IMPACTO AMBIENTAL
Ana Erosa y las tortugas que volvieron a Cancún[1]
Juan José Morales
Antes de su rápida y radical transformación, cuando Cancún era prácticamente una isla desierta, a sus solitarias y desiertas playas llegaban a desovar en grandes números tortugas marinas, sobre todo de las especies blanca y caguama, o Chelonia mydas y Caretta caretta si se prefieren sus nombres científicos. También, aunque en cantidades mucho más reducidas, arribaban ejemplares de tortuga de carey Eretmochelys imbricata y de la gigantesca tortuga laúd o de cuero, Dermochelys coriacea.
Pero al llenarse aquellas playas de hoteles, condominios, restaurantes, bares y demás edificaciones, verse atiborradas de sillas, camastros y sombrillas, y ser iluminadas durante la noche, las tortugas comenzaron a rehuirlas, hasta que finalmente casi dejaron de usarlas como zona de anidación. Sólo unas pocas se aventuraban a hacerlo.
Parecía que las tortugas se habían ido para siempre. Sin embargo, un grupo de biólogos, entre los que puede mencionarse de manera destacada a Julio Juárez y Ana Isabel Erosa, se echaron a cuestas lo que muchos juzgaron tarea imposible: lograr que las playas de Cancún volvieran a ser sitio de anidación de esos animales amenazados de extinción. Y lo lograron.
Lo menos que podía hacer la bióloga Ana Erosa, era esbozar una amplia sonrisa de satisfacción frente a la cámara. Las tortuguillas que corren sobre la arena rumbo al mar provienen de una de las muchas nidadas por ella protegidas dentro de los exitosos programas que permitieron crear condiciones adecuadas para que las tortugas marinas volvieran a desovar en las playas de Cancún y la Riviera Maya.
No entraremos en detalles sobre cómo se pudo. En esencia, lo que hicieron fue convencer a los hoteleros para que tomaran medidas que facilitaran la salida de las tortugas a las playas y desovar sin ser molestadas, y luego proteger adecuadamente los huevos depositados.
Así, no sólo se vieron nuevamente por las noches caguamas y otras tortugas «”incluso al menos en una ocasión una colosal laúd»” excavando afanosamente sus nidos y depositando sus huevos, sino que el espectáculo y, sobre todo, la liberación de las crías ahí nacidas se convirtió en un atractivo más para los turistas.
Ciertamente, después el programa original se ha debilitado, burocratizado y no pocas veces distorsionado, pero de una u otra manera sigue dando buenos resultados. Y, además, se ha repetido en otros sitios de la Riviera Maya, donde esta infatigable bióloga ha logrado también convencer a los empresarios hoteleros de que proteger y conservar el medio ambiente no está reñido con la buena operación de sus establecimientos, sino todo lo contrario, y que las tortugas pueden muy bien convivir con sus huéspedes si se toman las medidas adecuadas.
Pues bien, todo esto viene a cuento porque mañana, sábado 13 de septiembre, a las 7 de la noche, en el planetario Ka»™ Yok»™ de Cancún, Ana Erosa relatará cómo fue posible que las tortugas retornaran a Cancún.
A no dudarlo, será una conferencia especialmente interesante. En primer lugar, porque los asistentes podrán conocer una experiencia que puede y debe repetirse en otros lugares del país, tanto para proteger a las tortugas marinas como en beneficio de otras especies. En segundo lugar, porque Ana Erosa «”hidrobióloga egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana»” es una de las personas que más saben acerca de las tortugas marinas en Quintana Roo, gracias a los conocimientos y la experiencia que ha acumulado durante muchos años en diversos programas de protección tanto en las costas del Pacífico como en las del Golfo de México y el Caribe, y su participación en reuniones científicas acerca de estos quelonios. Finalmente, y sobre todo, porque es una amena expositora.
Lo menos que como divulgador científico puedo hacer, es recomendar a quienes estén en posibilidad de hacerlo, que asistan a esta conferencia. Saldrán muy satisfechos.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 12 de septiembre de 2014