EL PLATILLO VOLADOR DE SILPHO
El platillo volador de Silpho me recuerda varios pasajes del caso UMMO y he llegado a pensar que José Luis Jordán Peña se baso en él para hacer su puesta en escena.
Silpho es un pequeño poblado perdido en los Moors (páramos). Es vecino de Hackness, cerca de la costa, al norte de Yorkshire, Escocia. En esa agreste localidad ocurrió un curioso caso ovni a finales de 1957.
La historia comienza la tarde del 21 de noviembre de 1957, cuando Fred Taylor, un sastre de Hanover Road en Scarborough, su amigo Frank Dickenson y también Charles Thomas (que en varios relatos del caso aparece con el pseudónimo de Frank Hutton) habían salido del trabajo en una fábrica de Harewood Dale y regresaban a sus hogares en Scarborough.
Al llegar a una colina, en Reasty Bank, vieron un resplandor rojo en el cielo, «un objeto brillante rojo», como lo describieron a la prensa. En algunos de los relatos se menciona que el conductor detuvo el coche, pero en otros se dice que el motor del auto se detuvo. No es la única contradicción en la historia. Unas versiones dicen que no salían del trabajo; en realidad estaban de paseo.
El objeto brillante en el cielo, volaba sobre los árboles y parecía dirigirse hacia la tierra, fuera de la vista, sobre la parte superior del páramo adyacente.
Unos dicen que Hutton se bajó del auto solo con una lámpara y encontró el objeto y entonces regresó a contárselo a los otros. En el camino encontró a un hombre y una mujer que caminaban por un sendero. Cuando regresó con sus amigos al hoyo en donde había encontrado el platillo, éste ya no estaba. Investigaron y dieron con el paradero del hombre, quien se los vendió por 10 libras.
Otros informan que mientras el conductor luchaba por arrancar el coche el señor Taylor salió y trepó hasta la colina donde descubrió un extraño objeto yacente en los brezos. Dijo que se parecía a un platillo volador típico. No pudo llevarlo con él porque el objeto era muy pesado. Por lo tanto, volvió al coche a buscar la ayuda de sus dos amigos. Después de conducir a la parte superior de Reasty aparcaron y caminaron un poco hacia el páramo hacia el supuesto sitio de aterrizaje.
Mientras caminaban, se sorprendieron al ver a un hombre y una mujer que se acercaban, eventualmente los pasaron sin dirigirse palabra alguna, aunque algunas versiones afirman que tuvo lugar una conversación sobre el objeto. A pesar de su búsqueda afanosa, no pudieron localizar ningún objeto en los páramos.
Como no estaban equipados para una noche de invierno en los Moors, los tres hombres decidieron regresar a su casa a recoger unas linternas. Una vez hecho esto regresaron a Silpho en lo que finalmente resultó ser una búsqueda infructuosa.
Pero otros dicen que los hombres se apresuraron rumbo a Scarborough para recoger las linternas. Luego volvieron a los Moors de Silpho y poco antes de medianoche, Taylor y Dickenson encontraron un cráter humeante en el páramo. Dentro había un plato. Cuando el objeto finalmente se enfrió, los hombres lo sacaron y trataron de abrirlo con un cuchillo. Enrollado en el interior encontraron 17 páginas de un pergamino de un raro papel cubierto de jeroglíficos indescifrables.
Si usted está confundido con todas estas versiones, no se preocupe, se confundirá más. Los ufólogos dicen que todo este desconcierto se debe a que los testigos sólo aceptaron ser entrevistados por aquellos periódicos que ofrecieron pagos sustanciales por el privilegio.
Mientras los periódicos favorecidos imprimían el informe de los hechos dándoles a los participantes, ya sea el anonimato o seudónimos, los periódicos de la competencia, claramente molestos por la exclusión, identificaron plenamente a cada uno de los testigos y se burlaron de toda la historia presentándola como un engaño hecho por motivos financieros.
Y a estos últimos no les faltaba tela de donde cortar. La serie de rumores e imprecisiones apuntaban en esa dirección. Tal parecía que los testigos no se habían puesto de acuerdo y cada uno relataba una versión ligeramente distinta.
Por ejemplo, en unos periódicos se publicó que los testigos, al tratar de hallar el objeto, decidieron buscar el consejo de Anthony Parker, un abogado local creyendo equivocadamente que era una autoridad en platillos volantes. Creían que había escrito un libro sobre los ovnis bajo su seudónimo de Anthony Avendel. Aunque esto resultó ser incorrecto (el señor Parker dijo que su libro era de metafísica) les sugirió poner un anuncio en el Scarborough Evening News ofreciendo una recompensa para quien encontrara el platillo.
Pero otros periódicos informaron a sus lectores que Hutton llevó el objeto al señor Avendel y éste aceptó echarle un vistazo. Luego se lo regresó aconsejándole dar aviso a las autoridades.
Siguiendo con la primera versión, el anuncio, por supuesto, trajo todo el asunto al dominio público, y los siguientes días y noches se vieron los Moors de Silpho revivir con grupos de búsqueda peinando los arbustos. Se afirma que algunos de estos grupos estaban armados con escopetas, otros llevaban enormes fajos de billetes enrollados que ofrecían por los restos del platillo, mientras que otros vagaban en pesados disfraces tipo militar. Los locales afirman que en todas las noches siguientes, el páramo estuvo iluminado por el resplandor de cientos de linternas.
Finalmente, alguien encontró el platillo. Los testigos acordaron una cita para entregar el dinero (diez libras, según unos informes, doscientas libras, según otros periódicos). En el lugar se reunieron, además de los testigos, varios periodistas y muchos curiosos. Los vendedores se acobardaron en el último minuto y se alejaron del lugar. Pero antes de partir, escribieron un mensaje en la parte trasera de un paquete de cigarrillos y lo tiraron hacia fuera de la ventana de su coche a la multitud allí reunida. Esto produjo una nueva reunión en una carretera de páramos aislados con la salvedad de que sólo asistieron dos compradores.
El intercambio se llevó a cabo con éxito, el objeto se puso en un saco de lentejas, una vez que uno de los compradores confirmó que se trataba del objeto que habían visto esa noche en el páramo. También señalaron que el vendedor era, al parecer, el mismo hombre con el que se habían cruzado los tres cuando se dirigían al lugar del aterrizaje.
EL PLATILLO DE COBRE
Como el dinero fue proporcionado por el señor Parker/Avendel el objeto fue llevado inmediatamente a su casa de campo en Scalby. Tenía unos 45 cm de diámetro, pesaba unos 17 kilos y tenía forma de peonza aplanada. La cúpula superior era blanca, mientras que la base era de cobre. La lámina tenía un calibre de tres dieciseisavos de pulgada, con algunos jeroglíficos inusuales grabados en ella. Estos parecían una forma de abreviatura de lo que parecía ser una clave numérica.
El objeto tenía dos agujeros en la parte superior, con marcas de chamuscado alrededor de cada uno de ellos. Había un eje que corría por toda la parte media y era posible ver en el interior con la ayuda de una lámpara. Se utilizó un taladro eléctrico pequeño para cortar a través del grueso eje que unía firmemente los dos hemisferios. En el interior había lo que parecía un rollo de cobre con una rosca de tubo hueco apretada alrededor de el. Cenizas y un polvo blanco cubrían el interior. Cuando el rollo fue cuidadosamente retirado de la rosca, se descubrió que se abría en un pequeño libro.
El libro tenía un total de diecisiete páginas, cada una hecha de hojas delgadas de cobre y cubierta de inscripciones similares a las observadas en la envoltura exterior. El pergamino medía aproximadamente 15 x 12 cm y tenía unas gruesas placas de cobre a modo de pastas. Cada pedazo de papel de cobre estaba estampado con cerca de catorce líneas de escritura, formada casi por completo de Ts y de Vs en diferentes ángulos. Había más de 2,000 símbolos. El libro parecía haber sido sometido a un calor intenso.
La noticia del hallazgo fue divulgada en el Scarborough Evening News el 9 de diciembre, con un titular que decía: «Scarborough ha tenido un platillo volador – Uno real de fondo de cobre».
Esto fue seguido al día siguiente por una airada carta del evidentemente molesto señor Parker/Avendel criticando duramente el tono del artículo. Discutía el contenido, hasta el punto de afirmar que muchas partes eran calumnias y exigía tanto una retractación como una disculpa.
El señor Avendel contó a la prensa:
«La base del objeto es de cobre, pero corté una pequeña porción circular que enviaré para análisis. La parte superior está cubierta con una especie de pintura plástica blanca. Lo observé cuidadosamente para ver si tenía alguna marca del Ejército, pero no hay ninguna. No puede se una mina porque no hay explosivos en su interior.
«Después de recibir el objeto fui a revisar el moor en donde supuestamente había caído. Aunque es algo pesado no hay huellas de quemaduras en donde cayó».
El señor Parker declaró que había examinado las posibles marcas militares, pero no pudo encontrar pruebas de que pertenecieran a ninguna de las fuerzas armadas. El profesor Bernard Lovell de Jodrell Bank sugirió que podría haber caído de un avión.
El editor del Scarborough Evening News respondió poniendo de relieve algunas discrepancias en la versión que el abogado afirmaba era una representación exacta de los acontecimientos, especialmente el uso subrepticio de nombres ficticios.
Una fotografía del objeto apareció en el Yorkshire Post el 9 de diciembre de 1957. La leyenda ufológica dice que «misteriosamente, ¡se han eliminado las páginas 2 y 3 de cada copia de la colección!». Sin embargo nuestros lectores pueden ver varias de las fotografías sacadas por los miembros de la Manchester Flying Saucer Research Society.
Posteriormente el señor P. Longbottom, propietario de un café en Scarborough, un entusiasta del espacio, pasó más de 100 horas tratando de descifrar el mensaje. Según él en el exterior se puede leer:
«Amigos, mensaje en el interior para ser leído por filósofos, no por funcionarios. Buenos deseos, ULO».
El mensaje en el interior establece:
«Mi nombre es ULO, y escribo este mensaje para ustedes, mis amigos en el planeta del Sol que llaman Tierra. No les voy a decir en dónde vivo[1]. Ustedes son una raza feroz, y preparan el viaje espacial. Nadie de ningún otro planeta ha aterrizado en la Tierra y sus reportes en otro sentido son erróneos»¦ Es imposible recibir radio a grandes distancia mediante ondas naturales en el espacio a menos que se utilicen varias frecuencias, pero podemos recibir frecuencias de grabadores-transmisores cercanos en los vehículos espaciales».
Ulo pasa a criticar las pruebas de bombas nucleares:
«Al regreso de nuestros vehículos registramos átomos radiantes que no podemos tocar excepto con máquinas»¦»
Y menciona que su nave exploradora iba en ruta a Yeovil. Según el Yorkshire Post, Ulo declaró que una de las razones del mal entendimiento entre los países es «el no acuerdo entre las lenguas».
El señor Avendel dijo a la prensa: «Acepto este mensaje, pero no acepto que venga de otro planeta. Pienso que fue ideado como un método de presentar ciertas ideas al público, ya sea como propaganda o como consejo. Puede provenir de un grupo de científicos que, si intentaran poner el mensaje en una forma normal serían culpables de un abuso de confianza».
El objeto fue inspeccionado por miembros de la Manchester Flying Saucer Research Society. Su presidente, el señor J. Dale investigó el caso y llegó a la conclusión de que vino del espacio.
UNA BROMA
Por otra parte, los miembros del Teeside Unidentified Flying Object Research Society of Middlesbrough, también inspeccionaron el objeto y estudiaron y analizaron una pieza de metal del mismo. En opinión de su director, el señor Rush, se trataba de una broma. Una pieza del objeto tomada del interior probó ser «cobre normal, idéntico al usado en los tanques de agua caseros. Otra parte del objeto era plomo, con cierto parecido a la soldadura de los plomeros y con toda seguridad parte de una tubería de plomo que fue soldada al recipiente de cobre».
El Ministerio de Defensa y la RAF desestimaron el «platillo de Silpho» como una broma. El análisis reveló que el plato metálico estaba hecho de «cobre o una aleación de cobre».
En el 2007, al cumplirse 50 años del caso del platillo de Silpho, varios ufólogos intentaron dar con su paradero. Surgieron rumores de que había sido vendido a un depósito de chatarra y se había perdido para siempre, mientras que otros dieron una versión aún más extraña: el platillo de hecho se había convertido en un sartén para freír pescado, en un restaurante de Scarborough.
Lo que se sabe es que el abogado Anthony Parker se había quedado con él. En 1997 el ufólogo Stephen Balon, de Pinnington, Lancashire, miembro del Direct Investigations Group of Aerial Phenomena, trató de localizarlo:
«Creo que se puede haber perdido después de que el señor Parker murió, pero estoy seguro de que todavía está en algún lugar en Scarborough. Yo sé que este es el tipo de cosas que atraen a los locos y maniáticos, pero alguien debe saber donde está, y me gustaría apelar a ellos para que contacten conmigo».
Más recientemente el escritor y ufólogo Paul Grantham recibió un mail de una fuente militar que dijo haber trabajado en un proyecto en donde fabricaron dispositivos de vigilancia:
«El platillo fue de hecho uno de los lotes de objetos de vigilancia secreta denominados PF228. Tres de los lanzados se extraviaron, dos cayeron en el Atlántico, el otro se perdió en algún lugar al norte de Gran Bretaña».
El informante reconoció el objeto, como con el que estaba trabajando en la base en el momento de su lanzamiento. Estaban (según él) deliberadamente disfrazados de ovnis para que en caso de que se descubrieran nadie lo creyera.
El platillo, dijo finalmente, fue comprado en secreto por buscadores por un monto no revelado.
Incluso el ufólogo Russ Kellett, miembro del British Flying Saucer Bureau, ha estado investigando el caso durante más de una década y en octubre de este año organizó un congreso en donde el actual editor de Flying Saucer Review, Harry Challenger, habló sobre el platillo de Silpho:
«Había algo muy extraño en él, si se trató de una broma, el metal con el que se hizo era cristalino – no de estructura normal».
Curiosamente Challenger, siendo el editor de FSR no ha leído los números viejos de la revista. En el número de marzo-abril de 1958 se menciona que el material es simplemente cobre o una de sus aleaciones.
Finalmente se sabe que el contactado inglés Tony Wedd, en algún momento fue el dueño del platillo. Así lo mencionan Philip Heselton, Jimmy Goddard y Paul Baines, en su libro Skyways and Landmarks Revisited:
«Tony tiene actualmente en su mano un objeto con forma de disco que estaba convencido de que era un platillo volador a control remoto – el objeto que cayó sobre Silpho Moor en Yorkshire – su mecanismo interno, se rompió más allá del reconocimiento (posiblemente deliberadamente), pero contenía un mensaje aparentemente en un código fonético. El objeto de cobre es demasiado caro para ser una broma».
Sin embargo, el hecho es que actualmente nadie sabe en donde se encuentra el platillo de Silpho, y probablemente ya nadie más lo volverá a ver, a menos que pasen a comer unos ricos pescados fritos en un oscuro restaurante de Scarborough.
REFERENCIAS
Anónimo, Has Yorkshire got a flying saucer? Mystery object found on Scarborough moors, Yorkshire Post, 9 de diciembre de 1957.
Anónimo, The Silpho Moor Mystery. ULO»™s message to Earth. Hoax or Genuine?, Flying Saucer Review, Vol. 4, No. 2, Londres, marzo-abril de 1958, Pag. 4.
Anonimo, UFOs: Filey man encouraged by conference, Filey and Hunmanby Mercury, 17 de octubre de 2009, http://www.fileymercury.co.uk/news/UFOs-Filey-man-encouraged-by.5738918.jp
Grantham Paul, The Mystery of the Silpho Flying Saucer, Haunted Scotland, 1 de febrero de 1997, http://www.highlanderweb.co.uk/haunted/frame1.htm, reimpreso en The Silphos Saucer.
Heselton Philip, Goddard Jimmy and Baines Paul, Skyways and Landmarks Revisited, edición privada.
Jeeves Paul, Hoax or contact? Enigma of the Silpho saucer, 12 de junio de 2007, http://www.yorkshirepost.co.uk/news/Hoax-or-contact-Enigma-of.2945799.jp
Trainor Joseph, Britain»™s Roswell Case?, UFO ROUNDUP, Volume 2, Number 9, March 2, 1997, http://www.ufoinfo.com/roundup/v02/rnd02_09.shtml
[1] Longbottom pensaba que venía de Mercurio, pero no aclaraba cómo había llegado a esa conclusión.