ESCRUTINIO
El país de los 32 mil muertos anuales a balazos[1]
Juan José Morales
Como se sabe, el gobierno norteamericano es muy dado a difundir entre sus ciudadanos lo que en inglés se denomina warnings, y que nuestros periódicos por lo general no se toman la molestia de traducir sino reproducen el término tal cual. Un warning es una advertencia; un aviso precautorio. Y su propósito es alertar a los norteamericanos para que no viajen a países o zonas de algún país en los que «”a juicio del gobierno de Washington»” pudieran correr peligro por disturbios civiles, delincuencia, rebeliones, problemas políticos, o cualquier otra causa. En lo que a México se refiere, durante los últimos años se han emitido varios de tales avisos, unos previniendo a los norteamericanos para que eludan determinadas ciudades o estados, pero otros muy generales, sin precisar a qué parte del país se refieren. Naturalmente, tales avisos no caen muy en gracia a los empresarios del sector turístico, sobre todo cuando se refieren a lugares como Acapulco.
¿Cuál le gusta marchantita? En las armerías de Estados Unidos puede encontrarse un amplísimo surtido de rifles y pistolas, y aunque existen ciertas regulaciones sobre su venta en esos establecimientos, las transacciones entre particulares y en las llamadas ferias de armas son prácticamente irrestrictas.
Pues bien, me pregunto si algún día se emitirá una alerta de esa naturaleza para advertir a los viajeros estadounidenses que se abstengan de viajar «”o, si lo hacen, tomen las debidas precauciones»” a cierto país donde anualmente mueren 32 mil personas por disparos de armas de fuego. Es decir, 87 personas diarias. Una cada 16 minutos.
Si algún día se difunde tal alerta, y si los presuntos viajeros la toman muy en serio, se correría riesgo de parálisis del turismo en Estados Unidos.
Y es que el país del muertito a balazos cada 16 minutos, de los 87 al día, de los 600 difuntos por penetración de bala a la semana, de los 2 667 al mes, de los 32 mil muertos a tiros al año, es precisamente Estados Unidos. Los heridos no cuentan, pero parece que también andan por las decenas de miles.
Hay que aclarar, sin embargo, que no en todos los casos se trata de asesinatos, de homicidios deliberados. El total incluye suicidios, muertes accidentales, víctimas de policías de gatillo alegre, y casos de gente inocente que muere en fuego cruzado durante balaceras entre pandillas, o por balas perdidas de procedencia desconocida. Los asesinatos representan la tercera parte, o sea unos 30 al día, cantidad nada desdeñable por lo demás.
Por otro lado, el número de muertes por disparos de armas de fuego sigue aumentando, y se estima que de mantenerse la tendencia, en 2015 morirá más gente por esa causa que en accidentes automovilísticos, para 2022 el número anual de fatalidades ascenderá a 35 mil y en los próximos diez años el total acumulado será de 340 mil. Esto es, más que los soldados norteamericanos muertos en todas las guerras en que ha estado envuelto Estados Unidos durante el último medio siglo, que no fueron precisamente pocas.
Pero no podía esperarse otra cosa en un país donde existen 300 millones de armas de fuego en manos de la población y en cada hogar hay en promedio tres. Y no simples pistolas, sino armas de todo tipo, incluso rifles de largo alcance y alto poder capaces de disparar docenas de tiros por minuto.
Si el problema se limitara a Estados Unidos, sería sólo cosa de los norteamericanos. Pero, por desgracia, la gran facilidad que hay para adquirir todo tipo de armas de asalto, ha permitido que hacia México haya un incesante y creciente flujo de ellas, que caen en manos de la delincuencia. Así, nosotros estamos padeciendo las consecuencias de esa demencial pasión de los norteamericanos por las pistolas, los rifles, las ametralladoras y demás juguetes mortíferos.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 20 de agosto de 2013