HAY OTROS MUNDOS PERO ESTÁN EN ESTE

HAY OTROS MUNDOS PERO ESTÁN EN ESTE

David Cuevas (coordinador)

Cydonia, España, 2013

382 páginas en las que encontramos una cuarentena de artículos sobre diversos aspectos del misterio. 19,50 euros.

Diego Zúñiga C.

Bajo el poco inspirado título de «Hay otros mundos pero están en este», numerosos representantes del mundo del misterio español se dan cita para cumplir un doble objetivo: divulgar algunas historias que parecen dignas de ello y, a la vez, donar dinero a la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) gracias a que los autores cedieron sus derechos para aportar a la noble causa. Un esfuerzo encomiable que vale la pena ser destacado.

Sin embargo, como toda obra colectiva (y tan colectiva, además), el resultado final termina siendo disparejo, irregular y poco definido. Es como un disco con 40 canciones y apenas un par de hits. Habría sido mejor sacar a la luz el mismo disco con menos canciones (12 buenas o regulares, digamos) y quitar toda la grasa que, claro, da volumen y crea masa, pero al mismo tiempo deja la sensación al lector más crítico de que ha sido engañado. Pudieron ser 200 páginas buenas pero terminaron siendo casi 400 en las que la calidad se diluyó, como si fuera el contenido de una pastilla homeopática.

No queremos ser injustos: hay textos buenísimos, pero también hay una sensación de sincero malestar cuando, con puro afán propagandístico, ponen el nombre del ufólogo Juan José Benítez como cabecera y, en el libro, hay apenas dos textos de tres páginas en total firmadas por el navarro. Para uno eso es un verdadero alivio, pero los fanáticos de este individuo podrían sentirse, comprensiblemente, decepcionados. Añadamos que Benítez está cada vez más parecido a Paulo Coelho y sus aportes al libro serían lo primero que habría que sacar para mejorar la calidad de «Hay otros mundos»¦». El epílogo, que es obra suya y lleva incluso su firma (oh), es una breve colección de cuatro párrafos de cursilerías sobre su encuentro con la verdad, que la vio desnuda, que le guiñó un ojo, que se burlaron de él, etcétera, etcétera.

Otro aspecto que merece reparos es la desprolija selección de los textos. Hay varios que no encajan ni a puntapiés y que entraron porque, supongo, fueron enviados a los editores con las mejores intenciones y fue imposible decirles que no estaban a la altura. Y, para cerrar el acápite de las críticas, hay que mencionar que la edición y corrección de textos son muy pobres, y eso dificulta la fluida lectura. Cuando hay tantos errores, faltas de tildes y palabras mal escritas, uno se pregunta si realmente alguien leyó los borradores antes de apretar el botón de «imprimir».

Bien: la obra está dividida en diez secciones sobre ovnis, arqueología, viajes, sociología de los misterios, enigmas del mundo, cine, parapsicología y periodismo de investigación. Cada uno de estos apartados cuenta con una introducción, la mayoría de las veces desafortunada, que intenta dar el pase para entrar de lleno en materia. Pongamos un ejemplo y hablemos de la introducción a «Sociología del misterio»: «Algunos de nuestros lectores se sentirán, quizás, sorprendidos ante la inclusión de la palabra «˜sociología»™ en un libro de estas características. Y tiene su lógica, pues no es nada habitual. «˜Ciencia»™ es un término que suele llamar a la puerta del misterio de algún que otro caso, para ser recibida con un portazo tras su manido discurso encabezado por su aburrido e insistente método.  Algo tan triste pero real. Pero «˜sociología»™ es nueva». OK, digamos que estos amigos no han leído mucho sobre los numerosos estudios que han intentado, desde el campo de las ciencias sociales y específicamente desde la sociología, comprender estos temas desde hace décadas. En fin.

El libro comienza con un interesante artículo de Chris Aubeck sobre viejos y poco divulgados reportes de encuentros con tripulantes de ovnis en el siglo XIX y sus esfuerzos para dar con más datos que confirmaran (o desmintieran) las historias. Un ejercicio interesante de investigación que vale la pena ser destacado. José Antonio Caracava escribe sobre los «ovnis» de Julio Verne con ese tonito que gusta tanto en las revistas de misterio españolas: «Aquella mañana de abril de 1897, Julio Verne se había levantado temprano. Una extraña sensación le rondaba la cabeza desde hacía varios días. Rompió su rutina habitual de trabajo y decidió leer la prensa mientras observaba el gentío a través de la ventana («¦) Verne sonrió en silencio mientras dirigía su mirada al cielo despejado».

Otro ejemplo de esa forma ampulosa, que intenta ser culta y termina siendo rebuscada, lo encontramos en el texto de Lourdes Gómez. «El vivir es una aventura incierta para la que no existen billetes de destino con los que conocer la época en la que nos tocará recorrer la senda», dice en una sección de su empalagoso artículo.  Mejor escrito, su aporte sería un interesante y breve resumen de la historia de la ufología española. Luego hay un aporte de Jacques Vallée sobre los círculos en los campos de trigo que, en su opinión, no son obra de bromistas, sino posiblemente experimentos militares realizados con microondas.

Antonio Luis Moyano reconstruye el misterio de Acámbaro intentando dejar una sombra de duda al señalar que los que hicieron las figuras merecen ser reconocidos los artistas más originales del siglo XX. La lógica de que una persona humilde es incapaz de hacer algo bien subyace a un artículo que, de cualquier modo, es uno de los puntos altos del libro. Luego, Vicente París entrega una versión actualizada de su famosa investigación sobre el fraude de las piedras de Ica. Aunque publicado varios años antes en la revista Año Cero, el trabajo de París merece ser replicado, porque es un ejemplo de investigación bien hecha.

Miguel Blanco habla de las escaleras de la muerte de India. Es uno de esos artículos que entraron con fórceps en el libro y que, sin embargo, se defiende muy bien gracias a que se trata de un relato bien hilvanado por su autor. Moisés Garrido, uno de los divulgadores españoles más conocidos, escribe sobre «La otra cara de las creencias», aunque su aporte se diluye en medio de una colección de «citas citables» innecesarias y que generalmente se utilizan para dar realce y posar de culto. Henry L. Mencken, Lucrecio, Herbert Thurston, Thomas Carlyle, Friedrich Nietzsche, Carl Sagan y un par más aparecen en su escrito de repente, de la nada, para dar fuerza a una idea expresada por Garrido.

Yvan Figueiras desmonta una serie de mitos sobre el Titanic en un texto breve y directo, otro de los puntos a destacar del libro. José Juan Montejo relata la historia de una película relacionada, tangencialmente, con el caso Ummo y, al cierre, David Cuevas y Juan José Sánchez-Oro reconstruyen y desmontan la lucha de egos y dinero que hubo tras el surgimiento de las famosas caras de Bélmez.

Lo dicho: un libro muy disparejo que pudo ser mejor llevado, pero que tiene algunas páginas muy destacables que hacen que la inversión valga la pena. Sin embargo, sería importante buscar un editor que ponga algo de orden en este caos. A veces no basta con rejuntar unos artículos para sacar un libro, sino que se torna necesario darle coherencia, por el bien del lector.

 

Las fotografías Rhodes (10)

Kenneth Arnold

El 24 de junio de 1947, el avistamiento de Arnold comenzó la Ola del Platillo Volador. También fue el primer investigador de ovnis – o, debería decir, el primer investigador civil de ovnis. Pero es su asociación con las fotografías de William A. Rhodes, del 7 de julio de 1947 en las que se centrarán estos artículos.

Pages from The Flying Saucer As I Saw It, Kenneth Arnold, 1950

http://www.foreshadower.net/kenneth-arnold/

Imaginación y realidad

IMAGINACIÓN Y REALIDAD

27.7.17

Peter Rogerson

Barton M Nunnelly. Mysterious Kentucky: Volume One, The History, Mystery and Unexplained of the Blue-Grass State. Triangulum, 2017.

Barton M Nunnelly. Mysterious Kentucky: Volume Two, The Dark And Bloody Ground. Triangulum, 2017.

Ron Quinn. Little People. Galde Press, 2010. (Second printing 2017)

Linda Zimmerman. More Hudson Valley UFOs: Including Western Connecticut, Northern New Jersey and Beyond. Eagle Press, 2017.

El folklore se presenta a menudo como una colección de historias atemporales y presumiblemente muy viejas recogidas por las hijas del clérigo mientras que visitaban a «pobres viejos», y siendo representantes de las maneras pintorescas del país. Esto a menudo es cierto de los cuentos de lo sobrenatural, que a menudo comienzan con las palabras «se dice que» o «la gente local dice» y son poco más que rumores de rumores.

Sin embargo, como hemos argumentado a menudo, el folklore está vivo y bien y se basa en lo que los folcloristas llaman historias recordadas que dicen o pretenden contar experiencias personales, particularmente con lo sobrenatural. Estas son historias de «experiencias maravillosas» o «experiencias personales anómalas». Pueden incluir historias de sueños proféticos, apariciones de crisis, el retorno fantasmal de seres queridos, brujería o curación milagrosa. Pero los conjuntos de experiencias en estos estudios del folclore regional de los Estados Unidos son lo que podríamos llamar los «otros», que los griegos llaman lo exotico.

Estos son los seres o fuerzas liminares que se cruzan y los límites de lo natural y lo sobrenatural, la materia o el espíritu, los mortales e inmortales, etc., y se encuentran en los reinos discutibles entre la realidad del sueño y el despertar y la irrealidad. Estos exóticos toman muchas formas diferentes, desde las pequeñas personas tradicionales en ropa del país viejo que se encuentran en las historias de Nueva York rural en el libro de Ron Quinn. Estos son los más cercanos a los cuentos de hadas tradicionales y aunque algunos vienen de adultos, como el de un excursionista encontrando a gente pequeña tocando la flauta en un río en un país mágico al otro lado de un bosque encantado, la mayoría son historias de experiencias de la infancia. Estas pequeñas personas no son las hadas aladas de gasa de la imaginación victoriana, sino las de la auténtica tradición folclórica que podrían encontrarse en las obras de Evans-Wenz, Lady Gregory o Dermot MacManus.

Lo exótico adquiere una apariencia mucho más moderna y tecnológica en las historias de Linda Zimmerman de ovnis tomadas de un área no muy lejos de la región donde se recolectaron las historias de Quinn, pero la diferencia entre los dos es sorprendente. En lugar de pequeñas criaturas en los bosques rurales, tenemos visiones de enormes dispositivos tecnológicos del tamaño de los campos de fútbol americano que vuelan alrededor del cielo nocturno. Estos parecen reflejar más el poder tecnológico y la modernidad de la ciudad de Nueva York, que representan lo exotico urbano.

Lo exotico del Estado Blue Grass de Kentucky tiende a adoptar otra forma, la de las entidades que ocupan el terreno entre el ser humano y el animal. Son los humanoides clásicos cabelludos, grandes y pequeños, los herederos de los viejos wodewoses. Aquellos de Kentucky parecen un poco menos salvajes que los de la Columbia Británica, y en ocasiones se considera que usan ropas hechas jirones. Hay historias de niños que hacen amigos con estos wodewoses e incluso que aprenden su lengua. Otras historias hablan de criaturas aún más salvajes como los caninos bípedos, monstruos del lago, serpientes gigantes así como cuentos de luces en el cielo.

Pero al igual que la pequeña gente de Nueva York, estas criaturas no son sólo liminales entre el hombre y el animal, sino también entre lo natural y lo sobrenatural, el sueño y la realidad, la verdad y la ficción. Las historias pueden ser contadas de primera mano, pero existen otras fuentes de folclore tales como historias en periódicos y revistas.

A menudo se afirma que hay un abismo en el folclore entre las teorías de la fuente cultural y la experiencia personal del origen de las creencias populares, pero ésta es una dicotomía completamente falsa. Toda nuestra cultura es informada por la experiencia colectiva y personal y todas nuestras experiencias son mediadas por la cultura. Es la cultura que nos dice y nos dice qué son los árboles, sillas, computadoras y mesas, gatos y palomas. Fuera de la cultura no habría nada más que una confusión de información sensorial. Algunas de las experiencias extrañas y numinosas que la gente tiene pueden ser experimentadas en los momentos en que hacen frente a un mundo despojado de mapas y de etiquetas culturales.

A veces pensaba que llamar a algo un mito o decir que es un producto de la imaginación humana es decir que no es real, pero como ha argumentado el escritor Y. N. Harari, las grandes fuerzas que impulsan nuestro mundo, las creencias religiosas, las ideologías políticas, el estado, la nación, la economía, el dinero, el arte, la literatura musical, son todos productos de la imaginación humana.

Sea o no exótico en cualquier sentido en el mundo de la física y la geografía, que bien puede ser una pregunta sin sentido, es irrelevante. Son tan reales como el estado-nación, las leyes que nos atan y el dinero en nuestros bolsillos.

http://pelicanist.blogspot.mx/2017/07/imagination-and-reality.html

 

Darpa quiere construir un detector de BS para la ciencia

Darpa quiere construir un detector de BS para la ciencia

Adam Rogers

Getty Images

Adam Russell, un antropólogo y director de programa de la división de ciencia loca del Departamento de Defensa Darpa, se ríe de la sugerencia de que está tratando de construir un detector de mentiras real, en vivo. Pero en realidad no parece que sea gracioso. La muy seria convocatoria de propuesta que Russell acaba de enviar a Darpa pide a la gente – ¡cualquiera! ¡Incluso usted! – encontrar formas de determinar qué descubrimientos de las ciencias sociales y del comportamiento son realmente, usted sabe, verdad. O en su construcción: «creibles».

Incluso para Darpa, eso es una gran pregunta. El Departamento de Defensa tiene muchas buenas razones para querer saber qué ciencias sociales deben creer. Pero hay mucho más en juego aquí. Darpa está pidiendo un sistema que pueda resolver uno de los problemas filosóficos más urgentes de nuestro tiempo: ¿Cómo sabes lo que es verdad cuando la ciencia, las noticias, y los medios sociales luchan con errores, publicidad, propaganda y mentiras?

Tome una afirmación científica. Haga algún tipo de operación con ella. Determine si la afirmación es lo suficientemente correcta para actuar. Entonces… ¿un detector de mentiras?

«No lo caracterizaría de esa manera, y creo que es importante no hacerlo», dice Russell. No quiere contribuir al cinismo que permite a la gente pensar si los científicos admiten la incertidumbre, lo que significa que no se puede confiar en ellos. «Tengo una fe profunda de que hay ciencia real. No es que no sepamos nada sobre el mundo». La ciencia sigue siendo la mejor manera de saber cosas. Darpa sólo quiere saber de qué cosas la ciencia está realmente segura y cómo lo sabe. Y cómo sabe que lo sabe.

Se puede imaginar por qué Darpa y el DoD podrían querer reforzar las ciencias sociales. Quieren entender cómo funciona la identidad colectiva, o por qué algunos grupos (y naciones) son estables y algunos se desmoronan. A los militares les gustaría tener un mejor control sobre cómo los humanos se asocian con las máquinas antes de que las máquinas se vuelvan más inteligentes y se desplieguen más. ¿Cómo funciona la radicalización, especialmente en línea? ¿Por qué la gente coopera a veces y compite en otras? Todas estas preguntas tienen dos cosas en común: Son muy importantes para la seguridad nacional, y nadie sabe la respuesta.

Las personas que se supone que tienen que resolver esos problemas nudosos tienen sus propios problemas. Es posible que hayas oído hablar de la «crisis de la reproducibilidad«, la preocupación de que muchos descubrimientos científicos, particularmente en psicología y sociología, no pasen una prueba fundamental de validez – que investigadores posteriores pueden hacer el mismo experimento y obtener los mismos resultados que los primeros. O tal vez esté familiarizado con «P-hacking» y otras formas en que algunos investigadores, bajo presión para publicar y obtener subvenciones, seleccionan sus resultados experimentales para asegurar la aparición de significación estadística.

Esto no se trata de si cualquier reclamación particular puede ser replicada, ¿verdad? Es que colectivamente las reclamaciones no tienen sentido.

Duncan Watts, Microsoft Research

Esos temas aparecen en la convocatoria de propuestas de Darpa, pero los investigadores reconocen que las preocupaciones no terminan ahí. «Si le preguntas a un grupo de científicos sociales cómo funcionan las organizaciones, no vas a obtener 20 respuestas diferentes. Obtienes respuestas que ni siquiera son comparables entre sí», dice Duncan Watts, sociólogo de Microsoft Research, quien escribió una ampulosa critica del problema de la incoherencia de las ciencias sociales en el número de enero de 2017 de Nature Human Behavior. «Uno lee un paper y luego otro paper, y tiene las mismas palabras en el título, pero diferentes unidades de análisis, diferentes construcciones teóricas, nociones completamente diferentes de causalidad. En el momento en que has hecho una revisión de la literatura, estás completamente confundido acerca de lo que incluso piensas. Esto no se trata de si cualquier afirmación particular puede ser replicada, ¿verdad? Es que colectivamente las afirmaciones no tienen sentido».

Pero… Darpa, ¿verdad? ¡ Problemas imposibles! ¡Aquí hay un internet que te hicimos! ¡Darpa! La agencia tiene un programa global llamado Next Generation Social Science, creado en 2016 para utilizar la economía, la sociología, la antropología, y así sucesivamente para comprender mejor cualquier cosa, desde el terrorismo hasta la propagación de la propaganda en línea. Y, sí, es un problema imposible. «En los campos emergentes se comienza a ver el desarrollo de estándares como una buena señal de que algo está sucediendo allí», dice Russell. «Ciertamente no tenemos esos estándares en ciencias sociales».

Así que Darpa quiere construirlos. «Niveles de Confianza para las Ciencias Sociales y del Comportamiento» es el título formal de la «solicitud de información» de la agencia, la charla burocrática de «tenemos algo de dinero para conceder; envíanos tus lanzamientos». Pero esta RFI es amplia en su ambición, va mucho más allá de la reproducibilidad. Se nombra a otros baluartes de validación científica – revisión por pares, metanálisis, técnicas estadísticas y enfoques aún más modernos como los factores de impacto, las webs de citas y los mercados de predicción de expertos. Pero sólo por decir, incorporar estos y superarlos. Grandes cosas, chicos, cosas realmente geniales. ¿Algo más para lanzar?

Del documento: «Puede haber nuevas maneras de crear capacidades automatizadas o semi-automatizadas para asignar rápida, precisa y dinámicamente Niveles de Confianza a resultados o afirmaciones específicas de SBS». («SBS» = «Ciencias Sociales y del Comportamiento») Y los no expertos separan el trigo científico de la paja mal hecha utilizando «lectura de máquina, procesamiento del lenguaje natural, metanálisis automatizado, algoritmos de comprobación de estadísticas, análisis del sentimiento, herramientas de crowdsourcing, plataformas de intercambio y archivado de datos, análisis de redes, etc».

Claramente lo que necesitamos aquí es algún tipo de máquina con, algo como, una ranura para la alimentación en artículos de revistas. Y dos luces en el frente: rojo y verde. Ping o bzzzt.

Sí, pero no. «Creo que estamos a muchos años de eso», dice Matthew Salganik, un sociólogo de Princeton que no planea enviar una idea a Darpa, pero trabaja en cuestiones relacionadas con la validación. Aunque permitirá: «Algo que podría ser más posible serían luces de advertencia para los papers de un número relativamente pequeño de revistas». Tal vez sólo restringir el corpus a los Tres Grandes – Science, Nature, y Proceedings of the National Academy of Sciences.

Realmente, sin embargo, nadie sabe cómo será una respuesta. De hecho, una de las primeras personas en presentar una respuesta a la RFI de Darpa está pidiendo dinero para esbozar una. «El reto clave de hacer esto es que no hay un estándar de oro para la credibilidad. No tenemos un punto de referencia», dice el psicólogo Brian Nosek de la Universidad de Virginia, jefe del Centro de Ciencias Abiertas y uno de los principales actores en la lucha por la reproducibilidad. Muchas personas dicen que tienen formas de validar los resultados científicos, dice Nosek. «Así que tienes que jugar contra ellos. Creemos que todas estas ideas dicen algo sobre credibilidad, así que comencemos a compararlas».

El desafío clave de hacer esto es que no hay un estándar de oro para la credibilidad. No tenemos un punto de referencia.

Brian Nosek, Centro de Ciencia Abierta

El pitch de Nosek se titula «Camino a la Evaluación Iterativa del Nivel de Confianza», o, con encanto, «Pickle». Propone que Darpa establezca, de manera clásica, una competencia: Permita que las personas con modelos de evaluación de la credibilidad las prueben contra corpus específicos, como los estudios replicados. Entonces construiría lo que se llama una red nomológica, enfrentando las ideas entre sí. «La única manera de desarrollar confianza en la evidencia es mirar el problema de muchas maneras diferentes y ver dónde comienza a conseguir la convergencia», dice Nosek. En otras palabras, establecer un marco para establecer la credibilidad de establecer la credibilidad. «Es muy meta», dice.

Otros campos de la ciencia tienen sus propios problemas con la replicabilidad y confiabilidad. (Las personas con cáncer se están volviendo locas.) Pero las ciencias sociales tienen su propio problema epistemológico particular. El gran obstáculo de Darpa aquí podría no ser las respuestas de las ciencias sociales, sino las ciencias sociales. «Los científicos informáticos están más acostumbrados a hacer preguntas donde pueden verificar fácilmente la respuesta», dice Salganik. ¿Qué filtro de spam filtra mejor el spam? Aquí hay 900,000 correos electrónicos etiquetados como «spam» y «no-spam». Ahora, aquí hay otros 100,000 correos electrónicos. Dejemos que 10 sistemas los etiqueten, y veremos cuál es la que más se aprovecha. Resultado: filtro de spam. «El objetivo es explícitamente sobre la predicción, y los problemas de predicción son fáciles de expresar de forma cuantificable», dice Salganik. «Pero un montón de preguntas de ciencias sociales son diferentes. Son más acerca de preguntar por qué algo está sucediendo».

Las preguntas descriptivas básicas pueden ser útiles para Darpa y sus clientes militares. Pero son difíciles de cuantificar. «Esto realmente va más allá de la significación estadística», dice Salganik. Incluso si ajusta el valor de P aceptable, una prueba de significación estadística, de 0.05 a 0.005, mientras más bajo sea, más significativo será su dato, que no se ocupará, digamos, de un sesgo resultante de la financiación corporativa. (Los físicos de partículas exigen un valor de P ¡por debajo de 0.0000003! Y tienes que llegar por debajo de 0.00000005 para un estudio de asociación genómica.)

¿Cuál es la respuesta? Un enfoque podría ir más allá de las estadísticas y la reproducibilidad para agregar nuevas herramientas de confianza al kit. El Center for Open Science de Nosek concede «insignias» a artículos para cosas como pre-registrar un plan de investigación (para rechazar las acusaciones de hackeo P) y hacer disponible juegos completos de datos y el código usado para analizarlos. Es como la certificación LEED para edificios ambientalmente diseñados.

Las redes sociales también pueden desempeñar un papel positivo: las métricas pueden mostrar no sólo cuántas personas se citaron o se vincularon a un estudio, sino cómo hablaron de ello. Las publicaciones de blog y los tweets sobre un nuevo hallazgo en, como, la astronomía, podrían casi constituir una especie de revisión por pares post-publicación en la que una comunidad científica entera cava en un paper. En otras palabras, ¿sabes quién va a salvar la ciencia? Los Trolls

Russell parece que estaría totalmente abierto a eso. No sabe cuántas ideas va a financiar – la RFI está abierta hasta mediados de agosto – y no sabe cuánto dinero podrá repartir. «Lo bueno de Darpa es que si tienes muchas ideas y se requiere presupuestos grandes para hacer eso, puedes hacer ese argumento», dice Russell. «A la larga, estamos todos juntos en esto. Cuanto mejor nuestra ciencia, mejores decisiones podemos tomar».

Es un complicado problema de filosofía de la ciencia, con una complicada respuesta de filosofía de la ciencia. «Es un poco impactante de alguna manera que incluso estamos teniendo esta conversación ahora, que muchos de nosotros estamos despertando y dándonos cuenta de que no estamos tan seguros en nuestros métodos como creíamos que lo estábamos», dice Watts. «Va a ser un gran esfuerzo colectivo para simplemente mejorar nuestra capacidad de decir que realmente creemos este resultado versus no deberíamos todavía». Tienes que creer que la ciencia puede arreglar la ciencia – con alguna ayuda de Darpa.

https://www.wired.com/story/darpa-bs-detector-science