DESIGNIO»¦ ¿INTELIGENTE?[1]
Mario Méndez Acosta
Diversos ejemplos de irracionalidad y de actitudes anticientíficas se hacen cada vez más evidentes en el ámbito político estadounidense, lo que amenaza con desbordarse hacia las esferas académicas y de la investigación científica; todo ello en medio de un escenario caracterizado por un elevado nivel de analfabetismo científico.
Impulsados por razones puramente religiosas, y por la debilidad de una fe religiosa personal contaminada por una ideología autoritaria «“que les hace demandar evidencia material para no sentirse amenazados por la razón-, los miembros de la derecha religiosa de los Estados Unidos han luchado por desterrar la enseñanza de las teorías evolucionistas en las escuelas públicas de su país por contradecir la doctrina del creacionismo divino contenida en la Biblia, la cual es defendida por algunos miembros de grupos fundamentalistas que han logrado escalar puestos de gran influencia en los tres poderes de gobierno.
Hasta hace no mucho, pretendían que en las escuelas se impartiera por ley la versión de la creación del mundo que se detalla en el Génesis; pero esta proposición resultaba ya de tal manera insostenible, ante la evidencia científica de que la Tierra y el Universo tienen miles de millones de años de antigüedad, que decidieron tratar de introducir en los planes de estudio un concepto seudocientífico denominado designio inteligente, un movimiento cuasi científico y cuasi religioso, promotor de la idea de que una fuerza invisible condujo, a lo largo de la historia del planeta, el desarrollo de la especie humana; una noción opuesta a las explicaciones que ofrecen la cosmología, la física, la bioquímica, pero sobre todo, opuesta a la teoría de la evolución darwiniana, que habla de un proceso guiado por la selección natural y por la supervivencia del más apto.
El llamado designio inteligente, que se intenta presentar como concepto alejado de la religión, señala que un ser todopoderoso interviene periódicamente para guiar la evolución de las especies de manera directa, impulsando saltos evolutivos importantes, así como avances y adaptaciones difíciles de explicar en algunos casos en los que ellos suponen la existencia, ya sea de un diseño pre-especificado, o bien de una complejidad irreductible.
En agosto pasado, el presidente George W. Bush, al hablar en la Casa Blanca ante un grupo de reporteros tejanos, señaló que «ambos lados de la cuestión deben ser enseñados en las clases de biología», y que las personas «deben ser expuestas a ideas contrastantes». Bush tendría razón desde un punto de vista filosófico, o religioso, pero los proponentes del designio inteligente pretenden que sus ideas se enseñen junto a la teoría de la evolución en las clases de ciencias biológicas, y para ello no existe base alguna.
La evidencia científica que apoya la teoría de la evolución es apabullante, conforma toda la biología contemporánea, y es el resultado del trabajo de investigación de miles de científicos durante más de doscientos años. En el ámbito de la ciencia, la evolución de las especies no es un tema abierto a discusión; solamente se debaten las condiciones en las que se producen fenómenos como la aparición de nuevas especies «“la especiación- y el grado en que los factores físicos externos influyen en la aparición y en la consolidación de las mutaciones genéticas.
El concepto de designio inteligente ni siquiera es una teoría o una hipótesis contrastable. Para ser teoría debería contar con un planteamiento bien desarrollado, diseñado a partir de observaciones congruentes con sus afirmaciones, de modo que se explicase de la manera más exhaustiva lo que se observa en la naturaleza. Además, una teoría científica debe tener un poder predictivo. La hipótesis del designio inteligente carece por completo de la capacidad de hacer predicciones verificables, y sólo se limita a señalar que, si algún fenómeno no lo ha explicado la biología molecular, éste se convierte en un ejemplo de la intervención divina. Sin embargo, cuando los científicos le encuentran una explicación, los proponentes del designio inteligente, simplemente han optado por buscar refugio para sus manipulaciones en el siguiente fenómeno aún no bien explicado por la ciencia. Su instituto oficial, denominado Discovery, manifiesta como su objetivo específico sustituir las ciencias naturales con un sistema en el que la intervención divina se invoque ante todo fenómeno cuya explicación científica se considere insatisfactoria en términos teológicos cristianos.
En realidad existe más evidencia en la naturaleza de la ausencia de ese designio inteligente que de su posible existencia. Las soluciones ineficaces, en algunas adaptaciones de los seres vivos, son innumerables, y los callejones sin salida evolutivos muestran que el puro azar es un mejor refeente que una deidad vigilante.
BIBLIOGRAFÃA
Dawkings Richard, The Ancestor»™s tale, Houghton Mifflin, New York, 2004.
Behe Michael, Darwin»™s Black Box: The Biochemical Challenge to Evolution, Free Press, 1996.
[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo, No. 188, México, octubre de 2005, Págs. 32-33.
Solo una pregunta: ¿por qué el designio tiene que ser de dios???
Según vi en el documental, el designio no niega la teoría de la evolución de Darwin, lo que dice es que esta no se puede aplicar al surgimiento de la vida, que es a partir de que surgen los primeros microorganismos con capacidad de reproducirse, que comienza a jugar la evolución, pero…
¿De dónde surgió ese primer organismo vivo???
¿Ya se ha logrado demostrar o replicar o fabricar una célula viva con capacidad de replicarse??? Ya esto se ha hecho en virus informáticos. ¿Por qué no en los reales???
Creo que la pregunta correcta para la ciencia sería más ¿De dónde llegó la vida a la tierra? que ¿quién creo la vida?