IMPACTO AMBIENTAL
El cambio climático y el futuro de la selva[1]
Juan José Morales
De acuerdo con los pronósticos acerca del calentamiento global, es muy probable que en el curso del presente siglo la temperatura media de la Tierra se eleve entre uno y tres grados. Podría parecer poca cosa, pero semejante incremento «”dicen los expertos»” sería suficiente para ocasionar un acentuado cambio climático que resultaría desastroso para muchos ecosistemas, como los arrecifes de coral, que están adaptados a límites muy estrechos de temperatura y cuyos organismos no podrían adaptarse a las nuevas condiciones y desaparecerían o se verían gravemente deteriorados.
Catalogada como el ecosistema con mayor diversidad biológica después del arrecife coralino, la selva tropical ha demostrado ser muy resistente a los cambios climáticos, según indica una reciente investigación, y puede esperarse que también lo sea al que ahora está iniciándose.
Sin embargo, según los resultados de un reciente estudio, hay un importante ecosistema que sí podría superar los efectos del calentamiento: la selva. Y esto resulta especialmente importante para quienes vivimos en la península de Yucatán y el sureste de México en general, pues en esta región la selva es el ecosistema predominante.
A esa conclusión sobre la capacidad de la selva para soportar los efectos del cambio climático, llegaron los investigadores Carlos Jaramillo y Andrés Cárdenas, de la Institución Smithsoniana en Panamá, después de revisar y analizar casi seis mil estudios sobre las condiciones climáticas que imperaron en nuestro planeta a lo largo de las eras geológicas, y en especial los cambios experimentados por la flora y la fauna en los períodos excepcionalmente cálidos.
Así, encontraron que hace 120 millones de años, durante el período que se conoce como Cretácico medio, la temperatura ambiente promedio aumentó sustancialmente, entre 5 y 7 grados, debido a una intensa y generalizada actividad volcánica en muchos lugares del mundo, que inyectó en la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono, un gas que retiene el calor solar que llega a la Tierra, impidiendo que se disipe de vuelta en el espacio. Aquel calentamiento de origen natural fue similar al que ahora ocurre como consecuencia de la actividad humana y desde luego provocó un cambio climático.
Otro episodio de calentamiento se registró hace 55 millones de años, cuando en las zonas tropicales la temperatura media subió entre 3 y 5 grados, y un par de millones de años después, sucedió lo mismo.
En todos los casos, sin embargo, las selvas se conservaron sin mayores cambios, e incluso aumentó en ellas la diversidad de plantas y animales. Pero, contra lo que podría pensarse, no se expandieron hacia zonas templadas, más allá de la franja ecuatorial. Esto, a juicio de los autores del estudio que mencionamos, permite suponer que la temperatura no es el único factor que determina la existencia de tal ecosistema sino que también influyen otros factores.
Por otro lado, en su informe, publicado en el Annual Review of Earth and Planetary Science, los investigadores mencionan los descubrimientos del biólogo Klaus Winter, también de la Institución Smithsoniana en Panamá, en el sentido de que algunas especies de árboles tropicales toleran durante cierto tiempo temperaturas excepcionalmente elevadas, del orden de 50 a 53 grados, y que cuando se duplican las concentraciones de dióxido de carbono en el aire, los árboles utilizan mucho menos agua para sus procesos vitales.
Todo lo anterior permite suponer que nuestro ecosistema, la selva, podrá afrontar mejor que otros las condiciones de elevadas temperaturas, sequía y alto contenido de gases de invernadero en la atmósfera que se esperan a consecuencia del cambio climático.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 19 de julio de 2013