El Monstruo del Loch Ness. El Monstruo del Silver Lake

EL MONSTRUO DEL LOCH NESS: EL MONSTRUO DEL SILVER LAKE

EL MONSTRUO DE SILVER LAKE

Para Joe Nickell[1] se trata de una historia inventada, que incluso se la creyeron los líderes máximos de la criptozoología[2], pero es tan divertida que no podemos dejar de mencionarla.

En la noche del 13 de julio de 1855, la pesca no había sido buena. Alonso Scribner había decidido regresar al embarcadero en el Condado de Wyoming, Nueva York, cuando, repentinamente, a cierta distancia de la popa del bote en el que viajaba Scribner acompañado por tres adultos y dos muchachos, apareció un objeto largo. Al principio semejaba un leño de 30 a 40 metros de longitud, y el grupo no le prestó mucha atención; pero de pronto desapa­reció bruscamente y reapareció en otro sitio.

«Â¡Chicos -grito Scribner-, aquello se mueve!»

«Su cabeza se encontraba ahora a tres varas (aproximadamente 15 metros) de la barca -informaba Truman S. Gillett en el Wyoming County Times del 18 de julio de 1855-, y, al acercarse, las aguas se partían a uno y otro lado, como si se acerca­ra, tranquilamente, sin prisas, una embarcación».

Asustado, Scribner trató de cortar la soga del ancla, pero en su exci­tación tiró el cuchillo al agua. Tuvo que izar el ancla perdiendo algunos segundos en la operación. Este tiempo lo aprovechó el monstruo para acercarse más a la embarcación.

«La serpiente, ahora ya no había duda que eso era, se disparó en el agua a unos cuatro metros de la popa del barco, cerca del timón, la cabeza y la parte delantera del monstruo se elevó por encima de la superficie del agua…

«Todos los del bote pudieron ver perfectamente a la criatura -continuaba el reportaje del Wyoming County Times- y coinciden en representarla como un monstruo de aspecto tremendamente horrible y repulsivo. En el extremo opuesto del bote, a cosa de vara y media (casi 8 metros) hacia el nordeste, se veía por entero el otro cabo de la serpiente, azotando las aguas con la cola. Cuando la parte delantera se sumergía debajo del agua originaba unas olas tales que casi volcaban la barca y suspendían el manejo regular de los remos.

«El grupo llegó a la orilla sin novedad, aunque la mayor parte de sus componentes estaban tan llenos de miedo que casi habían perdido la cabeza.

Pronto, se informaron otros avistamientos, y la excitación se difundió.

«La noche siguiente, otro grupo de jóvenes se hallaba en el lago, cuando he aquí que oyeron un ruido como de una soga de remolque al levantarse fuera del agua. Miraron a su alrededor y vieron la forma de un arco sobre el agua, el centro del mismo sobresaliendo un poco de la superficie, pero ambos extremos escondidos a la vista».

Este informe sería de vital importancia cuando los acontecimientos llegaron a su culminación. El objeto fue descrito como de 3 a 4 metros de lon­gitud y treinta centímetros de diámetro.

Este segundo informe eliminó completamente las dudas: ¡efectivamente una serpiente de mar habitaba el hasta entonces tranquilo lago Silver.

El lago Silver se encuentra en la parte noreste del estado de Nueva York, a unos 80 ki1ómetros al sur de Buffalo. Mide 6 kilómetros de longitud por kilómetro y medio de anchura.

Como se informa en un folleto de 1880, The Silver Lake Serpent, «La gente vino a pie, en carro, a caballo, y de hecho, por cualquier medio de locomoción a su alcance, para ver si podía echar un vistazo al monstruo, y los hoteles que habían encontrado «˜un filón de bonanza»™».

La noticia del monstruo del lago Silver se extendió por toda la Unión Americana y comenzaron acudir al lugar numerosos curiosos, periodistas y cazadores. El Wyoming County Times del 25 de julio de 1855 comunicaba que «un indio de cincuenta años llamado John John dijo haber visto un monstruo «tan grande como un barril de harina»».

Pronto se formó una especie de LNPIB, la «Sociedad de Vigilancia» en la cercana ciudad de Perry, a un ki1ómetro poco más o menos del lago. Pero el monstruo parecía tener una inteligencia extraordinaria. «Atacaba» en donde menos se esperaba. El 27 de julio espantó a Charles Hall y su familia. «Todos permanecieron quietos, sentados en el bote, mirando a aquel ser. Al principio les pareció de color oscuro, pero, a medida que se alejaba, aden­trándose en el agua, era de un color más claro, de un color cobre. La cabe­za y la parte delantera sobresalían del agua una yarda, al menos, y en el lomo parecía tener una aleta tan ancha como la mano de mi padre. La cabeza tenía unas 15 o 16 pulgadas de contorno, nada menos, y el lomo era mucho más grande… lo dicho (la cabeza) era tan grande como una cabeza de terne­ra».

El redactor del Wyoming County Times escribió: «La existencia de un pez o una serpiente monstruosos en las tranquilas aguas del l ago Silver ha quedado demostrada más allá de toda duda razonable, si en verdad quedaba lugar para dudas durante la semana pasada».

Otros periódicos del estado de Nueva York aseguraron a sus lectores que el monstruo había sido «visto repentinamente durante estos treinta años últimos en el lago Si1ver».

No cabía duda, el monstruo había puesto a la ciudad de Perry en el ma­pa y «todo mundo» iba allí con la esperanza de ver a la enorme, serpiente. Perry había pasado al primer plano después de haber sido una ciudad de barro. Su nombre original había sido «Mudville» (o ciudad del barro). El mons­truo había salvado a la ciudad del desastre económico. Algunos años antes se había declarado en quiebra la compañía de diligencias entre Perry y Batavia debido al desarrollo de los ferrocarriles.

Ahora, todo volvía a sonreír en Perry. El único hotel del pueblo esta­ba lleno hasta los topes y seguían llegando más turistas. El dueño del ho­tel, Artemus B. Walker (1813-1889) había sido también el dueño de la compañía de diligencias y era uno de los miembros de la Sociedad de Vigilancia encargada de entre­vistar a los testigos. Las declaraciones eran de todo tipo. Edwin Fanning, por ejemplo, declaró el 15 de agosto lo siguiente:

«En el lugar de la boca de la ensenada y a unas 50 varas (250 metros) de donde yo estaba, una serpiente monstruosa emergió del agua, exhibiendo al menos 8 pies (2 metros) de la parte delantera de su cuerpo fuera de la superficie. Al cabo de unos segundos, desapareció; pasados unos tres minutos más volvió de nuevo a la superficie, dejando al descubierto la misma longitud, aproximadamente, que antes. Permaneció en la superficie tres minutos, al menos, revolviéndose de manera similar a como lo hace una serpiente. Tenia el cuerpo tan recio como un barril grande; y la cabeza de un pie de diámetro, aproximadamente, en su parte más ancha. Lanzaba agua por la boca hasta cuatro pies de altura, al menos, y volvía a caerle encima como el jugo de agua de un surtidor. Su longitud, pensaría yo, era al menos de un centenar de pies».

EL INCENDIO

La Sociedad de Vigilancia instaló una torre en la punta norte del lago. Se apostaron centinelas las 24 horas del día. El cazador independiente Jo­shua Jenks logró ver al monstruo pero lo cogió tan de improviso que falló por completo el disparo.

Llegaron otros muchos cazadores dispuestos a todo. La misma Sociedad de Vigilancia organizó a un grupo, The Experiment Company, para darle ca­za al monstruo. Pero éste nuevamente demostró su ingenio. Las apariciones disminuyeron y cesaron en 1856; pero las multitudes seguían acudiendo.

En 1857 un incendio destruyó el hotel de A. B. Walker, el Wolker Hou­se Hotel.

«Los bomberos se apresuraron al lugar de los hechos para apagar el fuego. Cuando llegaron al ático encontraron una extraña vista. En medio de las llamas vieron una gran serpiente verde de tela y alambre en espiral».

Lógicamente Walker no se quedó en Perry el tiempo necesario para cobrar el seguro contra incendio; partió inmediatamente para Canadá. Todo mundo lo buscaba para lincharlo.

LA SERPINETE (DE GOMA) DEL LAGO SILVER

En 1915 el periodista Frank D. Roberts, del Record de Perry, se tomó la molestia de investigar todo el asunto de la serpiente. Los hechos habían ocurrido de la siguiente manera:

«En Perry, los negocios, en el ramo de hostelería, estaban bastante dormidos, por varias razones. Se habían estudiado recursos para mejorar la situación, y al difunto A. B. Walker le corresponde el honor de concebir el proyecto de crear la Serpiente de Mar del Lago Silver. Al confiar la idea a unos cuantos amigos suyos, entre los más íntimos y dignos de confianza, halló que la aprobaban al momento y sin rodeos. De los varios planes examina­dos, el siguiente fue considerado el más práctico y el que con mayor seguridad había de triunfar. Construirían la serpiente con un cuerpo de unos 60 pies de largo, cubierto de una tela impermeable, sostenida interiormente por alambre enrollado. Había que abrir una zanja he instalar una conducción de gas desde los sótanos de una choza situada en el costado oeste del lago hasta la orilla del mismo. Un gran par de fuelles, como los usados en las herrerías, escondidos en el sótano de la choza, estarían conectados con aquel extremo del tubo, y un delgado y ligero tubo conectaría este extremo del tubo grande del lago con la serpiente. El cuerpo lo pintarían de color verde fuerte, añadiendo unos puntos amarillos brillantes para darle aspecto más repulsivo. Los ojos y la boca habían de ser de color rojo. El plan para manipular la serpiente era sencillo. La llevarían al lago y la sumergirían, y luego, cuando todo estuviera dispuesto, harían funcionar los fuelles e insuflarían aire dentro de la serpiente, con lo cual ésta, naturalmente, emergería fuera de la superficie. Además, colocarían pesos en diferentes partes del cuerpo, para asegurarse de que se hundiera en cuanto dejaran escapar aire. En la parte delantera del cuerpo atarían tres cuerdas, una extendién­dose hacia la orilla donde se encuentra actualmente la nevería; otra cruzado el lago, y otra hacia el cenagal del extremo norte; o sea que, con ayuda de estas tres cuerdas se podía mover la serpiente hacia cualquier dirección.

«El grupo de amigos pasó muchas noches construyendo el ingenio. Se di­ce que la serpiente la fabricaron en la vieja tenería Chapin, que, como se recordará, estaba situada en el barranco de salida. Al final quedó termina­da, y la llevaron al lago y la sumergieron a una profundidad de unos veinte pies. Uno de los hombres fue a la choza a mover los fuelles, y los otros se quedaron donde estaban para ver el fruto de sus fatigas. No tuvieron que esperar mucho, porque de súbito la cabeza de la serpiente apareció y se elevó graciosamente hasta una altura de unos 6 pies sobre la superficie. Otras partes del monstruo se hicieron visibles, y la construcción entera parecía tan animada de vida que hizo correr unos escalofríos por los cuerpos de sus autores. Los cuales la remolcaron de un lado para otro durante un rato para cerciorarse de si permanecía erguida y funcionaba bien en todos los aspectos. Luego se dio la señal, los fuelles dejaron de inyectar aire, y el monstruo que había de situar a Perry y el lago Silver «en el mapa» para siempre se hundió rápidamente, y pronto hubo desaparecido de la vida. El ensayo general había sido un éxito completo, mayor aún de, lo que se prometían los constructores.

«Lo que había que hacer ahora era esperar el momento favorable para «soltar al monstruo» sobre la gente. La noche del viernes 13 de julio de 1855, uno de los confabulados informó que una barca llena de gente dedicada a la pesca se encontraba cerca de donde estaba escondida la serpiente. Como se daban otras circunstancias favorables se decidió que había llegado el momento propicio para inaugurar la función. Una comedia que estaba destina­da a durar más y a poner los nervios más en tensión de lo qué ninguno de ellos hubiera soñado nunca.

«Al cabo de varias semanas de auténtica y entusiasmada excitación, de regocijo y de un tremendo aumento de las ganancias en el hotel, empezó a alborear en la mente de los implicados la idea de que las cosas se les pon­drían harto difíciles por aquella parte del país si se descubría el engaño.

En dos o tres ocasiones parecía que sólo un milagro había impedido que se descubriera, y finalmente, después de un par de veces de haber escapado por los pelos, se decidió que la serpiente de mar había cumplido sobradamente con su deber, había llenado el objetivo para el cual fue construida y ahora tenía que desaparecer definitivamente. En consecuencia, la sacaron del lago y la guardaron en el sótano del hotel.

Pasado el tiempo ya calmados los ánimos, Walker regresó a Perry y fue recibido como un héroe; después de todo, había logrado aumentar los ingre­sos de los lugareños.

John A. Keel que rescató este relato de las páginas de los periódicos del siglo pasado dice que actualmente, cada año, la Cámara de Comercio de Perry orga­niza un Festival de la Serpiente de Mar[3].

ContinuarỦ


[1] Nickell Joe, The Silver Lake Serpent. Inflated Monster or Inflated Tale?,

[2] Mackal P. Roy, Searching for Hidden Animals. An Inquiry into Zoological Mysteries, Doubleday, New York, 1980, Pags. 209.

[3] Keel A. John, El enigma de las extrañas criaturas, Editorial ATE, Colección Libro Expres, Barcelona, 1981, (Strange Criaturas from Time and Space, 1970).

Un pensamiento en “El Monstruo del Loch Ness. El Monstruo del Silver Lake”

  1. en verdad no tengo sitio web pero porfavor dejenme decirles que yo se como descubrir si la leyenda del monstruo es cierta no importa que sea una niña yo me inclino a los pies de nessi yo se como hacer que esa leyenda sea verdad porfavor comuniquensen con migo yo se…gracias

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