ESCRUTINIO
La no muy sana distancia entre periodistas y gobierno[1]
Juan José Morales
En mis columnas, intento básicamente dar información, para que el lector llegue a sus propias conclusiones y se forme sus propios juicios, absteniéndome de endilgar calificativos y pontificar. Por eso prefiero ser llamado columnista y no comentarista. Pero en esta ocasión quiero expresar mis puntos de vista sobre las comidas que la semana pasada ofreció el gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, a los propietarios y trabajadores de los medios de comunicación de Cancún, Chetumal, Cozumel y Playa del Carmen.
Por contraste con la munificencia demostrada por el gobernador Roberto Borge en las comidas que ofreció a los medios de comunicación «”en las que se sortearon automóviles último modelo, motocicletas y otros espléndidos regalos»” a los llamados dignatarios mayas únicamente entregó modestas canastas navideñas no muy diferentes a las despensas que el gobierno les reparte regularmente.
No se trató de simple convivios, de reuniones como las que usualmente celebran grupos de amigos o compañeros de trabajo o profesión en la época navideña, sino de eventos de carácter oficial, organizados por una autoridad, y durante el cual se sortearon entre los periodistas asistentes cinco automóviles último modelo, cincuenta motocicletas y una buena cantidad de computadoras, tabletas y otros objetos, todo ello con valor superior al millón de pesos.
A mi juicio, no hay justificación para hacer tal cosa. De hecho, creo que en esa forma se pervierte la que debería ser una sana relación entre el poder público y la prensa. Incluso, en cierto grado menoscaba la dignidad del periodista.
Que una empresa privada, una institución educativa, una asociación civil, e incluso una dependencia gubernamental, ofrezca una comida o un festival a sus trabajadores «”como la posada con que Por Esto de Quintana Roo festejó a su personal el pasado sábado»” y durante el evento se sorteen artículos diversos no es nada indebido. Por lo contrario, es una manera de agradecerles sus servicios a la empresa o institución y darles una retribución adicional por ello, puesto que se trata de sus empleados y obreros.
Pero los periodistas no son trabajadores al servicio del estado. No son empleados públicos. Mucho menos lo son del gobernador o algún otro alto funcionario. Pero tal parece que así los mira el gobierno de Quintana Roo y por ello les reparte premios tan jugosos. O «”peor aún»” tal parece que con ello intenta cohecharlos, sobornarlos para silenciar críticas. Repartirles regalos resulta una forma no tan sutil de advertirles que si se portan bien «”esto es, si sus informaciones y comentarios son favorables al gobierno y evitan hacerle críticas»” serán invitados al próximo agasajo y tendrán la oportunidad de hacerse gratuitamente de un flamante automóvil, una buena motocicleta o cualquiera de los premios menores.
Pero en la comida ofrecida por el gobernador del estado de México, Eruviel Ãvila el 17 de este mes, el trato que se dio a los periodistas fue todavía más censurable, casi podría decirse que degradante y vergonzoso. Como informó el pasado lunes nuestro diario, desde el templete del acto presidido por el gobernador mexiquense se arrojaron a los comunicadores diversos artículos valiosos para que se los disputaran en una humillante rebatiña. Cualquier comentario sale sobrando.
Y antes de que alguno de mis no pocos malquerientes diga que respiro por la herida «”es decir, porque no fue invitado a la comida en Cancún»”, debo aclarar que las pocas veces que asistí a algún festejo del día de la libertad de prensa ofrecida por el gobierno, rehusé participar en las rifas que en tales ocasiones se acostumbran. Y hace unos días, devolví una «”muy tentadora por lo espléndidamente surtida»” canasta navideña que me envió un político a quien respeto como tal pero de quien no podía «”como expliqué»” aceptar tal regalo por cuestión de principios, ya que de hacerlo me sentiría comprometido con él y limitado a criticar alguna de sus acciones o a escribir comentarios como este.
Creo «”aunque sé que muchos no comparten mi opinión»” que entre gobierno y medios de comunicación debe mantenerse una sana distancia y una relación de respeto mutuo.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 23 de diciembre de 2015