ENCUENTROS CERCANOS: LA OLEADA 1977-1979[1]
Por Héctor Escobar S.
Hemos descrito ya en este número dos oleadas ocurridas en México, la primera en marzo de 1950[2] y la segunda en los meses de julio, agosto, septiembre y octubre de 1965[3]. Centraremos ahora nuestra atención en la oleada que se produjo en México en los años setenta y que abarca fundamentalmente los años 1977, 1978 y 1979.
En esta época se da un fuerte interés por los ovni en México, se organizan varios congresos con exponentes a nivel nacional[4], como el Congreso OVNI Internacional de Acapulco en 1977 y los Encuentros OVNI 78 y 79 en la ciudad de México y en Monterrey; este interés está acompañado de numerosas conferencias de menor nivel así como de la aparición de numerosas publicaciones dedicadas al tema ovni, la más importante entre éstas la desaparecida Contactos Extraterrestres, que tuvo una vida de 145 números quincenales de fines de 1976 a mediados de 1982. Esta época implica además el estreno de una de las películas más taquilleras de todos los tiempos dedicada explícitamente al tema ovni, nos referimos a Encuentros Cercanos del Tercer Tipo de Steven Spielberg, estrenada en México en la IX Muestra Internacional de Cine el 28 de abril de 1978 y comercialmente el 30 de junio del mismo año en 15 salas de la capital del país siendo exhibida durante 14 semanas. Además de Encuentros Cercanos, el 28 de abril de 78, se estrenó en numerosas salas el documental Contacto Extraterrestre que permaneció en pantalla durante 5 semanas.
La presencia de todos estos factores así como una serie de casos «sensacionales» que se presentaron en México en esas épocas (en su mayoría reductibles a explicaciones racionales) mostraban que en el ambiente flotaba toda una fiebre ovni. Intentaremos analizar en este trabajo las principales características de este fenómeno.
La Casuística
La década de los setenta -decíamos líneas arriba- dio lugar a una serie de reportes bastante sui generis en lo que a la ufología mexicana refiere. Ya así 1973 había sido testigo del caso de un camionero que alegaba que su camión había sido quemado por duendes en Veracruz[5], en 1975 se da el famoso caso de Carlos Antonio de los Santos Montiel[6] y más tarde (1976) el caso de Rafael Pacheco Pérez, el piloto hipnotizado por los ovni[7]. Es en esta medida que empieza a registrarse un cúmulo creciente de reportes que se extiende desde 1975 para alcanzar un pico en 1978 y descender gradualmente hasta 1980 y desde ahí una casi total ausencia de reportes hasta 1991.
1977
Probablemente uno de los años más impresionantes en lo que se refiere a casuística en México ha sido el año 1977, en éste ocurren reportes impresionantes: personas quemadas por un ovni en Coahuila, un ovni que congela un área de 4 metros en la carretera México-Cuernavaca; una familia aterrorizada por 2 ovnis en Teotihuacán; y finalmente, el que sin duda ha sido uno de los casos ovni más completo en la historia del mundo y obviamente de México: el Caso Puebla, que durante más de 10 años fue la prueba más concluyente de la realidad del fenómeno ovni. Pero empecemos por el principio.
C.E.[8] No. 12 publica una breve nota de Fernando Téllez en la cual se informa que el día 4 de abril numerosas personas llamaron a la policía informando sobre la presencia de dos extraños objetos en el Sur de la ciudad. El Sr. Mario Hernández quien regresaba de Cuautla, Morelos en compañía de su esposa e hijos, pudo ver dos objetos discoidales de cuya parte inferior surgía una fosforescencia color naranja, la parte superior de los mismos era opaca. Ambos objetos maniobraban conjuntamente y ascendieron hasta perderse de vista; al hacerlo, la parte inferior de los objetos despedía una especie de chispas, en tanto que la parte superior se tornó de color blanco intenso. Ese mismo día, pero entre las 0:30 y las 3:00, un controlador aéreo del aeropuerto Benito Juárez, informó sobre la presencia de dos ecos extraños al Sur de la ciudad.
El siguiente caso reviste algunos aspectos únicos en la casuística mundial, se trata de un ovni que presuntamente congeló un área de terreno sobre la cual sobrevoló. El caso apareció relatado originalmente por Fernando Téllez en C.E. No. 13 bajo el título «El ovni que congeló 4 metros de terreno». Al parecer, los hechos ocurrieron el 9 de abril siendo testigos los Sres. Víctor Castorena Guerrero y Pablo Mújica García. Ese día, ambos testigos viajaban a bordo de un automóvil por la autopista México-Cuernavaca. A la altura del Km 31, pasando el poblado de Topilejo, tras dar una vuelta en una curva, observaron un enorme objeto azul que descendía del cielo. Tal objeto era de forma elipsoidal y semejaba dos platos unidos y medía unos 20 metros de diámetro. Según el Sr. Castorena, el objeto era silencioso, pero para Mújica emitía un zumbido. El extraño objeto lanzó un rayo de forma cilíndrica y de color azul que, al llegar a tierra, congeló un área de 4 metros cuadrados. Hecho esto, el objeto se alejó a gran velocidad con rumbo Noreste. Según se informa resultaron congelados un árbol y un área de pastos. Los testigos y otras personas, no se indican sus nombres, recogieron del lugar muestras de hielo con follaje y hojas en su interior. Al analizarse el hielo resulto ser agua común[9].
En C.E. No. 20, Santiago García nos informa de un avistamiento ocurrido en la localidad de Jimulco, Coahuila, el día 25 de abril. Ese día, numerosas personas manifestaron haber visto un objeto en forma de «tanque de gas» que empezó a descender hasta posarse o sobrevolar un poste de tendido eléctrico de alta tensión. Cuando el objeto se acercó al poste, el potencial eléctrico disminuyó notablemente hasta que, pasados unos 3 minutos, el objeto se alejó con rumbo Este, luego viró hacia la derecha y se alejó a gran velocidad.
El siguiente caso ocurrió a mediados de junio de 1977 en las cercanías de San Juan Teotihuacán en el estado de México, en una casa de campo que la familia testigo tenía para pasar los fines de semana. Aproximadamente a la 1:00 de la mañana, la familia se encontraba viendo televisión. En la casa, además del esposo se encontraban su esposa, la criada y los niños, estos últimos ya dormidos. Al acabar de cenar, la señora se fue a dormir pero, al mirar de reojo hacia la ventana, se percató de una luminosidad anormal en el exterior, por lo que intrigada, se asomó a ver qué ocurría. Al asomarse pudo ver con una elevación de unos 45° respecto al horizonte y a unos 100 metros de distancia, un objeto discoidal de color blanco mate. La Sra. Pérez lo comparó con un spot de luz neón. Cerca de éste se encontraba un segundo objeto de menor tamaño, también de apariencia discoidal que, al parecer, giraba sobre su eje emitiendo luces blancas rojas, amarillas y azules, a la vez que se movía como si fuese un péndulo. A menor altura había tres objetos más pequeños de color blanco.
Alarmada, la Sra. Pérez avisó a su esposo y a la criada que afuera había unas luces muy raras. Primeramente, sin ver, la criada pensó que se referían a alguna estrella, pero al asomarse a la ventana se asustó y quedó muy impresionada con los objetos. Por su parte, el Sr. Pérez se asustó ya que le dio la impresión de que los objetos se acercaban a su casa, por lo que decidió apagar las luces y ordenó a su esposa y a la criada que se agacharan. Al parecer, los objetos se acercaron unos 10 o 15 metros y volvieron a quedar inmóviles. En estos momentos, el Sr. Pérez decidió llamar por teléfono a su madre, en el Distrito Federal, para contarle lo que ocurría. Esta conversación se prolongó por espacio de cuatro horas, tiempo que duró el avistamiento. Al rato, el objeto de mayor tamaño empezó a hacerse más nítido, a la vez que en el exterior de la casa comenzaba una fuerte ventolera. El Sr. Pérez cree que el viento variaba en relación a la intensidad de la luz del objeto, aunque también considera probable que esto haya sido sólo una impresión. Conforme el objeto se volvía más o menos nítido, se percibía un zumbido sordo al cual comparó con un motor eléctrico. Aparte de los objetos que se encontraban en los alrededores, el Sr. Pérez informa que en el horizonte se veían gran cantidad de pequeñas luces (como estrellas fugaces), pero no sabe si tendrían alguna relación con el fenómeno. Conforme pasaba el tiempo, el nerviosismo aumentaba, y al ver que los objetos no se alejaban ni desaparecían, el Sr. Pérez tomó una pistola con el fin de enfrentarlos, pero su esposa y la criada lograron evitar que saliera. A las 4:30 o 5:00, los objetos finalmente se elevaron perdiéndose en el espacio. Es de señalar que para los testigos, la duración subjetiva del avistamiento fue cuando mucho de una hora, pero que se dieron cuenta que había sido tanto tiempo al ver el recibo telefónico que indicaba cuatro horas de conferencia por larga distancia.
El día 29 de julio, a las 6:00 de la mañana la ciudad de México se vio conmovida por el paso de un plato volador a gran altura, incluso se pudo obtener una película del paso del objeto. Se trata pues del famoso ovni de Puebla cuyos fragmentos fueron encontrados por Héctor Chavarría y Pablo Latapí en el lejano poblado de Jopala en plena Sierra de Puebla. El caso tuvo una amplia difusión a nivel mundial y desató una verdadera psicosis ovni con todo y marcianos[10], aunque trece años después se comprobara que el ovni de Puebla no fuera más que el reingreso de la tercera etapa del cohete que puso en órbita al Cosmos 929.
Luis A Jáspersen[11] nos informa de un caso con fecha 12 de noviembre de 1977. En esa ocasión, aproximadamente a las 23:00, en Sabinas, Coahuila, el Sr. Jesús Ignacio Sosa Vega pudo ver, mientras regresaba a su casa un objeto alargado en forma de huevo de color blanco. El objeto descendía en diagonal y muy lentamente. El Sr. Sosa nos dice que se supuso que se iba a estrellar contra su casa por lo que decidió alejarse, pero recordó (sic) que su madre estaba en el interior de la misma, por lo cual regresó. En esos momentos se percató de que el objeto ni se acercaba ni se alejaba. El Sr. Sosa entró a su casa por su mamá y le contó lo que ocurría. Ambos salieron a ver el objeto, pero éste ya había desaparecido. En ese momento la señora comentó a su hijo que había escuchado ruidos en el techo. Al día siguiente subieron a la azotea y encontraron un rayón de 8 mm. a 1 cm. de ancho.
1978
El año 1978, traería también un caso muy interesante y uno de los pocos casos con buenas probabilidades, entre ellos el aterrizaje de Toluca, el supuesto secuestro de Perote, una serie de observaciones asociadas a movimientos sísmicos y una oleada provocada en diciembre por una avioneta publicitaria.
El día 18 de marzo un temblor de mediana intensidad sacudió a la ciudad de México, Fernando Téllez recogió en C.E. No. 38, en un artículo titulado «Ovnis el día que tembló», algunos de los reportes que hubo con esa fecha. Como veremos, las descripciones coinciden bastante con las características del rayo en bola. El primer reporte nos lleva al estado de Puebla, y tiene por testigos a los Sres. Enrique Sánchez Silva y Fernando Martínez y dos de sus hijos, junto con el Coronel Prisciliano de la Mora y el Ing. Alejandro Muñoz. Ese día, las personas mencionadas habían salido de cacería y se encontraban en un paraje en las cercanías de Galarza, municipio de Izucar de Matamoros. Cerca de las 22:00, el joven Fernando se apartó del grupo y pudo ver en dirección al Popocatépetl una serie de luces que se elevaban a gran velocidad. El joven empezó a gritar alertando a los demás, quienes vieron un total de 10 objetos luminosos que se desplazaban con rumbo Sur.
Ese mismo día, pero en Cuautla, Morelos, a las 22:30, los hermanos Gerardo y Hugo Ãlvarez Hernández pudieron ver unas luces que en principio consideraron fuegos artificiales provenientes de alguna feria. Una de estas luces se proyectó en el cielo describiendo una parábola. La luz parecía ser incandescente y tenía una serie de pequeños puntos (sic). A su paso, dejaba una cauda de color amarillento con tonalidades blancas. Se observaron un total de 10 objetos, todos con rumbo Norte-Sur los que se perdieron de vista en pocos segundos. También en Morelos, pero en la ciudad de Cuernavaca, el Sr. Benjamín Corona Laureles, pudo ver entre las 23:00 y las 23:30, un objeto luminoso en el cielo. El objeto era de forma circular y de color azul verdoso. Primeramente se vio entre las nubes con rumbo Noroeste-Sureste; en un determinado momento despidió un brillo intenso y apareció entonces otro de menor tamaño. Ambos disminuyeron de tamaño y cambiaron su color a naranja. Los objetos se alejaron desapareciendo hacia arriba. En el mismo número de C.E. se publica una carta del Sr. Rogelio de Dios Peza quien informa que en el cerro de Jocotitlán pudo observar un objeto en dirección Norte-Sur. El objeto se encontraba a unos 200 metros de altura y emitía luces de color azul, rojo y verde.
Días después, el 26 de marzo se produjo el célebre aterrizaje de Toluca[12], en el cual tres grupos independientes de testigos pudieron ver un objeto luminoso aterrizar en las cercanías de un cerro, mismo que dejó un par de huellas de quemaduras en el piso.
Luis A. Jáspersen informa de un caso fotográfico ocurrido en Monterrey, Nuevo León, el día 31 de marzo relativo al avistamiento de Francisco Ribera, periodista del periódico La Tribuna de Monterrey, quien pudo ver un objeto luminoso que contrastaba con la oscuridad del atardecer. Ribera alcanzó a tomar su máquina fotográfica obteniendo dos tomas del objeto que se alejó a gran velocidad con rumbo Norte. Análisis posterior realizados sobre este material muestran que el supuesto ovni corresponde estrechamente con un reflejo en las nubes, por lo cual la credibilidad de la historia es muy poca.
C.E. No. 73 en un artículo titulado Cinco maestros perseguidos por un plato volador firmado por Kenia Velázquez informa de un interesante avistamiento ocurrido en julio de 1978. En esa ocasión un testigo identificado como Efrén, maestro de una escuela de San Bartolo, Estado de México, se dirigía en automóvil a su domicilio sito en Atlacomulco, Estado de México, en compañía de otros tres maestros. Aproximadamente a las 20:30, uno de los viajantes se percató de la presencia de una luz en el cielo, en los alrededores del poblado de San Pedro del Rosal. Otro de los pasajeros llamó entonces la atención acerca de otra luz a unos 200 metros de distancia y unos 70 de altura. Se trataba de un objeto que emitía una luz amarillenta y en su parte inferior se notaban claramente unas «patas muy largas». Los maestros detuvieron el coche para observar mejor al objeto, mismo que permaneció flotando sobre una milpa. Los maestros volvieron a su automóvil y se acercaron al aparato. No habían avanzado ni 20 metros cuando el objeto empezó a moverse; al hacerlo su luminosidad disminuía. El objeto se alejó un poco y se posó en tierra cerca de o sobre el camino que llevaba a San Pedro del Rosal. Los maestros avanzaron unos 200 metros en el automóvil, en estos momentos el objeto volvió a elevarse y se alejó para perderse de vista tras unos cerros. Al ver que el objeto se había alejado, los maestros continuaron su camino, platicando sobre lo ocurrido. De pronto, alguien preguntó que qué pasaría si el objeto los siguiera. Cuál no sería la sorpresa de los jóvenes cuando, voltearon la vista y se percataron de que así era en efecto. Había un gran resplandor a sus espaldas a unos 15 metros por encima del asfalto y a unos 70 metros de distancia, distancia que se reducía cada vez más. Aterrorizados, los jóvenes urgían al conductor a que acelerara, cosa bastante difícil pues se trataba de una zona con bastantes curvas. Finalmente, al llegar a un tramo recto en las cercanías de Santiago Acotzilapan, pudo acelerar, y unos 150 metros antes de llegar al poblado, el objeto se elevó y se alejó.
C.E. nos informa en su No. 52 de un espectacular caso en un artículo titulado ¡Secuestro en Perote! firmado por Héctor Chavarría y Femando Téllez. El presunto caso ocurrió el 22 de julio de 1978 y tuvo por protagonista al Sr. Rosendo Hernández García[13]. Ese día, el Sr. Hernández en compañía del Sr. Sergio Perdomo, se dirigía de la ciudad de Perote a Martínez de la Torre, ambas en el estado de Veracruz. Ambos viajaban en un camión repartidor de una compañía embotelladora, quien conducía era el señor Perdomo. Según Hernández, al llegar a una bifurcación del camino con rumbo a Valsequillo, Puebla, el Sr. Perdomo detuvo el camión e «instantáneamente se quedó dormido», Hernández informa que en esos momentos «se sintió impelido a bajar del camión» y caminar en cierta dirección, de pronto, se encontró frente a una luz muy intensa de apariencia fluorescente. En esta luz había unos seres brillantes, ante los cuales sintió mucho miedo y una sensación de frío muy intenso. En esos momentos, dos seres le tomaron de los brazos y lo llevaron al interior de la nave. En el interior de la misma, los seres se acomodaron en unos asientos anatómicos (sic) y sentaron a Rosendo en otro de iguales características situado entre ambos. Hernández señala que en estos momentos sintió «la sensación de haber flotado y vagado entre las estrellas». Según el testigo, la nave tenía forma de dos platos unidos y medía unos 5 metros de diámetro, en tanto que los seres medirían aproximadamente 1.5 metros de estatura. En el interior de la nave sólo sobresalían los sillones y al lado derecho de estos había una palanca que, al accionarse produjo el despegue en medio de un ruido similar al ronroneo de un gato. Para Hernández, esta experiencia tenía las características de una ensoñación. Repentinamente, sin que recuerde nada más, y después de un periodo de tiempo que no puede precisar, informa que se encuentra nuevamente en tierra y se siente cegado por la intensidad de las luces exteriores de la nave. En esos momentos, presa del pánico corrió de nuevo hacia la carretera en donde logró parar un taxi que lo trasladó a la ciudad de Perote, en este lugar, fue encarcelado por alterar el orden. Una vez puesto en libertad se dirigió a su casa y se quejó de mucho desgano y un fuerte dolor de cabeza. Posteriormente, el taxista que lo llevo a Perote, Sr. Benigno Sánchez Brito manifestó haber encontrado a Hernández en medio de una crisis de nervios, cosa que fue confirmada por el jefe de la policía de la ciudad Sr. Leobardo Balderas Pérez. Según Sánchez Brito, Hernández gritaba que lo habían llevado a una nave espacial, le gritó que condujera despacio y amenazó con ahorcarlo si no le obedecía. Asustado, al llegar a Perote, Sánchez dio aviso a la policía lo que motivó el arresto de Hernández.
La investigación de los hechos llevada a cabo por Téllez y Chavarría arrojó serias discrepancias entre el relato de Hernández y lo que al parecer ocurrió. Primeramente, según manifestó Perdomo, Hernández y él habían estado bebiendo cerveza y detuvo el camión a fin de descansar un rato porque le había dado mucho sueño y pensó que sería peligroso seguir conduciendo en esas circunstancias. El hecho de que Hernández no haya podido recordar hacia donde se encontraba el objeto, así como un rastreo del terreno que no arrojó la menor evidencia de la posible presencia del objeto, hicieron que Téllez y Chavarría sospecharan de un posible fraude, con intenciones no muy claras. Posteriormente, Hernández alegó recibir una serie de mensajes de los seres del espacio, es decir ingresó al mundo de los contactados, al parecer con poco éxito. Una hipótesis alterna pudiera ser un trastorno de tipo alucinatorio temporal quizá originado por el alcohol o por algún estado de ansiedad. En ambos casos, los investigadores que trabajaron el caso consideran unánimemente que se trata de un caso falso[14].
Algunos periódicos de esta época, dieron cierto interés a un adolescente llamado Anatolio Ríos Cruz que decía haber sido contactado por seres extraterrestres. La información apareció principalmente en el periódico El Sol de México y en el No. 2 de la revista OVNI, esta última en un artículo firmado por Raúl Duarte con el título: Comunicación extraterrestre en ciudad Nezahualcóyotl.
La historia empieza el 3 de noviembre de 1978, cuando, según su relato, Anatolio Ríos fue despertado por una potente luz que penetraba a través de su ventana. Extrañado, el joven preguntó a su tía, en cuya casa vivía, qué ocurría. La tía le contestó que no saliera pues había una luz muy fuerte en la cima de un cerro cercano. Anatolio no hizo caso y salió a ver la luz, pero de pronto perdió la conciencia del tiempo y se quedó mirándola fijamente. En ese momento, informa haber recibido «mensajes telepáticos» de los seres que tripulaban el ovni. Según Anatolio, los seres que se comunicaban con él decían provenir de la constelación Sherox (según El Sol de México) o Xer (según OVNI). Los mensajes advertían a los terrícolas de la necesidad de acabar con las armas nucleares. Según el joven Ríos, los xeroxianos son de 1.35 metros, tienen un solo ojo y la retina (sic) semejante a los gatos. Según manifiesta Anatolio, también se sintió impelido a escribir una serie de signos que llevó al Observatorio Nacional a fin de que los analizaran (¿?). Entre otras de las «informaciones» Ríos dice que la Galaxia Xer (ya no constelación) se encuentra a 11 años luz (sic) y a 345 grados latitud Norte con 280 minutos. Al día siguiente de su «experiencia» el joven Cruz fue sometido a un examen por los maestros de su escuela a fin de averiguar su estado mental (¿?). Algunos opinaban que eran cuentos y otros que decía la verdad y algunos otros que se trataba de un caso psiquiátrico. En este examen el joven Ríos explicó, entre otras cosas, que no veía tele «porque intoxica». Finalmente no se abundó más en torno al asunto, por lo cual se desconocen mayores datos. Sin embargo, en nuestra opinión, el fenómeno podría deberse a un brote psicótico de tipo esquizofrénico, ya que cuenta con algunos detalles propios de este tipo de enfermedad. Por un lado la edad del joven, la invención de neologismos (palabras extrañas), la gran cantidad de cosas sin sentido, así como su comportamiento excéntrico.
Durante el mes de noviembre de 1978, la ciudad de México se puso de cabeza ya que se informaba de un ovni que surcaba sus cielos durante las noches. Probablemente esto haya sido lo que vio Anatolio Ríos Cruz y en su caso desencadenó un estadio psicógeno. Los reportes llegaron por miles tanto a periódicos, estaciones de radio, canales de televisión y las revistas que para entonces se publicaban en relación al tema ovni. Uno de los primeros informes lo recoge C.E. en su No. 53, con fecha 5 de noviembre y teniendo por lugar la carretera Jilotepec-Ixtlahuaca en el Estado de México. Según el reporte, numerosas personas pudieron ver cerca de las 20:00 un objeto luminoso con la forma de una tapa de olla exprés. OVNI No. 2 también informa del mismo avistamiento y añade que se «confirmó en el aeropuerto de que no se trataba de ninguna nave conocida». El día 8 en Chimalistac, Estado de México, un grupo de alumnos y maestros de la Escuela Superior de Nezahualcóyotl vieron un objeto al cual describieron como «el planeta Saturno» que parecía querer aterrizar. Ese mismo día un pequeño periódico de Ciudad Nezahualcóyotl publica en primera página, una dudosa fotografía de un plato volador. Según el periódico, la foto fue obtenida por varios integrantes de una patrulla de salvamento, entre ellos Martín Osorio, Gabriel Martínez, y David García. Al parecer, cuando el equipo de C.E. quiso obtener una copia de la misma, los negativos desaparecieron (¿coincidencia o maniobra para ocultar un truco?). Algunas contradicciones apuntan fuertemente a la posibilidad de un truco; por ejemplo, al contar la historia, los «testigos» hablan de un objeto muy brillante que giraba en el cielo. Sin embargo, en la fotografía se ve un objeto completamente opaco, lo cual perfectamente podría ser una tapa arrojada al aire o algún objeto similar. Probablemente la mayor contradicción es que se informa que el objeto fue visto durante la noche y la fotografía es diurna. El día 14 fue la apoteosis de los ovnis; ese día numerosas personas informaron de avistamientos. A las 22:45 se informa desde Naucalpan, Estado de México de un objeto muy luminoso. Igual reporte se recibió desde Tlalpan, y desde la colonia Anáhuac. Igualmente, vía carta algunas personas como el Sr. Luís Bolaños comunican a C.E. de la observación de un objeto circular con luces en los bordes. A las 21:45, el Sr. Pablo González informó de un objeto con luces en hilera. Desde la colonia Guerrero, Ernesto Arriaga informó de un objeto con forma de trompo que se desplazaba hacia el Norte a unos 25 metros de altura; en un lugar cercano, Oscar Zapién[15] informó de un objeto luminoso que giraba emitiendo luces de colores.
La explicación de los objetos giratorios que durante noviembre y diciembre aterrorizaron a México se debió a una o varias avionetas publicitarias a las cuales se había adicionado un equipo de luces en las alas, en el cual aparecía un mensaje publicitario de una compañía de coches. OVNI en su número 5 incluso publica una entrevista con el piloto de una de tales avionetas.
C.E. No. 56 publica un artículo de Carlos Guzmán Rojas con el título «Trompo volador fotografiado en el D.F.» La misma información apareció en el periódico El Nacional con fecha 12 de diciembre de 1978. Ese día a las 13:15, el joven Alberto Carrillo Luvianos se encontraba jugando con sus perros en un jardín cuando pudo ver en el cielo dos jets y casi simultáneamente llamó su atención un objeto brillante. El joven corrió a su casa a fin de avisar a sus padres de la presencia del objeto. Primeramente, el padre pensó que se trataba de la avioneta publicitaria, pero cambió de opinión al ver el objeto. El padre del joven Carrillo relata que vio un objeto en forma de copa, de color rojo en la parte inferior con una media pelota blanca en su parte superior. Como se observa claramente en las fotografías, se trata de un objeto en forma de trompo que corresponde en mucho a la forma de un globo sonda. Es muy probable que se tratara de uno de estos artefactos.
ContinuarỦ
[1] Publicado originalmente como Escobar S. Héctor, Encuentros Cercanos: La oleada 1977-1979, Perspectivas Ufológicas, Año 2, No.6, septiembre de 1995. Págs. 35-49. (Nota de LRN)
[2] Ver: https://marcianitosverdes.haaan.com/2011/09/la-oleada-de-1950/ (Nota de LRN)
[3] Ver: https://marcianitosverdes.haaan.com/2011/10/la-oleada-de-1965-primera-parte/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2011/10/la-oleada-de-1965-final/ (Nota de LRN)
[4] Ver este mismo número de Perspectivas Ufológicas, Escobar, H. La oleada de 1950 y La oleada de 1965.
[5] Escobar, H. Los Fraudes OVNI en MéxiÂco. Perspectivas Ufológicas, 2 pp. 22-26. https://marcianitosverdes.haaan.com/2011/02/los-fraudes-ovni-en-mxico/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2011/02/los-fraudes-ovni-en-mxico-final/
Ver también https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/04/chaneques-incendiarios/ (Nota de LRN)
[6] Ruiz Noguez, L. El piloto acosado por los ovnis, Perspectivas Ufológicas 2 pp. 44-54.
[7] Téllez, F. El piloto hipnotizado, por los ovni, C.E. 6.
[8] Se refiere a Contactos Extraterrestres. (Nota de LRN)
[9] Escobar, H. Los Fraudes OVNI en MéxiÂco. Perspectivas Ufológicas, 2 pp. 22-26. https://marcianitosverdes.haaan.com/2011/02/los-fraudes-ovni-en-mxico-final/
[10] Escobar, H. Los Fraudes OVNI en MéxiÂco. Perspectivas Ufológicas, 2 pp. 22-26. https://marcianitosverdes.haaan.com/2011/02/los-fraudes-ovni-en-mxico-final/
Chavarría, H.; Escobar H. El ovni de la sierra de Puebla, Alternativa Racional a las Pseudociencias, N° 23. España, 1991.
[11] Jáspersen, L. A. Los ovni y evidencias extraterrestres, UniÂverso, México, 1979.
[12] Téllez, F. Aterrizaje en Toluca, Perspectivas Ufológicas, No.1. pp.21-25.
[13] Chavarría, H. Secuestro en Perote. Perspectivas Ufológicas. 2. pp 31-33.
[14] Con su estilo habitual, Chavarría se refería a este caso como el del «Pedote de Perote». En México se les dice «pedos» a los borrachos. (Nota de LRN)
[15] Este avistamiento impactó de tal modo a Zapíen que se volvió ufólogo.
alguien save de una nave enorme q se vio el 5 de enero entre 7 pm. y 8 pm.entre 1979 1982 en en d.f. en la delegacion gustavo a. madero por la colonia san felipe de jesus?yo lo obeseve si alguien mas la observo ojala puede compartir la experiencia gracias
Yo tengo vagos recuerdos, yo vivía en la colonia casas aleman.