El misterio de las centellas (680)
Una noche de verano en 1990, mi hermana y yo, y un par de chicos, nos dirigíamos hacia el elevador de granos justo a las afueras de la ciudad. Por lo general, saltábamos la valla, encendíamos una luz y encendíamos la cinta transportadora, en la que nos dirigíamos a la cima de una hermosa vista del centro de Dallas (a unos 25 kilómetros de distancia).
Bueno, esa noche no llegaríamos hasta el final. Cuando íbamos a la mitad de camino, en el elevador, empezó a llover furiosamente, por lo que dimos la vuelta y nos dirigimos hacia la ciudad. Llevávamos por lo menos la mitad del camino cuando una bola gigante de luz neón verde flotó a la izquierda de nosotros, en la carretera. David, el conductor pisó el freno y clavé las uñas profundamente en el brazo de mi hermana. Llegamos a un alto cuando el astro pasó por delante de nosotros. Yo no puedo describir la vivesa ni la intensidad de la carga eléctrica que todos experimentamos al ver la luz flotando a lo lejos.
La parte loca de todo esto es que cuando volvimos a la ciudad, estaba a oscuras, no había nadie en las carreteras, y todas las personas se apiñaban en las tiendas, como si fuera el fin del mundo.
Lucy Sims
Kaufman, TX USA