ESCRUTINIO
El oscuro asunto del Caramelo IV[1]
Juan José Morales
Hace unos meses, las dos grandes transnacionales fabricantes de gaseosas de cola anunciaron que las que producen en el estado norteamericano de California ya no contendrán cierto colorante denominado Caramelo IV, que se les agrega para darles su característico tono oscuro. La medida, que se extenderá posteriormente al resto de Estados Unidos, fue tomada debido a que ciertos estudios científicos llevaron a la conclusión de que esa sustancia puede ser cancerígena, y las autoridades californianas dijeron a los fabricantes que si continuaban utilizándola en sus refrescos, tendrían que poner en los envases una advertencia a los consumidores. Como relacionar la bebida con el peligro de cáncer podría afectar las ventas, optaron mejor por eliminar el Caramelo IV de su fórmula.
Pero en el resto del mundo, incluido México, ese colorante se sigue utilizando, y ante la petición de grupos de defensa del consumidor en el sentido de que también se suprima, la transnacional Coca Cola respondió que continuaría empleándolo porque «”dice la empresa»” «los ingredientes que utilizamos son completamente seguros… el color caramelo que usamos en nuestros productos, cumple rigurosos estándares de seguridad alimentaria en todo el mundo» y «el uso de Caramelo IV está permitido por autoridades como la Secretaría de Salud en México, la Agencia para Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, la Agencia Europea de Seguridad, así como otras entidades de salud de los países en donde comercializamos nuestros productos.»
A los ya conocidos inconvenientes de las bebidas de cola se suma ahora el debate sobre los posibles efectos cancerígenos de un colorante utilizado en su elaboración.
A lo anterior, los grupos de defensa del consumidor han respondido recordando el reciente caso de la Coca Cola Zero, en la cual se utilizaba el edulcorante artificial ciclamato de sodio, que era supuestamente seguro pero en realidad estaba prohibido en los Estados Unidos porque representaba un riesgo para la salud y finalmente tuvo que ser eliminado de la fórmula.
Igualmente, se señala en la contrarréplica a la compañía, que «en un periodo de 30 años, 23 aditivos que se decía cumplían con «˜los rigurosos estándares de seguridad alimentaria en todo el mundo»™ fueron retirados del mercado por riesgos en la salud, especialmente por sus riesgos cancerígenos. De esos 23 aditivos, 13 eran colorantes. La mayor parte de ellos fueron retirados a partir de los descubrimientos realizados por estudios independientes y de la resistencia de empresas y autoridades.»
Independientemente de los puntos de vista contrapuestos que pueda haber respecto al potencial cancerígeno de ese colorante, e independientemente también de que las pruebas respecto al peligro que pueda representar para la salud humana puedan o no considerarse concluyentes, el hecho es que en este caso las grandes empresas embotelladoras están aplicando dos medidas y dos raseros: una para los consumidores norteamericanos y otra para los mexicanos y latinoamericanos en general. E incluso podríamos decir que para los habitantes del resto del mundo.
En efecto, en el caso de las bebidas destinadas a los primeros, a los habitantes de Estados Unidos, se prescinde del empleo de esa sustancia porque las autoridades de un estado la consideran peligrosa, aunque la autoridad federal, la FDA, permita su uso. Pero en las bebidas destinadas a los consumidores de los demás países, se sigue utilizando dicha sustancia. Y cabe preguntarse por qué tal diferencia de criterio.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 2 de agosto de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales