenía de científico, como vemos en las declaraciones de Vivienne Simon, la directora ejecutiva del centro:

«Una de nuestras principales metas es desafiar el método científico actual, el cual es para negar todas las cosas que no puedes reducir a estadísticas».

EL BUENO, EL MALO Y EL OVNI

Bassett escribió un artículo titulado El bueno, el malo y el ovni, en el que relataba la historia. Comentó que no podía creer lo fácil que había sido engañar a Mack, sobre todo con una historia tan surrealista que el psiquiatra fue incapaz de descubrir. El hecho de que Mack no hubiera descubierto el engaño de Donna Bassett llama a cuestionar toda su metodología. Pero el doctor Mack incluso llegó a decir que la declaración de Bassett era el resultado de «un mecanismo de represión» ya que en realidad ella era una abducida.

Pero Bassett sabía la verdad y la declaró a los cuatro vientos, como en el programa Nova, de la PBS:

«En septiembre de 1992, me reuní con John Edward Mack, M.D., un siquiatra de Harvard ganador de un Pulitzer. En ese entonces él estaba involucrado en la investigación de abducciones ovni. Había sido dirigida hacia el Dr. Mack por un miembro de la comunidad ovni que estaba preocupado por lo que hacía Mack a sus sujetos de investigación.

«Yo quería descubrir lo que estaba pasando.

«Parte del material que descubrí fue presentado en la revista Time en 1994.

«Después de una pausa para dejar que el humo se aclarara, llegó a ser evidente que Harvard no estaba preparada para hacer una crítica de uno de los suyos. (Nuestra evidencia no fue considerada por Harvard en aquel momento).

«En 1995, recibí una oferta para aparecer en NOVA, para presentar otra vez mi caso.

«En la víspera del show, el Dr. Mack amenazó demandar a NOVA si no retiraban mi segmento del programa.

«NOVA rechazó la amenaza, evidencia de que mantendrían mi presentación firmemente en mano. Preparando el ataque previsto de Mack, un miembro del personal de NOVA llamó un abogado que se especializaba en «libertad de discurso» para revisar la película. Nos fuimos a casa y esperamos.

«Pasó el fin de semana. Nada sucedió.

«A pesar de esta tempestad en un vaso de agua de último minuto, la amenaza nunca se materializó. El programa salió al aire según lo programado el 27 de febrero de 1996.

John Mack pensaba que Philip Klass se encontraba detrás de todo este asunto. Durante la conferencia del CSICOP de 1994, llevada a cabo en Seattle, Washington, del 23 al 26 de junio, Mack intervino y dijo:

«Estoy triste por esto… Pero la entiendo un poco más cuando me dicen que ella (Bassett) aceptó desempeñar este papel para Philip Klass «“ya que ese es su propósito, destruir y socavar la credibilidad de este trabajo».

«No estoy todavía completamente convencido de si ella hizo el fraude o ella de hecho ha tenido estas experiencias. No lo sé».

Al término de su plática, en la sesión de preguntas, Mack volvió a implicar a Klass en el caso de Donna Bassett. En ese momento, Klass se acercó al estrado molesto. Tomó el micrófono y regañó a Mack por hacer lo que él etiquetó de «falsas insinuaciones».

«Antes de hacer esas acusaciones, ¿por qué no lo comprobaste conmigo? Podría haberte dicho que la primera vez que hablé con Donna y su marido sobre ti y tu trabajo fue cuando me llamaron el 9 de enero».

Philip Klass escribió en su boletín Skeptical UFO Newsletter:

«En la reciente conferencia de Rocky Mountain, Mack habló sobre el artículo de Time afirmando que «Ella (Donna Bassett) dijo que me engañó fingiendo que era una abducida y que le creí. Pero, ella está completamente equivocada. Primero de todo, no estoy convencido de que ella fuera originalmente una mentirosa. Pienso que ella era originalmente una abducida». Luego Mack comentó que el marido de Donna Bassett «trabajaba con Philip Klass», implicando que el redactor del SUN estuvo relacionado con el engaño.

«LOS HECHOS: Ed Bassett y yo trabajamos en la oficina de Washington de la revista Aviation Week & Space Technology a finales de los 70 en donde estuvo empleado por alrededor de un año antes de ser enviado a dirigir nuestra oficina de París. A principios de los 80, Bassett se fue para pastos más verdes. Hasta que Ed y Donna Bassett me llamaron el 9 enero de 1994, para informarme su implicación con Mack, nunca había hablado con Donna y sólo hablé una vez con Ed en esos doce años, cuando él llamó para consultarme para un artículo que él estaba escribiendo y que trataba del radar».

Aún no logro entender la forma de pensar de los ufólogos. Te dicen que ellos saben «perfectamente» cómo son los aviones, las nubes, los pájaros y prácticamente cualquier fenómeno que ocurre en la atmósfera. Que lo que vio el testigo no se parece nada a un globo de aire caliente (por ejemplo), y que por lo tanto es ovni (léase una nave de otro planeta). Cuando el testigo les dice que en realidad era una broma y que para realizarla se utilizaron globos de aire caliente, entonces el ufólogo le reprende y le dice que ese es un «mecanismo de represión», que él en realidad vio un ovni y que habrá que estudiar una posible abducción. Tal vez mediante la hipnosis pueda recordar aquel momento en que salvó a la humanidad acariciando la calva de Nikita Khrushchev.

3 pensamientos en “John Mack y el llanto de Nikita Khrushchev”

  1. Tristemente el Dr. Mack también fue víctima de otro truco o «hoax» en su libro «Abduction: Human encounters with aliens, pues habla de las figuras en los maizales como producto de OVNIs (cuando fueron producto de dos muchachos y de sus copycats en otros países)

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