Los expedientes X

LOS EXPEDIENTES X[1]

Mario Méndez Acosta

ExpedienteX Un historiador o antropólogo de un futuro lejano que analizase las creencias y literatura de la hu­manidad, durante el siglo XX e inicios del XXI, quedaría convencido de que nuestra civilización viajaba por todo el espacio y era visitada por de­cenas de civilizaciones extraterrestres. Desde luego, no hallaría evidencia concreta alguna y ma­terial del tal hecho, pero la evidencia testimonial sería abru­madora. Gran parte del impulso a este tipo de creencias pro­viene de la difusión masiva de programas de televisión y radio, así como de libros y revistas, en donde se da por descontado que el fenómeno ovni es real y que implica la vi­sita de naves interestelares extraterrestres, además de una conspiración de parte del gobierno de EU y de otras na­ciones para ocultar este hecho. El motivo de este intento por ocultar la verdad no está muy claro, pero la mayor parte de los creyentes aseguran que es para evitar el páni­co entre la población, pero parece que hoy las cosas em­piezan a cambiar un poco.

Carter En mayo de 2002, se transmitió el último capítulo de la serie televisiva Los Expedientes X (The X Files), un pro­grama dirigido por Chris Carter y creado en 1993, en el cual se afirmaba la versión de que el gobierno Federal lle­vaba a cabo una colosal operación secreta para ocultar al público no sólo la existencia de una presencia extraterres­tre masiva en la Tierra, sino también la realización de una serie de experimentos fantásticos con seres humanos, relacionados con la aplicación de poderes sobrenaturales manipulables con fines estratégicos por los militares. La premisa fundamental de cada episodio no se manejaba como ficción literaria, sólo el contenido anecdótico de cada capítulo se reconocía como ficticio. La serie llegó a tener un teleauditorio de 20 millones de seguidores fie­les, de los cuales, conforme a una encuesta realizada por la National Science Board, un 30% creían efectivamente que naves de otros planetas han visitado la Tierra.

Nisbet ¿Cómo ha ocurrido que una proporción tan elevada de personas caiga en esta creencia? Para el investigador social Matthew Nisbet, de The American Prospect, la respuesta está en el enorme poder que para narrar histo­rias convincentes tienen los medios masivos. Historia­dores de la cultura en EU señalan al film clásico de Steven Spielberg; Encuentros Cercanos del Tercer Tipo como el impulso más importante en el diseño de la creencia con­temporánea en la hipótesis extraterrestre del fenómeno ovni. A esta cinta le siguió El extraterrestre (ET) y la difusión de novelas supuestamente documentales sobre los secues­tros de terrícolas cometidos por tripulantes de ovnis. El novelista Whitley Strieber publicó una serie de relatos empezando por su bestseller Comunión, mientras que el profesor de Harvard, John Mack dio a conocer una serie de sesiones con supuestos secuestrados en los que empleó la técnica de la recuperación de los recuerdos, una forma de hipnosis que permite revivir experiencias reales, pero se ha demostrado que sirve más para crear recuerdos falsos; este libro se convirtió también en un éxito de librería y el tema fue de inmediato objeto de escrutinio sensacionalista por los medios masivos de comunicación.

ScullyMulder El programa Los expedientes secretos X mostró el tra­bajo cotidiano, de casi una década, de dos agentes del FBI, encargados de investigar los llamados «expedientes de esa organización, relacionados con temas supersecretos como el trato constante del gobierno de los Estados Unidos con los extraterrestres y su manipulación de fenóme­nos maravillosos. La agente Scully. Protagonizada por Gillian Anderson, presentaba en un principio la posición escéptica y racionalista, mientras el agente Mulder –David Duchovny– protagonizaba al creyente sincero, dis­puesto a prestar oído a cualquier alegato maravilloso. Una y otra vez se demostraba que la escéptica estaba equivoca­da, hasta que ante la evidencia abrumadora de la intromi­sión en la Tierra de los visitantes interplanetarios y sus agentes en el gobierno ella se convirtió también en cre­yente.

Carter se resistió a darle a la serie una orientación más afín con la ciencia-ficción tradicional, y señalaba que el enfoque basado en una creencia popular fantástica y supersticiosa le garantizaba una mayor preferencia entre el público televidente, pues la ciencia-ficción le exige al lector o espectador pensar; lleva a conclusiones válidas sobre uno mismo y la sociedad y pide suspender momen­táneamente la incredulidad ante lo fantástico, en cambio, el tema ovni sólo pide una entrega irracional y acrítica a una creencia mágica, básica y de tintes apocalípticos. Carter nunca ha dejado de señalar que es muy probable que el gobierno sí oculte algo sobre contactos reales con otras civilizaciones en el cosmos, ya que es costumbre del mismo mentir sobre estos temas.

Lo cierto es que se han desclasificado muchos docu­mentos secretos sobre asuntos relacionados con los ovnis, en especial de la década de los cincuenta, y ante ellos sólo hay oficios que revelan que el gobierno de Truman no poseía ningún tipo de información real sobre la presencia de ovnis estrellados y otras afirmaciones de los ufólogos contem­poráneos.

Por supuesto, ante esto se ha insistido en que la cons­piración del silencio continúa y que se siguen mantenien­do ocultas las evidencias, pero en este caso ya se obra en abierto contra la ley de acceso a la información. Para los creyentes el gobierno de Estados Unidos es capaz de ase­sinar y desaparecer a miles de personas con tal de man­tener en secreto la presencia de los extraterrestres. Un par de congresistas ha aceptado tal posibilidad, y ha pre­sionado para que se dé a conocer cualquier información adicional al respecto, pero el hecho de que esa informa­ción simplemente no existe, los convence de la continuación de una gran conspiración del silencio que reba­sa por mucho los poderes legalmente reconocidos en Estados Unidos.

La creencia generalizada en el fenómeno ovni, y so­bre todo el interés masivo en el mismo, empezó a decli­nar después del suicido colectivo de los miembros de la secta de la Puerta del Cielo (Heaven’s Gate). Ahora ese desgaste alcanzó a Los expedientes X; la inquietud del público sobre lo maravilloso ha emigrado hacia otras áreas de la irracionalidad.


[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo No. 166, México, septiembre octubre de 2002, Págs. 92-93.

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