Ovnis en México. Década de los 50 (2)

LOS PLATÍVOLOS LLEGAN A LA CIUDAD DE MÉXICO

En la ciudad de México se hizo la primera observación de esta oleada el 10 de marzo. Los testigos fueron Wenceslao Trejo Lara y Manuel Sánchez Godínez, quienes desde la Colonia Obrera vieron un objeto que describieron como «un espejo redondo», que estuvo inmóvil por dos o tres segundos, para luego alejarse y perderse entre las nubes.

En San Luis Potosí (San Luis Potosí) se vio un pequeño «disco» parecido a Venus[1][2]. Numeroso público se reunió en la plaza principal, como a las 13:00 horas, para observar el fenómeno. Los astrónomos de la Universidad de San Luis dijeron que se trataba del planeta Marte.

Otro objeto en forma de trompo fue observado el 10 de marzo. Esta vez fue sobre los cielos de Ciudad Juárez, en Chihuahua. El objeto se dirigía hacia las montañas[3]. Eran las 9:20. Del otro lado de la frontera, en El Paso, Texas, John E. Baird informó haber visto un plato volador cerca de Demming, Nuevo México, a las 9:30.

El agente viajero Luis Guerrero vio el objeto a las 11:35 desde el Puente Internacional. Se sabe de reportes del mismo objeto en la ciudad de El Paso, Texas[4].

El sábado 11 de marzo un agente de migración y un estudiante de nautica, vecinos de la ciudad de Tampico, vieron un disco brillante durante la noche[5].

Gonzalo Ibáñez, el estudiante de náutica, manifestó haber visto el platillo a las 21:00, desde el patio de su casa mientras hacía su tarea. El objeto se encontraba al Noroeste y fue descrito como redondo y de color gris opaco. Se alejaba rumbo al Suroeste a gran velocidad[6].

En Monterrey, Nuevo León, se vio un disco de color aluminio brillante que cruzó la ciudad a gran altura y gran velocidad[7]. Al momento del avistamiento (15:00 horas) se verificó un caos vial. Fue necesaria la intervención de la policía para dispersar a los curiosos. Las mujeres se arrodillaban y se santiguaban en las calles.

El objeto, que parecía «una raqueta de tenis sin mango» se dirigía al Oeste[8]. A veces disminuía su tamaño suponiéndose una rápida elevación del mismo, y luego aumentaba su diámetro hacia otro punto en un ir y venir entre unos 28 a 40°, hasta que finalmente desapareció como bólido.

PLATOS ESTRELLADOS

Nuevamente en Ciudad Juárez se tuvieron reportes. Se dijo que se habían estrellado tres de estos objetos en la población conocida como Las Palomas. Era el 12 de marzo. Los objetos fueron recuperados por miembros de la FAM. No se dio ningún reporte al respecto. Probablemente porque se trataba de simples globos meteorológicos propiedad de la misma FAM.

Este caso podría ser considerado el Roswell mexicano[9] debido a la época; al origen del objeto (un globo sonda); a la intervención de los militares; y a que poco después se echo tierra sobre el asunto y ya no se habló más de él.

El ufólogo mexicano Carlos Alberto Guzmán Rojas menciona[10] que al otro lado de la frontera, el General David E. Hutchison, comandante de la Base Aérea de Biggs Field (El Paso, Texas) había ordenado la salida de dos jets para interceptar los objetos.

Lo que no menciona Guzmán es que el General Hutchison dijo que se trataba de Venus. Los pilotos habían subido hasta 9,000 metros hasta que se dieron cuenta de que lo que estaban cazando era un planeta[11]

Mientras tanto en Aguascalientes (Aguascalientes) numerosas personas vieron otro plato volador.

El segundo caso conocido en la ciudad de México se dio ese mismo día (12 de marzo) en el Aeropuerto Internacional. Esa mañana (7:00 a.m.) algunos testigos vieron lo que unos llamaron un «plato volador», y otros «un globo sonda».

A las 11:00 a.m. ya eran 4 los objetos que se encontraban sobrevolando el aeropuerto[12]. De la torre de control, el comandante del aeropuerto, señor Pedro Sosa, ordenó el despegue de un avión de la compañía Aerofoto, en el que viajaba Luis Struck. Este fotógrafo obtuvo varias tomas del objeto. No conozco las fotografías, pero si he visto un dibujo de la pluma del mismo Struck. No hay duda de que se trata de un globo sonda.

Al mismo tiempo, desde tierra, el agregado militar de los Estados Unidos en México obtenía otras fotografías utilizando un telefoto.

Desde la torre de control Sosa, acompañado por Alberto Carreón, Armando Dávila, Ernesto E. Robles y Claudio Vera, observaron los objetos con ayuda de binoculares. Calcularon que se encontraban a unos 7,000 metros de altura. Afirmaron que no se podía tratar de globos meteorológicos debido a la distancia a la que se encontraban[13].

«El objeto estaba a unos 7,000 metros de altura, lo pudimos apreciar con toda claridad, era luminoso y presentaba una forma elíptica, más tarde a las 11:00 horas, 5 de estos objetos eran visibles, los platívolos tenían trayectorias luminosas y fueron perceptibles perfectamente en plena luz solar».

Sin embargo, el señor Chávez Almazán, jefe de la Oficina Meteorológica, dijo que se trataba de uno de los globos meteorológicos que lanzaba desde sus instalaciones[14]. Por su parte, Severo Díaz, jefe de esa misma dependencia en el Estado de Jalisco, dijo que los globos eran lanzados desde Tacubaya (Ciudad de México), Yucatán, Mazatlán y Tampico, bajo la vigilancia de meteorólogos norteamericanos.

El primer objeto se encontraba a unos 40° al Noreste de la Luna (aproximadamente a las 8:00 a.m.)[15]. Al día siguiente cientos de personas se congregaron en el aeropuerto con la esperanza de ver los platos voladores, pero no tuvieron suerte porque no volvieron a aparecer[16].

El teniente de la Armada, Luis González Deschamps dijo haber visto un objeto extraño sobre el aeropuerto de Las Bajadas, en Veracruz (Veracruz), que se movía de Noreste a Sureste[17]. Afirmó que primero vio «una franja luminosa que confundió con nubes cirros, pero que posteriormente se percató de que se trataba de un objeto extraño que giraba». El caso ocurrió el 13 de marzo. El objeto también fue visto por el teniente de corbeta Rafael Piana, hacia las 18:00 de la tarde.

El siguiente es un extracto de uno de los libros de este autor[18].

Un informe más interesante aparece recogido por los periódicos El Nacional y Ultimas Noticias del 15 de marzo de 1950.

Según la primera fuente un platillo se estrelló en la Sierra Moronesa, en el Estado de Zacatecas (en el límite con Jalisco), e hizo hervir la tierra.

De acuerdo con el otro periódico, que ampliaba la información, el licenciado Pedro Caloca Cortés, de Guadalajara, Jalisco, se comunicó a sus oficinas para informar que numerosos habitantes de la sierra de Morones, en los límites de los Estados de Jalisco y Zacatecas, habían visto la caída de un objeto volador en los alrededores de Juchipila y Sánchez Román, Zacatecas[19]. Según el señor Caloca, el objeto al caer provocó una enorme explosión. Numerosas personas llegaron al lugar del impacto, el cual se aseguró quedó calcinado en un área de 100 metros cuadrados. El objeto fue descrito como de apariencia metálica, de unos 8 metros de largo por cinco metros de diámetro (sic)[20], formado de acero como de «rieles de ferrocarril» y cinchos del mismo material, pintado de color naranja. Al parecer, algunas personas intentaron abrirlo con ayuda de marros sin lograrlo. Sin embargo, pese al sensacional reporte, la noticia jamás fue confirmada. Se dijo que la noticia la había dado el general Hermenegildo Cuenca Díaz, del Estado Mayor, pero lo que él dijo fue:

«No ha caído ningún platívolo entre Juchipila y El Teuel, acepto que se envió un grupo de soldados a la zona, pero no tiene que ver con el supuesto platívolo».

Dos semanas después (el 30 de marzo de 1950), uno de los periódicos de la capital mexicana, La Prensa, publicó un reportaje similar. Según el citado diario el día 26 de marzo cayó un objeto del cielo en Apizaco, Tlaxcala, en el Cerro de Guadalupe. El objeto, que fue descubierto por un indígena, tenía forma de barril y medía unos 2 metros de diámetro teniendo una especie de anillo en su parte central. El aparato fue entregado al presidente municipal de Apizaco.

Para el ufólogo mexicano Héctor A. Escobar Sotomayor se trata del mismo relato ubicado en dos zonas diferentes del país y en días diferentes. Efectivamente, la descripción en ambos casos es la de un cilindro de acero formado con algo parecido a los «rieles de ferrocarril» y con anillo o «cinchos» en su parte central.

Según la revista ufológica inglesa Flying Saucer Review, dos ingenieros mexicanos residentes de Cuernavaca, Morelos, relataron a un corresponsal de la revista que en el verano de 1951 habían encontrado los cadáveres de la tripulación de un OVNI que se había estrellado en un Valle de la Sierra Madre[21].

Los ingenieros indicaron que los seres tenían características humanas, con hermosas facciones y manos finas, pero su piel se encontraba oscurecida aparentemente por el calor que destruyó al OVNI al estrellarse, pues cuando uno de ellos tocó el rostro de uno de los cuerpos, la piel se desprendió bajo sus dedos, «como si hubiese estado cosida»[22].

Según el corresponsal, los testigos eran profesionales de entera confianza y le señalaron además que al dar parte a las autoridades se vieron en muchos problemas. Dijeron además que estuvieron presentes en los momentos en que los seres y los restos de la nave eran cargados en un avión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, con destino desconocido[23].

El profesor Robert Spencer Carr, Director del Departamento de Comunicaciones de la Universidad del Sur de Florida, también dijo que en 1953 otro OVNI se estrelló en una montaña en la Costa Este de México, no lejos de la frontera con los Estados Unidos. Las relaciones de la CIA y los militares mexicanos eran tan buenas que el personal de la CIA subió hasta donde se encontraba el OVNI junto con los militares mexicanos. Los americanos añadieron este otro disco a su colección[24].

NUEVAS FOTOGRAFÍAS

En Tepic, Nayarit, el 13 de marzo fue visible un «puntito luminoso» que se movía lentamente hacia el Sureste. Algunos supusieron que se trataba de Venus.

El 14 de marzo se vio un semicírculo de color blanco que volaba en el cielo. El lugar de la observación fue el poblado de San Juan Chapultepec, en el Estado de Oaxaca.

No lejos de ahí, en Comitán, Chiapas, se vio un «globo metálico» que volaba a regular altura. Los residentes del pueblo La Concordia lo vieron entre las 7:00 y 8:00. Viajaba de Norte a Sur. Tenía un movimiento rotatorio y se desplazaba en zigzag. Parecía tener una especie de aletas laterales. Despedía una especie de humo blanco y rojizo[25].

Más al Norte, en el Estado de Guerrero, en la ciudad de Iguala se vio un disco que cruzo el cielo a gran velocidad.

También el 14 se vieron objetos extraños en el cielo de Tlaxco, en el Estado de Tlaxcala. Los tres reportes aparecieron en el periódico El Universal[26].

En ese mismo día, a las 12:00 cientos de habitantes de Amecameca, en el Estado de México vieron platívolos.

Al otro lado del país, en la ciudad de Culiacán (Sinaloa), cerca del medio día del 14 de marzo fueron vistos 3 platos voladores. Los objetos aparecieron por el Noroeste, el Oriente y el Norte.

El primer objeto fue visto desde la catedral. Brillaba al Sol como si su superficie fuese de Níquel. Parecía balancearse en el cielo. Tenía un diámetro aparente entre 8 y 10 centímetros[27].

Nuevamente a las 7:00 en punto de la mañana se observó un plato volador sobre el Aeropuerto de la Ciudad de México. En esta ocasión se instalaron «una batería de teodolitos y algún telescopio de mano para observar el raro objeto». «Muchos no acertaban a discernir si era el planeta Venus, muy visible en esta época del año aún en el crepúsculo matutino o en realidad se trataba de uno de los ya famosos platívolos»[28].

Se calculó que el objeto se encontraba a unos 13,000 metros de altura. José Chávez Álvarez, fue uno de los testigos que vio desde el Aeropuerto, y con teodolito, «el objeto que tenía un color blanco opaco, era de forma esférica y no se trataba de un globo sonda»[29].

Desde la embajada de los Estados Unidos, Alberto Carreón vio el objeto que, según él, tenía un diámetro aparente de una moneda de 1 peso. Con esta era la segunda vez que Carreón veía los platillos.

Los platos voladores también regresaron al Aeropuerto de Las Bajadas, en Veracruz. El miércoles 15 de marzo se vio un disco de centro oscuro y brillante en su periferia.

El mismo día en León, Guanajuato, se vio otro disco que viajaba de Oriente a Poniente. El avistamiento se hizo a las 13:00. Probablemente el mismo objeto fue visto en Lagos de Moreno, en el vecino Estado de Jalisco[30].

Horacio Robles, natural de Durango, regresaba ese mismo 15 desde Los Angeles, cuando a las 10:15, en compañía de Manuel Rodríguez vieron «un cono de escasa altura, formado por piezas unidas entre sí, como un trompo metálico».

Los jóvenes vieron el objeto con la ayuda de unos prismáticos Zeth Bucks. Dijeron que se movía a unos 500 Km/h en un radio de unos 25 a 30 kilómetros. Se elevaba y descendía, al mismo tiempo que tenía movimientos horizontales y oblicuos.

Según el ángulo de observación el objeto parecía un huso plateado, un disco o una esfera, uno de cuyos extremos dejaba escapar una cauda de fuego. Robles obtuvo unas fotografías, pero cree que se trata de armas secretas de los Estados Unidos[31]. El periódico apuntaba:

«Queda en pie la incógnita de los «discos voladores», ya que la fotografía obtenida en Durango asemeja una nave extraña, con puntitos negros que señalan la presencia de ventanillas de observación hacia la parte delantera del aparato y su forma difiere mucho de un globo».

Al día siguiente le tocaría el turno al ingeniero de sonido americano David Lodge Cunningham. Se encontraba grabando la música de «The brave Bulls. The man with the horn» (Columbia The Records Emporium), basada en una novela de Tom Lea, Cunningham logró fotografiar uno de estos elusivos platos voladores[32]. Las fotografías nunca se publicaron en los diarios mexicanos porque se echaron a perder. Según Homer Davis, publicista de Columbia Pictures, el camarógrafo echó a perder los negativos en blanco y negro mientras trataba de revelarlos, pero a la película en color no le pasó nada y fue enviada a los Estados Unidos para procesarla.

Para el agragado militar de la Embajada de los Estados Unidos, Coronel George Champion, la «sauceritis» que sufría la ciudad de México se debía a observaciones del planeta Venus.

Cunningham utilizó una cámara con telefoto. Se encontraba cerca del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. En la película, según los periodistas, se ve un objeto «de un color blancuzco luminoso que parece una pelota de ping pong, con una cola larga».

Parece que ese objeto fue visto por cuatro pilotos comerciales. Incluso alguno de ellos dijo que el diámetro del objeto era de unos 30 metros[33]. La película nunca se publicó en México y desconozco si fue vista en otro país.

Mientras tanto en Toluca, en el estado de México, se vio un punto blanco sobre el horizonte, al Sureste de las ciudad, a las 10:00 a.m. ¿Se trataría del planeta Venus? ¿Las fotografías de Cunningham muestran este cuerpo celeste, o se trata de un globo meteorológico?

ContinuarỦ


[1] Anónimo, Platillo en San Luis, El Nacional, México, 14 de marzo de 1950.

[2] Anónimo, Raro viajero del espacio, Excelsior, México, 12 de marzo de 1950.

[3] Anónimo, Platos voladores por toda la República, Novedades, México, 11 de marzo de 1950.

[4] Anónimo, Platillos volantes en la frontera, Excelsior, México, 12 de marzo de 1950.

[5] Anónimo, Platos voladores en el Norte de la República, Novedades, México, 12 de marzo de 1950.

[6] Anónimo, Platillos volantes en la frontera, Excelsior, México, 12 de marzo de 1950.

[7] Anónimo, Platos voladores en el Norte de la República, Novedades, México, 12 de marzo de 1950.

[8] Anónimo, Platillos volantes en la frontera, Excelsior, México, 12 de marzo de 1950.

[9] En lo personal he investigado 25 casos de supuestos OVNIs estrellados en México, ver Ruiz Noguez Luis, OVNIs estrellados en México, Mina Editores, México, 1996, págs. 39-41

[10] Guzmán Rojas Carlos Alberto & Salazar Mendoza Alfonso, Los OVNIs y la aviación mexicana, Grupo Editorial Tomo, México, 2001.

[11] Anónimo, El 12 de marzo se observó un OVNI en Ciudad Juárez, Excelsior, México, 13 de marzo de 1950.

[12] Anónimo, Platos voladores, Novedades, México, 14 de marzo de 1950.

[13] Anónimo, El primer «plato volador» apareció en la Metrópoli, La Prensa, México, 14 de marzo de 1950.

[14] Ochoa Luis, Otro raro objeto se paseo ayer por el Aeropuerto, Excelsior, México, 14 de marzo de 1950.

[15] Anónimo, El misterioso aparato estratosférico voló hoy a gran altura sobre el D.F., Ultimas Noticias, México 13 de marzo de 1950.

[16] Anónimo, En busca del platívolo, Ultimas Noticias, México, 14 de marzo de 1950.

[17] Anónimo, ¿?, El Universal, México, 15 de marzo de 1950.

[18] Ruiz Noguez Luis, OVNIs estrellados en México, Mina Editores, México, 1996, pags. 39-41.

[19] Juchipila y Sánchez Román se encuentran distanciados tan sólo por unos 50 Kilómetros, pero los separa el río Juchipila y el Cerro Grande (2,800 metros sobre el nivel del mar). Si algo cayó entre estos dos poblados, lo debió hacer cerca del pueblo de Tepechitlán, en la Sierra de Morones. No lejos de ahí, a tan sólo 65 kilómetros de Juchipila, se encuentra la ciudad de Jalostitlán, Jalisco, en donde años después caería otro OVNI. ¿Se trata del mismo relato actualizado y reciclado en el tiempo? ¿Realmente cayó algo en aquella zona y los residentes han adoptado la historia a sus leyendas locales?

[20] Las medidas descritas de esta manera sólo pueden pertenecer a un cilindro.

[21] Los ingleses no indican si se trata de la Sierra Madre Oriental o de la Sierra Madre Occidental, es más, ni siquiera mencionan el nombre del lugar del impacto. Todo parece indicar que se trata de una historia inventada.

[22] Si la piel hubiese sido cosida por el calor generado al estrellarse el OVNI, difícilmente aquellos extraterrestres hubieran mantenido sus «hermosas facciones».

[23] Este es el único caso que conozco en el que los militares americanos permiten que los testigos observen tranquilamente las maniobras de recuperación.

[24] Es probable que se trate de otra versión del caso de Nuevo Laredo.

[25] Anónimo, Vieron un platívolo en Comitán, Chiapas, Excelsior, México, 15 de marzo de 1950.

[26] Anónimo, ¿?, El Universal, México, 15 de marzo de 1950.

[27] Anónimo, El platillo volador de Sinaloa, La Prensa, México, 15 de marzo de 1950.

[28] Anónimo, Por segunda vez observaron el «platívolo» en el Aeropuerto, La Prensa, México, 15 de marzo de 1950.

[29] Anónimo, ¿? El Nacional, México, 20 de marzo de 1950.

[30] Anónimo, ¿?, Excelsior, México, 16 de marzo de 1950.

[31] Anónimo, Platillo volador fotografiado en Durango, El Universal, México, 16 de marzo de 1950.

[32] Anónimo, Platillo fotografiado, Ultimas Noticias, México, 17 de marzo de 1950.

[33] Weinstein Dominique, Project Acufoe, Aircraft UFO Encounters,

¿Existe gente con sangre azul?

Gente azul habitó Kentucky en los años 50

Seis generaciones después de que un huérfano francés llamado Martin Fugate se casó en los bancos de Troublesome Creek al este de Kentucky con su pelirroja novia americana, su tatara-tatara-nieto nació en un moderno hospital no lejos de donde todavía está la cañada.

El muchacho heredó la esbeltez de su padre y la forma de hablar levemente nasal de su madre.

Lo que heredó de Martin Fugate fue la piel azul oscuro. «Era casi púrpura», recuerda su padre.

Los doctores estaban tan asombrados por el color de la piel de Benjamin «Benjy» Stacy que lo llevaron en ambulancia de la sala de maternidad en el hospital cerca de Hazard a una clínica médica en Lexington.

Dos días de pruebas no produjeron ninguna explicación para el color de la piel de un tono ciruela.

Se preparaba una transfusión cuando la abuela de Benjamin preguntó a los doctores: «¿Han oído hablar del azul de los Fugates de Troublesome Creek?»

«Mi abuela paterna Luna fue un Fugate azul. Realmente fue malo para ella», explicó Alva Stacy, el padre del muchacho. «Los doctores finalmente llegaron a la conclusión de que el color de Benjamin era debido a la sangre heredada de generaciones anteriores».

Benjamin perdió su tinte azul en pocas semanas, y ahora él se ve como un chico normal de siete años. Sus labios y uñas todavía se hacen azul púrpura cuando tiene frío o se enoja, un fenómeno que cautivó a los estudiantes de medicina después del nacimiento de Benjamín, y para que se pusiera azul intentaban hacerlo llorar. «Benjamin era un artículo bonito en el hospital», dice su madre con una mueca.

Los labios y las uñas azul marino son los únicos rastros de la herencia que Martin Fugate a dejado en el muchacho; eso, y el gen recesivo que ha teñido de azul a muchos de los Fugates por los últimos 162 años.

Se conocen simplemente como la «gente azul» de las colinas y valles alrededor de Troublesome y Ball Creeks. La mayoría vivieron en los 80s y 90s sin la enfermedad seria asociada a la decoloración de la piel. Aunque para algunos, había un dolor no visto en pruebas de laboratorio. Ése era el dolor de ser azul en un mundo que es en su mayor parte una gama que va del blanco al negro.

Siempre hubo especulación en los valles sobre qué hacía azul a la gente: una enfermedad cardiaca, un desorden pulmonar, la posibilidad propuesta por un anciano de que «su sangre está mucho más cerca a su piel». Pero nadie sabía con seguridad, y los doctores rara vez visitaban los remotos caseríos de las cañadas en donde la mayor parte de los «Fugates azules» vivió hasta bien entrados los años 50. Para el tiempo en que un joven hematólogo de la universidad de Kentucky vino a Troublesome Creek en los años 60 para curar a la gente azul, los descendientes de Martin Fugate habían multiplicado sus genes recesivos por todas partes de la meseta de Cumberland.

Madison Cawein comenzó a oír los rumores sobre la gente azul cuando fue a trabajar a la clínica de la universidad de Lexington Kentucky en 1960. «Soy hematólogo, así que algo como eso llama mi atención», dice Cawein, bebiendo su whisky y recordando de nuevo el verano que pasó «escalando las colinas en busca de la gente azul».

Cawein viajó varias veces entre Lexington y Hazard, un viaje pesado de ocho horas antes de que fuera construida la carretera y exploró las colinas buscando a la gente azul de los que había oído rumores. La American Heart Association tenía una clínica en Hazard, y fue allí que Cawein se reunió con «una gran enfermera» quién ofreció su ayuda.

Su nombre era Ruth Pendergrass, y ella había estado intentando atraer el interés médico sobre la gente azul desde que una mujer azul entrara una tarde fría en el departamento de salud del condado y pidiera un análisis de sangre.

«Â¡Ella había estado afuera en el frío y estaba azul!» recuerda Pendergrass, que ahora tiene 69 años y está jubilada. «Su cara y sus uñas casi eran azul de añil. ¡Me asustó tremendamente! Se veía como si tuviera un ataque al corazón. Yo sólo sabía que el paciente iba a morir justo allí en el departamento de salud, pero ella no estaba tan alarmada. Ella me dijo que su familia era los azul Combses que vivían en Ball Creek. Ella era una hermana de una de las mujeres Fugate». Más o menos al mismo tiempo, otro Combses azul, llamado Lucas, había llevado a su esposa enferma hasta la clínica en Lexington. Una mirada a Lucas fue suficiente para «tener a todos los doctores aquí abajo de prisa», dice Pendergrass, que se unió a Cawein para buscar a más gente azul.

Caminando penosamente arriba y abajo de los valles, apartando «los dos perros que cada uno tenía en su patio delantero», el doctor y la enfermera verían a alguien en lo alto de una colina que parecía azul y comenzarían una búsqueda salvaje. Al momento en que llegaban a la cima, la persona ya se había ido. Finalmente, un día cuando el doctor frustrado estaba en la clínica Hazard, entraron Patrick y Rachel Ritchie.

«Estaban endemoniadamente azules», dice Cawein. «Bien, como puedes imaginar, realmente los examiné. Después de concluir que no había evidencia de enfermedad cardiaca, dije «Â¡Aha!» Comencé a hacerles preguntas: «¿Tienes algún pariente que sea azul?» entonces me senté y comenzamos a hacer el árbol genealógico».

Cawein recuerda el dolor que mostraban en las caras de los hermanos Ritchie. «Realmente estaban desconcertados por ser azules», dijo. «Patrick estaba encorvado abajo en el pasillo. Rachel se inclinaba contra la pared. No entrarían al cuarto de espera. Podrías ver cuánto les incomodaba ser azul».

Después de eliminar las enfermedades del corazón y del pulmón, el doctor sospechó methemoglobinemia, un raro desorden hereditario de la sangre que resulta del exceso en los niveles de methemoglobina en la sangre. La methemoglobina que es azul, es una forma no funcional de la hemoglobina roja que lleva el oxígeno. Este es el color de la sangre sin oxígeno vista en las venas azules justo debajo de la piel.

Si la gente azul tenía methemoglobinemia, el paso siguiente era descubrir la causa. Puede ocurrir por varias razones: formación anormal de la hemoglobina, una deficiencia de la enzima, y tomar demasiado ciertas drogas, incluyendo la vitamina K, que es esencial para que la sangre coagule y es abundante en el hígado de cerdo y el aceite vegetal.

Cawein tomó «mucha sangre» de los Ritchies y se apresuró de nuevo a su laboratorio. Él hizo primero pruebas para hemoglobina anormal, pero los resultados fueron negativos.

Intrigado, el doctor se dirigió a la literatura médica para buscar una pista. Encontró referencias a la methemoglobinemia que databan de principios del siglo, pero no fue hasta que encontró un reporte de E. M. Scott de 1960 en el Journal of Clinical Investigation (vol. 39, 1960) que la respuesta comenzó a emerger.

Scott era doctor del Public Health Service en el Arctic Health Research Center en Anchorage que había descubierto methemoglobinemia hereditaria entre los esquimales e indios de Alaska. Fue causada, especuló Scott, por una ausencia de la enzima diasporaza de sus células sanguíneas rojas. En la gente normal la hemoglobina se convierte en methemoglobina a una taza muy lenta. Si esta conversión continuara, la hemoglobina de todo el cuerpo eventualmente sería inútil. Normalmente la diasporaza convierte la methemoglobina de nuevo a hemoglobina. Scott también concluyó que la condición era heredada como rasgo recesivo simple. Es decir para tener el desorden, una persona tendría que heredar dos genes de él, uno de cada padre. Alguien con solamente un gen no tendría la enfermedad pero podría pasar el gen a un hijo.

Los indios de Alaska de Scott parecían emparejar con la gente azul de Cawein. Si la enfermedad fuera heredada como rasgo recesivo, aparecería lo más a menudo posible en una línea innata.

Cawein necesitaba sangre fresca para hacer un análisis enzimático. Tuvo que conducir ocho horas de nuevo a Hazard a la búsqueda de los Ritchies, que vivían en un pueblo llamado Hardburly. Ahí el doctor pudo ver que su tío también era azul. Mientras en las colinas, Cawein condujo para ver a Zach (Big Man) Fugate, el patriarca del clan de 76 años en Troublesome Creek. Su coche se descompuso en el sucio camino a la casa de Zach, y el doctor tuvo que pedir prestado un jeep de una estación de servicio.

Zach llevó al doctor aún más lejos arriba a Copperhead Hollow para ver a su tía Bessie Fugate, que era azul. Bessie tenía una cubeta de hierro con ropas hirviendo en su patio delantero, pero ella graciosamente permitió que el doctor tomara algo de su sangre. Justo como los indios de Alaska, su sangre había acumulado tantas moléculas azules que el excedente se sobreponía al rojo de la hemoglobina normal que se muestra como el color rosa en la piel de la mayoría de los caucásicos.

Una vez que él tuvo aislada la deficiencia enzimática, el azul de metileno vino a la mente de Cawein como el antídoto «perfectamente obvio». Algunas de las personas azules pensaron que el doctor estaba equivocado al sugerir que un tinte azul podría volverlos rosados. Pero Cawein sabía de estudios anteriores que el cuerpo tiene un método alternativo de convertir la methemoglobina a normal. Para activarlo se requiere de la adición a la sangre de una sustancia que actúe como «donante de electrones». Muchas sustancias hacen esto, pero Cawein eligió el azul de metileno porque había sido utilizado con éxito y con seguridad en otros casos y porque actúa rápidamente.

Cawein empacó su maletín negro y pasó por la enfermera Pendergrass para el gran acontecimiento. Pasaron a la casa de Patrick y de Rachel Ritchie e inyectaron a cada uno de ellos con 100 miligramos de azul de metileno.

» En unos minutos, el color azul se había ido de su piel», dijo el doctor. «Por primera vez en sus vidas, eran rosados. Estaban encantados».

» ¡Cambiaron su color!» recuerda Pendergrass. «Era realmente algo excitante de ver».

El doctor dio a cada familia azul una dotación de tabletas de azul de metileno para tomarlas como píldoras diariamente. Los efectos de la droga son temporales, pues el azul de metileno se excreta normalmente en la orina. Un día, uno de los más viejos hombres de la montaña arrinconó al doctor y le dijo. «Puedo ver ese viejo azul saliendo de mi piel».

Antes de que Cawein terminara su estudio de la gente azul, volvió a las montañas a rastrear el largo y tortuoso viaje del gen recesivo de Martin Fugate. De una historia del condado de Perry y de algunas biblias de la familia de Fugate que enumeraban sus antepasados, Cawein ha construido una historia bastante completa.

Martin Fugate fue un huérfano francés que emigró a Kentucky en 1820 para demandar una concesión de tierra en los bancos del yermo de Troublesome Creek. No se hace ninguna mención de su color de piel en las primeras historias del área, pero la familia dice que Martin mismo era azul.

Las probabilidades contra eso eran incalculables, pero Martin Fugate se las arregló para encontrar y casarse con una mujer que llevaba el mismo gen recesivo. Elizabeth Smith, aparentemente era tan pálida como los laureles de la montaña que florecen cada primavera alrededor de las cañadas.

Martin y Elizabeth construyeron su casa en los bancos de Troublesome y comenzaron su familia. De sus siete niños, cuatro eran azules.

El clan siguió multiplicándose. Los Fugates se casaban con otros Fugates. Algunas veces se casaban entre primos cercanos. Y se casaban con gente que vivía cerca de ellos, los Combses, los Smiths, los Ritchies, y los Stacys. Todos vivían aislados del mundo, agrupados en cabañas por todos los valles, así que era natural que un muchacho se casara con la vecina, aunque ella tuviera el mismo apellido.

El ferrocarril no llegó al Este de Kentucky hasta que las minas de carbón fueron desarrolladas alrededor 1912, y tomó otros 30 o 40 años para hacer los caminos a lo largo de las cañadas locales.

Los niños azules de Martin y Elizabeth Fugate se multiplicaron en este tanque de aislamiento natural. La unión de uno de sus muchachos azules, Zachariah, con la hermana de su madre disparó la línea de sucesión que daría lugar al nacimiento, más de 100 años después, de Benjamin Stacy.

Cuando las minas de carbón y los ferrocarriles trajeron el progreso a Kentucky, los Fugates azules comenzaron a mudarse de sus comunidades y casarse con otra gente. La herencia azul comenzó a desaparecer mientras que el gen recesivo se dispersó a familias donde era poco probable que se apareara con un gen similar.

Benjamin Stacy es uno de los últimos Fugates azules. Con sangre de Fugate tanto del lado materno como del paterno, el muchacho habría podido recibir los genes para la deficiencia enzimática de cualquier dirección. Ya que el niño era intensamente azul al nacer pero después recuperó su tono normal de piel, suponen que Benjamin heredó sólo un gen de la enfermedad. Tal gente tiende a ser muy azul solamente al nacer, probablemente porque los recién nacidos tienen normalmente cantidades más pequeñas de diasporaza. La enzima eventualmente construye los niveles normales en la mayoría de los niños y los niveles casi normales en el caso de Benjamin, que tiene un gen.

Cawein y sus colegas publicaron su investigación sobre la deficiencia hereditaria de diasporaza en los Archives of Internal Medicine (abril de 1964) en 1964. Él no ha estudiado la enfermedad por años. Sin embargo, Cawein todavía tiene llamadas para pedir consejo. Una vino de un Fugate azul que se unió al ejército y fue enviado a Panamá, donde su hijo nació con un tono azul brillante. Cawein aconsejó darle azul de metileno al niño y no preocuparse de él. Nota: En este caso la razón de la cianosis no era la methemoglobinemia sino incompatibilidad de rH. Esta información proporcionada por John Graves cuyo tío era el padre del niño.

Referencias

1. Cawein, Madison, et. al. Hereditary diaphorase deficiency and methemoglobinemia, Archives of Internal Medicine, April, 1964.

2. Scott, E.M. The relation of diaphorase of human erythrocytes to inheritance of methemolglobinemia, Journal of Clinical Investigation, 39, 1960.

3. Cawein, Madison and E. J. Lappat, Hereditary Methemoglobinemia, in Hemoglobin, Its Precursors and Metabolites, ed. by F. William Sunderman, J.B. Lippincott Co., Philadelphia PA, 1964.

Trost, Cathy., The blue people of Troublesome Creek. Science 82, November, pp. 35-39, 1982.

Ilustraciones de Walt Spitzmiller.

http://www.nclark.net/BluePeopleofTroublesomeCreek.html

Para mayor información sobre esta enfermedad Ver

http://en.wikipedia.org/wiki/Blue_Fugates

http://www.straightdope.com/classics/a980724.html

http://www.geocities.com/luvacuzn6/BlueFugates.html

http://genforum.genealogy.com/fugate/

http://www.kirchersociety.org/blog/?p=801

http://www.vol.com.ar/mailing/enero/mailing003.htm

Algunos hombres sufren de embarazo fantasma

Los hombres sufren de embarazo fantasma

Los padres expectantes pueden sufrir de los síntomas del embarazo, muestran investigadores británicos.

La enfermedad de la mañana, calambres, dolor de espalda y estómagos hinchados fueron reportados por hombres cuyas parejas estaban embarazadas.

Dicen los investigadores de la universidad de St George, Londres, que realizaron el estudio de 282 futuros papás que el fenómeno era conocido como «síndrome de Couvade».

Los expertos dijeron que no estaba claro porqué algunos hombres tenían síntomas similares a sus parejas pero podría estar relacionado con la ansiedad sobre el embarazo.

Los especialistas supervisaron a hombres, de entre 19 y 55 años, cuyas parejas fueron atendidas en el hospital de St George durante su embarazo y compararon los resultados con un número similar de controles.

Los padres expectantes divulgaron una gama de síntomas, incluyendo calambres, dolor de espalda, variaciones del humor, ascos por el alimento, enfermedad de la mañana, fatiga, depresión, desmayos, insomnio y dolores de dientes.

En casos más extremos, los hombres desarrollaron estómagos hinchados que parecían una «panza de bebé».

Once de los hombres fueron a su GP por sus síntomas pero no se encontró ninguna causa física.

La mayoría de los hombres notaron síntomas en los primeros meses del embarazo de su pareja. Otros tuvieron que hacer frente a problemas justo hasta el nacimiento.

La mayoría de los síntomas desaparecieron después del nacimiento.

Dolores por simpatía

«Estos hombres estaban tan adaptados a sus parejas, que comenzaron a desarrollar los mismos síntomas», dijo el doctor Arthur Brennan, principal conferencista en el St Georges, que condujo el estudio.

Un hombre en el estudio dijo: «Tenía constantemente hambre a toda hora y tenía un imparable antojo de kormas y poppadoms de pollo.

«Incluso a horas tempranas de la mañana me levantaba y me preparaba una. Era extraño».

Uno de los hombres en el estudio insistió que el dolor de estómago que él experimentó durante el parto excedió en grado al malestar de su esposa.

«Parecía como mi dolor era peor», dijo. «Sus contracciones eran bastante fuertes, pero ella no podía empujar y mientras sucedía eso mi dolor de estómago se acumulaba y se hacía cada vez peor».

El síndrome de Couvade, viene de la palabra francesa «couver» que significa «incubar», pero no es una condición médica reconocida.

El Dr. Brennan, padre de dos niños, dijo que él lo observó mientras estudiaba los síntomas fetales y paternales al principio de su carrera.

«Alguna gente puede percibir esto como que los hombres intentan entrar en el acto, pero lejos de buscar atención, estos síntomas son involuntarios», dijo.

«A menudo los hombres no tienen pistas sobre qué les está sucediendo.

«Los doctores no reconocen el síndrome de Couvade – no hay diagnosis médica.

«Aunque esta investigación prueba que realmente existe el síndrome de Couvade – los resultados hablan por sí mismos».

El Dr. Val Collington, jefe de la escuela de obstetricia en St George, dijo: Las «parteras no pudieron ser sorprendidas con estos resultados.

«Una me dijo que en su experiencia, los hombres se quejen a menudo de náusea durante los primeros tiempos del embarazo de su pareja».

La Dra. Harriet Gross, conferencista del departamento de ciencias humanas en la universidad de Loughborough dijo que el síndrome había sido identificado y se creía que tenía una base simpatética.

«Sería interesante saber si hay una correlación entre las mujeres que sufren los peores síntomas y los que experimentan sus parejas».

Ella agregó: «Los síntomas, que suceden a menudo a principio del embarazo, pueden ser una muestra de ansiedad inminente – el principio de un embarazo es un tiempo incierto».

http://news.bbc.co.uk/2/hi/health/6751709.stm

Ovnis en México. Década de los 50 (Primera parte)

LA «OLEADA» DE 1950 EN MÉXICO

La primera «oleada» de platillos voladores sucedida sobre cielos mexicanos se dio en el mes de marzo de 1950. Hasta el momento el único investigador mexicano que se ha ocupado del asunto es Héctor Escobar Sotomayor, quien ha publicado varios trabajos al respecto[1][2].

Aún cuando las noticias de los platos voladores en Estados Unidos y en Europa llegaban puntualmente a México, los mexicanos parecían poco interesados en el asunto. No fue sino hasta el inicio de la década de los cincuenta que los avistamientos comenzaron a crecer. Fue en marzo de 1950 cuando se presentó la avalancha de reportes que conformó la oleada mexicana del 50. Ningún ufólogo, que yo sepa, ha investigado las razones y antecedentes de esa oleada. En este trabajo tampoco nosotros lo haremos. Nos limitaremos a presentar una descripción de los casos siguiendo una línea histórica. Tampoco trataremos de explicar los acontecimientos, a menos que sean muy evidentes. El trabajo sociológico y análisis puntual de cada caso se harán en su momento con re-encuestas de los casos más interesantes y de los que se disponga suficiente información.

Será este trabajo, pues, una breve aproximación, un resumen, de la oleada mexicana de 1950.

En el puerto de Mazatlán, en el Estado de Sinaloa, el señor Francisco Navarro Fragoso, el jueves 2 de febrero de 1950, vio una luz rojiza que se acercaba a la costa. La luz parecía provenir de la Isla de la Piedra. Al llegar a un campo de tenis, «la bola grande y redonda» se detuvo y desapareció[3]. Eran las 8 de la noche. Este es el primer reporte de platillos voladores en territorio mexicano en esta década. Al parecer, por la descripción, se trataba de una centella, pero no existen más datos para hacer alguna evaluación. Lo que sí es cierto es que las condiciones de observación no eran las más adecuadas. Aunque podríamos considerar este el primer caso de la oleada de 1950, pocos días después se tendría un avistamiento, también en el Norte del país.

El 13 de febrero «una parvada de los llamados platos voladores» (como se escribió en La Prensa[4]), cruzaron los cielos de los municipios de Apodaca y San Nicolás, en el Estado de Nuevo León. Parecían «pompas de jabón», pero viajaban a gran velocidad. Un cálculo habla de unos 500 Km/h.

Al despuntar la década de los cincuenta se dio el primer caso conocido de un OVNI perseguido por aviones de la Fuerza Aérea Mexicana. Al menos eso es lo que se desprende de los reportes de prensa del 3 de marzo de 1950.

Poco más de veinticinco personas vieron las evoluciones de un objeto sobre el aeropuerto de Chihuahua el día 2 de marzo de 1950, como a las 18:00 horas. Se dijo que el objeto tenía forma de un disco. Parecía desplomarse sobre la tierra y brillaba intensamente. Entre los testigos estaba el aviador Leo López y un grupo de soldados del destacamento militar cercano al aeropuerto. Todos esos testigos, más de veinticinco personas, se encontraban presenciando las pruebas de un avión.

«Venía rápidamente a Tierra «“dijo López-, pero repentinamente me di cuenta que en realidad se trataba de un extraño aparato. Cuando estaba a la vista de nosotros, el disco pareció desintegrarse, pues se le desprendió una partícula redonda, la partícula prosiguió también, voló rápidamente y después de dar una vuelta en círculo se reincorporó al enorme y reluciente cuerpo.

«Parecía que se le había desprendido una ala al avión que hacía las pruebas, y que venía rápidamente a tierra, pero repentinamente me di cuenta de que en realidad se trataba de un extraño aparato».[5]

El periódico Ultimas Noticias[6], de la Ciudad de México abundaba sobre el caso del jueves 2 de marzo. Según el vespertino, alrededor del medio día (otros autores dicen que fue a las 3 de la tarde[7], y otros más que a las 6), se vio un objeto de color crema pálido (amarillo, según Antonio Ribera). El «plato volador» estaba a unos 5,000 metros de altura. No se indican las coordenadas. El avistamiento se dio en el aeropuerto de Chihuahua, en el Estado del mismo nombre.

Se calcula que fueron más de 25 personas las que observaron el fenómeno desde el aeropuerto. Los testigos informaron al señor Roberto Ostos Z., inspector en Chihuahua de Aeronáutica Civil, quien se comunicó con su superior, el señor Julio Horacio Doorman, subjefe de inspectores de Aeronáutica Civil en la Ciudad de México.

Se dijo que también las autoridades militares observaron el platillo y que se envió un par de aviones cazas North American AT-6, de hélice, para interceptarlo.

El objeto «con una rapidez increíble se esfumó, dirigiéndose hacia el sureste».

Ostos Z. le dijo a su superior que no se trataba de una ilusión de óptica, como alguien sugirió.

En ese entonces el aeropuerto de Chihuahua no contaba con radar. Se desconoce la forma en que se determinó la altura del objeto.

Como el avistamiento duró varios minutos, centenares de habitantes de la ciudad de Chihuahua pudieron subir a las azoteas para observar el plato volador, el cual empezó a adquirí mayor altura para posteriormente dirigirse con rumbo Norte hasta desaparecer.

¿GLOBOS METEOROLÓGICOS?

Ese mismo día, a cientos de kilómetros de Chihuahua, un objeto de las mismas características fue observado en el Estado de Guerrero.

El capitán Dávila y el teniente coronel Izunza, ambos pilotos de Aerotransportes de Oaxaca, afirmaron haber visto un objeto de similares características del que se vio en Chihuahua, cuando volaban entre Tutla y Omatepec (Guerrero). Los pilotos dijeron que el objeto cruzaba los aires a una velocidad increíble. Según ellos, llegó a estar a unos quinientos metros de su avión.

Cuatro días después, el 6 de marzo, nuevamente de Mazatlán llegó otro reporte. Esta vez se trataba de la observación de tres objetos luminosos que se dirigían rumbo al Sur. Eran las 23:00 horas.

Ese mismo lunes, en Guadalajara (Jalisco), el licenciado Jesús Valencia vio un platillo volador que se dirigía al Sur. Se reportaron otros tres platos[8].

Ese día, por la noche, poco antes de las 22:00 horas, en el mismo Estado de Jalisco, un grupo de cazadores vieron un plato volador que volaba a gran velocidad. Los testigos se encontraban en el Cerro del Cuatro, tendiendo sus trampas[9].

En Durango, según un reporte de Excelsior[10], numerosos testigos observaron las maniobras de un plato volador, entre las 11:00 y 12:00 horas. Parecía estar suspendido, a gran altura, sobre el centro de la ciudad. Entre los miles de testigos se encontraban: la profesora María Luisa Badillos, la señora Guadalupe B. de Badillos, Tomás Canales, Antonio García, y el señor Salvador Alcalde.

A ojo desnudo el platillo volador era muy parecido a los espejos circulares de bolsillo. Pero cuando Salvador Alcalde lo observó a través de unos binoculares, se percató que tenía forma ovoide con alas en semicírculo.

«Se veía del tamaño de un espejo circular de bolsillo, brillaba a la luz del Sol y no se percibía ningún zumbido, personas que utilizaron lentes de larga vista o gemelos, dicen que la nave tenía forma ligeramente ovoide u ovoidal, con alas laterales con forma de semicírculos, y que al parecer estaba hecha de aluminio».

Por tercera ocasión se obtuvo un reporte de Mazatlán. Esta vez fue el 8 de marzo. Entre las 10:00 y 14:00 horas se vio un cuerpo brillante en forma de disco. La observación se hizo con teodolito, desde las oficinas de Caminos y Servicios Rurales. En el primer reporte se indica que el objeto se encontraba a unos 45° con respecto al horizonte, pero no se informa en qué dirección.

Otro reporte, al parecer del mismo avistamiento, confirma que se vio un trompo con franjas rojas que volaba a unos 13,000 metros de altura. Estaba a unos 40° 30″™ sobre el horizonte con dirección 53° 20″™ SO. Eran aproximadamente las 12:00, según las declaraciones de un ingeniero llamado E. Nuncio, catedrático de astronomía de la Escuela Tecnológica de Durango, que fue el que hizo las mediciones[11]. La punta del trompo era de color rojo.

El plato volador se mantuvo casi inmóvil sobre el centro de la ciudad por espacio de dos horas, según el reporte de las Ultimas Noticias[12]. Muchos dijeron que no era un espejismo ni sugestión[13]

En Chihuahua se vio un objeto similar a las 12:00. Según el Novedades[14] el fenómeno fue visto por cerca de 85,000 personas. Durante dos horas los testigos siguieron las evoluciones del objeto, que a simple vista parecía esférico. Debido a lo prolongado de la observación (de las 11:50 a las 14:15), varios testigos pudieron sacar sus prismáticos y observaron que en realidad parecía «una media Luna con cuerdas».

Incluso un ganadero, Guillermo Valdez ordenó a su piloto, el ingeniero Ignacio Dávalos, subir a su avión y perseguir el objeto, pero no lo pudieron localizar.

El 9 de marzo le tocó el turno a Torreón, Coahuila. Muchos testigos observaron un objeto que se movía en varias direcciones, como si fuese llevado por los vientos[15]. Su forma era esférica y reflejaba la luz del Sol. Se le vio entre las 12:30 y las 14:00. Se dijo que parecía una estrella de tercera magnitud. Otros testigos dijeron que «era semejante a un globo plateado»[16]. Fue visible por dos horas al Suroeste de esta ciudad.

El observatorio informó que se trataba de un globo sonda[17]. Incluso el globo sonda cayó cerca de la ciudad de Torreón ese mismo día.

Ese mismo día en la ciudad de Saltillo, Estado de Coahuila, el profesor Jesús Perales, director de una escuela normal de la localidad, junto con sus alumnas observó, entre las 14:30 y 15:00 un objeto muy brillante a gran altura, fijo en el cielo en dirección Suroeste. El objeto desapareció gradualmente sin moverse.

FOTOGRAFIADO POR ASTRÓNOMOS

Por su parte, varios científicos mexicanos que fueron entrevistados al respecto de los avistamientos[18], informaron que se trataba de globos sonda que eran utilizados tanto por la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), como por la Universidad Nacional Autónoma (UNA, la antecesora de la UNAM, Universidad Nacional Autónoma de México). Así lo expresaron el doctor Luis Enrique Erro, director del Observatorio de Tonantzintla, Puebla; el doctor Manuel Sandoval Vallarta, del Instituto de Física de la UNA; y el ingeniero Antonio Romero Juárez de la misma UNA. Tanto Sandoval como Romero utilizaban por aquel entonces diversos globos en sus estudios de las radiaciones cósmicas. Por su parte la FAM recién había adquirido globos de su similar americana, con el fin de hacer estudios meteorológicos y radiométricos[19]. Al parecer se había iniciado el proyecto, justo en esos días, en las instalaciones que la FAM tenía a lo largo del país: precisamente en Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, México, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala y Veracruz.

¿Eran globos meteorológicos los objetos observados en Chihuahua? Supongo que si. De otra manera no se explica cómo es que se envía a dos aviones cazas a buscar un objeto del que sólo se pudo observar durante 3 a 5 minutos. Seguramente 5 minutos son insuficientes para avistar un objeto, determinar que no es un avión civil o militar conocido y disponer la salida de dos aviones. Por lo menos en México se necesitaría mucho más de ese tiempo para hacer toda la maniobra, a menos»¦ A menos que se tratara de globos sonda militares para estudios meteorológicos, y por lo tanto, la FAM estuviera interesada en monitorearlos más de cerca.

Jueves 9 de marzo. En la ciudad de Irapuato, en el Estado de Guanajuato, se observó un objeto que fue descrito como el tapón de las ruedas de un automóvil[20].

En la vecina ciudad de León, en el mismo Estado, se observó un objeto que presentaba la «forma de media Luna». Otros testigos dijeron que tenía forma de «Luna en cuarto menguante»[21]. El objeto se desplazaba lentamente de Oriente a Suroeste.

Al iniciar el crepúsculo de aquel día, y a pesar de que el cielo estaba bastante nublado, los vecinos de la ciudad de Pachuca, en el Estado de Hidalgo, vieron un «Disco volador» que emitía un potente brillo. Posteriormente se desató una tormenta[22]. Según el Excelsior:

«Personas serias y cultas afirman que lo que se vio aquí no fue un plato volador, lo único que vimos fue el planeta Venus que «amenazaba fuertemente»».

El viernes los platos fueron vistos sobre Querétaro (Querétaro), muy cerca de la ciudad de Irapuato. El objeto que tenía «la forma de un globo de color de aluminio, con un sector oscuro en su base»[23], fue visto a las 13:00.

El ingeniero Carlos Lázaro Benítez lo observó con su telescopio. Algunos testigos dijeron que tenía la forma de «un globo desinflado»[24]. Varios testigos que se encontraban en el Palacio de Gobierno pidieron al notario A. Fernández, que levantara un acta en caso de que apareciera otro objeto.

En San Juan del Río (Querétaro) se le vio a las 13:30. Rodrigo Puga, José Pérez González y Wenceslao González lo vieron que seguía una trayectoria Norte Sur[25].

En el ingenio azucarero de Navolato, en Culiacán Sinaloa se observó otro objeto a unos 10,000 metros de altura. El objeto era brillantísimo. Estaba al Sureste y fue visto a las 10:30 utilizando un telescopio. Su forma era de una media Luna alargada[26]. La noticia apareció, incluso, en los diarios de Chile[27]. Ahí se informaba, de manera errónea, que el avistamiento se había hecho desde el observatorio de Culiacán.

El capitán José María del Castillo Altamirano, el capitán Antonio R. Quiroz, y el capitán Héctor M. Cruz que piloteaban un avión de la línea Compañía de Transportes Aéreos Gómez Méndez, dijeron haber visto un platillo volador cuando volaban entre los Estados de Guerrero y Puebla, a una altura de 4,000 metros.

El objeto estaba a unos 700 metros sobre ellos. Se trataba de un disco de color rojo, de 2 metros de diámetro, que viajaba a una velocidad de unos 400 Km/h en dirección Norte Sur, rumbo a Juchitán.

También fue testigo el licenciado Francisco Castro Rayón, consultor del Gobierno, que viajaba en dicho avión[28].

En Saltillo, Coahuila se vio un objeto que parecía Venus[29]. Más de 50 mil coahuilenses lo vieron desde las calles. Algunos de ellos se hincaron a rezar, pues pensaban que se trataba de una «invasión marciana»

Por esos días se dijo que el objeto fotografiado por los astrónomos Luis Munch y Lauro Herrera, desde el observatorio de Tonantzintla (el 2 de marzo de 1950), era uno de los misteriosos platos voladores. El doctor Luis Enrique Erro, director de dicho observatorio, declaró que se trataba de un pequeño cuerpo astronómico, un aerolito de 23 kilómetros de diámetro que pasó entre las órbitas de la Luna y la Tierra[30]. El color rojo del objeto en la foto, se debía a que se utilizó un filtro de ese color. Se dice que en la placa se puede ver una faja que indica la trayectoria del objeto, de la parte superior derecha a la inferior izquierda[31].

El asunto de la fotografía de Tonantzintla se dio a conocer hasta el 11 de marzo[32]. Munch y Herrera vieron, durante unos segundos, un objeto tan brillante que les hizo imposible poder ver la estrella «guía». Lauro Herrera, instintivamente, obturó la cámara.

Continuará…


[1] Escobar Sotomayor Héctor, La oleada de 1950, Perspectivas Ufológicas, Año 2, No. 6, pag. 15-22, México, septiembre de 1995.

[2] Escobar Sotomayor Héctor, 500 años de OVNIs en México I, Editorial Mina, México, 1995.

[3] Anónimo, Plato Volador en Mazatlán, La Prensa, México, 4 de febrero de 1950.

[4] Anónimo, Vieron platos voladores en Apodaca, Nuevo León, La Prensa, México, 14 de febrero de 1950.

[5] Anónimo, Más de 25 personas vieron un plato volador en la Ciudad de Chihuahua, Excelsior, México, 3 de marzo de 1950.

[6] Anónimo, Un plato volátil se paró 3 minutos en Chihuahua, Ultimas Noticias, México, 3 de marzo de 1950.

[7] Ribera Antonio, Platillos Volantes en Iberoamérica y España, Plaza & Janes, España, 1980.

[8] Anónimo, Fueron vistos 4 platillos voladores, La Prensa, México, 7 de marzo de 1950.

[9] Anónimo, Otro platívolo en el Cerro del Cuatro, Excelsior, México, 8 de marzo de 1950.

[10] Anónimo, Todo Durango vio el Plato Volador. Enorme conmoción en dicha Ciudad por la extraña nave, Excelsior, México, 8 de marzo de 1950.

[11] Anónimo, Observaron con aparatos a un disco, Ultimas Noticias, México, 9 de marzo de 1950.

[12] Anónimo, Conmueve a Durango el misterio de los Platos Voladores, Ultimas Noticias, México, 9 de marzo de 1950.

[13] Anónimo, Conjeturas sobre la rara nave, Ultimas Noticias, México, 9 de marzo de 1950.

[14] Anónimo, Más platillos en Chihuahua, Novedades, México, 9 de marzo de 1950.

[15] Anónimo, Platillos volantes sobre Torreón, Novedades, México, 10 de marzo de 1950.

[16] Anónimo, Más «discos» surcan el cielo de México, La Prensa, México, 11 de marzo de 1950.

[17] Anónimo, Platos voladores, Excelsior, México, 10 de marzo de 1950.

[18] Anónimo, Científicamente no se cree en los platívolos, Ultimas Noticias, México, 9 de marzo de 1950.

[19] El 22 de enero de 1947 se creo la Escuela Militar de Meteorología

[20] Anónimo, Platillo volante en Irapuato, Novedades, México, 10 de marzo de 1950.

[21] Anónimo, Más reportes de platos voladores, Excelsior, México, 11 de marzo de 1950.

[22] Anónimo, Platos voladores por toda la República, Novedades, México, 11 de marzo de 1950.

[23] Anónimo, Más «discos» surcan el cielo de México, La Prensa, México, 11 de marzo de 1950.

[24] Anónimo, Más reportes de platos voladores, Excelsior, México, 11 de marzo de 1950.

[25] Anónimo, Más reportes de platos voladores, Excelsior, México, 11 de marzo de 1950.

[26] Anónimo, Platos voladores por toda la República, Novedades, México, 11 de marzo de 1950.

[27] Nota de Pablo Petrowish en UFO Chile, haciendo referencia a un recorte de prensa de El Mercurio, Santiago de Chile, 12 de marzo de 1950.

[28] Anónimo, Platos voladores por toda la República, Novedades, México, 11 de marzo de 1950.

[29] Anónimo, Venus se pudo observar de las 9 de la mañana a las 2 de la tarde, Excelsior, México, 11 de marzo de 1950.

[30] La impresión que me da la fotografía es que se dejó el obturador abierto durante varios segundos (o minutos) y lo que se captó fue alguna estrella o planeta.

[31] Anónimo, Científicamente se acepta que algo extraño sucede, Ultimas Noticias, México, 11 de marzo de 1950.

[32] Anónimo, El observatorio de Tonantzintla fotografió un extraño objeto. Conjeturas sobre lo que pudo haber sido el raro y flamígero viajero, Excelsior, México, 11 de marzo de 1950.

Este artículo apareció originalmente como

Ruiz Noguez Luis, La «oleada» de 1950 en México, Cuadernos de Ufología, No. 30, 3ª Epoca, Santander, Esoaña, año 2004, Pags. 62-81.