El enigma de las centellas (43)

Yo me crié en Iowa, donde hay muchas tormentas eléctricas. En 1958, cuando vivía en Vinton, Iowa y tenía alrededor de 11 años de edad, entré a la tienda de comestibles del vecindario, un día de verano, durante una tormenta. Cuando yo estaba caminando por la cuadra donde estaba ubicada la tienda de comestibles, oí un enorme y fuerte «crack». Miré a través de la calle, justo a tiempo para ver una enorme bola de fuego (fotografíe una pelota de playa y multiplíquela por 5) entrar por la puerta de la cocina abierta de la casa de enfrente.

Mientras yo estaba fascinado y completamente clavado, vi la bola de fuego rodar a través de la cocina, el comedor y por la puerta principal. Así que se me ocurrió que si continuaba en su trayectoria, llegaría al otro lado de la calle y pasaría sobre mí… Â¡desapareció!

Todo sucedió tan rápido que incluso ahora que lo pienso, me pregunto si realmente pasó. Sin embargo, yo tenía una amiga conmigo y ella también lo vio.

Más tarde en la vida, cuando vivía en Oregón, que en general no tiene muchas tormentas eléctricas, experimenté otro acontecimiento interesante. Una mañana mi mamá fue a la lavandería para planchar y me llamó para que bajara y viera lo que encontró. Allí estaba la plancha, sobre la mesa de planchar, donde siempre estaba… conectada y lista para encender… en una palangana de metal.

Al parecer, había habido un ligero corto en algún lugar cerca de nuestra casa la noche anterior (durante una de las tormentas raras) y el relámpago había llegado a través del contacto, por el cable de la plancha y el relámpago calentó y fundió la placa en la plancha que se deslizó hacia la palangana en la mesa de planchar. Fue un milagro que no estuviera en la almohadilla en la mesa de planchar, pues se hubiera incendiado.

Susan

Seattle, WA USA