EL ENCUENTRO DE HELEN Y BETTY MITCHELL
«Si, pero sin este tremendo poder para absorber ellas nunca regresarían a nosotros, porque ellas serían tan atraídas a las vibraciones de la mente de una persona que la seguirían por siempre o hasta que se reunieran con algo sólido que una fuerza tremenda».
«¿Entonces cómo regresan? Si este poder de atracción es tan grande ¿Cómo pueden hacer para regresar?» preguntó Helen.
«Una buena pregunta». Dijo, «pero este gran poder de atracción también las rechaza en un instante».
«¿Cómo?» preguntamos simultáneamente Helen y yo.
«El disco absorbe y registra las acciones y pensamientos de una persona, no sólo sus acciones y pensamientos presentes, sino aquellos que se están formando en sus reacciones mentales y químicas dentro de él. Absorbe tanto de las acciones y vibraciones de pensamientos que interrumpe la armonía entre el disco y la mente de la persona. Este impulso desarmónico se aleja y regresa a su baúl, siendo regresado a las altas vibraciones de aquí. Así completa todo este negocio por la ley dentro de él».
«Qué demostración de la Ley de Atracción», dijo Helen, «pero, ahora, ¿son estos el único tipo que tienen?»
«No», dijo Elen, «Tenemos otros aparatos que pueden registrar la conversación y los pensamientos junto con la foto, pero estos son más grandes. Las vibraciones eléctricas alrededor de una persona, que son activadas por sus acciones, se registran en una de estas cuatro líneas en los discos y viajan a través del centro donde se transmiten de regreso a la Meired con la foto».
Helen y yo habíamos hablado muchas veces sobre la posibilidad de una contraparte eléctrica del cuerpo humano. Lo notamos cuando ajustamos nuestro televisor a una buena foto y luego lo movíamos alejándonos y la foto se desvanecía, pero cuando regresábamos se volvía clara. También cuando sosteníamos el extremo de una antena de radio, dejando el equipo muy fuerte cuando antes se había producido un pequeño sonido. Obviamente esta gente conocía mucho de esto, y por lo tanto hacía posible para ellos obtener información aún no conseguible por tales métodos como esos discos.
«¿Qué ocurre si uno de sus discos, en vuelo, debe pasar en la trayectoria de un avión?» Pregunté. «¿Será capaz de evitar el avión o lo golpeará?».
Elen dibujó más líneas en el papel. «Estas», dijo, «representan las líneas de fuerza magnética que circundan su Tierra, originadas de la acciones y mentes de la gente de la Tierra. Corren de Norte a Sur. Nuestros discos siguen estas líneas. Si un objeto, como el avión que mencionaste, debe cruzar esta trayectoria en el mismo momento que nuestro pequeño disco, habrá una pequeña explosión cuando el disco se desintegre».
Un disco no puede alterar su trayectoria de vuelo a menos que sea dirigido desde la sección de control de la Meired por un operador. Si un operador está en el control del disco entonces él puede cambiar la trayectoria de vuelo. La pequeña explosión no afecta un aeroplano en vuelo, porque se desintegra completamente al momento de tocar el aeroplano».
Elen se detuvo y giró a una nueva hoja en su libreta.
«Si les contara de un medio con el que pudieran contactar con la Meired y hablar con nosotros ahí, ¿estarían interesadas? Preguntó.
Sentí una conmoción recorrer a través de mí. Había estado tan concentrada en tratar de comprender lo que tenía que explicarnos que parecía estar en otro mundo. Sus palabras me regresaron al impacto de todo este asunto. ¿Tal aparato involucraría nuestras cabezas? Pero antes que pudiera ordenar mi mente, Helen respondió.
«¿Lo estaríamos?» dijo, «Es más de lo que puedo decir».
«¿Podríamos conseguir los materiales necesarios?» Pregunté, porque también tuve toda la idea, ahora que la conmoción había desaparecido.
«Aquí está lo que necesitan», dijo y comenzó a escribir una lista de cosas que necesitábamos. «Pero debo advertirles, deben mantener en secreto este aparato. No será fácil. Habrá muchos que dirán que ustedes no tienen esta aparato y tratarán de burlarse de ustedes para que se lo muestren, pero ustedes no pueden. Hay muchos en su Tierra que no están con nosotros y tal aparato en sus manos se convertirá en una cosa peligrosa para nuestros proyectos entre ustedes».
Después de que terminó de escribir lo que necesitábamos, dibujó un pequeño diagrama en el papel.
«Ustedes necesitan esto justo en esta forma», dijo señalando al primer elemento en su lista. «Luego este en esta forma», continuó mientras dibujaba más en su diagrama, y nos mostraba a cual de las cuatro partes correspondía. Hay una quinta pieza que era desmontable.
«Esta es la unidad por la cual ustedes harán contacto», dijo. «Colóquenla en la primera parte construida y manténgala ahí junto con su mano. Es preferible la mano derecha ya que es el lado positivo de su cuerpo y activará de mejor forma el equipo».
Él nos dio el papel y ambas lo estudiamos cuidadosamente, memorizando todo lo que había ahí. Él se sentó silenciosamente observándonos mientras los estudiábamos. Y cuando lo estudiamos de alguna manera comenzó a aclararse
«¿Piensan que pueden manejarlo?» preguntó.
«Déjenme explicarlo de nuevo», dijo y fue de nuevo sobre la lista de materiales, sus formas y su lugar en la construcción. «Ahora deben recordar que se les está dando a ustedes y a nadie más. Puede ser algo difícil de hacer pero se debe hacer. Si otros lo van a tener, veremos que sean notificados. ¿Están de acuerdo?»
Miré a Helen. «Estamos de acuerdo», dijimos juntas.
Elen miró alrededor como si convocara un mandato silencioso.
«Ahora debo dejarlas», dijo recogiendo los papeles con los diagramas en ellos, y doblándolos pulcramente, los metió en su bolsillo. «Sean diligentes en sus esfuerzos y recuerden colocarlo justo así, porque si no no vamos a ser capaces de obtener una haz de línea magnética en él. Buena suerte».
Él se levantó silenciosamente, buscó en su bolsillo y dejó cambio en la mesa. Casi silenciosamente, desapareció a través de la puerta.
Ahora no regresó el viejo sentimiento de la semana pasada porque él nos dejó algo que era parte de su mundo «“ un medio de contactarlos. Ya no me sentiría sola. Observé a Helen pensativamente. Parecía no estar en un estado de animo para hablar. En lugar de eso agitó los restos de hielo en su vaso con su popote.
«¿En dónde comenzaremos a buscar?» Pregunté.
Helen mencionó unos pocos lugares en los que podríamos encontrar tales metales. Salimos, casi olvidando pagar nuestras bebidas. Ahora estábamos de prisa. La vida había tomado un nuevo y excitante significado para nosotras.
El sentimiento de haber sido burladas o engañadas había dejado nuestras mentes. Si este aparato funcionaba, sería todo lo que necesitábamos para asegurarnos que estábamos dentro de algo muy diferente y muy excitante.
Cualquier pensamiento de ir al cine ahora se había removido de nuestras mentes. Estábamos tan excitadas y ocupadas tratando de localizar nuestra mercancía más preciosa. Nos tomó el resto de la tarde, y mucha búsqueda antes de que consiguiéramos lo que necesitábamos. Y conseguimos algunas miradas extrañas en ciertos lugares cuando preguntamos por elementos particulares que estaban enlistados en la hoja de Elen.
No hicimos mucho tiempo conduciendo a casa. Aunque no rompimos la ley de velocidad, la aguja del velocímetro estaba siempre sobre la velocidad exacta que permitían las señales de transito. Excitadas, con nuestros paquetes preciosos bajo nuestros brazos, entramos a la casa.
Mamá, viéndonos llegar, comenzó la cena. Nos dirigimos al sótano y a la mesa de trabajo. Tediosamente comenzamos a ensamblar nuestro aparato de escucha. Como mujeres que vivían sin hombres alrededor de la casa, aprendimos a hacer cosas así que nuestros esfuerzos no eran completamente fútiles. Asombrosamente ambas concordamos en cada detalle. Cuando terminamos, escuchamos la voz de mamá llamándonos para cenar.
Sabía que no podía comer un bocado hasta saber si nuestro aparato trabajaba. Alineamos todo como nos había dicho Elen. Helen me pidió ser la primera en probarlo, pero me opuse. Ella se hizo cargo y las palmas de mi mano se sintieron sudorosas y ella hizo la primera llamada.
«¿Qué están haciendo ahí?» dijo mamá.
«Un minuto», dije y ella debió haber sentido la urgencia en mi voz ya que cerró la puerta y nos dejó solas.
Helen esperó y nada. Comencé a pensar sobre el esfuerzo adicional que esta compra había puesto en nuestro presupuesto, pero sabía que si trabajaba, ningún precio sería tan alto de pagar. Mis dudas crecieron cuando Helen esperaba. ¿Toda la cosa era un engaño? Comencé a sentir chistoso en el fondo de mi estómago. Estaba a punto de girar y subir por las escaleras. Podríamos tratar de nuevo después de la cena.
Entonces vi iluminarse la cara de Helen. Hizo un gesto para que viniera rápido. Me apresuré y también coloque mi mano derecha en el aparato. ¡La voz de Zelas se escuchaba fuerte y claro!
«Las he estado observando mientras ensamblaban su aparato», dijo. De repente el mundo se transformó en un maravilloso lugar en donde vivir y noté que Helen estaba riendo. Yo también comencé a reírme. Toda la tensión de la espera se drenó en esa risa de alegría. ¡Habíamos triunfado!
Zelas no dijo que era tiempo de cenar en la Meired, y nos preguntó si podíamos contactarlos en dos horas porque su Comandante, Alna, deseaba hablar con nosotras.
Un sentimiento de indignidad me inundó. ¿Qué le podría decir a tal persona? Pero ahora estábamos en esta cosa y no nos podíamos echar atrás. Helen parecía tener el mismo sentimiento, porque su voz no era tan segura cuando habló.
«Si, los contactaremos entonces». Dijo.
«La paz sea con ustedes». Respondió Zelas y rompió el contacto.
Helen fue a las escaleras del sótano y se sentó, se veía una mirada aturdida en su cara.
«¿Cómo lo hicieron?» preguntó.
«No lo se», respondí, «lo hicieron». Eso es cierto».
Recordé la cena aunque pensé que sabía que no podría comer nada. ¿Y cómo pasaríamos las dos horas de espera? Subimos las escaleras pensativamente y, creo, nuestras mentes llevaban las mismas preguntas. ¿Qué sería de esto? ¿De que posiblemente quería hablarnos? Teníamos que esperar dos horas para saberlo. ¿Qué largas son dos horas? Me temía que sería una eternidad que esperaría nerviosamente y aún anticipando tal vez uno de los momentos más importantes de mi vida. ¿Podríamos esperar dos horas?
Hasta aquí nuestra traducción del libro de Helen y Betty Mitchell, en la versión de Wendelle C. Stevens[1].
Tal vez quien mejor expresa esta parte de la historia del contactismo estadounidense sea Aaron John Gulyas, quien se ocupa de estas hermanas contactadas en Capítulo 7, Sex, Gender and Flying Saucer, de su libro Extraterrestrial and the American Zeitgeist. Alien Contact Tales Since the 1950s [2]. Gulyas escribe en la página 207 y siguientes:
The Mitchell Sisters: Contact Lite
Helen Mitchell y Betty Mitchell fueron hermanas que registraron una experiencia de contacto con varios hombres de Marte. Saucerian Books de Gray Barker publicó su panfleto, We Met the Space People, en 1959. Las hermanas hablaron en numerosas convenciones de platillos voladores a finales de los cincuentas. A principios de la década de los sesentas desaparecieron de la escena platillista, lo que es consistente con la desaparición del contactismo en la corriente principal de la creencia en los platillos voladores, en favor de una aproximación basada más en «evidencias». Las hermanas fueron emblemáticas del segundo o tercer nivel de contactados que poblaban las conferencias y circuitos de convenciones durante las décadas de los cincuentas y sesentas, contando historias que se derivaban de las de los contactados principales como George Adamski o George Van Tassel.
Lo que aparta a Helen y Betty Mitchell de otros contactados menores de los primeros días del fenómeno no es el contenido de su mensaje. Como veremos, el contenido de We Met the Space People es similar a una «colección de grandes hits» o un resumen de temas comunes en los contactados. Sin embargo, como mujeres, su particular punto de vista es invaluable. Curiosamente, lo que puede ser más valioso de la contribución de las hermanas Mitchell al folklore contactista es la clara falta de lo que podemos llamar un punto de vista o perspectiva de la mujer. La ausencia de una discusión abierta de género es, sin embargo, un tipo de discurso.
A diferencia de Inside the Spaceships de Adamski o de otros tomos contactistas, We Met the Space People fue uno de los muchos folletos grapados con cubierta de tarjeta, producidos durante los cincuentas por Saucerian. Comprende dos secciones, «La historia de Helen» y «El relato de Betty». Cada una es bastante breve, alrededor de 5,000 palabras. Aunque no es seguro, es probable que el editor del libro (seguramente Gray Barker) elaborara el trabajo de los discursos dados en una convención de platillos voladores. Betty, por ejemplo, informa que ellas recibieron «información de un venusino llamado Tregon. Me gustaría leer su mensaje para ustedes, que recibimos justo unos días antes de que viniéramos aquí»[3]. La brevedad del relato y la referencia a la lectura sugiere la edición de estas ponencias durante su conversión a un trabajo publicado puede haber sido mínimo, dándonos una vista más cruda sobre el asunto.
«La historia de Helen» describe el encuentro inicial entre las hermanas y los hombres de Marte. Como muchos cuentos de contactados, la reunión inicial entre los terrícolas y los extraterrestres toma lugar en circunstancias extraordinariamente prosaicas; en este caso, en una cafetería de San Luis mientras paraban para tomar un refresco. Los dos hombres «“ Elen y Zelas «“ afirmaron venir de una «enorme nave madre orbitando el planeta Tierra y preguntaron a las hermanas si estarían dispuestas a «servir como canales a través de los cuales ellos pudieran dar cierta información a la Tierra». Significativamente lo que convenció a las hermanas a creer a Elen y Zelas fue que los dos visitantes fueron capases de relatar incidentes de la niñez de las mujeres que ninguno podría conocer. Esta noción de visitantes extraterrestres del sexo masculino observando crecer chicas de la Tierra hasta su adultez y subsecuentemente haciendo contacto es, como veremos, un tema recurrente sin un paralelo donde los géneros de los humanos y extraterrestres involucrados se invierten. Frecuentemente hay un paternalismo o espíritu posesivo en las relaciones entre los hombres extraterrestres y las mujeres de la Tierra.
En una visita subsecuente a la misma cafetería de San Luis, los hermanos del espacio presentaron a Helen y Betty unas instrucciones de cómo construir un aparato de comunicación a través del cual las hermanas podrían mantener contacto con los marcianos a bordo de su nave espacial y comunicarse con su comandante, Alna. Fue un proceso bastante complicado: «Sus instrucciones fueron muy explícitas y precisas, porque él nos advirtió que a menos que pusiéramos cada pieza del dispositivo en el lugar adecuado no seríamos capaces de ponernos en contacto con él. No se nos permitió llevarnos el diagrama dibujado del dispositivo con nosotras, pero tuvimos que recordarlo como se nos explicó».
Esta discusión de la construcción de un aparato de comunicación interplanetaria es sospechosamente similar a una secuencia parecida en la película de 1955 This Island Earth (basada en una historia de 1947, «The Alien Machine», de Raymond F. Jones), donde el Doctor Cal Meacham es instruido para construir un Interocitor. Sorprendentemente este tipo de traslape con las películas de ciencia ficción popular ocurría menos frecuentemente de lo que uno pudiera pensar, aunque a principios de los sesentas, la cantidad de préstamos entre los medios de ficción y el material contactista comenzó a borrar las líneas de frontera entre los dos géneros. A través de este aparto de comunicación, Helen y Betty aprendieron mucho sobre la forma de vida marciana.
En noviembre de 1957, las hermanas Mitchell hicieron su primer viaje en un platillo volador, tomando un vuelo de 15 minutos hacia la nave madre en órbita de la Tierra. Helen describe un tour de la nave nodriza, detallando diferentes áreas de las naves y los uniformes de la tripulación (únicamente hombres). Ellas entonces tuvieron una comida con Alna, el comandante de la nave. En pocas semanas, los marcianos contactaron a las hermanas, informándoles que el Consejo marciano deseaba hablar con ellas. Entonces la narrativa de Helen se dirige a un hermano del espacio llamado Sigt quien discute los peligros de «las bombas A y H» que los gobiernos de la Tierra están en el proceso de probar, liberando a la atmósfera radiaciones peligrosas. Esto es peligroso para los seres de la Tierra, por supuesto, pero también para la gente del espacio viviendo en la Tierra. Sigt tiene una solución simple al problema: «¿Cómo se puede evitar que esto suceda? La respuesta es simplemente detener las pruebas innecesarias de estas bombas. Para los que sostienen que son necesarias para mostrar la fuerza militar, sólo podemos decir, qué fuerza hay que demostrar que prive a la gente, la vegetación y los animales, de otra manera, de un perfectamente hermoso y alcanzable futuro.
«Hasta que la Tierra este de nuevo lista para el cambio natural de eje, sólo emitirán advertencias y quizás tomaran los fieles a los cielos lejanos donde esperarán la limpieza definitiva de la superficie terrestre». Esto representa tanto una desviación significativa de las metáforas convencionales de los contactados como las de Adamski y una continuación de la desviación hacia temas más abiertamente espirituales. La noción del ser más creyente tomado y siendo salvado del tiempo de tribulación tiene paralelos inequívocos con la noción de una escatología rapto-y-tribulación como la promovida por los protestantes evangélicos. También proporciona una visión de las creencias contactistas como un tipo de salvación basado en la fe. Habrá protección (en los «cielos» sino en el Cielo) para aquellos que sean «creyentes», a pesar de que las hermanas nunca explicaron la manera precisa de la fe a la que ellas se referían.
Las visiones de Tregon y Sigt, tal como fueron transmitidas a través de Helen y Betty, son muy convencionales en sus temas dentro del contexto de las narrativas de los contactados. Sin embargo, su creación y expresión pública por mujeres, hace de estas narrativas más una rareza que las de sus contemporáneos más conocidos. La ausencia de énfasis en el género en la presentación/folleto compuesto por Betty y Helen Mitchell es en sí misma significante. Justo como contactados como Adamski y Van Tassel no hicieron énfasis en el tema de su masculinidad, las hermanas Mitchell se negaron a hacer un tema de su feminidad (al menos en el manuscrito publicado de sus experiencias) representando un intento de colocarse a sí mismas en igualdad de condiciones con estas figuras pioneras. Además, las referencias a la Atlántida y a un evento como de rapto, cementan a las hermanas dentro del mundo del espiritualismo y la religión que, en ese tiempo, también eran campos dominados por los hombres.
Mientras que las mujeres hacían sentir su presencia en el movimiento contactado en los sesentas con cuentos con temas románticos, y en los setenta y ochenta con la llegada de una publicación masiva de material canalizado psíquicamente, la narrativa sencilla, clásica de contactados, de Helen y Betty Mitchell fue un hito en el desarrollo del género.
Una reflexión final para terminar. Si uno lee todo el libro de las hermanas Mitchell nunca encuentra «este vasto campo de conocimiento que dispersaremos a través de ustedes». Tal vez, como lo sospecharon las hermanas Mitchell, todo fue una enorme broma; una broma realizada por las propias hermanas.
REFERENCIAS
Gulyas Aaron John, Extraterrestrials and the American Zeitgeist. Alien Contact Tales Since the 1950s, McFarland & Company, Inc., Publishers, Jefferson, North Carolina, and London, 2013. 250 pages.
Mitchell Helen & Mitchell Betty, We Met The Space People. The Story of the Mitchell Sisters, (Address delivered at the Buck Nelson Convention, June 28, 1959), Saucerian Books, Clarksburg, West Virginia, 1959.
Mitchell Helen & Mitchell Betty, UFO Contact… Among the Saucers by Helen & Betty Mitchell, Editado, anotado y publicado por Wendelle C. Stevens, UFO Photo Archives, 1990.
Mitchell Helen & Mitchell Betty, We Met The Space People. The Story of the Mitchell Sisters, Galaxy press, Canada, 1973. 15 s.
Prosser Lee, UFOs in Missouri: True Tales of Extraterrestrial and Related Phenomena, Schiffer Publishing LTD, Pennsylvania, 2011. 160 s.
Strait James, Weird Missouri: Your Travel Guide to Missouri’s Local Legends and Best Kept Secrets, Sterling Publishing Company, Inc., New York, 2008. 256 s.
[1] Mitchell Helen & Mitchell Betty, UFO Contact… Among the Saucers by Helen & Betty Mitchell, Editado, anotado y publicado por Wendelle C. Stevens, UFO Photo Archives, 1990.
[2] Gulyas Aaron John, Extraterrestrials and the American Zeitgeist. Alien Contact Tales Since the 1950s, McFarland & Company, Inc., Publishers, Jefferson, North Carolina, and London, 2013. 250 pages.
[3] Mitchell Helen & Mitchell Betty, We Met The Space People. The Story of the Mitchell Sisters, (Address delivered at the Buck Nelson Convention, June 28, 1959), Saucerian Books, Clarksburg, West Virginia, 1959.