El fenómeno ocurre todos los años en primavera, pero en abril de 1992 fue un año excepcional. Aquí tenemos tres recortes de periódico que dan cuenta del suceso.
Polen y no azufre en agua de lluvia
México, D.F. 1 de abril de 1992.- Polen y no azufre son los residuos amarillentos que han dejado las lluvias en los últimos días en diferentes puntos del Valle de México, volvió a reiterar ayer la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología.
Dijo la dependencia que «el polen desprendido de los pinos liquidámbar corresponde al ciclo de reproducción de estos árboles, y que en forma natural es dispersado por el viento, que en ocasiones lo transporta a grandes distancias».
Sin embargo, aclaró que en el transcurso de la semana con el concurso de los resultados finales que aporten las instituciones mencionadas, podrá ser elaborado el reporte definitivo sobre este fenómeno.
No se trata de una «Lluvia de Azufre» IMP, SARH y UNAM
El polvo amarillento que cae en muchas zonas del DF es polen de los pinos del Ajusco
La producción de polen desprendido de los pinos liquidámbar alcanza volúmenes que pueden pesar toneladas, y los primeros resultados de los análisis efectuados por los laboratorios del Instituto Mexicano del Petróleo, de Sanidad Vegetal de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, y de Botánica de la Universidad Nacional Autónoma de México, coinciden en que los residuos amarillentos observados en los últimos días en la capital son polen de dicha especie de pino.
La Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología indicó que, como se informó ayer, los técnicos de la dependencia recolectaron muestras en diferentes zonas del Valle de México e identificaron, en primer lugar, que la zona sur de esta región es donde primordialmente se concentró esta precipitación de polvo amarillo sobre todo en los alrededores de la cordillera del Ajusco.
La Sedue, además de enviar muestras a su laboratorio central solicitó la colaboración de la UNAM, del IMP, de la SARH y de las empresas Dupont de México y 3M de México, para que también indicaran su naturaleza y origen.
En estos resultados que coinciden se menciona que el polen desprendido de los pinos liquidámbar corresponde al ciclo de reproducción de estos árboles, y que, en forma natural, es dispersado por el viento, que en ocasiones lo lleva a grandes distancias. «Por la abundancia de este tipo de pino en la cordillera del Ajusco, se deduce que la producción de polen alcanza volúmenes que pueden pesar toneladas».
La Sedue subrayó que el fenómeno es conocido en todo el mundo como «lluvia de azufre», mas el nombre obedece al color de esta sustancia y no a su contenido.
Personal de la Sedue continúa recolectando muestras de este polvillo en otros puntos de la zona metropolitana de la Ciudad de México para realizar en los mismos laboratorios, análisis comprobatorios de este primer dictamen.
Finalmente, la dependencia dijo que en el transcurso de la semana que comienza con el concurso de los resultados finales que aporten las instituciones mencionadas podrá ser elaborado el informe definitivo sobre este fenómeno.
Ratifica la SEDUE
Es polen no azufre los residuos amarillentos que han aparecido
No es dañino como la infición, aunque a los alérgicos les causa molestias
La Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología reiteró ayer que los residuos amarillentos que han sido observados durante los últimos días en diferentes puntos de la Ciudad de México, después de las lluvias «no es azufre», sino «simplemente polen».
Ante este reconocimiento oficial, el director de la Red de Monitoreo de Partículas Alergénicas, doctor Rubén Shuturman, advirtió que «el polen que se concentra excesivamente (94%) en esta época del año en el ambiente del Valle de México, es también dañino para la salud de algunas personas, como l0o es la contaminación o la lluvia ácida.
El polen, aseveró el especialista, afecta al igual que las partículas flotantes como los pastos, maleza y hongos a las personas con problemas alérgicos respiratorios y asmáticos. «Esto está comprobado científicamente».
Shuturman señaló que en época de polinización, la mayoría de los ciudadanos presentan síntomas parecidos a los de la contaminación como son irritación en los ojos y garganta, así como catarro.
Reconoció que son cientos de toneladas las que se presentan en el ambiente de la zona metropolitana de la Ciudad de México.
A su vez, la Sedue aclaró que estos granos diminutos amarillentos provienen de la especie de pino denominada Liquidámbar, que se localizan en los alrededores del Ajusco.
No es lluvia ácida
Explicó la Sedue que de acuerdo a los resultados de los análisis efectuados por los laboratorios del Instituto Mexicano del Petróleo, de Sanidad Vegetal de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, y de Botánica de la Universidad Nacional Autónoma de México, coinciden en afirmar que ese fenómeno raro que causó consternación entre los habitantes de la ciudad, no es lluvia ácida sino polen.
Aclaró que varios de los técnicos de esta dependencia recolectaron el primer día que aparecieron las manchas amarillentas en los charcos, muestras en diferentes zonas del Valle de México, e identificaron, en primer lugar, que la zona sur de esta región es donde primordialmente se concentró esta precipitación de polvo amarillo, especialmente en los alrededores de la cordillera del Ajusco.
«La Sedue además de enviar muestras a su Laboratorio Central, solicitó la colaboración de la UNAM, del IMP, de la SARH y de las empresas Dupont de México y 3M de México, para que también procedieran a identificar su naturaleza y origen.
En los resultados de las diferentes investigaciones, se informa de manera coincidente que «el polen desprendido de los pinos liquidámbar corresponde al ciclo de reproducción de éstos árboles, y que en forma natural es dispersado por el viento, que en ocasiones lo transporta a grandes distancias.
«Por la abundancia de este tipo de pino en la cordillera del Ajusco, se deduce, fácilmente, que la producción de polen alcanza niveles que se pueden medir por toneladas».
Y recalca la Sedue: «Este fenómeno es conocido, a nivel internacional, como lluvia de azufre, mas el nombre obedece al color de esta sustancia y no a su contenido».
Finalmente señaló la dependencia que personal de la Sedue continúa recolectando muestras de este polvillo en otros puntos de la zona metropolitana de la Ciudad de México, para realizar, en los mismos laboratorios, análisis comprobatorios de este primer dictamen.
En el transcurso de la semana venidera, con el concurso de los resultados finales que aporten las instituciones mencionadas, podrá ser elaborado el reporte definitivo sobre este fenómeno.
En Argentina se desató hace un par de años una fiebre pseudo ecologista en la que lo único que no ha aparecido, hasta ahora, son marcianitos verdes. Tenemos un caudaloso río que, cuando sopla el viento sur, corre cientos de kilómetros hacia atrás. Tenemos manchas producidas por una fábrica meses antes de que comenzara a producir. Tenemos nubes tóxicas que escapan por una chimenea de 120 metros de altura, aunque lo que de verdad ocurrió fue que el viento esparció una palada de polvo a nivel del suelo… Y también tuvimos lluvia de azufre que en realidad era de polen.
Esta nota de ecoUruguay [http://ecouruguay.org/xnwslite.php?m=amp&nw=MTA5NA] enlaza con la de Marcianitos Verdes.
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El orín del Monstruo era polen
Lluvia verde, polvo amarillo, no se sabía qué era pero era grave. Azufre que caía del cielo. Orín de los caballos de los jinetes del Apocalipsis. Lo había denunciado, una vez más, Radio Máxima. Pero no: ahora dice Máxima (sin el menor destaque) que se trataba de polen.
19/9/2007
Otro azorado hombre de campo, con la respetabilidad que esa condición le otorga, avisó el domingo al Corregidor de la Banda Oriental, José Pouler I, que algo raro estaba pasando.
Igual que en su momento era imposible no creerle a un criollo conocedor del río como Don Lote, cuando explicaba a los ignorantes citadinos que si hay sudestada el río Uruguay puede recular 100 kilómetros hasta Colón; o era imposible desconfiar si Doña Sandra contaba que por culpa de Botnia (que todavía no ha empezado a funcionar) hace meses que se acostumbraron a ver aves muertas y el agua transparente ahora es marrón y aceitosa, y que su digno esposo (el de Doña Sandra) se despertó con bruto dolor de cabeza el día del «œderrame químico» que derivó en una «œnube tóxica que salía por la chimenea», y que el patrón iba a esperar a fin de año pero seguro que vendería los campos y se iba a ir pa»™ la ciudad porque ya no era vida»¦ ¿Cómo no creerle a un gaucho de aquéllos de antes, llamado nada menos que Don Rosario López, que veía llover amarillo según algunos, verde según otros?
Y allá salió Radio Máxima con su alerta roja, en este caso Alerta Verde-Amarelha. Y atrás de Máxima, el intendente de Gualeguaychú y el secretario de Ambiente de Entre Ríos. «œÂ¡Â¡Mandinga nos está orinando!!».
Ahora el Servicio de Protección a la Vida de Máxima nos dice que podemos estar tranquilos, y quedó sin efecto el alerta.
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La lluvia verdosa caída en los campos no presenta anormalidades
El secretario de Medio Ambiente de Entre Ríos, Gabriel Moguilner, dijo en Radio Máxima que los análisis realizados al agua de «œlluvia verdosa» caída días pasados en campos de la zona, no presenta elementos anormales.
Radio Máxima, 19/9/2007
Dijo que el informe del laboratorio de Concepción del Uruguay, indicó que el agua tenía valores normales de oxígeno disuelto, alcanilidad y potencial de hidrógeno (PH) y el color era claro.
Moguilner dijo que el agua recolectada para el respectivo estudio se comparó con agua de una lluvia caída días atrás en Concepción del Uruguay, pero no se detectaron valores anormales.
«œCuando uno ve situaciones que no son normales hay que hacer los análisis, y descartar, porque a priori no se puede aseverar nada», manifestó el secretario de Medio Ambiente.
Asimismo, Moguilner explicó que no hay que causar alarma en la gente, ni crear ningún tipo de psicosis, pero que se seguirán haciendo estos estudios y controlando.
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El secretario de Medio Ambiente de la Gobernación entrerriana, Gabriel Moguilner, vale recordarlo, el que dice que no hay que causar alarma en la gente, fue quien dijo a Radio Máxima estar convencido de que la lluvia verde, el polvo amarillo o lo que fuera «œson los gases que descarga la planta de Botnia. Puede ser una posibilidad que sean gases sulfúricos o de azufre», aventuró.
No figura en la portada de Máxima otra noticia relacionada, que sí recoge el semanario Análisis Digital a partir de su propia transmisión:
«œNo queremos caer en una psicosis colectiva», aseveró Gustavo Etchegoyen, uno de los encargados del laboratorio de Obras Sanitarias de la Municipalidad de Gualeguaychú, luego de indicar que el polvo amarillo que apareció en algunas viviendas tendría las características del polen. De este modo, se descartó este lunes la hipótesis de que la sustancia sea de origen metálico o químico, y que provenga de la pastera de Botnia en Fray Bentos.
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Ya lo dijo el psicólogo de Gualeguaychú: la única contaminación, hasta ahora, es psíquica. Si por lo menos fuera la primera vez…
El día que llovió «azufre» sobre la ciudad de México
[http://marcianitosverdes.haaan.com/2007/04/el-da-que-llovi-azufre-sobre-la-ciudad-de-mxico/]