Platillos «voladores» nanodrizas para aguas contaminadas
Por Regine
25 julio 2011
Cada año el FILE festival invita a artistas y otras personas que tienen un enfoque práctico del arte, para que compartan sus puntos de vista, trabajos e ideas con el público durante un simposio de cuatro largas tardes. Para mí una de las conferencias más fascinantes de este año fue la que Victoria Messi, autora del fantástico blog El Pez Eléctrico, dio a los medios de comunicación acerca de los proyectos de arte de América Latina que «mirar más allá de la anti-utopía».
Vicky Messi en el FILE symposium
Bajo el título Anti Anti Utopia: Arte Eletrônica na América Latina, la plática nos presentó cuatro proyectos de artistas de los medios de comunicación que creen que el arte todavía tiene el poder para transformar la sociedad. Yo estaba pensando en escribir un post largo que contuviera toda su presentación, pero pensé que sería más fructífero destacar los proyectos uno por uno. En primer lugar, porque cada uno de ellos es tan inteligente, extravagante y fascinante que debe tener su propio espacio. En segundo lugar, porque acaba de comenzar The Leopard y me gustaría que esta joya Jo Nesbø durara el mayor tiempo posible no puedo permanecer lejos de los libros más de lo estrictamente necesario para mi bienestar mental.
El primer proyecto mencionado por Vicky Messa son las Nanodrizas, un proyecto en el que el artista mexicano Arcángel Constantini ha estado trabajando desde 2006.
En forma de pequeños platillos voladores, las Nanodrizas son robots autónomos flotadores que forman una red de sensores inalámbricos, que tratan de interactuar con elementos biológicos. Los prototipos robóticos medir, en tiempo real, las condiciones ambientales (temperatura, escala de pH, el nivel de humedad, turbidez, etc) de las superficies de agua contaminada. Los datos recogidos son transmitidos a través de comunicaciones inalámbricas para su interpretación y análisis. Una vez que el nivel y la naturaleza de la contaminación ha sido identificado, las nanodrizas intervienen directamente mediante la emisión de sonidos sintetizados y la liberación de remedios bacterianos y enzimáticos en el eco-sistema que, en última instancia, deben regular la calidad del agua.
Los prototipos de las nanodrizas han sido desplegados en lugares muy contaminados. En particular, en el río que atraviesa la ciudad de Puebla en México. Puebla acoge a «La Constancia», una ex fábrica textil, que solía ser una de las fábricas más modernas de América Latina. La Constancia se basaba en gran medida en el agua para su funcionamiento: el agua se utiliza para alimentar sus turbinas y el agua era en donde se dispersaban los residuos. Como consecuencia, el río está sufriendo de altos niveles de contaminación. La misión de los robots es por lo tanto, intervenir directamente y revertir el efecto de la contaminación en el agua.
Las Nanodrizas utilizan tecnologías relativamente sofisticadas, pero se hicieron utilizando materiales de desecho, tales como juguetes para niños.
El trabajo va más allá de otras intervenciones de los medios tácticos en el entorno, intentando ser una activa terapéutica. El trabajo también funciona para alertar y sensibilizar a la población en primer lugar a través de las situaciones, las emisiones sonoras de las Nanodrizas y en segundo a través de pantallas en centros de exposiciones y en línea.
Así, el proyecto es un ejemplo de un tipo admirablemente holístico de la práctica artística, que a la vez está tecnológicamente bien informado e inventivo, mientras que se relaciona con complejas historias sociales y activistas con respecto a los problemas fundamentales de nuestro tiempo.
Echa un vistazo a esta entrevista que El Pez Eléctrico tuvo con Constantini sobre la flota de Nanodrizas. Yo recomiendo verla, incluso si usted no entiende español, ya que no sólo verá los nanodrizas en acción, sino también será capaz de escuchar el acento melodioso del artista mexicano.