Las lecciones de Ingrid y Manuel

IMPACTO AMBIENTAL

Las lecciones de Ingrid y Manuel[1]

Juan José Morales

Hace una semana comentábamos en esta columna que la actual temporada de huracanes está resultando atípica por el retraso en la formación de esos fenómenos. Hoy podemos también comentar que, a diferencia de años anteriores en que las tormentas y huracanes más peligrosos ocurrieron en el Caribe o en el Atlántico al norte de las Antillas Mayores, en esta ocasión hemos tenido una intensa actividad ciclónica en el Golfo de México. Ahí se formó la tormenta tropical Fernando, que entró a tierra sobre Veracruz, y ahora al huracán Ingrid, cuya entrada a tierra en el sur de Tamaulipas está prevista para mañana lunes, y cuyas formaciones nubosas se extienden sobre una amplia zona, de modo que son de esperarse lluvias torrenciales en gran parte de la zona de influencia del meteoro.

clip_image001Esta imagen de damnificados del huracán Stan en Chiapas, con su vivienda, totalmente destruida y casi sepultada por toneladas de rocas y tierra, muestra los daños que pueden ocasionar las lluvias de una tormenta tropical o un huracán y que son responsables de más del 90% de las muertes ocasionadas por esos fenómenos.

Por otro lado, la costa del Pacífico, sobre todo Michoacán, está recibiendo intensas precipitaciones debidas a la tormenta tropical Manuel, que ya ha dejado un saldo de muertos y daños materiales.

Ingrid y Manuel están demostrando así que «”contra lo que muchos piensan»” el principal peligro de los huracanes y sus predecesoras, las tormentas tropicales, no son tanto los vientos como las lluvias, por las inundaciones, derrumbes y deslaves que ocasionan. De hecho, el 90% de las muertes causadas por esos fenómenos se deben a las lluvias.

Un caso muy ilustrativo es el de Mitch, que en 1998 azotó Honduras, Nicaragua y Guatemala y dejó entre 11 mil y 18 mil muertos «”la cifra exacta nunca pudo conocerse»”, la mayoría de los cuales perecieron ahogadas en las inundaciones o sepultadas por los enormes deslizamientos de tierra que arrasaron viviendas, caseríos y poblados enteros y que fueron consecuencia de las torrenciales lluvias.

Otro ejemplo notable fue el de Stan, en 2005. Aunque duró sólo unas horas, fue muy débil, con vientos apenas superiores a los 120 kilómetros por hora necesarios para clasificarlo como huracán, no tocó ningún país centroamericano y a Chiapas llegó ya degradado a simple depresión, las intensas lluvias debidas a sus vastos sistemas de nubes causaron casi 1 700 muertos, sobre todo en Centroamérica. En Chiapas, las inundaciones, derrumbes y deslaves barrieron tramos completos de carreteras y vías férreas y causaron enormes pérdidas económicas en viviendas y cultivos.

Esa amenaza, la de las lluvias, es la que ahora se cierne sobre Veracruz, Tamaulipas y otros estados vecinos. Ingrid es un huracán bastante débil, pero sus densas nubes «”que ayer se extendían hasta el occidente de la península de Yucatán, donde propiciaban lluvias»” sin duda causarán fuertes precipitaciones. Sobre todo porque la temperatura de las aguas del Golfo de México es bastante alta y ello favorece una fuerte evaporación que fortalece el potencial de lluvias. Por otro lado, en la región que será afectada por Ingrid el terreno ya se encuentra saturado por las lluvias que dejaron a su paso Fernando y la depresión tropical número 8. Las condiciones, pues, están dadas para que con los 25 a 35 milímetros de lluvia «”en algunas zonas hasta 40 milímetros o más»” que se espera caigan al paso de este huracán, los ríos se desborden y ocurran deslizamientos de tierra y derrumbes como el que hace unos días mató a ocho personas en un poblado de Veracruz.

Cuando de prepararse para huracanes se trata, pues, hay que pensar no sólo en vientos, sino también «”y muy especialmente»” en lluvias.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Lunes 16 de septiembre de 2013

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