ESCRUTINIO
Juan José Morales
Hace unos días, tuve la satisfacción de participar en la presentación de El Viento y los Sauces, un libro de poemas de Ramón Iván Suárez Caamal. Y mientras en el acto hablábamos de su extensa y excelente obra literaria, que incluye la letra del himno a Quintana Roo, me saltó a la mente su primera estrofa, el coro: «Selva, mar, historia y juventud, pueblo libre y justo bajo el sol, la tenacidad como virtud: ¡Eso es Quintana Roo!»
En una paráfrasis, las palabras «la tenacidad como virtud» podrían muy bien aplicarse a Andrés Manuel López Obrador. Gracias a su tenacidad, a la persistente labor que lo llevó «”literalmente hablando»” a todos los rincones del país y lo puso en contacto directo con millones de hombres, mujeres, niños y jóvenes «”cosa que ningún otro candidato, ni remotamente, ha hecho»”, pudo lograr el impresionante ascenso en las preferencias electorales registrado durante las últimas semanas, y que para muchos fue una sorpresa.
Las multitudes cada vez mayores que se congregan en los actos de campaña de López Obrador son los frutos que ahora está cosechando por su tenacidad para promover el cambio, aún en las más adversas condiciones.
Sencillamente, López Obrador está cosechando lo que sembró durante años de paciente y perseverante trabajo. Y lo logró en las condiciones más adversas que se pueda imaginar, pues pocos políticos mexicanos han sufrido un tratamiento como el que ha recibido durante diez años desde los altos círculos del poder «”y esto incluye a dirigentes de su propio partido»” y desde los grandes medios de comunicación.
Antes siquiera de ser candidato a la elección presidencial de 2006, se intentó anular su candidatura con el famoso asunto del desafuero. Durante la campaña electoral fue sometido a la más nauseabunda guerra sucia, y el propio presidente Vicente Fox intervino en su contra y en favor de Felipe Calderón, cosa que fue reconocida oficialmente por el IFE mismo, pese a su favoritismo hacia Calderón y su animadversión hacia AMLO.
En los comicios, se le despojó de un triunfo legítimo merced a las maniobras conjuntas del IFE, el gobierno foxista, las televisoras, el ejército de mapaches de la inefable Elba Esther Gordillo y una pléyade de otros políticos, entre quienes merece especial mención Patricia Mercado, quien navegando con la bandera de candidata de izquierda, se encargó de fragmentar a los electores y restarle a AMLO votos de ese sector. Y no cualquier cosa, sino 1.1 millones. Esa fue la votación que obtuvo Mercado en su papel de «chica buena de la izquierda», y no hay que olvidar que Calderón supuestamente triunfó por sólo 240 mil votos; menos de la cuarta parte de los que Mercado le escamoteó a López Obrador.
Pasadas las elecciones, se le presentó como un alborotador que ponía en peligro la paz pública y la estabilidad del país, cuando en realidad al canalizar por la vía pacífica las protestas populares, evitó un estallido social y una matanza similar a la de 1952, cuando los partidarios del Gral. Miguel Henríquez Guzmán se lanzaron a las calles para protestar por lo que consideraban un fraude en favor de Ruiz Cortines.
Luego, por cinco años, López Obrador fue objeto de un ostracismo informativo. No se publicaba en los grandes medios de comunicación una palabra sobre sus actividades. Pero, en cambio, se seguía ridiculizándolo, difamándolo, denostándolo y vilipendiándolo.
Sin embargo, no perdió el ánimo. Y ahora, su tenacidad, su gran virtud «”aunque no la única»” finalmente ha comenzado a dar frutos.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 13 de junio de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales.
Creo que Lopez Obrador es lo mejor que les puede ocurrir a los mejicanos en política…
No le dejen solo.