EL MECÃNICO QUE VIAJÓ AL ESPACIO
Granger Taylor era un chico humilde, tímido y de naturaleza introspectiva que vivía en la granja de sus padrastros, Jim y Grace Taylor cerca de Duncan, en los pantanos de Somenos Lake, isla Vancouver, Columbia Británica, Canadá. Lo conocían como «Gentle Ben» y era un genio mecánico autodidacta. Tenía una excepcional capacidad para arreglar cualquier cosa mecánica.
«Creo que se le puede llamar genio excéntrico», dijo su viejo amigo Bob Nielsen.
Abandonó la escuela en el octavo grado y obtuvo su primer trabajo con un vecino como ayudante de mecánico. Después de un año más o menos, comenzó a trabajar por su cuenta. Nunca trabajó para nadie más.
Mostró una extraordinaria habilidad para las reparaciones de maquinaria. Los logros del adolescente Granger fueron impresionantes.
A la edad de catorce años construyó un automóvil de un cilindro que ahora se encuentra en exhibición en el Duncan Forest Museum (al otro lado del lago desde la granja Taylor), junto con una locomotora a vapor que arrastró fuera de los bosques y restauró. A la edad de diecisiete reparó un buldózer que nadie había sido capaz de arreglar. Construyó una réplica del Kitty Hawk, un avión de combate de la Segunda Guerra Mundial que estuvo en exhibición durante un par de años fuera de una tienda de Island Highway justo al sur de Duncan, hasta que en 1981 un restaurador de aviones antiguos de Manitoba lo compró por $ 20,000.
Era un «niñote» que pesaba 120 kilos y estaba tan en forma como un luchador. De hecho, era un aficionado de lucha libre y hasta tuvo su propio ring en la granja. Según Taylor, el conocido luchador canadiense Gene Kinisky lo visitó una vez.
Obtuvo la licencia de piloto y compró un avión con un compañero. Y también se interesó en los platos voladores. Su interés comenzó en la década de 1970, leía libros como What We Really Know About Flying Saucers, Flying Saucers – Here and Now, The Secret Forces of the Pyramids, Black Holes y From Outer Space To You, UFOs From Behind The Iron Courtain, etc.
Granger siempre se preguntó qué impulsaba a los platos voladores. Construyó su propio plato con dos antenas parabólicas, soldándolas una arriba y una debajo de un cilindro. Todo ello colocado sobre pilares metálicos bajo los árboles del patio trasero en la granja Taylor. El interior del plato volador estaba recubierto con madera contrachapada, tenía una puerta rampa de aluminio y el exterior estaba pintado de colores rojo y plata.
Su padre dijo que le llevó seis o siete meses para completar el proyecto.
Pasaba horas sentado en el aparato. Su «plato volador» se convirtió en un hogar fuera de casa con sofá cama, TV y chimenea. A menudo dormía en su «nave espacial».
HE IDO DE PASEO A BORDO DE UNA NAVE ESPACIAL
El tema de los platos voladores era algo sobre lo que Granger nunca fue reticente a hablar. Todos sus amigos sabían de su interés. Al cumplir 31 años, un mes antes de que desapareciera le dijo a Nielsen que había tenido contacto con seres de otro planeta.
«Él dijo que pasó cuando estaba en la cama», recordó Nielsen. «Estaba allí y estableció comunicación mental con alguien de otra galaxia».
«Él no los podía ver. Le dije que no podía ser mental, pero él dijo que era como si hablaran con él y con su mente. Estuvo haciendo preguntas sobre el medio para alimentar su aparato. Lo único que pudieron decirle es que era magnético».
A los pocos días Granger mencionó que había sido invitado a ir a un viaje a través del sistema solar. Él sabría al final del mes, donde y cuando lo recogerían.
Granger se emocionó, dice Nielsen. Una semana antes de su partida llevó a varios de sus amigos a la ciudad. Era una especie de fiesta de despedida.
«Todo el mundo pensaba que el viaje era un sueño», dijo Nielsen.
Le hicieron bromas. Pero nadie descontó totalmente las historias de Granger. «Él era una especie de tipo raro», dijo Nielsen.
Granger no reveló detalles de la cita a nadie.
La noche antes de su partida fue a la habitación de su padre y tuvo una larga conversación con él acerca de cómo le agradecía todo lo que los Taylor habían hecho por él. Granger era su hijastro, pero nunca hubo distinción importante en el pasado. Su madre estaba en Hawai, sus primeras vacaciones en años. Ella nunca se perdonó por estar lejos en este momento crítico.
Entonces esa noche en noviembre de 1980 desapareció y dejó una nota para su familia. Hasta 1985, a pesar de la investigación de la Real Policía Montada, nadie había encontrado posibles pistas sobre su paradero, desconozco si en el tiempo transcurrido ya se resolvió el misterio.
Antes de salir, deslizó una nota por la puerta del dormitorio de su padre. Su padre la encontró cuando llegó a casa del trabajo la tarde del 29 de noviembre, 1980.
«He ido a paseo a bordo de una nave espacial extraterrestre, que en sueños recurrentes me aseguran un viaje interestelar de 42 meses para explorar el vasto universo, y luego volveré.
«Estoy dejando atrás todos mis bienes para ustedes ya que no los requiero ni usaré ninguno de ellos. Por favor, usen las instrucciones de mi voluntad como una guía para ayudar.
«Amor, Granger».
En el otro lado de la nota había un mapa de contorno del Monte Waterloo, cerca de Skutz Falls, veinte millas al oeste de la casa de Taylor en Duncan, Columbia Británica. Nadie sabe el significado del mapa.
Los cuarenta y dos meses se cumplieron el 29 de mayo de 1984, y ese día sus padres, Jim y Grace Taylor, dejaron la puerta de atrás sin cerradura en caso de que su hijo apareciera. Pero nunca lo hizo.
La Real Policía Montada en Duncan ha tratado de encontrar a Granger, pero a pesar de lo que el Cabo Mike Demchuk describe como «chequeos exhaustivos» nada ha aparecido, ni una sola pista sobre su paradero.
Granger partió presumiblemente en su Datsun 1972 de color azul claro, uno de los varios modelos viejos de camionetas de su propiedad. El vehículo sigue desaparecido y para Demchuk eso es el elemento más desconcertante de un caso desconcertante.
«Uno esperaría al menos encontrar el coche», dice. «Usted simplemente no se deshace de algo tan grande sin que alguien se de cuenta».
La licencia del vehículo expiró en 1981 así que la policía está razonablemente segura de que ya no está en la carretera.
Los Taylor, comprendiendo lo importante que era la recuperación del vehículo para resolver el enigma de su hijo, periódicamente sacaban anuncios en el periódico ofreciendo una recompensa de 100 dólares para quien lo encuentre. No ha habido ninguna respuesta.
Con tan poco para continuar, la investigación se centró en los controles normales – la oficina de pasaportes, Hacienda de Canadá, Seguro de Desempleo. El nombre de Granger fue puesto en el sistema nacional de policía. Y la rama de vehículos de motor en Victoria fue alertada en el caso de renovarse el permiso de conducir de Granger, que expiraba en octubre de 1985.
La última vez que se vio a Granger fue en la tarde del sábado 29 de noviembre de 1980, cuando se detuvo en el Bob»™s Grill en Duncan para cenar. Fue una cena a la orilla de la carretera.
Linda Baron estaba trabajando en la cocina. Ella lo vio entrar y sentarse en una mesa. Ella no pudo recordar ninguna conversación, pero de todos modos Granger era un tipo tranquilo.
La cocinera recordó que llevaba un jersey de punto marrón con cremallera al frente, una camiseta negra (que siempre usaba), pantalones vaqueros y botas. No tenía su abrigo de invierno. Extrañamente, Taylor descubrió el abrigo un par de días más tarde en el interior de la perrera que Granger construyó por su enorme perra Terranova, Lady.
Granger salió del restaurante alrededor de las 6:30 p.m.
Esa noche una tormenta azotó la parte central de la isla. Vientos huracanados, se notificaron en Port Alberni. El relámpago golpeó en varios lugares, incluido Duncan. El escritor Douglas Curran informó:
«En la noche que desapareció Granger, una tormenta azotó la parte central de la isla de Vancouver. Se informó de vientos huracanados y de cortes de energía eléctrica. Granger desapareció, junto con su camioneta pick-up azul.
«Después de cuatro años de «controles exhaustivos» de hospitales, pasaporte, empleo, y registros de vehículos, la Real Policía Montada del Canadá no ha descubierto una sola pista del paradero de Granger Taylor.
«Me cuesta creer que Granger haya partido en una nave espacial», dice su padre. «Pero si había un objeto volador por ahí, él es el único que lo encontró».
Granger dejó dos voluntades con instrucciones detalladas a sus padres sobre qué hacer con sus bienes. Dejó tras de sí un patio lleno de viejos tractores, motores de máquinas, buldózeres, automóviles de época, Lincolns e Imperials de los cincuenta estacionados debajo de cobertizos, una excavadora, artefactos del ferrocarril de una era pasada.
Todo esta en la forma en que los dejó Granger. Los Taylor lo han tratado de mantener todo igual. Su cama en su dormitorio junto a la cocina está intacta. Las placas que él salvó de los motores que reparó – triunfos y trofeos de su aptitud mecánica – cuelgan en una puerta del armario. Incluso el plato volador que construyó continúa en el patio trasero de la granja. Es un mudo monumento a su constructor, el joven Granger Taylor.
Los Taylor pusieron el dinero de la venta del avión en la cuenta bancaria de Granger y ahí espera, ganando intereses. En 1985 el saldo ascendía a alrededor de 30,000 dólares, incluidos otros ahorros que había a mano.
Los Taylor desesperadamente quieren creer que su hijo regresará. Pero, a medida que pasa el tiempo, es difícil mantener la esperanza. Granger simplemente ha desaparecido. Casi como si hubiese sido arrancado de la faz del mundo.
¿En este momento Granger se encuentra dentro de un plato volador viajando por el espacio? ¿Sufrió algún accidente? ¿Viajó hacia el sur, incluso hasta México, para abandonar su antigua vida? La simple verdad es que en la comunidad pesquera y leñadora de Duncan nadie sabe la respuesta.
REFERENCIAS
Colombo John Robert, Mysterious Canada. Strange Sights, Extraordinary Events and Peculiar Places. capítulo Granger Taylor’s Flying Saucer, Doubleday Canada Limited, Toronto, 1988.
Colombo John Robert, UFOs over Canada, Personal Accounts of Sightings and Close Encounters, Dundurn Press Ltd., Ontario, 1996.
Douglas Curran, In Advance of the Landing: Folk Concepts of Outer Space, Abbeville Press, New York, 1985.
Rutkowski Chris & Dittman Geoff, The Canadian UFO Report. The Best Cases Revealed, Dundurn Press Ltd., Ontario, 2006.
Sedenius Derek, Is vanished son adrift in space?, Times-Colonist, Monday, March 18, 1985, http://www.ufobc.ca/Reports/Collection/collection18mar85.htm