QUE NO LE DIGAN, QUE NO LE CUENTEN
Las dos celulitis: la médica y la inventada[1]
Juan José Morales
Cada año, millones de mujeres en el mundo gastan una fortuna en cremas, masajes, aplicaciones de ultrasonido y un sinfín de otros tratamientos para combatir la celulitis, de la cual en los salones de belleza y las revistas femeninas se dice que es una acumulación anormal de un tipo particular de grasa, en forma de pequeños nódulos o protuberancias subcutáneas que afean la piel dándole un aspecto de cáscara de naranja.
En realidad, empero, esta supuesta celulitis es un truco publicitario. Fue inventada por una avispada empresaria norteamericana y se ha convertido en la base de un negocio multimillonario que, como decíamos, le saca, no la grasa sino el dinero, a mujeres ansiosas de eliminar esas pequeñas e indeseables adiposidades y recuperar la tersura de la piel en muslos y nalgas.
Típica imagen de los anuncios de productos y tratamientos contra la llamada celulitis, también denominada «píel de naranja». Contra la creencia popular, fomentada por artículos en revistas de belleza y chismes del espectáculo, la grasa de esas pequeñas acumulaciones que se forman bajo la piel femenina no tiene carácter anormal ni contiene toxinas.
Pero vayamos por partes. Por principio de cuentas, el término celulitis, en medicina, no tiene nada qué ver con bolitas de grasa. Se refiere a una infección cutánea causada por bacterias que invaden la piel a través de heridas, úlceras, picaduras de insectos, mordeduras de animales o cualquier otra lesión. Tales infecciones pueden ser desde leves hasta muy serias y se combaten con antibióticos.
Pero lo que popularmente se denomina celulitis, no es un verdadero término médico. Fue acuñado hace poco más de 40 años, en 1973, por una tal Nicole Ronsard, propietaria de un salón de belleza en Nueva York especializado en tratamientos de embellecimiento de la piel, quien incluso escribió un libro sobre el tema. La dama en cuestión «”que, por supuesto, carecía de formación profesional en medicina»” aseguraba que la celulitis se debe a la acumulación de grasa mezclada con agua y «desechos tóxicos del organismo», pero podía ser eliminada con los tratamientos de su invención.
Así comenzó el gran negocio de los productos, compuestos, sustancias, aparatos, equipos y métodos «anticelulitis», que van desde esponjas y paños especiales para frotarse la piel, hasta generadores de ultrasonido, pasando por cremas, lociones, vendajes, ropas especiales, libros de ejercicio, cepillos, estimulantes musculares, vibradores, suplementos vitamínicos, cojincillos térmicos, inyecciones de hormonas o enzimas, rodillos de masaje, tratamientos a base de hierbas y minerales, geles para baño y cuanta cosa pueda brotar de la imaginación de los negociantes.
Pero lo que se ha dado en llamar celulitis es simplemente tejido graso común y corriente. Por debajo de la epidermis, que es la capa externa del cuerpo, hay pequeños compartimentos que contienen células grasas. Cuando estas células aumentan de tamaño, los compartimentos que las alojan también aumentan de tamaño y pueden formar pequeñas protuberancias superficiales, o sea lo que se ha dado en llamar celulitis.
Esta condición se presenta en la gran mayoría de las mujeres después de cierta edad, pero es muy rara en los hombres. La diferencia aparentemente obedece a factores hormonales. En concreto, a la progesterona y el estrógeno, hormonas sexuales producidas por el organismo femenino, que propician la retención de líquidos y la acumulación de grasas. De hecho, la formación de glóbulos adiposos podría considerarse un carácter sexual secundario femenino, de igual manera que «”en los hombres»” lo son la barba y los bigotes, la abundancia de vello en el pecho o la calvicie en la madurez.
Desde luego, el exceso de grasa en el cuerpo puede ser combatido o controlado, pero no en la forma que dice la publicidad de productos y tratamientos «anticelulitis». Sólo que, como el espacio ya se ha agotado, abordaremos esta cuestión la semana próxima en esta misma columna.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 7 de mayo de 2015