LA NASA Y LA ASTROLOGÃA[1]
Mario Méndez Acosta
Las diversas pseudociencias hacen lo imposible por incorporarse como disciplinas válidas ante la sociedad y actuar como si fueran representantes de algún conocimiento real»¦ con ello tratan de sorprender la buena fe de muchas personas y, desde luego, seguir sacándoles dinero sin obstáculos.
Este problema se ha hecho grave en Rusia, donde el fin del llamado socialismo y el no haber cultivado el pensamiento crítico, trajeron una explosión inusitada de la superstición, la charlatanería y las más diversas manifestaciones de la pseudociencia.
Por ello la agencia espacial estadounidense NASA deberá enfrentar a la justicia rusa, pues ha sido acusada de que con el proyectil impactado contra el cometa Tempel 1, afectó el trabajo de la astróloga rusa Marina Bay, pues «“según ella- la órbita del cometa cambiaría tras la explosión, lo que interfiere con su trabajo de astrología y altera su horóscopo. Esa es la base de la demanda que presentó la astróloga poco antes de la colisión, de acuerdo con la publicación del periódico ruso Izvestia. En ella, Marina Bay exige una indemnización por los daños causantes de su «sufrimiento moral», los cuales evalúa en 300 millones de dólares «“el costo aproximado de la misión-, pues afirmó que el experimento «deformaría su horóscopo», aunque no ha podido explicar cómo, pero sostiene que la misión hacia el cometa Tempel 1 «arruina el balance de las fuerzas del universo». El tribunal moscovita encargado aplazó la audiencia ante la evidente frivolidad del caso.
La NASA hizo chocar, el pasado lunes 11 de julio, el proyectil Impactor, lanzado desde la sonda espacial Deep Impact contra el cometa Tempel 1, como parte de una investigación que busca ayudar a revelar los orígenes del Sistema Solar. Otro de los objetivos confesos de la misión es ensayar la posibilidad de que en el futuro la especie humana pudiera lanzar un proyectil capaz de destruir o desviar algún asteroide o cometa que amenace chocar contra la Tierra. Los científicos también esperan poder examinar los orígenes del cometa y quizás obtener pistas sobre la formación del sistema solar.
Los científicos han señalado que el choque no altera significativamente la órbita del cometa, ya que la masa del proyectil resulta despreciable en comparación con la del cuerpo cósmico. Es como si al chocar con una mosca en vuelo se pudiera alterar la trayectoria de un corredor de los cien metros planos. Se agregó que el experimento no representa peligro alguno para la Tierra, ya que no existen elementos de contacto entre el cometa y nuestro planeta.
Pero la verdad es que cualquier acción de la NASA, o de cualquier otra agencia espacial que afecte un cuerpo espacial «“incluso como el Tempel 1-, no puede tener trascendencia alguna sobre la actividad de cualquier astrólogo, ya que la pseudociencia astrológica no toma en cuenta en sus elucubraciones la existencia de los millones de asteroides o cometas que existen en el sistema solar.
De hecho, la elaboración de las cartas astrales y horóscopos no se ocupan de todo lo ocurrido en el espacio, ya que la astrología sólo se limita a manipular conceptos muy burdos sobre las posiciones relativas que en algún momento puedan tener sobre un punto de la Tierra, tanto el Sol como algunos de los planetas y la Luna, según se van situando en apariencia, a lo largo de distintas secciones de una faja de la esfera celeste llamada Zodiaco, cuyas divisiones «“según las maneja la astrología- ni siquiera corresponden con la distribución actual de las constelaciones verdaderas en la esfera celeste, sino que coinciden con las que existían en la época de Ptolomeo.
Una declaración de 100 grandes astrónomos, en contra de la astrología, publicada en 1976, dio origen al movimiento escéptico y de crítica a la pseudociencia que se ha esparcido en todo el mundo.
La astrología es una de las muchas formas de adivinación mágica originadas en la antigua Mesopotamia, y se basa en la creencia de que los dioses de su mitología vivían en los planetas que observamos a simple vista desde la Tierra, moradas que les permitían observar las actividades de los mortales, y su influencia «“supuestamente- podía alterar los destinos de los hombres.
Para poner a prueba la astrología se han llevado a cabo experimentos diversos con muestras de poblaciones representativas, confirmando que las vocaciones profesionales de las personas no se ajustan a las preferencias u orientaciones que, según la astrología, deberían seguir quienes pertenecen a algún signo astrológico1,2. Del mismo modo puede observarse que los astrólogos nunca han podido explicar cómo es que los astros despliegan su pretendida influencia en las personas, y si ésta se transmite de manera instantánea o si bien disminuye con la distancia que separa a los sujetos de los astros que presumiblemente la ejercen3.
REFERENCIAS
1. Ralph Bastedo, An Empirical Test of Popular Astrology, The Skeptical Inquirer, Vol. 3, No. 1, p. 34.
2. John McGervey, A Statistical Test of Sun-sign Astrology, The Zetetic, Vol. 1, No. 2, p.53.
3. Manuel Toharia, Astrología, ¿ciencia o creencia? Serie McGraw Hill de Divulgación Científica, 1994.
[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo, No. 187, México, septiembre de 2005. Págs. 48-49.