Un asunto de leyes, terrenos y sotanas

ESCRUTINIO

 

Un asunto de leyes, terrenos y sotanas[1]

 

Juan José Morales

«Cúmplase la ley», sentenció hace poco el obispo de Quintana Roo, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, de los Legionarios de Cristo. Lo dijo a propósito del caso de Raúl Luis Martins, el antiguo agente de las fuerzas represivas de Argentina acusado de proxenetismo y trata de personas en su país y en México.

clip_image001Izquierda, el obispo Elizondo y junto a él el alcalde Gregorio Sánchez al presentar en febrero de 2010 el frustrado proyecto de la gran plaza que «”dijeron»” representaría la unión del poder político y de la Iglesia Católica. En el extremo derecho de la foto, el cura Rafael Ruiz, párroco de la inconclusa catedral.

Tiene toda la razón del mundo el prelado. La ley se hizo para cumplirla. Pero, como reza el dicho popular, el buen juez por su casa empieza, y resulta que el obispo y los sacerdotes bajo su mando violaron y siguen violando flagrantemente la ley al ocupar ilegalmente más de una docena de valiosos terrenos urbanos en Cancún, so pretexto de construir capillas e iglesias. Con tales acciones, cometen el delito de despojo, en perjuicio de la comunidad, que es la propietaria de tales terrenos, los cuales están destinados a parques, campos deportivos, jardines y otros fines similares en beneficio de toda la población y no sólo de un grupo religioso en particular.

Eso no es todo. La jerarquía eclesiástica también viola la ley al haber convertido el inconcluso edificio de la catedral de Cancún «”cuya construcción está paralizada desde hace años»” en un negocio de criptas para cenizas de difuntos. Y decimos que tal negocio está fuera de la ley porque el edificio se encuentra en un área de equipamiento de propiedad municipal, y la ley prohíbe que en áreas de equipamiento urbano se realicen negocios. Sin embargo, en la catedral ya se han comenzado a vender las primeras de un total de cinco mil criptas, a precios de entre 11 mil y 21 mil pesos. En total, el negocio será de unos 80 millones de pesos.

El templo, como se sabe, se encuentra en el llamado Ombligo Verde de Cancún, una hermosa área arbolada de la cual la alcaldesa Magaly Achach cedió ilegalmente la cuarta parte en comodato al clero, a cambio del apoyo que éste dio al PRI en las elecciones de 2000 (que, por cierto, el tricolor perdió en Cancún).

Por otro lado, la prelatura Cancún-Chetumal, que encabeza el obispo Elizondo, no ceja en su empeño de que se le ceda otra gran tajada del Ombligo Verde, como consuelo porque se frustró el plan que había maquinado en contubernio con el anterior presidente municipal, Gregorio Sánchez Martínez «”mejor conocido por su nombre artístico, «Greg»»” de convertir la totalidad de esa área arbolada en una gran plaza político- religiosa, con un nuevo palacio municipal de un lado y una nueva catedral del otro. De esa plaza dijo Sánchez Martínez «”sin importarle que México sea un estado laico»” que había sido proyectada para tener de un lado «el poder político y el edificio de gobierno y, al otro extremo, el poder religioso y espiritual», para «unificar y dar y dan personalidad a una ciudad».

El proyecto «”anunciado conjuntamente a bombo y platillo por el edil y el obispo»” se vino abajo ante la fuerte resistencia ciudadana, no sin que antes fuera devastada la vegetación, convirtiendo el terreno en un erial que ahora está siendo lenta y difícilmente reforestado. Pero el clero no quita el dedo del renglón.

Y las cosas en materia de apropiación de terrenos, por lo demás, no paran ahí. Los Legionarios de Cristo «”que, como se sabe, tienen una especie de monopolio eclesiástico en Quintana Roo»” consiguieron también que se les cediera un valioso lote a orillas de la laguna de Cancún, en el llamado Malecón Tajamar, cuya situación legal es tan oscura como la cesión misma.

Visto lo anterior, no puede uno menos que decir también «cúmplase la ley»… pero para todos.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 24 de enero de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales.

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