ESCRUTINIO
El palafrenero de la maestra[1]
Juan José Morales
No sabemos qué recibirá Gabriel Quadri de la Torre a cambio de los servicios que le está prestando a Elba Esther Gordillo, pero ciertamente está desquitando el sueldo, como se diría en el lenguaje popular. Es decir, se está afanando por cumplir lo mejor posible el doble encargo que se le dio: por un lado, incrementar todo lo que se pueda el magro caudal de votos del Panal, el partido propiedad de la Gordillo, para evitar que pierda su registro, y por el otro, tratar de restar votos a López Obrador.
Esta excelente caricatura, tomada del portal Solo Opiniones, describe muy bien quién está detrás de los bigotes y los anteojos del candidato «ciudadano» Gabriel Quadri, que en la práctica es sólo un empleado de Elba Esther Gordillo.
Así lo demostró su participación en el debate del pasado domingo, en el cual fue clara su táctica de presentarse como «un ciudadano» por el cual deben votar todos aquellos que ya están cansados de «los políticos». Una y otra vez, machaconamente, se refirió desdeñosamente a «los políticos de siempre», que se la pasan peleando entre sí sin tomar en cuenta las necesidades del pueblo, mientras él, «el ciudadano», se mantiene muy por encima de tales pleitos de comadres y en cambio, preocupado por los mexicanos, dedica todos sus afanes a presentar ideas constructivas.
En pocas palabras: Quadri se presentó como una inocente y bienintencionada ave de albo plumaje que cruza el pestilente pantano de la política sin manchárselo.
Fue clara también su táctica de atacar a López Obrador, cuyas propuestas combatió sistemáticamente durante el debate, incluso tergiversándolas de manera burda. Por ejemplo, cuando en respuesta al comentario de AMLO en el sentido de que con el presupuesto nacional se podría dar a cada familia once mil pesos mensuales pero que no beneficia más que a los de arriba, dijo Quadri que López Obrador estaba proponiendo la desaparición del Estado. En cambio, no tuvo una sola crítica a las propuestas del PAN y del PRI. Por el contrario, las apoyó con entusiasmo.
Fue igualmente transparente su táctica de no tocar a Peña Nieto ni con el pétalo de una rosa. Y, por supuesto, ni una sola mención directa a la corrupción. Aquello habría equivalido a mentar la soga en casa del ahorcado, pues si de corruptos se trata, Elba Esther Gordillo sería la campeona indiscutible.
La forma taimada en que procede Quadri recuerda aquel mañoso lema propagandístico que hace algunos años utilizó el llamado Partido Verde Ecologista: «No votes por un político. Vota por un ecologista». Y los ingenuos terminaban votando por unos politicastros que se han apropiado de la bandera ecologista convirtiéndola en negocio personal.
En el caso de Quadri, quizá algunos incautos se traguen el cuento de que es un bienintencionado ciudadano que «”usemos sus propias palabras, dichas a un comentarista radiofónico»” está usando un partido político, el Panal, para poder difundir sus ideas y llamar al pueblo a votar contra los políticos de siempre.
La realidad, empero, es que un partido político, el Panal, está usando a Gabriel Quadri «”o más bien él está sirviéndole de muy buen grado a cambio de algo»” para tratar de engañar al electorado y lograr que ese partido, propiedad de una de las más repugnantes mercaderes de la política que haya habido en México, Elba Esther Gordillo, conserve su registro para poder seguir sirviendo a quien mejor le pague.
Para decirlo en otros términos: Gabriel Quadri no es más que el palafrenero* de la Gordillo, a la que «”por supuesto»” no mencionó ni una vez cuando habló de educación.
*El diccionario de la Real Academia define al palafrenero como el criado que lleva del freno al caballo montado por su amo y persona que cuida de caballos ajenos.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 8 de mayo de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales.