IMPACTO AMBIENTAL
Parque eólico o no todo lo que brilla es oro[1]
Juan José Morales
Cuando, el pasado 3 de agosto, publiqué algunos comentarios sobre los riesgos ecológicos que implicaba el proyecto de la transnacional Cannon Power Group de instalar un conjunto de grandes aerogeneradores eléctricos en la costa oriental de Cozumel, pronto comencé a recibir ataques de quienes defendían ese plan, apoyado por el gobierno del estado y el de Felipe Calderón. Se me acusó de dejarme influenciar por «ambientalistas mercenarios», de falto de visión e información, de irresponsable, de ocultar o eludir información sobre las bondades del proyecto, y otras lindezas por el estilo.
De haberse autorizado, el parque eólico habría ocupado la gran extensión que muestra el mapa, con las consiguientes afectaciones al medio ambiente de Cozumel. La situación legal de esos terrenos, por lo demás, nunca quedó clara y no se sabe si el gobierno del estado pretendía donarlos a la transnacional Cannon Power Group.
No me tomé la molestia de responder tan risibles críticas. Preferí dejar que las cosas cayeran por su propio peso. Y no tardaron en caer. El pasado 16 de agosto, la Dirección de Impacto y Riesgo Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) negó la autorización para construir el parque eólico. La negativa se fundamentó en las mismas razones que señalamos en nuestros comentarios y que habían sido expuestos, no por ecologistas románticos, despistados, ignorantes o mercenarios, sino por científicos de reconocida autoridad y prestigio en la materia.
Tales puntos de vista de los expertos que se oponían al parque eólico en Cozumel fueron refrendados por el dictamen que, a solicitud de la Semarnat, emitió un grupo académico integrado por investigadores de los institutos de Biología y Ecología de la UNAM, El Colegio de la Frontera Sur y el Centro de Investigación en Ecosistemas de la Universidad de Las Américas de Puebla. Al analizar la manifestación de impacto ambiental que la transnacional presentó a través de su filial México Power Group Cozumel, se encontró que tenía numerosas inconsistencias y omisiones deliberadas y ocultaba información fundamental, como el hecho de que «”tal cual señalamos en esta columna»” las obras afectarían el área natural protegida Manglares y Humedales del Norte de la Isla de Cozumel, que incluso está registrada entre los humedales de importancia internacional de la Convención de Ramsar, además de amenazar a buen número de especies de plantas y animales catalogadas como vulnerables, raras o en riesgo, entre ellas tortugas marinas.
Igualmente, el proyecto vulneraba el Programa de Ordenamiento Ecológico Local del Municipio de Cozumel y violaba diversos artículos de la Ley General de Vida Silvestre.
La negativa de la Semarnat a permitir la instalación del parque eólico «”hay que subrayarlo»” se dio pese a que el proyecto tenía el firme apoyo del gobierno federal, pues se dio a conocer en un acto, el 7 de julio del año pasado, en presencia del propio Calderón, quien lo elogió calurosamente diciendo que sería una importante fuente de empleo y pondría a México en lugar destacado en el campo de las energías renovables. Si pese al espaldarazo calderonista la Semarnat vetó el proyecto, es indudablemente porque tenía tantas y tan graves deficiencias, ofrecía tales riesgos ambientales y violaba tantas normas legales, que en caso de haber sido aprobado, fácilmente se habría logrado su cancelación mediante una acción legal.
A mi juicio, la experiencia que puede sacarse de este caso, es que no todo lo que brilla es oro, Esto es, que no necesariamente un proyecto de uso de fuentes alternas de energía resulta inocuo para el medio ambiente, que se debe ser en extremo cauteloso antes de darle luz verde, y siempre tomar en cuenta la opinión de científicos independientes, sin ligas con el gobierno ni «”mucho menos»” las empresas promotoras de tales planes.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 31 de agosto de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales