El zorrito enano, ese pequeño desconocido

IMPACTO AMBIENTAL

El zorrito enano, ese pequeño desconocido[1]

Juan José Morales

Casi todo el mundo conoce «”aunque no por su nombre científico»” al Didelphis marsupialis. Es ese animalillo nocturno con aspecto que recuerda vagamente a una rata descomunal, al que en maya se llama och, en otras partes de México tlacuache y en español zarigüeya.

Pero muy poca gente conoce a un primo suyo: el ratón tlacuache o zorrito enano, Marmosa mexicana, en la clasificación zoológica. Este habitante de tierras del Mayab es también un marsupial, o sea que da a luz crías imperfectamente formadas que completan su desarrollo fuera del útero o matriz. Pero no posee marsupia, esa bolsa ventral recubierta de suave pelaje en la que se refugian los hijos después de nacer hasta terminar su desarrollo.

clip_image002Nuestro zorrito enano es de hecho uno de los miembros menos conocidos de la fauna peninsular. Muy poco saben los biólogos acerca de él, e incluso hasta hace pocos años se le confundía con una especie parecida, Marmosa zeledoni. Y si tan poco se sabe de él es debido a sus hábitos nocturnos y arborícolas, que dificultan las observaciones en su medio ambiente natural.

Si bien a primera vista alguien podría confundirlo con un ratón doméstico o de campo, hay dos rasgos característicos que permiten identificar al zorrito enano: el pelaje oscuro a manera de antifaz que tiene alrededor de los ojos, y sus grandes orejas membranosas. Y, desde luego, este miembro de la fauna del Mayab no es ratón ni zorro, sino un mamífero marsupial, pariente lejano del canguro.

El nombre de ratón tlacuache con el que se le conoce en México y parte de Centroamérica, se debe precisamente a que por su aspecto y tamaño es muy parecido a un ratón casero, aunque con grandes orejas membranosas que ayudan a identificarlo. Normalmente mide entre nueve y 20 centímetros de la punta del hocico a la base de la cola, más otro tanto correspondiente a la cola misma, que es prensil. Tiene un suave pelaje de color claro en todo el cuerpo, excepto alrededor de los grandes ojos saltones, donde es oscuro como un antifaz. Se distribuye desde el sur de México hasta Panamá y se le ha encontrado desde el nivel del mar hasta 2 900 metros de altitud prácticamente en casi todo tipo de vegetación, inclusive en las selvas secas, aunque al parecer prefiere los ambientes húmedos. Se alimenta sobre todo con insectos y en menor grado con frutos y es totalmente inofensivo. Incluso puede considerársele benéfico ya que ayuda a controlar plagas.

Como decíamos, muy poco se sabe sobre su biología y hábitos. Ni siquiera cuántas crías da a luz en cada parto, aunque por el número de pezones que posee «”entre 11 y 15″”, se supone que de ese tamaño o un poco mayores son las camadas, ya que, como ocurre en todas las especies de marsupiales, cada hijuelo debe mantenerse aferrado a un pezón durante todo el tiempo que tarda en terminar su desarrollo.

Tampoco se tienen datos sobre cuánto tiempo vive, aunque por comparación con especies del mismo género, se supone que no alcanza más de un año de vida. Igualmente, hay dudas respecto a si acostumbra excavar madrigueras como suponen algunos investigadores, pues si bien se le ha encontrado en cavidades bajo tierra, sus garras no parecen adecuadas para escarbar y podría ser que simplemente aprovecha las guaridas hechas por otros animales.

En fin, el más pequeño de nuestros marsupiales, de nuestros parientes del canguro, es casi desconocido para la ciencia. Pero ya habrá tiempo de estudiarlo y conocerlo mejor. A diferencia de otros animales que están estrechamente adaptados a ambientes muy específicos y se ven afectados por la deforestación y otras alteraciones del medio ambiente, el ratón tlacuache tiene una gran capacidad de adaptación a los más variados tipos de vegetación. Puede pasarla muy bien lo mismo en una selva baja espinosa que en los bosques de pino-encino de las montañas, en los manglares, en las selvas altas y medianas, y hasta en áreas donde la vegetación ha sido intensamente perturbada por la acción humana. Eso le garantiza la sobrevivencia y podemos confiar en que habrá zorrito enano por largo tiempo.


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 21 de febrero de 2013

2 pensamientos en “El zorrito enano, ese pequeño desconocido”

  1. Encontré una cría que todavía no abre los ojos.
    Me propongo ayudarla a sobrevivir y luego liberarla.
    Tengo experiencia criando ardillas en la misma situación.
    ¿ Me podrían dar algún consejo para alimentarla ?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.