La «aeronave» aterriza en Waterloo en 1987
Frank Warren publicó un recorte de periódico del Waterloo Daily Courier del 2 de junio de 1954 en donde se ve el aterrizaje forzoso de una aeronave fantasma en la ciudad de Waterloo, Iowa. En la fotografía se ve un «dandy con barba de chivo», el «inventor de la aeronave».
Esta es quizá la única fotografía de la «aeronave» de la oleada de 1897. El artículo del Courier dice:
Engaño de la aeronave cosecha fama para la ciudad
La primavera de 1897 encontró a Waterloo -y a la nación-, preparada para un fraude que podría haber rivalizado con la fama del «Gigante de Cardiff», si el secreto hubiera prevalecido.
Fue la estación del aterrizaje de la «aeronave» en la ciudad, sobre los bancos del río, ahora ocupados por la planta Herrick, y llegó, intencionalmente, cuando el país fue acosado por rumores similares a los de la reciente alarma de los «platillos voladores».
La contribución de Waterloo a la crispación de nervios de 1897 «aterrizó» en la ciudad a la luz de la luna el 17 de abril. Como es natural, los policías fueron los primeros informados cuando el dandy de barba de chivo se identificó como profesor Jourgensen de San Francisco, precipitándose sin aliento en el ayuntamiento.
Pidió a la policía protección para su nave y ellos ansiosamente acordonaron la zona antes de que despuntara la mañana y se presentaran los curiosos a la escena. El profesor pasó todo el día y la noche reparando la nave y respondiendo a las preguntas de los reporteros, que se dice que hicieron una buena ganancia por los despachos a los periódicos de todo el país…
En el centro, los conductores pirata en el depósito de trenes gritaban, «Diez centavos a Logan House, Irving Hotel o la aeronave» e hicieron un buen negocio a los tres destinos.
Cuando llegaron los curiosos a la «aeronave», ellos abrieron un artefacto compuesto por dos bolsas de tela en forma de cigarro, presumiblemente llenas de gas, una cabina construida con tablas de madera y una hélice trasera. Jourgensen les dijo que el motor estaba siendo reparado en el taller de Davis Gasoline Co.
También hizo pública una oferta de una recompensa de $ 500 por los restos de su pareja, un Profesor Stormont, quien, según dijo, estaba cambiando el timón virando hacia las luces de Waterloo, cuando «perdió el equilibrio y cayó, gritándome fuertemente, «˜Por amor de Dios, socio, salva la nave»™».
Un grupo de búsqueda salió de Vinton.
Jourgensen, con soltura, continuó el relato de su vuelo épico desde San Francisco, pero se mantuvo firme contra una inspección demasiado cercana de la aeronave. Mientras tanto, se formaron excursiones en las ciudades vecinas y Waterloo se inundó de visitantes.
Pero, por desgracia, la nave se quemó en la noche después de su llegada y los responsables de la broma se contuvieron sólo un poco más.
«Journgensen» resultó ser Eli Feather de Nashua. Jack Casebeer, dueño de un restaurante, y Fred Kimball, editor del «Creamery Journal«, recibieron el crédito como los autores intelectuales del plan. La «aeronave» no era más que dos bolsas de lona cosidas, algo de madera y una linterna de una locomotora antigua.
El policía Charles Wetlaufer había estado en la broma y para nadie fue sorpresa, Harry Keister, entonces un reportero del Courier, había proporcionado una buena parte de los detalles imaginativos del plan.
Cuando la verdad salió, The Courier observó: «Hay evidencia de que varias mentes imaginativas han sido cortadas en su mejor momento y que la gente va a ver bastantes cosas cuando mire el cielo ahora».
http://www.theufochronicles.com/2009/04/airship-hoax-reaps-fame-for-city.html