IMPACTO AMBIENTAL
Las criminales falsas curas para la diabetes[1]
Juan José Morales
Una apreciada lectora me envía el anuncio de una conferencia sobre terapia inmunocelular que en estos días se ofrecerá en un hotel de Mérida. El encabezado del anuncio es «Hacia la cura de la DIABETES» (así, con grandes mayúsculas) y en la parte inferior, una típica imagen publicitaria ofrece «alto a la diabetes». Y no sólo a ella, sino también al lupus y la esclerosis múltiple. Como quien dice, oferta de tres por uno.
No sé qué opinarán las autoridades médicas y los colegios de profesionistas al respecto, pero me parece un engaño criminal alentar en los enfermos de diabetes la falsa esperanza de poder curarse. De hecho, mi amiga lectora «”que padece esa enfermedad al igual que su hija»” se interesó en la conferencia justamente porque pensó que en efecto podría encontrar una cura.
La realidad, empero, es que la diabetes, en sus dos tipos, es incurable. Lo único que se puede hacer es controlarla para dar al paciente una aceptable o bastante buena calidad de vida. Y esto se aplica a los dos tipos de diabetes: la de tipo I y la de tipo II.
Insinuar o sugerir que la diabetes puede curarse, como en este anuncio de cierta conferencia sobre una terapia «alternativa», puede hacer que un diabético, confiado en haber encontrado por fin solución a sus males, abandone tratamientos médicos de comprobada eficacia y ello le acarree complicaciones que pueden ser mortales.
La primera, también llamada diabetes juvenil o insulino-dependiente, se debe a que el páncreas no produce la hormona denominada insulina, que es necesaria para metabolizar o «quemar» la glucosa, un tipo de azúcar derivado de la digestión de los alimentos que proporciona energía al cuerpo. El tratamiento para este tipo de diabetes consiste en aplicar inyecciones de insulina para compensar su falta en el organismo. La diabetes tipo II, en la que el páncreas produce insulina pero el organismo del paciente no puede utilizarla debidamente, se trata mediante una dieta apropiada y ciertos cuidados.
Pero, repetimos y subrayamos enfáticamente: la diabetes es una enfermedad crónica; incurable pero tratable. Prometer o insinuar a un diabético que con tal o cual procedimiento «alternativo» o con alguna supuesta terapia milagrosa y revolucionaria se le podrá curar, es un engaño criminal. No sólo porque el tratamiento es inútil y sólo servirá para sacarle dinero, sino también «”y sobre todo»” porque, en la creencia de que por fin encontró la solución a sus males, muy probablemente abandonará el tratamiento médico realmente efectivo que está siguiendo, y ello le provocará complicaciones y quizá la muerte.
Por desgracia, dado que la diabetes es una enfermedad muy extendida «”tan sólo en México se estima que hay ocho millones de diabéticos y en el mundo entero 283 millones»” los charlatanes encuentran campo fértil para ofrecer sustancias y procedimientos supuestamente curativos. Por otro lado, la incidencia de la enfermedad está aumentando debido a malos hábitos nutricionales, obesidad y otros factores.
Muchas veces, sin embargo, resulta difícil para la gente percatarse de que se le está tomando el pelo, pues los embaucadores usualmente utilizan un lenguaje deliberadamente escurridizo y ambiguo, salpicado de términos técnicos y científicos para hacer creer que se trata de un gran descubrimiento. Pero, sobre todo, para que en un momento dado no se les pueda acusar de haber ofrecido una cura sino sólo un «auxiliar» para los tratamientos médicos.
Es mejor, pues, desconfiar de esas curas milagrosas que se ofrecen fuera de instituciones médicas conocidas y prestigiadas o de los hospitales del IMSS, el ISSSTE, la SS y demás establecimientos gubernamentales. Y en todo caso, lo mejor es pedir la opinión de un médico de confianza o de especialistas en diabetes de estos hospitales. Caer en un engaño puede resultar extremadamente peligroso.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 8 de mayo de 2014