Se le teme más al pensamiento

«SE LE TEME MÁS AL PENSAMIENTO»[1]

Mauricio José Schwarz

Señor Director: Acudo de nuevo a Foro de Excelsior para comentar la carta de la adepta dianética doctora Consuelo Rincón García (9-VIII-88). Como no puedo responder con su misma majadería, me veo forzado a acudir a la razón. Como lo hicieran antes otros dianéticos, la doctora Rincón no sólo no responde a los planteamientos propuestos, sino que opta por las agresiones personales y la salida por la tangente. Repasemos la historia de esta polémica en Foro de Excelsior:

3-IV, Ricardo Colin Morales, director de relaciones públicas de la Federación Mexicana de Dianética, A.C., afirma que Isaac Asimov es jurado del concurso «Escritores del futuro», 7-VII. Isaac Asimov, en carta reproducida en La Cultura al Dia, niega ser miembro de dicho jurado, probando la mentira del publicista religioso. El ingeniero Mario Méndez Acosta menciona entonces la peligrosidad del tratamiento de «desintoxicación» de Hubbard, demostrada en un estudio científico. 9-VII, rápidamente Joaquín Salcido acusa al ingeniero Méndez Acosta de difundir rumores con fines «oscuros y criminales».

No le preocupa la mentira de los sacerdotes dianéticos y tranquilamente descalifica al doctor Víctor Velarde como una «supuesta autoridad» 30-VII, un servidor recuerda lo que publicó en EXCELSIOR (13-IV-84) y afirma: que Hubbard y su Iglesia son quienes han sido considerados criminales en varios países, que se compra la lealtad de los más útiles adeptos con el 30% de los ingresos que generan y que el Comité para la Investigación Científica de lo Supuestamente Paranormal (CSICOP) ha recabado los datos citados y cuenta entre sus miembros a Carl Sagan, el propio Asimov y el filósofo Mario Bunge. Relató la apuesta que dio origen a la farsa dianética y mencionó los fraudulentos «Émetros», el cobro que la secta hace de todos sus servicios y que usó el sismo de 1985 para lograr adeptos entre las víctimas. Que los «Paquetes sobre ayudas BHCO» recomiendan manipulaciones peligrosas para acomodar discos intervertebrales desviados, y que los herederos de Hubbard siguen negando la muerte de éste, ocurrida el 27 de enero de 1986. Por último, defendió la libertad de creer, mas no la de lucrar con las creencias de otros.

Así, el 9-VIII la doctora Rincón «responde» omitiendo casi toda mi carta, aduciendo afirmaciones que no hice, sacando ideas de contexto, haciendo acusaciones groseras dando a entender que tanto el Ingeniero Méndez Acosta como un servidor somos promotores de los peores vicios. Es el viejo truco de afirmar la propia bondad y señalar a los cuestionadores como encarnación de toda bajeza, «enemigos» (sistema Jim Jones o Adolfo Hitler).

Respondo a lo conducente de la carta de la doctora, no sin antes señalar cuán curioso resulta que quienes ofrecemos cuestionamientos sobre la dianética tengamos siempre interlocutores distintos, pues ni el licenciado Colín ni el señor Salcido han vuelto a dar la cara.

Nunca inventé patrañas sobre la fórmula «Cal-mag»; relea mi carta. Simplemente afirmé que el paquete BHCO fechado el 5 de noviembre de 1974, «recomienda el uso de la fórmula «Cal-mag». Ni mentira ni señal de que olvidé la primaria. Ataque infantil que exhibe la visceralidad de la doctora. Pero, ya que lo menciona, es dudoso que una cucharada de vinagre, una de gluconato de calcio y media de carbonato de magnesio disueltas en un vaso de agua y tomadas hasta nueve veces diarias (de uno a tres vasos con cada alimento) no sean excesivas, incluso para un organismo en proceso de desintoxicación de drogas. Hubbard dice que tal fórmula «substituye a cualquier tranquilizante». ¿Qué dicen los médicos? Que las propiedades anticonvulsivas de los ingrediente eran conocidas antes de la dianética, pero que la dosis les parece excesiva.

Jamás negué que un dolor pueda ser síntoma de una lesión en otra zona. Me mofé del concepto de que «el dolor está aprisionado» en otra parte. El «aprisionamiento del dolor» no aparece en ningún texto médico.

Quien esto escribe jamás se ha «promovido» como miembro de CSICOP, mucho menos es «discípulo» del ingeniero Méndez Acosta, aunque nos une la convicción de que es importante «para la supervivencia del género humano» desenmascarar charlatanes y embaucadores.

Lo más lamentable de la carta de la doctora. Rincón es que busca desautorizar a sus oponentes con afirmaciones difamatorias y verdades a medias (como decir que «se ataca al cristianismo» sin puntualizar que la preocupación se centra en sectas como la de Jim Jones o Jimmy Swaggart; u olvidando que se rechaza la quema de todo libro o revista y no sólo de Playboy, que, por cierto; resulta difícil catalogar como simple pornografía), o concluyendo que al defender a la deprogramación se apoya a todos los deprogramadores, algunos tan charlatanes y ambiciosos como Hubbard, Moon o el Maharishi, y definiendo «deprogramación» de un modo absolutamente amarillista.

Alegremente, la doctora concluye con una falacia lógica -ésa si de segundo de prepa-: tú apoyas a los deprogramadores, Juan es deprogramador, Juan mató a un gato, por lo tanto tú apoyas a los que matan gatos. Tal absurdo es un insulto a la inteligencia de los lectores de EXCÉLSIOR. Lo que se pretende, claramente, es evocar un sentimiento indispensable para el éxito de todo charlatán: el miedo irracional del público.

Reafirmo mi respeto por las creencias y mi desprecio por quienes con ellas comercian. Nunca he defendido a lobotomizadores ni a manipuladores skinnerianos como Hubbard; he atacado siempre a los promotores de los sicotrópicos y abomino de los electrochoques en su forma tradicional, cuyo valor terapéutico ha sido refutado.

Siempre hablo a titulo personal y no pretendo una triste notoriedad como la de Hubbard, pues mi oficio no es embaucar incautos. Acaso la doctora deba fundamentar ante un juez los insultos que me dedica. Entretanto sostengo, punto por punto, los cuestionamientos presentados el 30-VII y resumidos aquí, esperando que los dianéticos Colín, Salcido o Rincón respondan directamente y no aparezca un nuevo vocero que rehúya la confrontación. Dijo Russell: «Los hombres temen al pensamiento más que a cualquier otra cosa en el mundo; más que la ruina incluso más que la muerte». Al pensamiento libre, en fin, le temen a todos los charlatanes, pues del control del pensamiento de sus adeptos nacen su poder y su fortuna. También por ello son implacables inquisidores de quienes los cuestionan.


[1] Publicado originalmente en agosto de 1988 en Excelsior

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.