Las tormentas que vienen del Sol

IMPACTO AMBIENTAL

Las tormentas que vienen del Sol[1]

Juan José Morales

Hace poco me llegó por Internet un video relativo a la orden ejecutiva impartida por el presidente norteamericano Barack Obama a los distintos organismos del gobierno de su país para hacer preparativos a fin de contrarrestar los efectos de «eventos de clima espacial». Concretamente, se hablaba en el mensaje de una tormenta solar que podría desquiciar las comunicaciones y la distribución de energía eléctrica, y con ello paralizar la vida de todas las naciones del mundo.

imageA la izquierda, el Sol y sus colosales eyecciones de masa coronal y partículas cargadas eléctricamente, que al llegar unos días después a la Tierra (derecha) afectan a los satélites artificiales y comprimen y deforman el campo magnético del planeta de tal manera que disminuye la eficacia de ese escudo protector. Como resultado, ocurren perturbaciones en las redes eléctricas y de comunicaciones.

Pronto algunos amigos me preguntaron si, la tal tormenta era algo inminente como podía deducirse de los mensajes de Internet. Mi respuesta fue que no. Si bien esos fenómenos ocurren de tiempo en tiempo, en las condiciones actuales no hay nada que indique la inmediata proximidad de uno.

Antes de seguir adelante, empero, conviene precisar que se llama tormenta solar a una violenta expulsión, por parte del Sol, de plasma y partículas cargadas eléctricamente, principalmente de masa de la corona solar. Usualmente, aunque no siempre, ocurre después de la aparición de una ráfaga solar, que es un marcado aumento de brillo en una parte de la superficie del astro.

No entraremos en más detalles sobre cómo se generan las condiciones para que ocurra una tormenta solar. Basta decir que estos fenómenos son más frecuentes en épocas de máxima actividad del Sol, la cual sigue un ciclo de once años.

Cuando se produce una, los torrentes de partículas cargadas pueden llegar a la Tierra, donde chocan contra el campo magnético del planeta «”el cual precisamente nos protege de ellas»”, lo comprimen y distorsionan, y forman poderosas cargas eléctricas en la alta atmósfera, lo cual altera las comunicaciones por radio, provoca auroras polares y, más abajo, puede afectar las redes eléctricas. Desde luego, también son afectados los satélites artificiales y los sistemas de navegación basados en ellos.

La primera tormenta solar de que se tiene registro, y también la más poderosa hasta la fecha, tuvo lugar en 1859 y se le conoce como el evento Carrington, por el astrónomo inglés Richard Carrington, quien casualmente observó la primera de las eyecciones de masa solar que la causaron, debido a que en ese momento estaba estudiando el Sol. Además de las espectaculares auroras que pudieron observarse incluso en las bajas latitudes, desquició la red telegráfica. Otra tormenta notable fue la de 1989, que en la provincia canadiense de Quebec dejó sin electricidad a más de siete millones de personas. Otras, de menor intensidad, han afectado satélites artificiales.

Ahora bien: ¿qué tan grande es la posibilidad de que en los próximos meses o en el curso de un par de años se desate un catastrófico evento de esta naturaleza?

No parece muy probable que lo sea. El Sol se encuentra ahora en la parte baja de su ciclo de actividad de once años, la cual continuará disminuyendo hasta 2020. Será, si acaso, hasta 2024 ó 2025 cuando llegue nuevamente a su máximo y se den las condiciones para una tormenta, que no necesariamente sería de igual magnitud que la de 1859.

De hecho, los registros geofísicos indican que al menos en los últimos 500 años no ha habido otra similar.

Si Obama dio la orden que mencionamos, no fue porque haya peligro inminente, sino simplemente porque en la actualidad casi toda la tecnología usada en la vida cotidiana «”desde el suministro de electricidad hasta las comunicaciones telefónicas o las transacciones bancarias»” depende de las ondas electromagnéticas, y eso nos vuelve altamente vulnerables a los efectos de tales fenómenos. Es importante, entonces, estar prevenidos, de igual manera que, aunque no haya huracanes en las cercanías, conviene estar listos para afrontarlos.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 28 de octubre de 2016

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