¿Existen las criaturas míticas? Muéstrame el cuerpo
Los supuestos avistamientos de Bigfoot, Nessie Ogopogo avivan nuestra imaginación. Pero las anécdotas por sí solas no hacen una ciencia.
Por Michael Shermer
Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en el número de mayo de 2003 de Scientific American.
Recientemente el mundo perdió a dos de los creadores de los fraudes biológicos más celebrados: Douglas Herrick, padre del ridículo jackalope (mitad conejo, mitad antílope), y Ray L. Wallace, padre guardián del no menos absurdo Bigfoot. El jackalope ha producido una serie de bromas como que las licencias para cazarlo sólo se venden a aquellos cuyos IQs oscilan entre 50 y 72, las botellas de la rara pero rica leche de jackalope, e híbridos más evolucionados como el jackapanda. El Bigfoot, por otra parte, si bien de vez en cuando genera alguna risita, goza de mayor verosimilitud por una simple razón evolutiva: actualmente grandes simios hirsutos deambulan por los bosques de Ãfrica, y al menos una especie de un gigantesco simio -Gigantopithecus- floreció hace algunos cientos de miles de años atrás junto con nuestros antepasados.
¿Es posible que exista un verdadero Bigfoot a pesar de la confesión póstuma de la familia Wallace de que sólo es una broma? Ciertamente. Después de todo, aunque los defensores del Bigfoot no niegan la broma de Wallace, ellos señalan correctamente que los cuentos de los gigantes Yetis que viven en el Himalaya y las tradiciones de los nativos americanos acerca de Sasquatch errantes en todo el Noroeste del Pacífico se remontan a mucho antes de que Wallace hiciera su travesura en 1958.
En realidad, a lo largo de gran parte del siglo 20 fue totalmente razonable especular y buscar al Bigfoot, como lo fue para las criaturas de Loch Ness, lago Champlain y el lago Okanagan (el Nessie de Escocia, el Champ del noreste de Estados Unidos y el Ogopogo de la Columbia Británica, respectivamente). La ciencia trata de lo soluble, por lo que durante un tiempo estas otras quimeras justificaron nuestros limitados recursos exploratorios. ¿Por qué no ahora? El estudio de los animales cuya existencia aún no se ha demostrado se conoce como criptozoología, un término acuñado a finales del decenio de 1950 por el zoólogo belga Bernard Heuvelmans. Los criptidos, o «animales ocultos», comienzan a vivir como fotografías borrosas, videos con mucho grano, innumerables historias acerca de cosas extrañas que asustan en la noche. Los criptidos vienen en muchas formas, entre ellas los mencionados póngidos gigantes y monstruos lacustres, así como serpientes de mar, pulpos gigantes, serpientes, aves e incluso dinosaurios vivos.
La razón por la que los criptidos merecen nuestra atención es que basta con los descubrimientos exitosos que han sido realizados por científicos locales sobre la base de anécdotas y el folclore por lo que no podemos desestimar todas las historias a priori. Los ejemplos más famosos incluyen el gorila en 1847 (y los gorilas de montaña en 1902), el panda gigante en 1869, el ocapi (un pariente de la jirafa de cuello corto) en 1901, el dragón de Komodo en 1912, el bonobo (o chimpancé pigmeo) en 1929, el tiburón megamouth en 1976 y el gecko gigante en 1984. Los criptozoologos están especialmente orgullosos por la captura de un celacanto en 1938, una especie de pez de aspecto arcaico que se pensaba que se había extinguido en el Cretácico.
Aunque los descubrimientos de especies no registradas anteriormente de bichos y bacterias suelen ser publicado en los anales de biología, estos casos son sorprendentes debido a su reciente creación, el tamaño y similitud con sus primos criptidos, el Bigfoot, Nessie, et al. También tienen en común -¡un cuerpo! Para nombrar una nueva especie, uno debe tener un tipo de espécimen -un holotipo- del cual se pueda hacer una descripción detallada, tomar fotografías, moldes de yeso y preparar un análisis científico profesional.
Si tales criptidos sobreviven aún en el interior de América del Norte y Asia, sin duda tendríamos algo de eso. Hasta el momento todo lo que tenemos son los relatos. Las anécdotas son un buen lugar para iniciar una investigación -pero por sí solas no pueden verificar una nueva especie. De hecho, en palabras del científico social Frank J. Sulloway, de la Universidad de California en Berkeley «“las palabras deberían ser elevadas a una máxima: «Las anécdotas no hacen ciencia. Diez anécdotas no son mejores que una, y un centenar de anécdotas no son mejor que diez».
Empleo la máxima de Sulloway cada vez que me encuentro con cazadores del Bigfoot y buscadores de Nessie. Sus cuentos son narraciones llamativas, pero no hacen buena ciencia. Se ha dedicado un siglo para buscar estas criaturas quiméricas. Hasta que se encuentre un cuerpo, el escepticismo es la respuesta adecuada.
http://www.sciam.com/article.cfm?id=show-me-the-body-mythic-creatures
si no existieran los criptidos q hay del okapi y de pie grande aunq la teoria de pie grande no sea muy sierta es posible q aiga criptidos vivos al igual como encontraron a los dinosaurios pueden encontrar mas criptidos
Hola Cheoxxxx.
No creo que exista ninguna teoría del bigfoot cierta. Mucho menos hay teorías «siertas».
Ese hallazgo de dinosaurios que mencionas debe ser algo extraordinario. Me gustaría verlos. Pero tampoco creo que «aiga» dinosaurios vivos».
Apuesto que tú ya tienes tu licencia para cazar jackalopes.