LO QUE SÃ SE SABE[1]
Mario Méndez Acosta
Las aparentes paradojas y profundas extrañezas que resultan de los hallazgos de la teoría de la mecánica cuántica han sido aprovechadas, en muchos casos, para intentar justificar una serie de afirmaciones de índole mística y algunas creencias en fenómenos paranormales.
Esto se aprecia, en especial, entre varios de los filósofos o pensadores de la llamada Nueva era, quienes sostienen que la mecánica cuántica respalda su peculiar visión sobre la naturaleza y el cosmos.
Esa tendencia se aprecia en la exitosa película estadounidense ¿Y tú qué (bip) sabes? Por Mark Vicente, William Arntz y Betsy Chasse, con la actuación de Marlee Marlin, Elaine Hendrix y Barry Newman), en la cual un grupo de creyentes en diversas escuelas místicas se reúnen para contar una anécdota cuya conclusión es que las personas pueden cambiar la realidad circundante con tan sólo desearlo intensamente y «“aún más- que esta idea es apoyada por la propia mecánica cuántica. Incluso, resulta alarmante el hecho de que en diversas partes del mundo se ha establecido una especie de culto de ponderación excesiva, pues muchas personas consideran que esta obra cinematográfica ha cambiado sus vidas.
Rodada en Portland, Oregon, Estados Unidos, la cinta es una mezcla de nociones de gurúes contemporáneos, como el Maharishi Mahesh Yogui y Deepak Chopra, todas ellas disfrazadas de ciencia moderna. Se presentan así entrevistas con algunos supuestos expertos en el tema entretejidas en una trama que involucra a una mujer sorda, interpretada por Marlee Marlin quien aprende a comprender todo el potencial de su vida y logra mejorar su autoimagen.
Basta analizar de dónde vienen los tres directores para entender el verdadero significado del filme. Los cineastas son estudiantes de la Escuela Ramtha de Iluminación Interna, situada en Yelm, Washington, dirigida por la médium J. Z. Knight, quien se presenta como experta en mecánica cuántica y asegura poder comunicarse en sus trances con el espíritu de un guerrero que vivió hace 35 mil años en la antigua Lemuria, llamado Ramtha (el iluminado), e imparte su sabiduría a través de su canalizadora. Por cierto, Knight cobra $ 1,500 dólares a los participantes en los retiros de su escuela.
En el aspecto científico es donde esa cinta muestra el cobre. Los entrevistados señalan, por ejemplo, que la mecánica cuántica ha demostrado que dos objeto pueden estar en dos distintos sitios al mismo tiempo y que el observador es quien determina la naturaleza de los sucesos en el mundo real. Se insiste «“como si ello tuviera alguna significación- en que la materia está constituida esencialmente de espacio vacío y que todas las partes del universo están profundamente intercomunicadas. La existencia de una realidad externa, independiente de la mente humana es cuestionada, y en cambio se afirma «“con escandalosa falsedad- que los indios americanos no podían ver siquiera los barcos de vela de los descubridores españoles cuando éstos llegaron a sus playas. De hecho, hay informes muy claros de la forma en que los enviados de Moctezuma describían a éste la apariencia de los bajeles de Hernán Cortés. Pero su mentira se sustenta señalando que tal posibilidad contradecía el paradigma de los indígenas.
Lo que nunca se pretende aclarar «“de hecho, ni siquiera se mención- es que fenómenos como la posibilidad de que las partículas elementales estén ubicadas en dos puntos a la vez, así como la aparente acción a distancia apreciada entre partículas relacionadas, sujetas a alguna manipulación u observación, y la concreción al azar de un determinado valor para una partícula subatómica, sujeta a una medición por parte de un observador consciente, son fenómenos que sólo se pueden apreciar a escala ultramicroscópica y que esos extraños efectos nunca transpiran al macrocosmos en que nos movemos, debido a un fenómeno llamado de de-coherencia, el cual ocasiona que los efectos cuánticos paradójicos se cancelan unos a otros, al tomarse en cuenta el comportamiento conjunto de los miles de millones de partículas que constituyen la realidad que nos rodea, en la que ya no hay posibilidad de estar en dos lugares al mismo tiempo y donde los observadores, por más que éstos mediten o se tomen unos a otros de las manos, no pueden alterar la realidad a voluntad.
Lo cierto es que la tesis fundamental de la cinta: «todos somos uno», simplemente no se cumple en el mundo real, baste recordar que en nuestro entorno abundan la falta de comunicación, la incertidumbre y el desencuentro entre los seres humanos, todo ello resultante de la ignorancia, misma que se manifiesta en el hecho de que el personaje representado por Marlee Marlin sea convencido de no requerir medicamentos, y se considere un acto heroico tirarlos a la basura, lo que podría costarle la vida, tomando en cuenta que sufre depresión clínica.
Es esta una cinta en la que se promueve ciertamente la ignorancia, la irracionalidad y la charlatanería revestida de conocimiento; es lamentable que sea tan elogiada por representantes de los medios que deberían estar mejor informados sobre el verdadero quehacer científico y sus avances.
REFERENCIAS
Review of: «What the #$*! Do They Know?» (Skeptical Inquirer, September 2004) Eric Scerri.
Timeless Reality, Victor J. Stenger, Prometheus Books, 2000.
[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo, No. 189, México, Noviembre de 2005. Págs. 50-51.