ESCRUTINIO
Maciel, encubridores y cómplices[1]
Juan José Morales
No pocas veces hemos comentado en esta columna, respecto de Marcial Maciel, que no se le podía mirar como una solitaria manzana podrida en un barril rebosante de frutos sanos e impolutos, pues los miembros de la congregación de los Legionarios de Cristo, por él fundada y dirigida prácticamente hasta su muerte, no son un grupo de inocentes y crédulos niños exploradores a quienes un pícaro mantuvo engañados durante casi tres cuartos de siglo. Por lo contrario, los dirigentes de la congregación son hombres muy listos y perspicaces, duchos en cuestiones políticas y financieras, que manejan un auténtico imperio económico transnacional, con valiosas propiedades en una veintena de países, inversiones multimillonarias, multitud de empresas de diverso tipo y cientos de sacerdotes, miles de seminaristas y cientos de miles de maestros y alumnos en sus numerosas y universidades.
En la foto, Maciel con varios de los máximos dirigentes de los Legionarios de Cristo. A su derecha, en el círculo, el ex vicario general, Luis Garza Medina, miembro de una acaudalada familia de Monterrey y cerebro financiero de la congregación.
Si Maciel pudo mantenerse al frente de la Legión de Cristo pese a ser morfinómano y pederasta, de gastar dinero a manos llenas, de tener por lo menos dos esposas «”casado con ambas al mismo tiempo pero con falsas identidades»”, haber procreado tres hijos conocidos y probablemente varios más, utilizar pasaportes falsos, e incluso abusar sexualmente de sus propios hijos, evidentemente fue porque estuvo siempre amparado por una red de cómplices y encubridores tanto en los más altos niveles de la cristiana legión, como en las máximas esferas del Vaticano.
Todo esto viene a cuento con motivo de la extensa información publicada ayer en nuestro periódico sobre la denodada lucha que por largo tiempo ha mantenido el ex sacerdote legionario José Barba contra la impunidad de que gozaba Maciel y para lograr que la Iglesia lo condene públicamente por lo que hizo. Y viene a cuento también con motivo de la próxima visita a México de Joseph Ratzinger, el papa Benedicto XVI, ya que éste ha reconocido la protección de que siempre gozó Maciel.
En efecto, en declaraciones al periodista alemán Peter Seewald, transcritas por éste en el libro-entrevista «La luz del mundo. El Papa, la Iglesia y el signo de los tiempos», publicado a fines de 2010, Ratzinger admitió que Maciel, «de alguna manera estaba muy bien cubierto». Aunque a la vez intenta exculparlo aduciendo que la Legión en sí es sana, y que se dio «la contradicción por la cual un falso profeta ha podido tener también un efecto positivo».
Y en los altos círculos del Vaticano «”donde, como alguna vez anotamos, Maciel repartía entre los cardenales sobres repletos de dinero para ganarse su complicidad y protección»”, se trata también de desviar la atención hacia la Legión. Según informaciones del diario español El Mundo, el presidente del pontificio consejo para la promoción de la nueva evangelización, Rino Fisichella, explicó que las palabras de Benedicto XVI respecto al encubrimiento de que gozaba Maciel, se referían a los propios Legionarios de Cristo, no al Vaticano. «La ocultación se refiere a su propia congregación, no fuera», subrayó.
Pero independientemente de que unos y otros se tiren la pelota, el hecho real y concreto es que si Maciel pudo cometer impunemente sus tropelías durante tantos años y morir tranquilamente sin ser castigado, porque tuvo muchos encubridores y cómplices en la propia Legión y en los más altos niveles de la Iglesia Católica.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 20 de marzo de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales.