ESCRUTINIO
Una nueva SOAC en el gobierno[1]
Juan José Morales
En tiempos del presidente Manuel Avila Camacho (1940-46), corría el chiste de que al mandatario lo manejaba una poderosísima organización religiosa: la SOAC. Eran las iniciales de su esposa, Soledad Orozco de Avila Camacho, fervorosa creyente de quien se decía que era el poder tras el trono en materia religiosa y gracias a ella se comenzó a permitir al alto clero saltarse las leyes que limitaban su actividad política.
En tiempos de Vicente Fox, pero ya pública y abiertamente, el siniestro y repugnante Marcial Maciel, cabeza de los Legionarios de Cristo, fue el poder tras la silla presidencial, por intermedio de la inefable Martha Sahagún, miembro de Regnum Christi, organización también dirigida por Maciel.
Y ahora, según el libro La Cruzada de Calderón, de Rodolfo Montes, reportero del diario Milenio, tenemos de nuevo un presidente, Felipe Calderón, manejado por una secta religiosa, la Casa sobre la Roca.
Al decir de Montes «”quien denunció haber recibido amenazas de muerte tras la publicación de la obra»”, Calderón está estrechamente ligado a la CSR, cuyos máximos dirigentes son Alejandro Orozco Rubio, funcionario federal, y su esposa, Rosa María de la Garza «”mejor conocida como Rosy Orozco»”, diputada federal por el PAN. Incluso, de Calderón se asegura que ya abandonó el catolicismo, se volvió evangélico y está afiliado a esa organización, hacia la cual tiene especiales deferencias, aunque más bien parece que se trata de una simple alianza de conveniencia.
Portada del libro de Montes, prologado por Bernardo Barranco, especialista en asuntos religiosos. En él se revela la extraña relación de Calderón con una secta cristiana disfrazada de asociación civil, y se habla del espíritu mesiánico y místico que parece guiar sus acciones de gobierno.
Dicho sea de paso, la Casa Sobre la Roca, pese a su claro e indudable carácter de organización religiosa, no está registrada como tal ante la Secretaría de Gobernación, sino, vagamente, como asociación civil. Ello le da manga ancha para burlar las normas legales sobre agrupaciones religiosas.
Subraya Montes en el libro «”publicado bajo el sello de Editorial Grijalbo«” que durante su mandato Calderón ha mostrado una actitud mesiánica, con constantes expresiones de corte místico y religioso y repetidas referencias a los poderes divinos para justificar sus actos, e incluso para presentarse como un elegido de Dios.
Se transcriben en el libro las palabras que, en noviembre de 2006, durante una reunión con cánticos y rezos en la sede ce la CSR, pronunció Calderón comparándose con David y equiparando a López Obrador con Goliat, a quien «”dijo»” pudo derrotar con ayuda de Dios. «Yo no hubiese sido presidente de México, yo no hubiese ganado esta elección, si Dios no lo hubiese querido, y Dios lo quiso», sentenció.
Cita igualmente Montes numerosas expresiones religiosas y místicas de Calderón. Por ejemplo, su afirmación de que tiene una misión y una orden «del que todo lo puede», o su simplista explicación de que «no creer en Dios hace a la juventud esclava de los narcos».
Lo grave, empero, no son las creencias religiosas de Calderón, sino el hecho de que guíe sus acciones de gobierno por ellas. Su llamada guerra contra el narco «”dice Montes»” la inició concibiéndola como una cruzada contra el mal, y debido a sus ligas con esa y otras sectas, ha colocado a sus miembros en importantes puestos del aparato gubernamental o en cargos de elección popular a través del PAN, y les ha dado poder para dirigir políticas públicas básicas. Orozco, el jerarca de la CSR, por ejemplo, fue nombrado director del Instituto Nacional para la Atención de los Adultos Mayores (Inapam), adscrito a la Secretaría de Desarrollo Social, y el programa gubernamental de combate a las adicciones fue planeado «”subraya el libro»” conforme a los criterios religiosos de esa secta y no sobre bases científicas y de salud pública.
Tenemos, pues, una nueva SOAC en el gobierno.
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[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 30 de mayo de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales.