IMPACTO AMBIENTAL
Los manglares y el carbono azul[1]
Juan José Morales
Ahora que está en el tapete de la discusión el tema de la destrucción de manglares en la costa mexicana del Caribe «”de la cual el Malecón Tajamar de Cancún se ha convertido en un caso emblemático»”, resulta extraordinariamente oportuna la publicación, hace unos días, de los resultados de un amplio y detallado estudio sobre el papel de estos ecosistemas para contener el calentamiento global.
Los manglares capturan mucho más carbono atmosférico que las selvas o los bosques de zonas frías y templadas. Por ello los expertos recomiendan protegerlos y conservarlos para atenuar el calentamiento global y sus consecuencias. En la imagen, los densos manglares de la Laguna de Términos en Campeche. Foto de Joanna Acosta, Conabio.
El estudio, que duró varios años, fue realizado por investigadores norteamericanos, canadienses y mexicanos por iniciativa de la Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte, un organismo gubernamental interinstitucional. En él se subraya la enorme importancia que los manglares tienen como sumideros de carbono. Es decir, como ecosistemas capaces de absorber y retener el dióxido de carbono, un gas atmosférico que es el principal causante del calentamiento. En particular, se estudiaron los manglares de la Reserva Pantanos de Centla en Tabasco, que son excepcionalmente grandes y bien conservados, pero los resultados pueden extrapolarse a la península de Yucatán en general, donde tenemos más de la mitad de la superficie de manglares de México. Nuestro país, por otro lado, tiene los manglares más extensos y exuberantes de Norteamérica, lo cual les confiere un valor excepcional respecto al calentamiento global y el cambio climático.
Al carbono atrapado en los manglares se le denomina carbono azul, de modo que antes de seguir adelante, conviene precisar que los científicos llaman así al carbono atmosférico capturado y retenido por la vegetación marina «”recuérdese que el plancton está constituido en gran parte por plantas microscópicas»” y de las zonas costeras, como los pastizales sumergidos, las marismas saladas y los manglares. Se estima que aunque este tipo de vegetación de frontera entre la tierra y el mar representa sólo el 0.05% de la masa vegetal total terrestre, captura más del 50% y quizá hasta el 70% del total de carbono absorbido por las plantas.
Conviene subrayar que este estudio es el primero con el cual se ha tratado de cuantificar las reservas de carbono en los manglares de Pantanos de Centla «”que son, repetimos, los más extensos de Mesoamérica junto con los de la península de Yucatán»” y las consecuencias que tendría su conversión a otros usos del suelo.
Es, desde luego, un estudio amplio, detallado y muy especializado. Por eso no entraremos en detalles. Nos limitaremos a transcribir lo que sus autores escriben sobre la importancia de los manglares: «Constituyen «”escriben»” ecosistemas sumamente productivos que revisten una enorme importancia en términos tanto ambientales como económicos en las esferas local y mundial. Su enorme contribución al almacenamiento de carbono sugiere que la conservación y la restauración de estos ecosistemas podrían ser una vía que ayude a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero.»
En el caso particular de nuestros manglares, señalan que «Los ecosistemas del sureste de México que captan y almacenan carbono azul se encuentran entre los más extensos que se hayan medido en todo el mundo.»
Y agregan que «eliminar los manglares para dar otro uso a la tierra o la franja costera conlleva, por lo tanto, un costo sumamente elevado, toda vez que lo más probable sería que el nuevo uso resultante de la conversión no permitiese almacenar tanto carbono o, de hecho, pudiese ocasionar que el carbono almacenado se perdiera mediante emisiones de gases de efecto invernadero. Ello, amén de que se perderían otros importantes servicios ambientales, característicos de los manglares.»
Ahí está la opinión de los científicos. Una opinión muy autorizada y sólidamente fundamentada. Cabe preguntarse si las autoridades la tomarán en cuenta o seguirán tolerando y prohijando la devastación de manglares con el pretexto del desarrollo económico, del cual «”aclaramos»” no somos enemigos sino sólo queremos que se funde en la protección y conservación del medio ambiente, de un medio ambiente sin el cual no habría turismo, turistas ni «”por lo tanto»” desarrollo económico.
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 5 de febrero de 2016