ATLIXCO: DONDE LA RAZÓN DESAFIÓ AL SANTUARIO EXTRATERRESTRE[1]
El renacimiento del interés de México por los ovnis
Por Óscar García
«Santuario extraterrestre» es como el investigador argentino Rubén «Gurú» Morales bautizó a los lugares donde la gente va en busca de los ovnis, el misterio y la autoestima.
Alejandro Agostinelli por su parte asegura que realmente son pocos los lugares en el mundo que reúnen las características «oficiales» suficientes como para ser considerados verdaderos Santuarios Extraterrestres.
Rubén Morales afirma que un Santuario Extraterrestre, por lo menos, debe contener seis factores totalmente necesarios y, según escribe Agostinelli, estos son:
«1.- Características geológicas especiales (por ejemplo: montañas, cerros, montes o volcanes apagados con dimensiones o formas particulares llamativas; lugares donde se concentren determinados «˜minerales»™, cavernas o grutas de acceso difícil o imposible, etc.)
«2.- Existencia de una tradición arcaica que se refiera al lugar como un «˜sitio de poder»™ o donde se producían fenómenos incomprensibles que se han incorporado a la leyenda.
«3.- Existencia de antiguos asentamientos humanos con rasgos culturales especiales poco conocidos de los cuales llegan hasta nuestros días historias impregnadas de misterio.
«4.- Frecuente manifestación de supuestos fenómenos inexplicados (por ejemplo: apariciones de ovnis, entidades humanoides, hallazgo de objetos extraños, anomalías espacio-temporales, hechos paranormales, etc.)
«5.- Lugares elegidos para la meditación en distinta épocas por grupos religiosos o por adherentes a diferentes disciplinas mágicas.
«6.- Lugares que en la actualidad han sido elegidos por los contactados para recibir sus mensajes de «˜Seres superiores»™ o protagonizar experiencias extrañas».
En México parece que estas características amenazaron por aparecer completamente en un pueblo tranquilo del estado de Puebla.
El que no se conjugaran todas ellas convierte a Atlixco en un pseudosantuario que, parafraseando a Agostinelli, «es únicamente el producto de una psicosis platillista» y el lugar pronto se olvidará y no permanecerá en la historia. Sin embargo, aunque Atlixco no cubrió en su mejor momento las mínimas 6 necesidades del Santuario Extraterrestre, sí se desató una importante psicosis platillista que, de haber perdurado, habría convertido a ese tranquilo pueblo en el Santuario Extraterrestre mexicano.
EL INICIO
Todo comenzó por el mes de mayo de 1991 cuando el profesor de computación José Luis Martínez Jiménez comenzó a publicar a diestra y siniestra una serie de artículos en el popular periódico La Prensa, afirmando que una luz intensa, fluorescente y en forma de bola aparecía a diario en la población de Atlixco, en el Estado de Puebla, entre las 22:00 y las 00:00 horas, detrás de un cerro del cual se destacaba su «enigmática» forma piramidal.
A raíz de esto y de afirmaciones gratuitas en programas de televisión, miles de personas arribaron al lugar a observar esa «extraña luz» y, quizás, algunos en espera del contacto.
El sitio de reunión, que pronto se convirtió en «el lugar oficial de avistamientos», se encontraba unos kilómetros más delante de Atlixco; en un pueblo llamado San Baltazar. El lugar es una ruina de lo que pretendía ser una casa de bombeo para impulsar el agua del deshielo de los cercanos volcanes Popocatépetl e Ixtlacihuatl: El lugar es conocido como La casita blanca.
Con el transcurso del tiempo los investigadores (aficionados e inexpertos en su gran mayoría) arribaron cargados de cámaras y esperanza de fotografiar el fenómeno esperando sentados tranquilamente el momento de la aparición del ovni.
EL FENÓMENO SE EXPANDE
Al poco tiempo -rumor tras rumor- se anunció que no sólo aparecía el ovni sino que, para sorpresa de todos, éste tenía una base la que obviamente estaba ubicada en el macizo piramidal llamado Tetliyolotl o Teteolotitla (del Náhuatl Corazón de Piedra).
Este rumor pronto convenció a los incondicionales investigadores y se comenzaron a narrar historias de niños que habían observado «hombres de corta estatura con trajes de una sola pieza de color plateado», con quienes habían hablado, dicen; ¡a pesar de que no tenían boca!
Los mensajes dados por los extraterrestres obviamente eran de paz y amor a la humanidad aunque no falto el periodista, como Jaime Maussan, que dijo que «ellos» estaban aquí quizá por que ¡querían avisar o evitar una inminente erupción del Popocatépetl![2]
BUSCANDO EN LA HISTORIA
Mientras tanto los ancianos se apuran a contar historias de avistamientos de ovnis en el lugar desde hace 30 años al que ellos antiguamente, dicen, llamaban «Brujas». Incluso Paulino López, dueño de un restaurante al que -valga decirlo- le ha traído mucho beneficio «el asunto», cuenta sus encuentros cercanos del tercer tipo con enigmáticos seres ancianos de ojos profundos que le enseñaron a mejorar el cultivo del aguacate e insinúa haber vivido una experiencia de abducción, además de narrar cuando vio aterrizar al ovni, como queriendo que el mito y sus altas ventas, logradas gracias a los nuevos ufo turistas, permanezcan por mucho tiempo…
«Yo siempre he sido autoridad aquí-comenta Paulino López. Hace poco platicaba con una señora que dice que lo vio encima de la iglesia, una maestra dice que a las 11 de la mañana también lo vio…»
Igualmente el mencionado Profesor José Luis Martínez, haciendo gala de su creencia, asegura, en las páginas del también mencionado periódico La Prensa, que es imposible acercarse al cerro Tetliyolotl, a su vez base extraterrestre, debido… «a un fuerte campo magnético».
«No se veía nada -escribió- en ese momento empecé a sentir la presencia de un fuerte campo magnético y decidí abandonar la búsqueda».
Sin embargo otros muchos investigadores que partieron al cerro en busca de algo anormal -como yo mismo- o incluso de la base extraterrestre, nunca tuvieron problema alguno con «paredes invisibles» pudiendo llegar tranquilamente a su punta donde obviamente, no encontraron nada fuera de lo común… ¡No había base extraterrestre ni arriba ni abajo ni en ninguna otra dimensión! Aquellos que llegamos hasta la punta del aparente cerro piramidal, apuntamos que éste no tenía nada de pirámide pues al acercarse podía verse que estaba lleno de declives, barrancos y piedras por doquier.
La luz que hacia «movimientos extraordinarios» nunca aparecía mientras investigaban los ufólogos serios, incluso en la punta de la base, y las únicas luces que se observaban eran las de los aviones que pasan por el lugar. Curioso resultaba que en la punta del cerro, mientras los ufólogos observaban con binoculares sólo aviones; los entusiastas de La casita blanca observaban salir al ovni de ese lugar «y hacer un gran espectáculo al realizar movimientos imposibles».
EL FENÓMENO ATLIXCO
Para otros lo más importante e interesante del lugar no eran los falsos ovnis sino el increíble fenómeno social y psicológico que existía detrás de toda la parafernalia místico-extraterrestre. Pero esta actitud no era regla general; pues incluso los profesores universitarios que iban a Atlixco no buscaban analizar un fenómeno psicosocial sino buscar en el cielo las naves extraterrestres de las que se hablaba. Los rumores fueron de lo más pintorescos. No faltó quien decía que la NASA se había presentado en el lugar para acordonar la zona (como es común que ocurra, en el folklore ufológico, en este tipo de casos «ovni») y hacer investigaciones secretas que nada tenían de secreto, pues la falsa noticia la conocían todos, excepto la misma NASA.
Sobre todo lo que se pueda decir, la gente continuó asistiendo al lugar cargados de fe, cámaras y esperanza durante los siguientes meses solidificando, así, el rumor de la inexistente base extraterrestre y los movimientos imposibles de las luces nocturnas.
Actualmente la moda de ver ovnis en Atlixco ha desaparecido pues aquellos que buscan respuestas y no verdades han comprendido que esos movimientos extraordinarios, de haber ocurrido en realidad -y no gracias a la psicosis colectiva- quizá se hayan debido a la luz de algún fenómeno natural común en la zona, como Fuegos de San Elmo o Centellas…
[1] Publicado originalmente como García Oscar, Atlixco: Donde la razón desafió al Santuario Extraterrestre, Perspectivas Ufológicas, Año 1, No. 2, México, abril de 1994. Págs. 59-60.
[2] Lo mismo dijo el ufólogo Oscar Zapien, como veremos en otro artículo. (Nota de LRN)