El misterio de las centellas (552)
Mi marido y yo estábamos caminando a lo largo de un lago en la península superior de Michigan, una noche hace unos 20 años. Los dos vimos una bola brillante algo más grande que una pelota de béisbol, más pequeña que una pelota de fútbol, que no hacía ruido. La pelota vino hacia nosotros a la altura del pecho, estuvo rondando durante unos segundos y luego se alejó de nosotros de manera rápida – sin ruido.
D. K. Dean
USA