QUE NO LE DIGAN, QUE NO LE CUENTEN
Y el mundo no se acabó. ¿O sí y no lo supimos?[1]
Juan José Morales
Estamos en 2015 (si me equivoco, por favor, que los lectores me corrijan). Pero no sé si los directores de ciertas cadenas de televisión por cable han perdido la noción del tiempo e ignoran en qué año vivimos, o simplemente consideran que pueden ofrecerle al público cualquier basura aceda disfrazada de documental y por eso todavía siguen proyectando aquellos apocalípticos vaticinios, supuestamente basados en unas inexistentes profecías mayas, sobre el fin del mundo»¦ ¡en 2012!
Confieso que si esto sucedió el 21 de diciembre de 2012, ni cuenta me di, pues ese día andaba muy distraído. Así que «”de haber ocurrido tal catástrofe»” pido a los lectores sacarme del error, aunque más bien creo que la humanidad no se acabará de golpe y porrazo víctima de terremotos, maremotos y erupciones, sino que History Channel y Discovery Channel terminarán matándola de aburrimiento con sus interminables series sobre el fin del mundo.
Como se recordará, aquella patraña fue inventada por un publicista colombiano de nombre Fernando Malkún, quien aseguraba que el mundo se acabaría exactamente el 21 de diciembre de 2012 «”un viernes para ser exactos»” debido a que «el sol, al recibir un fuerte rayo sincronizador (?) proveniente del centro de la galaxia cambiará su polarización y producirá una gigantesca llamarada radiante» que nos dejará a los habitantes de este diminuto rincón del Universo llamado Tierra, en calidad de pollos rostizados.
Todo eso, según el charlatán de marras, había sido supuestamente pronosticado por los astrónomos mayas, aunque jamás mostró una sola inscripción jeroglífica ni un solo códice en que se mencionara tal cosa. Vaya, ni siquiera exhibió algún antiguo texto maya en que se hablara de galaxias, que eran desconocidas por los astrónomos prehispánicos.
Por supuesto, la fecha fatal se cumplió, y «”hasta donde sé»” el mundo no se acabó (si me equivoco, por favor, que los lectores me corrijan). Pero todavía las cadenas norteamericanas de televisión siguen recetándonos esa sarta de sandeces y con la mayor tranquilidad del mundo transmiten una y otra vez los espeluznantes vaticinios sobre la forma en que la humanidad llegará a su fin el pasado 21 de diciembre de 2012.
En otros casos, no se limitan a servirnos ese añejo platillo, sino variantes del mismo, según los cuales efectivamente los mayas anunciaron el fin del mundo, pero no para ese 21 de diciembre ni para ninguna otra fecha determinada, sino para esta época»¦ y la profecía ya se está cumpliendo cabalmente, sólo que poquito a poquito.
En lugar de achicharrarnos súbitamente por una llamarada solar, nos estamos horneando lentamente por el calentamiento global. Y en vez de una repentina y devastadora epidemia tipo la muerte negra de la Edad Media, tenemos el sida, como hace ya casi un siglo tuvimos la influenza. ¿Y no se han dado cuenta de que hay terremotos, huracanes, inundaciones, erupciones volcánicas y tornados? ¿Acaso no hemos tenido dictadores brutales como Hitler o Pinochet? Todo eso es señal de que el mundo se está acabando.
¿Que lo mismo pensaban nuestros antepasados cada vez que ocurría una epidemia, sobrevenía una serie de terremotos, o una gran sequía provocaba hambruna y muertes? Estaban equivocados. El único, real y verdadero fin del mundo, el auténtico, el indiscutible, el que tiene sello de garantía, el que se cumplirá cabalmente, es sólo el que predicen las cadenas de televisión. Los demás son imitaciones vulgares. No hay que dejarse engañar por otros charlatanes. Los únicos a los que hay que creerle son los de History Channel y Discovery Channel.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 9 de julio de 2015